Capítulo 1: Una hortensia y diente de león

Escena 1:

En una humilde y acogedora casa de campo a orillas de un lago, vivía una mujer de nombre Alice, y su hija de nombre Matsui. La niña de morados cabellos jugaba persiguiendo a unos gatos que encontraba cerca de su casa, los acariciaba y alimentaba.

La niña vestía con una peculiar blusa violeta sin mangas y con bordes amarillos, una falda de seda negra un poco transparente, mas no le molestaba porque también llevaba unas pantimedias color negro, pero lo que más destacaba en ella era su sombrero de bruja color oscuro, decorado en la punta con un medallón de cobre con un hueco en forma de menguante de luna.

En medio de su carrera con los felinos, Matsui se topó con un pequeño espacio en el césped, junto a un árbol y rodeado de rosas blancas. En aquel pequeño espacio se encontraba cierta lapida, la cuan, todos los días, Matsui leía su escrito en ella. Escrito en mayúsculas:

"KEA"

- buenos días, hermana mayor.- saludó cálidamente como de costumbre la peli morada.

- ¡Matsui, ven!- escuchó una voz gritarle, se giró y resultó ser su adorada madre.

La niña sonrió de oreja a oreja y enseguida corrió a abalanzarse a los brazos de su madre, quien la abrazó fuertemente y sonrió de igual manera.

- ¡mamá vamos a desayunar!-

- claro que sí, amor mío. Pero aparte tenemos un tema muy importante del cual hablar.-

La niña se sintió extraña al escuchar tales palabras salir de forma tan dolida de la boca de su progenitora. Le quiso preguntar si se encontraba bien, mas ella la tomó de la mano y la hizo sentarse en la mesa del desayuno.

La casa no era muy grande. Solo había una cocina, un baño, una habitación que madre e hija compartían, y un pequeño taller de costura donde trabajaba la madre. Alice era hábil no solo con la cocina, también con la costura, y se había dedicado a sastre para alimentar a su pequeña. Siempre creaba bellos vestidos y trajes de gala, con frecuencia una señora que poseía una tienda de ropa en la ciudad venía a llevarse las prendas que Alice creaba y le pagaba una miseria con la que apenas vivían.

Alice había dejado de lado su magia porqué debía trabajar, y en sus tiempos libres enseñaba todas sus artes mágicas a Matsui, quien no necesitaba mucho por aprender pues había heredado de su madre mucho potencial.

Matsui dejó sus pensamientos de lado al ver el vaso de leche y los huevos revueltos sobre la mesa. la madre se sentó frente a ella y con una sonrisa forzada le hizo una seña para que comiera.

- mamá, tu querías hablarme de algo ¿no?- dijo dudosa la niña.

- si..... Bueno.....- trató de hablar Alice sin divagar- hija, sé que tu aún tienes 10 años, pero te has hecho muy fuerte y has aprendido mucho. Sé que quizás no he sido la mejor madre del mundo y no he podido darte muchas cosas... pero siempre me he esforzado por darte todo mi amor y mi dedicación, y entiendo si no...-

- ¡mamá, mamá, espera! ¿Qué ocurre?- le interrumpió Matsui.

- hija, yo... necesito que vayas a la ciudad.-

- ...... ¿qué?-

- debes ir a la ciudad... a buscar a tu hermana.- la voz de Alice se quebró al pronunciar las últimas palabras.

- mi... ¡¿QUÉ?!-

...

Escena 2:

En un lujoso auto color rojo oscuro conducía un chofer en uniforme, llevando como pasajera a una mujer de melena castaña. El coche iba en dirección a cierta casa de campo donde se recoge el trabajo de la sobreexplotada sastre.

Las ruedas al frenar levantaron una gran cantidad de tierra que no tardó mucho en disiparse. el chofer abrió la puerta a su patrona para que saliera del coche. Ella, con un rostro que mostraba su vanidad, comenzó su camino a la humilde casa donde se llevaba a cabo una conversación.

...

Escena 3:

- ¡TENGO OTRA HERMANA! ¡¿POR QUÉ NO ME LO DIJISTE?! ¡QUE FELIZ ESTOY!- Matsui zarandeaba a su madre con total emoción.

Alice se rió ante la repentina acción de su hija, quien siempre había sido entusiasta y alegre, era casi obvio que una verdad así, solo a ella le causaría tal reacción.

- escucha hija,- logró decir sonriente Alice, luego se puso seria nuevamente- hace casi 9 años, cuando regresaba aquí desde el mercado, yo... encontré a alguien entre unos girasoles, un hada. Tú y yo sabemos que esas criaturas existen, pero "otras personas" no tratarían bien a esa pobre pequeñita. Tenía tantos deseos de adoptarla, y así lo hice, la tomé en mis manos y le dije que sería su madre. Pero yo...-

Fueron unos golpes en la puerta lo que detuvo la voz de Alice. La madre se levantó de su silla y fue a abrir la puerta, siendo su horrible sorpresa, su desagradable jefa.

- oh, Alice, que alegría que estés despierta. ¿Se terminaron ya los nuevos modelos?- habló aquella mujer con voz molesta y un tanto burlona.

