Capítulo 10: Los pétalos que vuelan, los capullos que florecen

Escena 1:

- Así que a pesar de todo, elegiste esto.- Dijo una voz a su espalda.

Alice sonrió sin voltearse, ya sabía quien le hablaba.

- Siempre pensaste que me convertiría en un libro viejo, o una bruja muy poderosa... Pero ahora soy muy feliz con mi familia. Lo sabes bien, Shiro.- Dijo Alice.

La mujer, de cabellos castaños y un abrigo color beige, se sentó junto a su amiga en el pasto.

- Parece que has sabido seguir adelante, aún después de lo de Takeshi.- Dijo Shiro, refiriendose, por supuesto, al ex de su amiga.

- ..... Creí que lo mejor... Sería no pensar en lo doloroso.- Titubeó la bruja, sonriendo tristemente.

- Pero después de eso dejaste tu magia, el amor, y ahora sólo te dedicas a trabajar... ¿No estaría bien si vas a la ciudad algún día?-

- N... No creo que necesite mi brujería.- Rió nerviosa.- Y el amor es algo que no va a morir, porque siempre fue más poderoso que la vida y la muerte, totalmente distante e independiente. Además, debo velar por mis hijas.-

- ¿Estás segura?-

Alice sonrió dulcemente, mas su amiga no le correspondió de la misma manera.

- Bueno, por si cambias de opinión, será un placer llevarte a la ciudad un día.-

- Te lo agradezco, querida Shiro.-

La mujer castaña se levantó del suelo y dió media vuelta.

- Buenas noches, "Chihanako".- Dijo Shiro con una pequeña risa e inmediatamente se marchó.

...

Escena 2:

Ya nada más quedaban dos semanas para el día de volver con su madre. Matsui estaba sumamente feliz, Monogatari también se emocionaba por el poco tiempo.

- Dime, dime, ¿de verdad es tan bonito el lago?- Dijo Monogatari devorando la bocata de la merienda.

- Es como un enorme cristal líquido, los pecesitos ahí son encantadores, de noche la luna es hermosa, y cuando caen pétalos de flores u hojas de los árboles en el agua, ¡te aseguro que lo amarás!- Expresó Matsui sin poder contener su entusiasmo, su hermana no estaba distinta.

- ¡Niñas!- habló Kenji al entrar a la cocina.- Quiero que sepan que se adelantó la fecha de ida, será en una semana. Parece que vuestra madre tampoco aguanta mucho.- Dijo sonriendo.

- Tío Kenji, ¿aún podré venir a ver a Eri?- Preguntó Monogatari.

- Si tu madre lo permite, claro que sí.-

Ambas hermanas sonrieron dichosas, finalmente el mundo estaba volviendo a ser bello.

...

Escena 3:

El hombre de castaño cabello y ojos esmeraldas se sentó en su cómodo sillón, revisando los documentos de sus pacientes. Aunque su mente estaba distraída por la futura ida de la niña que había cuidado por años, era probable que no volviera a verla, o que ella no volviera a la ciudad. Suspiró pesadamente y siguió con su lectura. Fue entonces que de repente se le cruzó un pensamiento; ¿cómo estará Alice? ¿Podría ella cuidar a dos niñas? ¿Debería brindarle su ayuda para que ella no tuviera que trabajar tan forzadamente? Sentía la necesidad de hacerlo, esperaba poder brindarle todo su apoyo.

- Tío Kenji, ¿puedo pasar, cierto?- Preguntó Monogatari asomándose por la puerta.

- Ya has pasado de todos modos.- Dijo Kenji esbozando una sonrisa.

La pequeña niña se aproximó hacia su tutor, este la tomó en brazos y la sentó sobre su regazo.

- ¿Me muestras de nuevo la foto de mamá?- Dijo la hadita. el hombre sacó de uno de los cajones un pequeño marco plateado con una foto, la foto de la mujer de cabellos morados y cálida sonrisa.- ¿De verdad es mas bonita en persona?-

- Sí, tu madre es mucho mas hermosa que lo que muestra la foto.-

- ¿Cómo es eso posible? Si siendo tan hermosa en esta imagen borrosa, ¿es posible que exista un ser humano con belleza sobrehumana?-

Kenji quedó anonadado con las palabras de la niña, mas cambió esa expresión por una amable sonrisa. Es común que las niñas vean a su madre como la mujer más bella del mundo, y él tampoco podía negar que lo era... Realmente, no lo podía negar.

