Capítulo 3
"¿Cuándo pelea?" Pregunté fisgona.
Había aceptado una bebida sin alcohol, debido al largo trayecto de vuelta a casa. Mack me estaba mirando raro cuando volví a hacerle caso después de escanear la habitación por tercera vez. Es por precaución. Se que Harry se ha ido; una salida abrupta con una muchedumbre estupefacta y un competidor inconsciente era bastante concluyente. Pero todavía tenía la sensatez conmigo.
"¿Eh?" Dice sobre el ruido.
"Harry, ¿cuándo pelea normalmente?"
"La mayoría de fines de semana, ocasionalmente durante la semana," Mack casi grita su respuesta. "Ven a la parte de atrás, es más tranquila."
Me muevo detrás de él, evitando gente que parece que es incapaz de mantener sus bebidas. Me siento extrañamente privilegiada por seguir a Mack por una puerta que dice 'PRIVADO'. Fue usada como entrada y salida de los luchadores un poco antes y de nuevo, me llena una sensación de que me estoy pasando. Un pequeño camino por el pasillo nos guía a una oficina en la parte de atrás. No es muy grande, pero el espacio está bien aprovechado; mesa, ordenador, archivador y una no muy bien escondida caja fuerte.
"Mira, si quieres conocerle puedo arreglar algo, Bo."
Mi cabeza se gira tan rápidamente que creo que me ha dado un tirón el cuello. Froto la nuca intentando disipar el dolor. Mack está sentado en la mesa, hojeando entre los papeles para contestar su teléfono que acaba de sonar por un mensaje.
"¿Con Harry?" Pregunto con las cejas elevadas.
Él no mira hacia arriba , en vez de eso, hojea las estanterías.
"Si, quiero decir, puede ser un poco difícil." Pausa con una mueca. "No le gustan mucho las personas. Pero hasta yo se que debe de pasar algo con él. Desde que está aquí, la cantidad de mujeres que vienen a sus peleas nocturnas ha incrementado."
"No, está bien." Niego con la cabeza.
"¿Segura? Le puedo decir que eres una fan. Se que- Urr.." Gesticula con toda su cara, dejándome perpleja antes de continuar. "Es un poco intimidante pero está bien."
"No, gracias."
Puedo decir que está a punto de meter la nariz en mi fascinación con uno de sus luchadores, así que cambio de tema rápidamente.
"¿Qué es eso?"
En la colección de papeles de su mesa, el que cojo está escrito a mano. Palabras y ocasionalmente frases completas están escritas. Por la apariencia arrugada, es obvio que esta hoja le atrae más la atencón que las otras. Me la quita antes de que pueda descifrar el contenido.
"Una carta." Replica Mack cortante.
"¿A quén le escribes?"
Un suspiro profundo sale mientras se tira en la silla de su ordenador y yo me siento en el lado contrario a él.
"Mi novia."
Dice incómodo.
"¿Es una carta de amor?" Pregunto, sonriendo más de lo que debería.
Él niega con la cabeza con una rojez tiñendo sus mejillas. Es algo adorable.
"Ha estado leyendo esos libros horribles donde los persoanjes confiesan su amor el uno por el otro a través de palabras."
Su nariz se frunce como si pensar en la frase le diera asco. El romance es normalmente tan extraño para algunas personas como otro idioma, así que no hago ningún comentario sarcástico.
"No es que no hable con ella por teléfono cada día. Quiere que le escriba mis sentimientos y se los mande."
"Creo que es dulce."
Una sensación de alegría surge, feliz de oír que el amor existe fuera de mis precarias experiencas. Escribe en el teléfono mientras me siento en silencio y observo. Hay un par de fotos enmarcadas, un corcho colgado con fechas en el calendario y un pequeño macetero con agua.
"Claro que lo crees." Rueda los ojos.
Estoy totalmente familiarizada con el sarcasmo, viviendo con gente como Tiff. Su ofensa no va a disminuir mi espíritu.
"¿Dónde está ella?"
"Estudiando en Manchester."
Sus ojos se mueven al teléfono y se que la constante vibración son mensajes de ella por la sonrisa que él tiene.
"Puedo ayudarte si quieres."
Mack deja de ver la pantalla, volcándose en nuestra conversación, en la que aparentemente ha entontrado el interés.
"¿A qué te refieres?"
Me inlicno en el asiento, reposicionando el patético cojín usado para combatir la dura madera de la silla.
"Con la carta. Si tienes problemas. Puedo darte la perspectiva de una mujer."
"¿Harías eso?" Pregunta ligeramente sorprendido.
"Seguro, si me dejas sentarme en las peleas."
Espero que sea lo suficientemente casual para que no sospeche, pero no estoy segura si el silencio en el que estamos en el pensándose la oferta o si está intentando descifrar si soy una groupie loca. Le doy una suave sonrisa, esperando que no parezca raro.
"Vale."
