Capítulo 9

Me desperté con un calor confortable, uno que me hizo querer holgazanear en la cama todo el día y aplazar mis preocupaciones. Con un contento suspiro mis piernas se extendieron, desdoblando mis adormiladas y pesadas extremidades antes de curvarme hacia un lado. Mis dedos agarraron la parte superior del edredón antes de que la habitación se presentara ante mi cegada visión. Me senté más rápido de lo que debería y ahora estoy luchando contra un inevitable mareo. No es mi habitación y claramente no es mi cama. Los hechos de la noche anterior se reavivan en mi mente y llenan mis mejillas con un rosado calor. Mis piernas están desnudas contra las sábanas.

Es un alivio que Harry no esté en la cama porque la manera en la que pateé furiosamente su lado del ruinoso colchón podría tirar a alguien. Está vacío, aparte de mi. Desde la deseada seguridad de mi envoltorio puedo ver que el baño está libre y la puerta de la habitación está cerrada. Sola, entonces. Me apoyo en mis codos, soplando los mechones de pelo lejos de mi cara.

Es romper contra todo sentido común abandonar la montaña de sábanas y lo hago con un escalofrío y un disgustado gruñido. Mis pies se curvan contra el frío suelo antes de ponerme de pie, frotando mis ojos somnolientos y caminando a través de la habitación. Hay fotos decorando la parte superior de su cajonera, su hermana, su madre, amigos lejanos. Es bueno que se haya acogido a esos pequeños recuerdos. Me alegro. Por lo menos muestra que no está completamente perdido en el nuevo mundo en el que se ha visto envuelto.

Sonrío. Con lo que no me he familiarizado bastante todavía es con la cantidad de pelo que tiene Harry ahora. Una demostración de eso es la cantidad de gomas del pelo abandonadas en su habitación. Agarro una negra de un lado, sujetando mi pelo en una coleta mientras deambulo por el espacio de su habitáculo.

Las cortinas siguen cerradas pero no hacen mucho trabajo manteniendo la mañana a raya. Las abro, el material pesado con humo incrustado. No le he preguntado sobre eso todavía, pero por lo que he visto de Harry, estoy bastante segura de que no fuma como un carretero durante el día. Aunque debería dejar la costumbre.

La habitación refleja el resto del desordenado apartamento, un torbellino de desorden. Los artículos de ropa que se arremolinan a mis pies en el suelo son recogidos y echados a la cesta de la ropa sucia en el baño.

Cuando crecí, me enseñaron a respetar las pertenencias de la gente y que es de mala educación hurgar en las cosas que no son tuyas. Pero siempre he sido como una urraca con algo bonito y brillante.

Una cadena cuelga del cajón abierto al lado de la cama, como si se negara en rotundo a esconderse. Mi cabeza se inclina curiosamente mientras la saco de los confines oscuros. Cuando es revelada por completo ante mí, casi la tiro de nuevo, aunque de repente quema con una arremetida de recuerdos perdidos. Surgen en mi mente como burbujas de aire en el agua, una ráfaga de flashes evocadores, conteniendo todos a Harry. Todas las ocasiones que pasamos juntos entre él regalándomela y abrochándola alrededor de mi cuello y yo llevándola por última vez.

Un pequeño avión de papel en una cadena de plata. Él lo conservó.

Mi corazón golpea un poco más fuerte contra mis costillas, tragando el nudo en mi garganta. Él lo conservó. Me siento de nuevo en su cama como si mis piernas hubieran sido derribadas debajo de mí. El colgante se balancea, dejando al avión de papel nadar en un círculo desordenado antes de aterrizar en mi mano. Y es como encontrar algo perdido. Un pequeño y cómodo peso que mi piel solía calentar cuando era mío; ahora está frío.

Mi intriga por el descubrimiento es cortada rápidamente por lo que imagino que es una puerta cerrarse y movimiento en el salón. Suelto el collar y repiquetea en el cajón antes de cerrarlo.

"¿Harry?"

Mi solicitud se queda sin respuesta y manteniéndose en el silencio que le sigue. Me levanto de la cama. La pequeña posibilidad de que no sea Harry al otro lado de la puerta me detiene de atreverme a llamarle por segunda vez. El hecho de que ha tenido problemas antes no es mucho consuelo, de hecho, me hace llegar a la horrible conclusión de que algún maniático homicida ha entrado.

Me dirijo hacia la guitarra apoyada en la esquina de la habitación, agarrándola con fuerza por el mástil. Con silenciosas pisadas me muevo hacia la puerta con lentitud, moviendo el manillar y abriéndola.

Casi puedo sentir la sangre drenarse en mi cara, el miedo limitando mi capacidad de raciocinio mientras la figura en cuestión arrastra los pies hasta la cocina. Asumo que es un hombre, pero con mi corazón a mil y las manos sudando en abundancia, verdaderamente no importa lo que hay bajo las capas de ropa.

Elevo la guitarra para golpear y es justo entonces cuando él se gira, su mano derecha ocupada con bolsas de la compra y las cejas elevadas en shock. Los cascos son retirados de sus orejas antes de que se quite la capucha para revelar un gorro, rizos de pelo oscuro curvándose bajo él.

"Cristo," dice Harry, "podrías sacarle a alguien un ojo con eso."

Mi cabeza se inclina aliviada y bajo el arma improvisada. Harry está sonriendo mientras coloca las bolsas en la encimera de la cocina.

"No es divertido," digo con cara inexpresiva.

Él se gira hacia mí, enrollando los cascos alrededor de su móvil.

"Es un poco divertido."

Niego con la cabeza y él se ríe levemente.

"Pensé que eras un asesino."

"Bueno, un asesino que te trae el desayuno," gesticula hacia el contenido que saca de las bolsas.

"¿Por qué caminas silenciosamente tan temprano?"

"Pensé que seguirías durmiendo."

"Bueno, estoy bastante despierta ahora."

"No tenía nada en el frigorífico, así que fui a comprar," explica Harry, descargando su bolsa a un lado. "No pensé en tener que dejarte una nota. Estabas roncando cuando me fui."

"¡Yo no ronco!"

Se ríe de mi defensa, su sonrisa solo se amplía cuando ve mi estruendosa mirada y los brazos cruzados.

"Bo, he dormido contigo suficientes veces como para saber que lo haces."

Mi sofocado humor se disipa al instante y es algo vergonzoso lo tímida que me vuelvo. He olvidado la intimidad de nuestro romance pasado. Por supuesto que sabe que ronco, así como es bastante consciente de que le patearé en la cara si me hace cosquillas en los pies, que prefiero tener un frío miserable a pasar demasiado calor y cómo odio mi pelo lamido por una vaca. Ha tocado mi piel desnuda, presionado con sus pulgares en los hoyuelos en la parte inferior de mi espalda, mi voz tan cruda que solo podía ahogarme en bocanadas de aire seco.

