Capítulo 6 - Parte I
Mi estómago se tensa, esa horrible sensación de terror que no puedes reprimir. Me está mirando para tener algún tipo de reacción y todo lo que puedo ofrecerle es un conejo pillado con las luces del coche. De todas las cosas tontas en las que pensar, estoy preguntándome si es maleducado quedarme mirando. Debe estar acostumbrado, no es una imperfección o un tatuaje vergonzoso que puedes esconder bajo la ropa o contar con una anécdota alegre. Es uno de los sentidos más valiosos, ayuda a conocer la situación y el ambiente que te rodea; no puedo imaginar lo perdido que ha estado.
"¿Tienes-" Empiezo tranquilamente antes de re-evaluar. "¿Tienes algo para que seque el agua?"
Mis manos se esconden parcialmente tras mi espalda porque no puedo parar de temblar. No estoy segura de si está decepcionado con mi reacción inicial , pero frunce más el ceño antes de murmurar sobre algo en la cocina. Salgo disparada tras él, observando sus movimientos cuidadosamente para intentar determinar la extensión de su discapacidad. El corto camino es un pobre indicador porque ésta es su casa; la ha trazado mentalmente como un mapa y posiblemente pueda caminar por ella con los ojos cerrados.
Es completamente normal cuando hojea por los armarios casi vacíos, aparte del obvio hecho de que está ciego. Joder. Me aclaro la garganta por los nervios y Harry gira su cabeza como si estuviera llamando su atención. Puede que sea como mirar a través de un cristal congelado, o puede que su ojo izquierdo esté cubierto por oscuras siluetas. Si cierra el derecho, ¿qué verá? No quiero interrogarle porque ha vuelto a buscar el rollo de cocina. En cualquier otro momento me hubiera quejado por las tazas sucias en el fregadero. Es un pequeño santuario caótico de bols de cereal usados, sartenes con comida incrustada y una horda de utensilios.
"¿Cómo?"
Armado con un rollo de papel de cocina, Harry parece un niño siendo preguntado sobre el centro de mesa que ha sido pegado con pegamento. Probablemente no sea la mejor manera de acercarme, pero no tiene sentido irse por las ramas. Tiene que haber sabido que iba a preguntar.
"¿Qué?" Contesta.
Hay una naturaleza inquieta en la manera en la que está de pie, casi como si no estuviera acostumbrado a alguien siendo tan directo. O puede que porque yo no dudo en mantener el contacto visual. Sigue siendo él, a pesar de lo frío y apagado que se ha vuelto.
"¿Cómo pasó?"
Con una cara vacía de emoción contesta. "Con un cuchillo."
La revelación causa una pequeña risa ahogada por mi parte. No tiene gracia, como si no pudiera meterme en la cabeza la falta de interés que tiene en la conversación. Él solía hacerme reír.
"Debí de haberlo adivinado." El pensamiento de una hoja cortando su cara tensa mi voz. "¿Por qué, entonces? ¿Qué pasó Harry?"
Agarra una bolsa de plástico antes de volver a la habitación. El agua ha formado ríos desde el punto donde impactó, haciendo que la limpieza del suelo de madera se expanda. Es cuando Harry se agacha para evaluar los daños, que habla otra vez.
"Dije cosas que probablemente no debería haber dicho."
Tengo cuidado en no dar un paso equivocado mientras camino para sentarme a un lado de su cama deshecha. Mientras seca el agua, decido si quiero conocer los detalles o si es mejor no hurgar demasiado profundo en algo en lo que no debo invertir.
"¿A quién?" Insisto
"Te dan-" Harry pausa, mirándome preocupado antes de seguir recogiendo los trozos de cristal. "Era nuevo, dice lentamente. "Consigues el primer par de pastillas gratis para engancharte. Se aseguran de que vuelvas a por más."
Mis manos se tensan en las sábanas mientras escucho.
"¿Drogas?"