"Genial." Sonrio, inclinándome hacia la mesa llena de papeles para chocar su mano. "No se lo cuentes, por favor."
"¿Sobre qué?"
"Sobre mi."
***
Aparentemente no soy lo suficientemente competente para llevar el carrito, así que voy detrás caminando como un niño mientras Tiff señala objetos en el estante. Hemos traido a Rob a la excursión al supermercado tras darnos cuenta de que se ha comido una cazuela de noodles para desayunar y comer. Está refunfuñando mientras le intentamos explicar que la 'comida' tiene casi tanta nutrición como un cartón mojado.
"¿Te vas a casa otra vez?"
Coloco latas de maíz encima de nuestros suministros.
"Si."
El carrito se para; una señora mayor chasquea la lengua antes de mirarnos. Los ojos marrones de Tiff me miran con molestia, las cejas fruncidas mientras sigue empujando.
"¿Por qué? Se supone que íbamos al cine. ¿Te acuerdas? Tengo ese cupón para el sábado por la noche. No puedo usarlo otro día."
"Mierda, lo siento mucho," Niego con la cabeza, con verdadero arrepentimiento.
"Ugh," Gruñe Tiff, tirando una caja de cereales en nuestro carrito. "Dios, tendré que llevar a Rob."
"¿Llevarme a dónde?" Aparece Rob con la boca llena de uvas y sus brazos llenos de comida basura para el microondas. "¿Vamos a una cita, Tiff?"
Le golpea el hombro sugestivamente, las cejas se mueven de manera que se supone que debe ser ligona.
"Ya te gustaría." Responde, ayudándole a colocar los objetos de su agarre.
"Se supone que tienes que pagar antes de comerte la compra." Digo, agarrando la bolsa de fruta casi vacía y colocándola encima.
No me sorprende que ignore mi advertencia para correr hasta los congeladores para ver lo que ofrecen. Nos lo dividiríamos si la comida fuera una comida principal. Pero es helado, no es negociable, no se comparte, solo el dolor de estómago después de comer un bote solos.
"Bueno, Bo se supone que iba a ir conmigo al cine, pero ahora no puede así que voy contigo."
"¡Genial! ¿Qué vamos a ver?"
***
"Bueno, ¿qué quieres decirle?"
La puntera de mi bolígrafo se hunde en la página que he recogido para dibujar en el margen. Estoy trabajando en un prado con flores, completado con abejas y mariposas. Llevo sentada en el lado de la mesa de Mack casi cuarenta minutos, todavía deliberando como debería empezar su letra amorosa. Imagino que en algún lugar en este momento, Rob estará molestando a Tiff para compartir sus palomitas y ya habrán discutido sobre quien se queda el reposabrazos del medio.
"Bueno, quiero que sepa que la echo de menos."
"Bueno, ese es un comienzo." Digo saliendo de mis ilustraciones sin importancia y empezando una nueva página. "¿Qué echas de menos?"
"Todo."
Resisto la necesitad de hacerle un mohín porque se que le voy a desalentar y no avanzaremos. Para combatir las cosquillas de mi pie derecho, lo quito de debajo de mi muslo izquierdo y me posiciono de nuevo. Mack ha estado arriba y abajo como un yoyo durante nuestro tiempo juntos y me estoy empezando a dar cuenta de que su atención es probablemnte el factor que se esconde tras su inhabilidad de completar la carta. Las gafas de cristal ancho están colocadas al final de su nariz y no puedo evitar compararlo con James y su mutuo mal gusto de llevarlas; James las mantienne escondidas en su bolsa, recobrándolas solamente cuando es absolutamente necesario para ver la tele. El hecho de que sus pestañas son lo suficientemente largas para rozar el interior de las gafas siempre me fascina.
Dibujo una estrella en el margen de la hoja cuadriculada, preparándome para la ráfada de ideas que espero se vengan. Es probablemente un poco optimista mientras Mack está echando un vistazo al diario de citas en su regazo.
"¡Mack!" Un grito sale de fuera.
Su cabeza se gira instantáneamente, los ojos moviéndose entre mí y al puerta.
"Es Harry."
Su voz es baja, lo suficiente para avisarme, pero no para atraer la atención de que tiene compañía en la oficina. Suelto el final mordido del bolígrafo, escuchando como cae en la mesa y rueda al suelo. No tengo ni idea de donde acaba porque la necesidad de esconcderme me consume.
"Llega pronto." Yo bufo.
El sonido ágil de sus pisadas fuera del pasillo suenan como una tormenta para mis oídos; con el corazón en mi boca me doblo en un imposible pequeño lugar entre el armario de archivadores y la caja fuerte. Mis manos se sienten sucias y el vaquero que cubre mis rodillas está probabalemnte lleno de polvo del suelo descuidado. No es el mejor escondite ni de lejos, pero es una propuesta desesperada mientras me estrujo y entro en una relativa seguridad. Me golpeo la cabeza con el escritorio al lado de la caja fuerte, pero la maldición se queda en mi boca para mantenerme oculta desde donde estoy encajada, puedo ver las piernas de Mack mientras él recoge el papel en el que hemos estado trabajando antes de meter la evidencia en un armario. Siento que mi estómago se me sale cuando me reprimo silenciosamente por los bourbons que he compartido con James el jueves por la noche. A penas puedo respirar y no quiero hacerlo, ahora que la puerta de la oficina ha sido abierta.