Mi boca se seca y casi pierdo el equilibrio recordando la suave curva de la parte inferior de su estómago y el corte de sus caderas. Me agarro a la mesa.

Él me ha oído decir su nombre enfadada, gritando, llorando, con deseo, con felicidad y placer.

A Harry no le está yendo mucho mejor mientras envuelve sus nudillos en la encimera de la cocina, los anillos de sus dedos chocando contra la superficie. Hay suavidad en su confusa expresión cuando eleva su cabeza para mirarme.

"Nunca pensé que estaría así, especialmente contigo."

"¿Cómo?" Pregunto, apoyando la guitarra a un lado.

"Eres un misterio para mí ahora. Pensé que nos habíamos echado a perder."

"Soy la misma persona," sonrío negando con la cabeza.

"No. Los dos hemos cambiado," admite en silencio. "Pero creo que me gustaría encontrarte otra vez- si me dejas."

Hay un ansia esperanzadora quemando en las palabras pero soy capaz de sacarla, de quitarle el polvo. Quiero conocerle otra vez, este nuevo Harry, modificarle en mi mente y añadir todas sus nuevas extravagancias y rarezas. Elogiaré su transformación y le haré sentir que no todo está perdido; son solo cosas que son obtenidas. O puede que debamos de hacer borrón y cuenta nueva y empezar desde el principio.

"Podríamos hacer eso."

"¿Si?"

Asiento.

"Bien," sonríe Harry.

"Voy a ponerme algo de ropa," vuelvo a su habitación.

Sus ojos descienden a mis piernas desnudas antes de girarse inmediatamente a empezar a hacer el desayuno. Casi tan sutil como un terremoto, Styles.

"Vale."

Agarro mi ropa del suelo del salón donde me deshice de ellas la noche anterior. La puerta de la habitación está cerrada antes de que me mude en su camiseta y abroche mi sujetador. Hay un poco de negociación, como siempre, retorciendo los vaqueros en mis piernas y abrochando el botón y la cremallera. Es entonces cuando siento la pequeña protuberancia en el bolsillo de atrás. Hurgo para sacar el pequeño paquete y empiezo a entender.

Decido no tentar a la suerte y voy al baño. Es algo que solo he visto en películas, así que cuando vacío el paquete en el váter y tiro de la cadena, se siente un poco surrealista que esto sea algo que yo tenga que hacer.

Apenas hay alguna vacilación mientras me vuelvo a poner su camiseta. Cuando emerjo al salón, Harry ha puesto una tetera y ha colocado bolsitas de té individuales en tazas. Ha dejado la comida en la encimera así que echo un vistazo al despliegue mientras esperamos a que el agua hierva.

"Te ves mejor," observo con una sonrisa, mi caderas apoyada contra la superficie.

Hay algo de color en sus mejillas y parece que revive el rosa de su boca y el verde de su ojo bueno.

"Creo que es el aire fresco."

Nos sentamos alrededor de la pequeña mesa de su cocina cara a cara, manteniendo una conversación y cucharadas de crema de cacahuete del bote.

"¿Es esto lo que tomas normalmente de desayuno?" Pregunto con la boca llena de tostada.

Él mueve los cereales empapados alrededor del bol antes de ceder y coge mi rebanada de tostada.

"No, probablemente tomo un plátano o algo."

Un murmullo de descontento sale a través de mis labios juntos. Le he visitado un par de veces ya y nunca ha habido una pieza de fruta en la cocina. Lo mejor que puede hacer Harry sería algo sacado de una lata o sobras de comida del frigorífico.

"Deberías comer más."

"Si, mamá," gruñe sarcásticamente.

"Voy en serio, te vas a enfermar. Especialmente con tu trabajo, eres como un atleta. ¿No necesitas tomar una estúpida cantidad de calorías y proteína cada día?"

"Estoy bien."

"Harry-"

"No voy a pelear más, así que está bien," contesta rápidamente.

Mi elección del momento oportuno no es algo de lo que estoy orgullosa y Harry debería saberlo si su expresión expectante es algo que podría dejar pasar. Suspira profundamente, hundiendo su cuchara en el bote otra vez.

"¿Qué?" pregunta aunque la tarea es algo tediosa.

"¿Puedo preguntarte algo?"

"Ya lo estás haciendo."

Le ignoro.

"¿Me estabas buscando?"

"¿Cuándo?"

"En la pelea, la noche en la que nos volvimos a ver. Saliste al ring como si estuvieras buscando a alguien."

Él coloca la cuchara en mi plato, encontrándose con mis ojos segundos después. Espero pacientemente mientras ordena sus pensamientos pero mientras pasan los segundos me lleno de más preguntas problemáticas que no me atrevo a preguntar. ¿Sabía que era yo la del bar? Si no le hubiera evitado, ¿se hubiera llevado a esa chica a casa? ¿nos hubiera llevado a las dos?

Una alarma del móvil suena en algún lugar del apartamento, el ruido irrumpiendo la situación y perdiendo la oportunidad. Agarro su muñeca y la muevo para poder ver la hora.

"Oh, mierda. Me tengo que ir."

Mi quejido de sufrimiento supera el sonido de las patas de la silla cuando la muevo de debajo de la mesa. El móvil está en el suelo al lado del sofá, el lugar donde lo dejé antes de participar en un juego temprano de cama musical. Muevo el pulgar por los mensajes intercambiados entre mi madre y yo. Estará en el centro comercial en media hora y yo estoy actualmente a más de cuarenta y cinco minutos.

"¿Te vas? ¿Ya?" pregunta Harry mientras se pone de pie.

"Si," bufo. "Dije que me encontraría con mi madre para comprar el regalo de cumpleaños de mi tía. Si no voy con ella acabará comprando otro novedoso artículo de cocina que mi tía no usará."

Harry se ríe, su sonrisa perforando un hoyuelo en su mejilla. Reúno mis pertenencias, vistiéndome completamente para mi viaje en coche.

"Pero te veré otra vez, ¿verdad?"

"Por supuesto."

Se inclina por lo que supongo que será un abrazo pero en vez de eso, calcula mal y la comisura de mi boca es otorgada con un torpe beso. Harry se aclara la garganta y hay un avergonzado halo en su cara cuando se aparta.

"Ven aquí," le animo, atrayéndole en un fuerte abrazo. "Te encontraré otra vez."