- ah! ve... verá usted, señora Waika, aún es muy temprano y la fecha y hora acordada era hoy a las 7:00pm. Ya casi termino los trajes, así que...-

Matsui se sobresaltó al presenciar como esa indeseable mujer empezaba, otra vez, a gritar a su amada madre, quien se mantenía cabizbaja y tratando de mantener la calma. No pudiendo aguantar más esa terrible imagen, la niña tomó su varita mágica (no se burlen), he hizo un movimiento de remolino agitándola. En cuestión de segundos un pequeño tornado, más o menos del tamaño de un refrigerador, pasó junto a los visitantes arrastrándolos hasta chocar con el auto en el que vinieron.

Alice no tardó en averiguar quien fue la misteriosa responsable de ese tornado, mas no se sentía molesta, todo lo contrario. De cualquier forma fue a socorrer a la mujer y a su chofer, quienes a pesar de no tener heridas estaban perplejos por el repentino tornado que les atacó. El cabello castaño de la señora estaba totalmente alborotado y su ropa desarreglada, el chofer tenía la gorra de su uniforme en el barro y sus gafas a unos pasos de Alice. La sastre rió silenciosamente y pasó las gafas al chofer, luego ayudó a su jefa a levantarse, mas esta se encontraba de mal humor.

Cuando al fin la señora y su chofer se marcharon, madre e hija entraron a la casa. Se miraron a los ojos unos segundos, sólo para terminar estallando en risas.

...

Escena 4:

Madre e hija se dieron un cálido y asfixiante abrazo. Matsui ya debía cumplir con la orden de su madre: ir en busca de su hermana. La sola idea la emocionaba en sobremanera, excepto por un detalle... tendría que quedarse en la ciudad por un tiempo, en otras palabras, estar lejos de su mamá.

- cuídate, mi vida. Voy a estar rezando por tu seguridad.- dijo entre sollozos la madre.

- estaré bien, mamá, porque he aprendido mucho y soy bruja como tu.- dijo Matsui separándose de su madre.

Alice no pudo evitar que las lágrimas resbalaran por sus mejillas. Besó la frente de su hija, le dijo lo mucho que la amaba y que por favor se cuidara de los extraños, del frío, y de no perderse en la gran ciudad.

Terminada la despedida, y sin ninguna otra lagrima que derramar, Matsui limpió las lágrimas de su madre y corrió lejos de su hogar.

...

Escena 5:

A varios metros de su casa, Matsui esperaba, parada junto al sendero de camino a la ciudad, al auto que la recogería para dejarla en la dirección anotada por su madre.

"Matsui, mi amor. Le pedí a la señora Waika que viniera a recogerte, ella te llevará a la ciudad. ¿Recuerdas al tío Kenji, mi amigo, el doctor? te vas a quedar en su casa. Es un buen hombre y tiene mucha paciencia, sé que te sentirás muy cómoda con él. Él ha cuidado de tu hermana desde que la acogí, pero él te contará el resto de la historia. Mi niña, se buena con tu hermana, ella es tu hermana menor y desde siempre parte de nuestra familia, aún si no tiene tu misma sangre ha sido amada por mi alma al igual que tú y tu hermana mayor cuando la tuve en mis brazos. Cuídate mi vida."

Para serse sincera, no le gustaba para nada que la vieja desagradable, que por cierto era la tirana jefa de su madre, fuera quien la recoja, eso solo significaba un viaje MUY DURO.

Al fin llegado el coche que la vendría a buscar, el chofer le abrió la puerta a Matsui y esta entró sin decir palabra alguna. El carro era muy lujoso, se juraría a si misma que era un último modelo. Si no hubiera sido porqué la sola presencia de la pesada mujer le disgustaba, la niña hubiera disfrutado mucho la situación de viajar como una muchachita rica.

El viaje fue exactamente como lo pensó Matsui. la señora Waika no dejaba de hablar de cosas superficiales y huecas, incluso decía cosas desagradables de su madre y sus vestidos, que la ropa que usaba Matsui era muy vulgar, que su comportamiento se debía a la falta de educación por parte de su madre, que la pobreza era porque las dos eran mujeres débiles, etc. La niña tuvo que morderse el labio para no gritarle a esa horrible persona, a la par que tuvo que apretar los puños para no hacer un hechizo y tirarla con todo y su boquita al río.

...

Escena 6:

Luego de despedirse de su último paciente del día, un hombre de lentes que reflejaban unos bellos ojos verdes, leía un libro de medicina, sentado en un cómodo sillón de lanilla, siendo su luz para leer una lámpara antigua.

Una niña de 9 años, cabello rubio-naranja, y ojos castaños, corría por los pasillos de la casa jugando con el cachorro de la familia. La niña vestía con una blusa blanca y azul claro, y un pantalón azul oscuro. Aunque lo más destacable de su apariencia era aquello que sobresalía de su espalda, unas alas blancas transparentes, tan bellas como su apacible mirada.

El hombre que leía tranquilo, sabía reconocer que, todos los días, desde hace años atrás, su hogar no podría sentirse vacío mientras esa niña siguiese jugando y sonriendo. Pero entonces recordó un futuro suceso y detuvo su lectura.

- ¡Monogatari! deja ya de jugar con Sonic y ve a prepararte. No olvides que mañana conocerás a tu hermana. - dijo el médico tratando de parecer serio, cuando en el fondo adoraba que la nombrada niña hiciera sus adorables escándalos al jugar con la mascota.

- ¡si, ya voy! ¡Que feliz estoy!- respondió ella, animada y sonriendo con calidez.

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