Me muevo incómoda en la cama, intentando evitar los pensamientos de que 'mi Harry no sería tan tonto, así no es él.' Pero por supuesto, él no es mi Harry, ya no; y ahora el chico arrodillado en el suelo a mis pies es incluso más un extraño para mí.
"Dijo que era legal, no estoy seguro cuanto estaba probado. Pero se llevó todo de aquí." Señala su frente. "Se deshace de ello por un tiempo. Se hizo sentirme feliz otra vez."
Quiero llorar, gritarle, pero no lo hago porque la idea de Harry estando tan perdido que solo pueda encontrar la felicidad en algo peligroso, temporal y artificial, me deja rota. Quiero arroparle en mis brazos y gritarle a la vez.
"No me lo pude permitir y no me di cuenta hasta que el camello que usaba gestionó a uno de mis competidores. Era una pérdida doble así que era un plus para él, supongo." Gesticula sin entusiasmo a su cara.
El dañado ojo izquierdo brilla, siguiendo el camino del derecho pero sin ver realmente. Mis labios se tensan, mis ojos se aguan y el nudo de mi garganta amenaza con ahogarme.
"¿Y te dejó en paz?"
"Dejaron. Eran dos," Me corrige Harry calmadamente.
"¿Estabas solo?" pregunto con temblor.
Eleva la mirada de la tarea de su mano cuando oye mi voz romperse. No quiero ser un horrible lío de desastrosas lágrimas pero Harry reconoce los signos y los dos sabemos que voy a llorar.
"No te entristezcas, Bo." Casi suspira. "Ya pasó. No puedo hacer nada ahora."
Su consuelo es bastante pobre, como si no le importara o más como si hubiera dejado cualquier respuesta humana. A pesar de su falta de preocupación, no puedo dejar de pensar en la imagen de él doblado en el suelo en algún callejón sucio. Está solo, asustado y herido.
"¿Fuiste a la policía?"
Limpia más agua hasta que el papel está empapado. Lo tira a la bolsa de plástico.
"No, vinieron a verme al hospital. Aunque no les dejé investigar."
Mis dientes se tensan con frustración y reprimo la necesidad de agarrarle por los hombros y moverle.
"¿Por qué no? ¿Conoces a los que te atacaron?" Pregunté incrédula. "Esa gente te dejó una cicatriz permanente. Estás ciego, Harry."
La furia en mis palabras es recibida con una dura mirada nublada. Está de pie y yo también. Coincidimos en palabras fogosas. Pero estamos lejos de estar en la misma altura.
"¿No crees que se eso?" Replica con veneno.
"¿Entonces por qué no presentaste cargos?"
Mi cuerpo se desploma con decepción. Es casi una derrota sin esperanza. ¿De qué sirve discutir con él? Parece desmoralizado, dejando sin aire la irritación que tiene sus músculos tensos.
"Porque se que pensarán que lo merecía." Admite Harry suavemente, bajando la cabeza con vergüenza. "La manera en la que me miraron me hizo sentir sin valor, como si fuera una pérdida de su tiempo."
"Es su trabajo Harry. Se supone que tienen que ayudarte."
Mi razón es apartada.
"No tiene mucho sentido, de todas maneras. Sería como añadir gasolina al infierno. Se quien fue pero no se juega con ese tipo de personas, Bo."
Miro a su cara, oscuros círculos bajo sus ojos, sus pómulos son más prominentes y no hay esperanza en tan siquiera un indicio de una sonrisa cubierta. Le echo de menos.
"Ojalá hubiera estado ahí."
Cruza sus brazos a través de su pecho, a la defensiva y menos que complacido con mi deseo. Nunca le hubiera dejado llegar a ese punto.
"No."
"¿Sigues en eso?"
"No, tengo ayuda."
"¿Te hicieron daño en otro lado?"
"No, solo el ojo."