***

Tiff y yo tenemos una cita. Una cita con redacciones, libros y una biblioteca ocupada. Me encontré con ella dentro tras pasar mi tarjeta de acceso y encontrarla en el depósito de libros. Con una mochila colgada de su hombro, está masticando una manzana y ocupándose leyendo un libro. Cuando me acerco, me pasa un plátano y empezamos nuestra búsqueda de material para nuestra redacción.

Está más lleno de lo que esperaba cuando subimos las escaleras hasta el segundo piso. Todavía no había visto ningún sitio libre, si no, tendríamos que recurrir a tener nuestra pequeña sesión de estudio en el suelo, de espaldas al radiador bajo las ventanas del lado sur.

"Hablé con Larissa y está dando a la gente tabletas de chocolate por formar parte de su experimento," explica Tiff mientras la sigo de un pasillo a otro. "Creo que es una buena idea, pero no es particularmente saludable."

Ella sabe que formaría parte de su proyecto sin recompensa, que sería una buena amiga y eso. Pero aparentemente no puedes depender solamente de buenas relaciones entre compañeros para ayudar. Tiene que haber un dulce incentivo con los estudiantes universitarios hambrientos.

"Bueno, creo que la gente será reacia a formar parte si todo lo que obtienen a cambio es una bolsa de pasas."

"¿Qué hay de pasas cubiertas en chocolate?"

Pongo una cara de asco, arrugando mi nariz hasta que Tiff se ríe. Se coloca la mochila más alta por costumbre.

"Bien, encontraré algo más."

Saca la lengua.

Después recolectamos lo que podemos de los libros de psicología de Tiff y hacemos peticiones de los que no podemos encontrar. Fisgoneo en mi lista de posibles artículos cuando salta sobre mí.

"¿Quién es Harry?" pregunta Tiff casualmente.

Me giro tan rápidamente que casi chocamos nuestras frentes. Ella agarra mis hombros para sujetarme antes de que sus manos caigan a su lado.

"¿Qué?" suelto.

Y me arrepiento al instante ya que probablemente sea la peor manera en la que pude haber manejado la pregunta. Ella tuerce la cabeza, de repente muy intrigada por mi rápida respuesta y el miedo en mis ojos.

"James me preguntó por él pero no se quien es. Aparentemente has estado mandándole mensajes a ese Harry."

La provocación de Tiff por más información me es dada en forma de un estricto arqueo de ceja. Es algo que mi madre solía hacer cuando actuaba como una niña.

"Es solo un amigo," respondo, escaneando las estanterías de libros sobre nuestras cabezas. Me distraigo, poniéndome de puntillas para elevar mi alcance. "Dios, deberían disponer de una escalera o algo para el estante de arriba," me medio-río.

Es una broma, la cual Tiff ignora a favor de la coloquial búsqueda. Es como un jodido sabueso; y a pesar de asegurarme incontables veces que solo porque hace psicología, puede leer realmente mi mente. Estoy teniendo dudas mientras escarbamos más profundo en el tema en cuestión.

"Pero no es de aquí, ¿no?" Nunca has hablado de un Harry antes. ¿Es de tu ciudad?"

El libro que he decidido rescatar se desliza de mi agarre y golpea mi cabeza en su viaje hasta el suelo. Gruño, rozando el dolorido lugar mientras Tiff se preocupa por valorar el daño. Aparta mi mano para mirar a través de mi pelo buscando chichones. Juntas nos inclinamos para agarrar el libro, su mano accidentalmente toca la mía y es como si la conexión le permitiera ver todas las piezas encajar ordenadamente en su lugar. Agarra mi muñeca.

"Ow," me quejo.

"Mierda," dije Tiff con la boca abierta. "Es él, ¿no? El chico que dejaste."

Mis ojos se abren en un tamaño imposible antes de agarrar con rapidez los libros y mi bolso. Ella está prácticamente en mis talones mientras escapo del pasillo, asombrada por haber probado la veracidad de su rara habilidad psíquica.

Su mano es colocada en su pecho, intentando contener su emoción. La hago callar, avergonzada por la escena que está montando. No necesito que toda la biblioteca sepa mis asuntos.

"Ha sido recientemente. No ha sido algo de hace tiempo." Imploro en un susurro.

"Le has estado viendo, ¿es por eso por lo que visitas tu casa tanto?"

Me da una sonrisa de conocimiento a lo que refuto con un furioso movimiento de mi cabeza. Hay gente alrededor del grupo de ordenadores que esta empezando a tener interés en nuestros susurros.

"No estaba engañando a James."

"No pensé que estuvieras."

"No ha estado muy bien y estoy intentando ayudarle."

"¿Cómo? ¿Le estás tratando bien con besos?"

El color de mis mejillas me traiciona y Tiff está encima de mi como un león hambriento. La arrastro hasta la esquina de la estantería antes de que atraigamos más miradas curiosas. Las encimeras suenan mientras me tambaleo sobre nuestros pies y ella hace lo posible por enderezarme.

"¡Dios mío!" Exclama Tiff, su expresión bailando de júbilo.

"¡Shhhh!" suplico.

"¿O es más que eso?" su provocadora sonrisa se disipa; ojos llenos de preocupación. "¿Te estás acostando con él?"

"No es así."

"Bueno, cuéntame entonces."

***

Incapaces de encontrar una mesa para estudiar, Tiff y yo aseguramos la siguiente mejor opción, un par de cojines del área de lectura. Hemos bordeado un cálido lugar en los radiadores y como en casa. No era un área muy concurrida así que éramos libres para hablar bajo.

"Es bastante excitante."

Sus palabras son amortiguadas por la ensalada de pasta que está comiendo, cogiendo otro bocado y metiéndoselo en la boca. Me ofrece un poco solo para recibir una negación con la cabeza.

"No lo es realmente."

"Es un boxeador sin guantes, por supuesto que es excitante."

"No cuando lo ves estrellado contra el suelo mientras alguien se coloca encima de él. No quiero ver más ojos morados o labios rotos."

"¿Dijiste que lo dejó?"

"Si."

"Bueno, ¿qué hace ahora?"

Paso otra página, tomando algunos apuntes y luego subrayándolos.

"Va a quedarse con su madre un tiempo y creo que su hermana va a visitarlos."

"Eso es bueno, ¿no? Es probablemente el descanso que necesita."

"Si, solo espero que se de cuenta de que la gente está más que dispuesta a ayudarle. No necesita hacerlo todo él solo."

Veo su sonrisa antes de que me golpee suavemente, apoyando su cabeza en mi hombro.

"Te tiene a ti. Estará bien."

***

"Hay un chico fuera," comenta suavemente Tiff.

Ella sigue arrodillada en el alféizar de la cocina toqueteando algunas guirnaldas de papel baratas que compró en la ciudad. Le tendí un cojín para colocar sus rodillas después de que se quejara de la extraña posición.