"Harry," Recibe Mack un poco incómodo, probablemente por el hecho de que está permitiendo que un polizón tenga refugio entre sus muebles.
Me trago la bilis que sube por mi garganta.
"Voy a necesitar mi dinero." Demanda Harry gruñonamente.
Me meto más en mi oscuro lugar. Probablemnte haya arañas vagando conmigo pero de ninguna manera voy a salir por unos bichos. Estoy más incomoda con el pensamiento de estar ahí fuera.
"Ya lo tienes." Contesta Mack apoyándose casualmente contra su mesa.
"No el de anoche."
Todavía no puedo verlo, no entra en la habitación y me siento más infantil aún por esconderme; ocultándome de mis problemas en vez de plantarles cara. Esto fue una idea estúpida. Mi yo nerviso no baraja otras opciones, no hubo tiempo. Y ahora que estoy sentada, doblada en un espacio no pensado para una persona que se acerca a los veinte años. No puedo evitar llenarme de preguntas, ¿hubiera sido tan malo si me hubiera visto? No puedo salir ahora, parecería una loca por esconderme.
Un grito sin aliento es retenido por la palma de mi mano mientras Mack se inclina casi delante de mí. Por un horrible par de segundos, estoy aterrada con la precupación de que me delate. Pero no lo hace. Los ojos comunican palabras no habladas y sigue poniendo la combinación de la caja fuerte.
Los billetes están metidos en un sobre blanco y él se estira, cerrando la puerta con el pie. Es un pequeño alivio del miedo de ser descubierta.
"¿Tienes a una mujer ahí?" Pregunta Harry.
Mi boca se seca y tengo que suprimir la necesidad de toser mis entrañas. Pienso en la desagradable idea de que él puede olerme, como un depredador con su presa. Pero no estamos jugando al gato y al ratón, a pesar del hecho de que estoy escondida fuera de su vista.
"No." Contesta Mack un poco demasiado rápido.
"¿Entonces es esto tuyo?"
Giro la cabeza todo lo que puedo, mirando sobre qué están hablando. Mi bálsamo de labios es sujetado entre el pulgar y el índice de Harry, parenciendo estúpidamente pequeño en una de sus garras. Me hace sentir más vulnerable descubrir que está sujetando algo mío que he usado hace diez minutos. Es demasiado alto para ver su cara; mi única visión es su zona inferior y la mitad de su torso. Vestido todo de negro, lo imagino entrar e ir a dónde quiera durante horas después del anocheder, hundiéndose en la oscuridad.
"No sabía que este era tu color." Bromea Harry.
No hay diálogos bien versados que expliquen cómo debería sentime; no hay planos que me aseguren que estar extrañamente confortada por la familiaridad de sus grades pies es raro. Esa parte es Harry. El tono amargo que me hace tambalearme entre calmada y en guardia. Es una connotación de lo que una vez conocí y algo desconcertantemente distinto. Pantalón pitillo y piernas largas; Harry. La severa postura y puños tensos pertenecen a alguien que nunca he conocido.
"Puede que sea de una de las chicas del bar. Unas cuentas estuvieron aquí antes por su salario."
Incluso aunque no sabía la verdad, no estaría lo suficientemente convencida para creer la mentira de Mack. Es horrible actuando; un niño de cinco años lo hubiera hecho mejor.
"Mira, no te voy a juzgar."
"No estoy engañando a mi novia." Dice Mack con sólida convicción.
Eso puedo creerlo.
El dinero cambia de manos y estoy más que agradecida por la ayuda que me da Mack para liberarme. Harry se ha ido y es probablemente hora de que yo también me vaya.
"¿Qué fue eso?"
Recojo mi bolso y chaqueta del armario en el que Mack lo metió antes de nuestra emboscada. Una pequeña barra de bálsamo de labios podía ser explicado, cualquier otra cosa hubiera elevado la bandera roja y pasarla por la cara de Harry.
"Te lo dije, no quiero que lo sepa."
"Probablemente no te haya visto." Dice irritado.
Me coloco la chaqueta mientras Mack pellizca el puente de su nariz.
"¿No te quedas a la pelea?"
"No, pero te veré pronto."
Observa la situación fuera de la oficina, volviendo a escoltarme hacia la salida de emergencia al final del pasillo. El aire nocturno extingue el ardiente sonrojo que cubre mi piel mientras camino hacia el coche aparcado. James salta en la pantalla del teléfono y cojo su llamada antes de conducir a casa.
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