Nuestra corta ronda de fuego acaba conmigo asintiendo tristemente antes de agacharme para acabar la limpieza. Harry imita mi posición, evaluando mi estatura un momento antes de cargarse con un ceño fruncido que parece permanente en su cara.
"Déjalo, Bo." Dice firmemente.
La amabilidad que hubo una vez en su voz ha sido cambiada y reemplazada por repugnante amargura. Es un viejo recuerdo de memorias pasadas y poca paciencia. Que le den. Sigo con la delicada tarea de recoger los pequeños trozos de cristal que se ha olvidado inintencionalmente. No es su culpa.
"Bo," repite Harry.
Mi paciencia explota.
"¡¿Cómo puedes ser tan jodidamente estúpido?!" Grito.
El repentino volumen le alarma, apoyándose en sus piernas con los ojos abiertos. Tartamudea una respuesta antes de que volvamos a un silencio forzado. Lucho en controlar mi respiración, tan enfadada que es difícil hacer varias cosas a la vez y me levanto del suelo.
"Tengo que irme."
Muevo la cabeza y cierro mis ojos para retener el bombardeo de emociones con el que no puedo lidiar. Esto no es justo. Mi deseo de repeler todos los pensamientos y emociones de esta tarde es negado cuando Harry me sigue al salón.
"No tienes que irte." Ofrece desesperadamente.
Los ojos de Harry se mueven por la habitación como si buscara algo para retener mi ida. Me rompe el corazón porque no fue hace mucho tiempo cuando todo lo que él tenía que hacer era sonreírme e iría corriendo de nuevo a él. Pero ahora no es suficiente para que me quede y él lo sabe.
"Por favor." Traga con rapidez. "Solo- solo quédate un poco más."
Sus manos tiemblan, se muerde el labio inferior con la ansiedad de un niño. Si sujetara un osito de peluche, pensarías que es un niño pequeño al borde del llanto antes de irse a dormir.
"No."
Me giro hacia el sofá, luchando contra mi chaqueta de plumas. De repente está abrumadoramente caliente en el diminuto apartamento y quiero salir. Necesito alejarme de él porque me está arrastrando al lugar del que estoy intentando desesperadamente salir.
"Acabas de llegar."
Pasa una mano sudorosa por su pelo, quitando la bandana. Se había escapado de mi atención antes pero ahora, puedo ver que las uñas de Harry están mordidas hasta casi estar en carne viva. Es la viva imagen de un colapso nervioso y yo soy una persona horrible por abandonarlo.
"No quiero quedarme."
Las palabras queman en mi garganta cuando las digo.
"Puedo acompañarte."
"No te necesito-"
Iba a decirle que su oferta era innecesaria pero dejo la frase sin terminar y colgando entre nosotros. Si mi corazón no estuviera ya roto, se hubiera quebrado por la mirada devastada que me dio. La minúscula amenaza de conexión que compartimos se ha cortado, con cada uno de nosotros sujetando el inestable final. Sus ojos se humedecen ante una inminente liberación, el pecho empieza a pesar.
"Por favor." Jadea.
Casi me caigo de espaldas en el pasillo. La puerta se cierra de un portazo y por fin estoy sola. Pero la culpa y la responsabilidad que siento en mi interior siguen apretándome la garganta. Se pega a mi piel como el sudor en un pegajoso día de verano. He caminado la mitad del pasillo hasta que una razón me hace pararme en seco.
"Mierda."
Me complacería gratamente irme, escapar de la pesadilla en lo que se ha convertido esta tarde; pero mi propia estupidez me hace dejarme mi bolso en su sofá. Lo hubiera dejado ahí si las cosas de dentro no fueran vitales para irme a casa.
Es el orgullo y la reticencia lo que me hacen sentir resentida por caminar la corta distancia y volver a entrar en el apartamento. Un suave empujón es todo lo que necesito para entrar.
"Dejé mi- ¿Harry?"