"Hmm."

Me giro hacia ella y miro como ajusta la pancarta improvisada que hemos creado con trozos de papel y un bote de purpurina. Estamos dentro del presupuesto, pero todo el mundo merece un poco de destellos en su cumpleaños, hasta Rob. Tiff y yo somos las encargadas de la tarta y las decoraciones, el resto de compañeros de piso tenían el lioso trabajo de comprar alcohol e invitar; lo que acabó siendo una tarea fácil una vez que se difundió la palabra y la gente accedió a traer sus propias botellas.

"Sabes, probablemente no tenga mucho sentido poner muchas decoraciones. Rob no se va a dar mucha cuenta una vez que esté aquí todo el mundo y haya tomado unas cuantas copas."

"Solo estoy intentando elevar la atmósfera de celebración."

"Cuanto más pongas, más tendremos que quitar." Canturreo.

"Eres jodidamente horrible."

Vuelvo a la masa de la tarta que hemos decidido teñir de distintos colores. Si todo va bien será un decorado deleite de verde y azul. Cocinar no es realmente mi fuerte pero con la experiencia culinaria de Tiff, nos estamos librando de la cocina.

"¿Crees que está esperando a alguien?"

"¿Quién?"

"El chico. Está mirando a su teléfono."

"Ni idea," contesto distraídamente, sacando mi lengua entre mis labios con concentración. "¿Debería ponerlo en el molde ahora?"

"Si. Espera, te echaré una mano."

Abandona las decoraciones para correr a ayudar a echar la masa. Tenemos éxito aparte de las pequeñas gotas que no caen en el molde. Empiezo la asquerosa tarea de lavar antes de que Tiff esté de nuevo en el alfeizar.

"Ohh," se queja. "Se ha ido."

Escucho su entretenido comentario, enjabonando platos y dejándolos secar.

"¡Oh no, no! Sigue ahí. Dios, es mono," exclama, moviendo su cabeza de lado a lado furiosamente para escapar del reflejo de la luz en la ventana.

"¿Cómo lo sabes?" Me río. "Estamos en el segundo piso."

"Bueno, tiene el pelo bonito."

"Está oscuro fuera."

"Deja de discutir conmigo y ven a ver si podemos oír lo que dice por el teléfono." Me hace señas con una sonrisa pícara mientras intenta abrir el cerrojo de la ventana.

"Eso se llama escuchar a escondidas y es de mala educación," le reprimo, tirando gotitas de agua en su dirección.

Me frunce el ceño con amargura, mostrando sus dientes como un gran felino.

"Ugh," gesticula. "No importa, fuma."

A pesar de su tono de repulsión es un error pensar que ha perdido interés, su nariz se presiona contra la ventana mientras monta un espectáculo siguiendo los movimientos del hombre. Me recuerda a la mirada de depredador que tiene un gato atigrado mientras observa los pájaros revolotear provocadoramente entre los árboles, lejos de su alcance tras un panel de cristal.

"Creo que está yendo a nuestro edificio."

"¿Qué?"

"El chico," confirma animadamente.

No pudo haber pasado más de un minuto, tiempo que Tiff pasa elaborando vertiginosamente una historia y extravagantes características de la personalidad del chico tras el cristal. Nuestro timbre suena y los ojos de Tiff se mueven hacia los míos antes de que salga disparada hacia la puerta principal del piso. Me revuelvo detrás de ella para descubrir su mejilla presionada en la madera mientras mira a través de la mirilla.

"La fiesta de Rob no empieza hasta dentro de-" mira su reloj, "cuatro horas y media."

"No estoy aquí por una fiesta," contesta él, su voz amortiguada a través de la barrera de madera.

"¿Puedes separarte un poco? No puedo verte la cara."

La aparto para mi turno en la mirilla como cuando éramos niñas. Tiff sabe que no puedo llegar así que no me sorprende cuando me agarra por el centro de mi cuerpo con sus brazos y me sube un par de centímetros mientras nos reímos.

"Oh, bueno ¿por qué estás aquí?"

Mis manos presionan a cada lado del marco para centrar mi visión y es cuando el chico mira hacia arriba.

"¿Harry?"

El agarre de Tiff en mí se disuelve y mis pies hacen contacto con el suelo otra vez. Está presionada detrás de mi cuando abro la puerta. Vestido en pantalones ceñidos negros rotos por la rodilla y una chaqueta oscura con capucha, Harry mete su móvil en su bolsillo.

"Hola."

Su boca se eleva en una pequeña sonrisa mientras sus ojos se alternan entre yo y Tiff.

"Hey," saludo silenciosamente. "Estás aquí. ¿Cómo has llegado?"

"Uh, mi hermana me trajo."

"¿Cómo sabes dónde vivo?"

"Mack."

Asiento mientras soy golpeada repetidamente en las costillas por el picudo codo de Tiff. Está sonriendo ansiosamente, buscando una presentación por la que se que probablemente se muere.

"Esta es Tiff," gesticulo, pero no tiene sentido ya que ella ya está colocada delante de mi extendiendo su mano hacia Harry.

Él se la da con una risa, repitiendo su nombre una vez más para ella. Como si pudiera ser confundido por alguien más.

"Encantada de conocerte," dice suavemente.

La presentación dura más segundos de los que debería porque se que ella está mirando a los mismos ojos que me dejaron pasmada esa noche en su habitación. Pueden detener conversaciones, la inhalación del aire y la perdida de palabras.

Es entonces cuando me alegro de su mente rápida y su amable corazón.

"Un firme apretón," confirma ella jovialmente cuando se gira hacia mí.

Muevo mi cabeza hacia ella cuando se vuelve a meter en el apartamento.

"Echaré un ojo a la tarta."

Siendo dejados solos, Harry y yo intercambiamos unos pestañeos antes de recordar mi educación.

"¿Quieres entrar?"

"Gracias."

Nuestro piso huele a comida precalentada y a desinfectante cada día, así que el aroma a dulce horneado en un cambio bienvenido. Mientras camino hacia la cocina, Tiff está a cuatro patas mirando a través del cristal del horno.

Llevo a Harry por el pasillo caminando a través de nuestras puertas idénticas hasta que llego a la "D", mi habitación. Mis manos están en la madera cuando oigo mi nombre.

"Bo," Tiff saca la cabeza de la cocina. "¿Puedo hablar contigo un segundo?"

Me está sonriendo pero se que está preocupada bajo la amigable expresión.

"Puedes entrar," miro a Harry, abriendo la puerta con mi cadera.

Tengo un leve vistazo de paredes con posters y una mesa cargada con el peso de demasiados libros antes de que Harry se deslice por el umbral dentro de mi habitación.

"Gracias."