- No imites novelas, pequeña princesa. Ya, ve a lavarte, que vamos a salir.-

Monogatari asintió obediente y se bajó de las piernas de su tío. Él la vió salir por la puerta con una mirada de nostalgia y pena, a pesar de lo que eran sus iniciales sentimientos, le apenaba que ya no tendría a su princesa salvaje con él, no como siempre había sido.

...

Escena 4:

La serafín tomaba una taza de té en su gazebo. Disfrutaba tanto de la tranquilidad, aunque de vez en cuando revisaba una jarra de vidrio, la cual en el agua se podían ver las actividades de su aprendíz, como una cámara vigilándola.

De repente, sintió a alguien detrás de su silla. Volteó el rostro para encararle, resultaba ser una ángel de ojos azules y un cabello color cielo, era su otra aprendiz.

- Azura, he tomado una decisión... Y te suplico que me ayudes.- Dijo aquella ángel.

- Sabes que puedes contar conmigo. Pero, ¿qué deseas de mi?- Respondió Azura.

- Quiero... Que arranques mis alas, renunciaré a todo por él.-

...

Escena 5:

Esta vez el médico no se tomó la molestia de decir a las niñas a donde iban, sólo se limitó a sonreírles y decir que era una linda sorpresa. Matsui estaba nerviosa, Monogatari muy emocionada. Finalmente el carro se detuvo y ambas salieron de él con los rostros confusos... Se trataba de una vieja construcción, parecía haber sido una especie de tienda, pero también era bastante grande. La pintura de las paredes ya estaba muy deslucida, había uno que otro mueble viejo y descuidado, los vidrios de las ventanas estaban casi todos intactos pero muy sucios, y atrás de una barra una puerta que de seguro daba al resto del lugar.

- Esto es...-

- Yo sé que parece aburrido y triste ahora,- Dijo Kenji interrumpiendo la posible desanimación de Matsui.- Pero ¿les cuento algo? Esto era antes una tienda de ropa de alta calidad y los que vivían aquí eran personas prosperas. Pero al fallecer la familia, el testamento dijo que esta casa sería del pariente más aproximado.-

- ¿Y quien fue?- Preguntó Monogatari.

- Yo, por supuesto. Se me ocurrió guardar este lugar para que mi adorable princesa lo tuviera un día. Aunque ahora que tienes a tu hermana, pueden compartirlo.- Dijo Kenji con una sonrisa.

- ¿De verdad, tío?- Preguntó Matsui con rostro de emoción.

- Si, niñas. Aún si van al campo de vuelta con su madre, podréis venir aquí las veces que quieran y hacer de esta casa lo que les plazca.-

Ahora que lo veían con mejores ojos, el lugar se veía interesante y les daban inmensas ganas de recorrerlo. Después de todo, ahora era de ellas. Ambas hermanas se tomaron de la mano y cruzaron la puerta que daba a las demás habitaciones. Encontraron de pura casualidad una que les llamó la atención.

Había una cama de madera sin pintar, un armario, un baúl y varias cajas. En momentos como ese sólo se puede pensar en una cosa: Curiosear. Monogatari se puso a revisar las cajas, en ellas encontraba varias fotografías y libros interesantes. Matsui se puso a ojear el armario, no había mucho que ver ahí mas que abrigos y viejos vestidos pasados de moda.

- Pues ya nada más nos falta ese baúl.- Comentó la hada.

Matsui asintió con la cabeza y se arrodilló frente al baúl, su hermana le imitó. Ambas quitaron el seguro y lo abrieron.

- Esto...-

- Esto es...-

- ¡Que bello arco!- Expresó Monogatari maravillada.

Como dijo la niña hada, dentro del baúl había un arco y un carcaj con algunas flechas, pensaron que eran falsas, pero al tocar el filo en una flecha descubrieron la autenticidad. La brujita vio como su hermana tomaba el arco y lo sujetaba apropiadamente, como si tuviera experiencia usandolo.

- Sé que mi tío no me va a permitir usar esto a esta edad... Pero pienso conservarlo.- Dijo Monogatari.

...

Escena 6:

Kea pasaba días realmente maravillosos junto a su madre. Ella le enseñaba los nombres de las flores, le mostraba hechizos mágicos para hacerla sonreir, tomaban el té y charlaban junto al lago, no había noche en la que la niña no se apegara a su madre durante la noche y esta la abrazara mientras dormían. Kea llegó a sentir que una vida así, sólo con su madre y nada mas, sería inmensamente feliz. Incluso olvidó, como una brisa en el aire, que pronto no sería la única luz en la vida de su madre, olvidó a sus supuestas "hermanas".

- Mamá, si siempre podrá ser así, puedo entender lo que Azura llamaba felicidad.-

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