Está en el suelo, buscando aire para llenar sus pulmones y a pesar de sus largos y esporádicas inhalaciones, no parece que haga avances. Llamo su nombre otra vez, pero su postura sigue curvando su espalda. Sus dedos extendidos en la alfombra, barbilla casi tocando su pecho y creo que se va poner enfermo.
Mis rodillas palpitan con dolor seco cuando chocan contra el suelo, agarro su cara con mis manos para que sepa que no está solo. Se desdobla un poco y soy recibida con sus ojos abiertos. La más corta de sus respiraciones me inquieta.
"No- Bo, no puedo-"
Sujétale. Con pánico en mi interior pienso en la gente que conoce a Harry mejor, cuando era pequeño, cuando la amenaza de la presencia de su padre fue demasiado. Sujétale.
El par único de ojos se desenfocan y me deslizo en el perímetro de Harry y se siente perdido cuando me pongo detrás de él. Mis manos acarician el arquero no natural de su espalda mientras me preparo para moverle. Harry sigue encogido hasta que dijo su nombre suavemente. Se sienta, su cabeza hacia atrás, su cuerpo buscando a otro como una flor con el sol. Tengo la oportunidad de pasar mis antebrazos bajo sus axilas. Cuando su hermana solía sujetarlo, imagino que era pequeño, fácil de mimar y nada como el hombre que es ahora. Su peso es más de lo que puedo soportar e, incluso con la urgencia de la situación, no puedo echarle hacia atrás. Lloro con frustración, mis talones anclados al suelo y es segundos después cuando Harry esfuerza su ya superficial respiración para presionarse contra mí. Con mi corazón acelerando entre sus omóplatos, me inclino contra el sofá para soportar nuestro abrazo forzado. Se sienta entre la 'V' que forman mis piernas extendidas.
"Está bien," digo en una rápida consolación. "Vas a estar bien. Intenta respirar conmigo."
Exagero a propósito el movimiento de mi pecho para que él pueda sentir el movimiento bajo él. Pero no me está escuchando. Su cuerpo tiembla y yo cruzo mis brazos alrededor de su parte delantera. Los quejidos de Harry están faltos de emoción porque el instinto ha tomado el control, expulsando cualquier otro pensamiento que no sea la supervivencia humana y la búsqueda de oxígeno.
"Shhh."
Los ataques de asma tienen un efecto similar. Recuerdo ver como mi primo caía al suelo con las rodillas manchadas de hierba y el pecho resollando. Mi tía metía un inhalador en su boca pero no tengo medicina para Harry. No hay una pastilla mágica o un inhalador que quite el ataque que está teniendo.
La cabeza de Harry descansa de nuevo en mi hombro mientras libero su pelo del agarre de su bandana. Su pecho lucha contra la firme presión de mi brazo derecho mientras que mi mano izquierda pasa por su pelo. Siempre lo encontraba reconfortante antes, una manera segura de garantizar su relajación para ayudarle a dormir. Pero parece que ya lo ha superado. Me sacudo con sorpresa cuando una mano muy caliente agarra la tela de mi muslo, la otra tirando del cuello de su camiseta hasta que le ofrezco una mano que agarrar. El lazo que creamos descansa sobre su pecho en un lío de extremidades, manos sudadas y marcas de dedos.
Te tengo, cariño.
Los cuatro minutos más largos de mi vida pasan y el sorprendente despliegue del pecho y pulmones de Harry desciende gradualmente como si alguien estuviera caminando rápido. Siento que he corrido una maratón con un puñado de lobos en los talones en el abrasador calor veraniego. Mi cansancio es evidente así que no tengo ni idea de lo que está experimentando Harry. Le mezo suavemente mientras su pulso se ralentiza bajo mi crítica irada. Le trato con susurros de amables promesas de su seguridad y cómo le mantendré tanto como lo necesite.
Estoy convencida de que le he acomodado para dormir hasta que murmura mi nombre
"Me voy a quedar, así que, por favor, no hagas eso otra vez."
"Lo intentaré."
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