En la cocina, Tiff está como una madre lista para impartir sabiduría; aunque el aro de su nariz le da más vibraciones rebeldes de las que probablemente espera. Un año mayor y no lo sabría.

"¿Es él?"

"Si."

"Es más alto de lo que pensé. Está bueno."

"Pasaré de tu aprobación," digo, jugando perezosamente con la batidora que todavía tenemos que lavar.

"No me contaste lo de sus ojos." Susurra.

"No sabía como explicarlo. No está muy cómodo con ellos, así que no me pareció bien."

"Vale."

La fácil aceptación me sorprende y también el hecho de que no me presiona por detalles de cómo y por qué la cara de Harry está cicatrizada.

"¿Qué vas a hacer?"

"Hablar, probablemente. Puede que salgamos; no quiero hacerlo aquí realmente."

"Llévate el móvil."

"Tiff."

"Me deja tranquila," me urge con una lenta sonrisa.

Lo hubiera llevado de todas maneras pero asiento para mantenerla en paz.

Cuando entro en mi habitación, Harry está ocupado examinando mi tablón lleno de papel y pins. Sujeta todo desde mi horario hasta la lista de comidas experimentales que Tiff y yo vamos a intentar hacer.

"Parece que te lo pasaste bien." Asiente hacia la foto clavada de mi y mis amigos del curso una noche.

"Lo hice. Tuvimos que disfrazarnos." Recuerdo con cariño.

"¿Qué eres? ¿Un zombie?"

"¡Cómo te atreves! Soy la novia de Drácula," le reprimo juguetonamente.

"Oh, mis disculpas."

Se siente un poco raro tener a Harry en mi habitación, un lugar en el que pensé que nunca pondría un pie dentro. Antes él había sido apartado cariñosamente en una caja que mantenía separada de otras partes de mi vida. Y pensé que ahí es donde se quedaría. Pero ahora se está saliendo de las líneas, demasiado grande, demasiado precioso como para mantener escondido en una caja como un sucio secreto. Los límites que impuse se están mezclando entre sí.

"¿Quieres dar un paseo?"

"Claro."

Escanea la habitación como si esperara a que me pusiera las botas.

"¿Dónde está James?"

"Aquí no."

La contestación sale más distante de lo que pretendía.

"¿Hace frío fuera?"

"Si, un poco. Necesitarás ponerte algo más," gesticula a mi camiseta y vaqueros.

Las perchas de mi armario se mueven a través de la barra y tomo la repentina decisión de una camisa y un abrigo viejo. Estoy ocupada enrollando las mangas que cubren mis manos mientras busco al lado de mi cama manteca de cacao. Me pongo uno de fresa, rozando mis labios y poniendo la tapa para meterlo en mi bolsillo.

"Mierda."

La maleducada palabrota sale de mi lengua cuando me giro y choco contra Harry. Mi mano se retira de su lugar en su pecho.

"Sigues llevándola," murmura Harry, bajando la mirada. "¿Sabe él que eso es mío?"

Es un sensual ronroneo, suficiente como para poner la piel de mis brazos de gallina y hacerme luchar por las palabras correctas. Él me mira a través de sus pestañas y el calor desciende a mi ombligo, un sentimiento que ardientemente se niega a ser ignorado. La sensación es posesiva, reclamando interés, agarrando firmemente los músculos que estaría avergonzada a admitir que me excitan. Han pasado meses desde que he sentido algo remotamente cerca de esta estimulación íntima y él ni siquiera me está tocando.

"Es solo una camisa"

"Mi camisa," corrige.

"No, porque me la diste, ¿no?" le riño; cualquier cosa para quitar la responsabilidad de mi vergonzoso sonrojo. "Pero si la quieres de vuelta-"

Finjo que me la quito, pero las manos de Harry me detienen de desabrochar más botones.

"Por favor."

Me dejo la camisa puesta.

***

Hay una ventolera en la playa que eleva mechones de pelo de mis hombros y pinta mis mejillas de rosa. Tomo abundante aire marino, el sabor salado en mi boca y el frescor en mis pulmones. Las luces del embarcadero brillan a través del tiempo gris, gaviotas chillando encima de nosotros. Los raros viajes en familia a la playa eran consistentemente lo mejor de cada viaje de verano pero no fue hasta que crecí y salí de ese idílico paisaje, que descubrí que podía llover en un lugar que siempre pensé que estaba soleado.

Harry me ayuda a bajar del borde de hormigón a la playa y paseamos a través de las piedras antes de que sugiera que nos sentemos. A penas hay alguien envalentándose contra el tiempo, demasiado frío para nadar y peligroso con enfadadas y agitadas olas.

"¿Visitaste a tu madre?"

"Me quedé un par de días. Jess se pasó un rato y prácticamente no paró de hablar," reprende Harry, pero no puede esconder el cariño en su voz. "Ella y su prometido van a tener un bebé en Julio."

"¡Qué va! Apuesto a que están emocionados," sonrío. "Tío Harry."

Le provoco golpeándole con mi codo.

"Estoy feliz por ella, encontró un buen tío así que..."

"Eso es genial."

Elige una piedra, evaluando su peso antes de echar el brazo hacia atrás. Se precipita a través del aire, tomando la blanca cresta de una ola antes de ser reclamada por el mar.

"¿Él te trata bien?" espeta Harry.

Mis ojos se abren.

"No," niego con la cabeza con desdén, un gesto que provoca en Harry una horrible conclusión. "NO-No. No quiero decir- No voy a tener esta conversación contigo."

"¿Por qué no?" pregunta con voz lastimada.

"Es demasiado raro."

La charla se hunde y las olas se van solo para venir disparadas momentos después, agarrando de nuevo la predisposición de las piedras más pequeñas. La marea debe estar subiendo. Mantengo mi abrigo un poco más fuerte contra mí.

"Él no te ha presionado, ¿no?"

"Harry," digo rápidamente.

"Es solo- ha estado en mi mente."

"James es encantador."

"Y sigues diciéndomelo," se queja.

"No le estoy viendo más, así que cualquier conversación que estés intentando iniciar es inservible, ¿vale?"

"¿No?"

La vivaz elevación al final de su pregunta hace estragos en mis emociones y despierta mi pulso.

"No."

Si Harry está impactado por la información, se niega a mostrarlo, manteniéndose en nuestra conversación.

"¿Tienes frío?"

"Estoy bien."

Un titubeante brazo descansa sobre mi hombro de todas maneras, animándome a inclinarme hacia su lado. Lo hago con gana.

"¿Cuándo? ¿Qué pasó?" Incita gentilmente.

"Un par de días después de que volviera de tu casa. Descubrimos que estamos mejor como amigos."

"Pero eso es bueno, ¿no? Impide que su corazón se rompa después."

"Se como se siente. Nunca haría eso a alguien más."

"Bo, nosotros-"

Saco su brazo de un codazo en una malvada e infantil manera y me levanto sin gracia. Le escuece que evite su preocupación por mi tropiezo. No quiero su ayuda.

"Me dejaste," acuso violentamente. "Tú fuiste el que me dejó. Así que no me digas como yo o cualquiera deberíamos sentirnos."

Me mira como si hubiera llevando un cuchillo a su pecho, tallándolo hasta meterlo hasta el fondo. El pensamiento me revuelve el estómago, un dolor que pesa en mi consciencia. Nunca le desearía algún daño.

"Me dejaste," murmullo.

Todavía sentado en las frías piedras, rebusca un paquete en el bolsillo de su chaqueta, sacando un mechero barato azul. No espero a que la boquilla del cigarro bese sus labios.

"No quiero que mi ropa huela, esperaré en el paseo."

"Vale."

Le observo desde el banco que estoy compartiendo con una mujer mayor. Sus manos tiemblan mientras mete más de la nube intoxicarte en sus pulmones. La vista de Harry es de las turbulentas olas, y la mía es de él. Las nubes de humo son mantenidas y apartadas en el aire donde desaparecen. Me recuerdan algo a Harry, se pueden ver pero son difíciles de capturar.

Inclino mi cabeza para ver la nuble disiparse donde revela el brillo aguado del sol. Pero demasiado pronto desaparece, tragada otra vez por las nubes asquerosas. Va a llover, deberíamos volver al apartamento. Mis ojos miran rápidamente el cielo, la visión cayendo de nuevo en la pedregosa playa y me sorprende ver a Harry haciendo un sólido progreso a través de las piedras. Va rápidamente hasta arriba y está prácticamente esprintando hacia mi. Me levanto del banco y nos unimos en mitad del paseo.

"¿Estás bien?" pregunto, mi mano en su brazo. "¿Harry?"

Mueve la cabeza.

"Eras tú a quien estaba buscando."

Miro de nuevo a la mujer mayor con la que estaba sentada hace un momento. Me sonríe, levantándose ara continuar caminando con su carrito detrás de ella.

"¿Qué ocurre?"

La respiración de Harry es rápida y yo sigo en un extraño estado de incertidumbre, intentando juntar los fragmentos de información. Se desabrocha el abrigo, metiendo una mano dentro para sacar un arrugado trozo de papel. Me lo ofrece. Cuando lo desdoblo, es como si me hubiera sumergido en las aguas glaciales más allá de la playa.

"Cuando lo leí, sentí que me estabas hablando," explica Harry con histeria.

"Era para la novia de Mack."

"Escrito por tu mano. Sabía que eras tú."

Mi corazón está latiendo el doble mientras miro hacia la firma de la carta.

Llevas contigo el lado izquierdo de mi corazón, posees mi mayor mitad. Mantenla a salvo.

Él pasa un dedo sobre la línea y estoy enfadada porque ha leído la carta. Por tenerla.

Cuando la escribí el sentimiento era el adecuado. Mack y yo necesitábamos algo sólido y prometedor para juntar el escrito. Pero ahora es desgarrador verlo y estoy avergonzada de haber abaratado las palabras una vez intercambiadas por amor.

"Eso es por lo que sabía que eras tú- tenías que ser tú." Confesó. "Estaba enfadado al principio." Me tensé por su hecho. "Pensé que lo habías hecho para atormentarme. Pero Mack me calmó. Me explicó que tú solo fuiste a verle a él en mis peleas nocturnas. Nunca quisiste que yo supiera que estabas ahí, pero lo entendí."

"Como un ángel," susurró. "Suena tonto," medio se rió. "Pero me hizo sentir mejor."

***

Por el camino paramos en una pizzería al lado del campus para calmar el murmullo de mi estómago. Me sentía contenta y bien alimentada en nuestro pausado camino de vuelta a mi habitación. No tomamos el camino directo a través de los terrenos de la universidad; en vez de eso, guié nuestro merodeador paso entre edificios para señalar donde tomaba clases. La presencia de Harry a mi lado era confirmada con comentarios amables, preguntas y el ocasional roce de nudillos contra mi mano. Los delicados toques avivaron mis ganas de agarrar la suya, sentir la rudeza de las yemas de sus dedos mientras su pulgar roza en círculos juguetones. Es algo que he extrañado.

Había empezado a llover una vez llegamos a mi bloque, entrando en un patio de piedra iluminado por farolas bajas. Harry sujetó la puerta abierta para que yo pasara y no me emocionó particularmente notar que oíamos la fiesta antes de verla. La puerta del piso prácticamente vibraba en las bisagras y Harry estaba justo detrás de mi cuando giré la llave de la cerradura.

Fui recibida por pegajosos y dulces aromas de refrescos con alcohol y el hedor de licor fuerte en las ocupadas lenguas de la gente por la que pasábamos. Es ruidoso, hasta terrible y se que los estudiantes mayores del piso de encima tendrán quedas por la mañana.

La cocina esta desbordada por grupos unidos compartiendo botellas y anécdotas de noches memorables. Veo a Tiff en la mesa de la cocina sirviendo una bebida justo antes de que mis ojos se posen en un chico fisgoneando a través de mi despensa. Aprieto los dientes, moviéndome contra la marea de gente meciéndose pero para cuando llego a él, tiene mi colador en su cabeza.

"¡Eso es mío!" digo, agarrándolo por el mango y quitándoselo.

Le identifico como uno de los amigos tontos de Rob y él sonríe, gritando mi nombre antes de demolerme con un abrazo. Con dificultad, Tiff y yo le separamos de mi antes de que fuera al frigorífico, sin duda para encontrar algo con lo que aterrorizar a otro estudiante.

"Pensé que te había secuestrado," susurra Tiff con una risa de borracha en mi oído. "Te fuiste durante años."

Con la piel un tono más claro, el alcohol inducía, floreciendo en sus mejillas bonitos toques de luz, ojos color ámbar.

"No, sigo aquí."

Intento buscar a Harry. Cuando le veo, está sujetando el brazo de Rob manteniéndole estable antes de que se abra la cabeza con la encimera de la cocina. Ahogo una risa tras mi mano mientras Harry me suplica a través de la habitación instrucciones de qué hacer con el idiota en sus brazos.

"¿Vas a salir con nosotros?" Pregunta Tiff detrás de mi.

Me giro hacia ella, su aliento endulzado por la botella de brebaje afrutado que acuna en su cadera.

"No me apetece mucho, creo que me iré a la cama."

Hay un juvenil quejido en respuesta y no me sorprendería si empezara a dar pisotones y a sollozar. En vez de eso, me quedé escuchándole hablar sobre las payasadas que desafortunadamente me perdí mientras estaba fuera. El hecho de que alguien estuviera vomitando en los matorrales de fuera no me impresionaba tanto pero me reí de tomas formas.

"Te guardamos algo de tarta," sonrió antes de tendérmela. "Usa condón."

Las palabras de Tiff eran más que obvias y si no fuera una amenaza encubierta, hubiera alejado su risueño culo tan lejos de mi como fuera posible.

"Bo."

Mi estómago se encoje cuando me giro hacia james sonriendo antes de dar un gran trago a su botella de cerveza. Sus ojos están brillantes, contentos con diversión de lo que sea que esté bebiendo. Recuerdo su amabilidad cuando hablábamos de la situación hace poco menos de una semana. Dijo que prefería tenerme como amiga antes que nada, una declaración que inducía lágrimas y compartir un paquete de galletas delante de una peli.

"¿Cómo estás?"

"Estoy bien, ¿tú?" asiente sobre el ruido.

"Estoy bie-"

"Es un puto desastre." Harry interrumpe sin avisar.

Viene a colocarse a mi lado.

"Es el cumpleañero," bromeo débilmente.

La atención de Harry se alterna entre James y yo, puede que pillando lentamente lo que ha interrumpido. Pero estamos todos presentes y conscientes por ahora, así que supongo que deberíamos superarlo.

"Este es Harry. Harry, James," gesticulo con el colador que parece que sigo sujetando.

Hay un silencio entre nuestro pequeño intercambio que se llena con la música ruidosa y las miradas maliciosas. Es una experiencia en si mismo ver el reconocimiento deslizarse en cada una de sus caras. Si llega a lo inimaginable, me colocaré entre ellos.

"¿Tu Harry?" James me pregunta.

Bueno, supongo que lo es.

"Si."

"Es agradable conocerte, colega."

James pasa su botella a su mano izquierda, manteniendo su derecha para que Harry a tome. No hay duda antes de que Harry se tome con un firme apretón.

"Igualmente."

Es un asunto altamente civilizado que se filtra en una pequeña conversación entre jugadores de la liga de rugby. Me deja completamente perpleja, si no aliviada, tomar asiento y observarlos hablar. Estaba lista para un enfrentamiento pero parece que mi bandera blanca no es necesaria.

***

"¿De qué te ríes?"

Hay un sonrisa divertida suavizando su cara, el hoyuelo formándose en su mejilla. Mirando más allá de la obvia singularidad de sus ojos, el calor surge de ellos mientras me aprecia con cariño, retorciéndome bajo las mantas.

"De que siempre parece que acabo en la cama contigo," susurro la verdad como un secreto.

Él se queda en ropa interior antes de elevar el edredón y exigiendo que me mueva. Mi hombro hace contacto con la fría pared y me aparto con un siseo a través de mis dientes.

"Tu cama es pequeña," se queja Harry, luchando por más espacio bajo las sábanas.

"Creo que es la manera que tiene la universidad de impedir que la compartamos con otras personas," especulo. "Mi casero no estaría muy complacido de saber que estás aquí."

"Bueno, quien quiera que esté al cargo de la asignación de camas es un gilipollas," gruñe.

Hay más movimientos poco dignos mientras el colchón rechina, suportando el peso extra. Me pongo de lado para prevenir un doloroso muelle en la espalda.

"¿Has acabado?" pregunto en la fría oscuridad de la habitación.

Harry gruñe antes de girarse sobre su lado una vez más, bufando en mi cuello.

"Será un milagro si duermo algo." Se queja en silencio.

"Bueno, no hagas de esto una pesadilla para el resto."

Nuestra respiración empieza a nivelarse a un ritmo sosegado antes de oír la mandíbula de Harry rechinar mientras bosteza. El sonido me hace estremecer y me quejo con un codo en su lado. Su respuesta es ser más molesto, pinchando mi espalda para provocar una reacción. Agarro los dedos en cuestión y parece que detienen sus acciones porque ahora nos estamos cogiendo de la mano en la oscuridad.

"¿Puedo abrazarte?" pregunta en silencio.

"Vale."

Harry no necesita guía esta vez, encontrando fácilmente su lugar y deslizando un brazo bajo mi cintura. Su mano agarra ligeramente mi cintura y soy alentada a apoyarme contra la forma de su cuerpo detrás de mi. Encajamos juntos mientras él mete un tobillo entre los míos.

La lluvia se arroja contra la ventana, gotas de una pequeña tormenta como el sonido de fondo que complementa nuestros rápidos corazones. Dejé la ventana entrecerrada antes de meternos en la cama y ahora las cortinas representan un repetitivo baile en la corriente.

"Extrañaba esto. Durante semanas después de despertarme en mitad de la noche solo," dice las palabras como si fueran un secreto, susurra en mi cuello. "Una estúpida parte de mi pensaba que solo habías ido al baño o a la cocina para beber. Era como si mi corazón se rompiera otra vez darme cuenta de que ni siquiera estabas ahí."

Agarré su mano en mi pecho, entrelazando nuestros dedos juntos.

"Estoy aquí, ahora."

***

Punto de vista de Harry

"¡Bo! ¡Bo!"

Abro mi ojo derecho. La espalda me esta matando y tengo la boca llena de pelo del que no estoy completamente seguro de a quién pertenece. El incesante golpeo en la puerta continua y libero mi brazo de debajo de ella. Se tensa pero no lo suficiente para despertarse, suspirando a través de su nariz antes de agarrar una almohada para agrazar contra su pecho. Es con una gentil sonrisa y el corazón pesado que poso un beso en su frente y me retiro de la cama.

Los vaqueros que tiré la noche anterior descansan en el suelo y los abrocho mientras camino hacia la raya de luz que penetra de debajo de la puerta. Los alrededores no son familiares para mi, así que hay un poco de torpeza indigna en la oscuridad mientras me acostumbro al nuevo ambiente. Es fácil tocar; me permite crear una imagen más detallada en mi mente, menos que el esfuerzo de mi ojo bueno. El cerrojo se desliza con facilidad y a ciegas si entola madera hasta el manillas y abro la puerta.

Hay un chico de pie delante de mi, mirando tan desconforme hacia mi como yo a él. Su pelo es un desastre, los pantalones lisos de su pijama enrollados alrededor de su cintura y un jersey nuevo del revés. Su cara vagamente familiar.

"Oh, espera-" frunce el ceño, girándose para mirar el gran pasillo de su izquierda.

Mira desde lo que asumo que es su puerta abierta hacia mí.

"¿Puedo ayudarte?" pregunto aturdido, mi voz sedienta por el sueño.

"Esta es la habitación de Bo."

Murmullo en confirmación, aburriéndome de la conversación y listo para volver a la cama.

"Si, ¿qué quieres?"

"Leche," contesta simplemente.

"¿Qué?"

Un suave toque de mi espalda desnuda me hace mirar mientras Bo rodea mi cuerpo para quedarse a mi lado. Se inclina contra mí y estoy feliz por ser su apoyo con su caprichoso pelo cosquilleando mi piel. Un brazo ahueca mi espalda con delicadas yemas presionando mi cadera. Y absorbo la sensación de ella, me empapo de ella, imprimo su toque en mi mente.

Los ojos del chico se abren como platos.

"Mientras la reemplaces, está bien," dice en un gruñido.

"Estáis los dos-" dice, elevando de manera insinuante sus cejas.

"¿Durmiendo? Si. Ahora lárgate. Quiero volver a la cama," Bo gimotea, tomándome de la mano y alejándome de la puerta hacia la habitación.

No hace falta convencerme.

"Nunca dejaste a James quedarse a dormir," dice él, sujetando la puerta cerrada con su pie y entrando después de nosotros.

"Bueno, claramente este no es James, ¿no?" eleva mi mano con la suya para hacer un gesto hacia mi.

Su tono cortante pone una sonrisa en mi cara y me gusta más cuando es sarcástica. Pone un fuego infernal detrás de sus palabras y actitud a su paso.

"Buenos días Harry. Bo," asiente respectivamente Tiff con un bostezo detrás del hombre antes de meterse en la cocina.

Él le sigue los pasos, preguntándole una batería de preguntas sobre nuestros planes de dormir.

***

"Así que, ¿qué le ha pasado a tu ojo?"

Mi postura se tensa, el silencio extendiéndose hasta que giro la cara a la mesa de la cocina. Rob inclina la cabeza hacia un lado, intentando tener una mejor vista del ojo dañado de Harry. Tiff se apoya en una de las sillas acolchadas alrededor de la mesa, sus uñas despintadas.

"No tuve suerte en una pelea."

Mucha gente no tendría el valor o el coraje para preguntarle más a Harry. Pero Rob es un idiota que pasa la mayor parte de su tiempo con comida en la boca, así que por supuesto iba a preguntar.

"¿Una pelea? Como-" eleva sus puños para golpear el aire. "¿Cómo una pelea de verdad?"

"Si."

Casi puedo ver la excitante intriga surgiendo de Rob, otro asalto de preguntas listas para salir y, por último, ofender.

"Cómete la tostada," le regaño, metiendo el pan quemado en su boca.

Harry me mira volver al bol de cereales, agarrando una cuchara limpia del cajón y leche del frigorífico. Como mi desayuno tras colocar su té en la mesa. Me agradece con una sonrisa.

Los pies de Tiff están secando así que su camino por delante de nosotros es como el de un pato. Doble su manga izquierda mientras se mueve, enseñando su antebrazo al grupo. He visto la cicatriz antes, una gruesa y abrupta línea atravesando la longitud hasta casi tocar su muñeca.

"Me caí del columpio del árbol cuando tenía siete, una rama me atravesó el brazo."

Harry posa su taza, agarrando cuidadosamente la mano de Tiff y su codo para mover la herida curada y poder examinar el daño.

"Es una buena herida," concluye, asintiendo con la cabeza.

"Bueno, por lo menos tu puedes parecer un pirata sexy," contenta ingeniosamente.

La cara de Harry se divide en una sonrisa, la cabeza echada hacia atrás riéndose.

***

La tormenta de ayer ha pasado, dejando sus charcos de barro para evitar y un cielo despejado. Harry y yo esperamos bajo la parada de bus más cercana en la esquina de la carretera. Los motores de los coches pasan sobre el pavimento negro que casi brilla por la humedad. Mientras observo libremente la mañana del domingo, mi estudio divaga hasta que estoy mirando a Harry. No se encoge cuando mis dedos trazan suavemente su cara.

Me pregunto en silencio qué ve. ¿Es todo un poco borroso o ha amplificado su pérdida de visión los colores y las formas? Él fortalece sus sentidos a través del tacto, una nueva extravagancia de la que me he dado cuenta con lo que parecen roces dispersos sobre mi y los objetos a su alrededor. Mi mano ahueca con cautela el ojo izquierdo de Harry y con la cicatriz escondida parece que no ha cambiado en el tiempo que hemos estado separados. Me da una suave sonrisa como si entendiera los pensamientos que están ocupando mi mente. Soy intensamente observada por un iris brillante y una nítida pupila.

Aparto el obstáculo y la coloco en el lado contrario. la leve capa blanquecina del ojo izquierdo trabaja horas extra, desesperado por encontrar algo que divisar. Se mueve y puedo sentir sus pestañas cosquillear contra la palma de mi mano. Harry sabe que nunca le pondría en peligro, pero la repentina pérdida de la visión es demasiado. El movimiento de su pecho se ha acelerado por el pánico cuando aparta mi mano por la muñeca.

"¿Por qué me dejaste?" pregunto, mi voz vacilando levemente.

Mira entre nosotros, agarrando mis dedos para jugar con ellos.

"Pensé que estarías mejor sin mi. Parece que ya lo tienes todo solucionado ahora," sonríe pero se que le hace daño.

Considerándolo, estoy bastante centrada. Pero eso no significa que todas las piezas de mi puzzle hayan encontrado su sitio. Puede que nunca sean el dibujo definitivo, pero esa es la diversión del juego. Puede que todavía no haya encontrado a mi segundo jugador.

Un coche plateado para en el arcén y fuerzo una sonrisa cuando Mack se inclina sobre la caja de cambios para saludar. Harry no lleva bolsa, así que le lleno con un pesado beso en su boca. Es un torrente de emociones acumuladas, todo lo que pueda desear embutido en un simple toque. Cuando me aparto espero que sea algo que lleve con él todo el camino a casa. Lo memorizaré hasta que le vea otra vez.

"No desaparezcas," le digo.

"No lo haré, lo prometo."

11/01/17: En mi perfil tenéis pequeños avances que ha dejado Hannah en su perfil de Tumblr. Creo que un nuevo capítulo está al caer pero no se exactamente cuando. Al ser el último creo que Hannah quiere dejarlo todo bien atado y por eso se está demorando tanto. Me da la impresión de que va a ser un capítulo larguiiiiiiiiiiiiiiiiiisimo :)

Por cierto, si os gustan las obras de Hannah, está disponible en mi perfil otra de sus obras que estoy empezando a traducir. Se trata de una serie de One Shots y se llama Harry&Teddy. ¡Espero que os guste!

X!

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