🀢 ⚘Capítulo 2⚘ [Pasión oculta] 🀢

*10 Años Despues*

Un par de pasos desesperados se dejaron escuchar. Sonaron por todo el templo ya que era de noche y había un abrumador silencio. Eran provenientes de un guerrero, estaba herido y claramente asustado. Había sido testigo del asesinato de sus compañeros. A él lo dejaron vivir puesto que, necesitaban alguien que pudiese llevar la información .

Apresuradamente, el mal herido joven tocó con inquietud la puerta de juntas, y no tardaron mucho en abrirle. Tan pronto como estuvo a dentro, se dejó caer de rodillas. Y comenzó a respirar agitadamente.

—Piko, ¿qué ocurrió?–El líder se alarmó ver a su joven servidor, lleno de cortadas y vendajes. El pobre apenas podía caminar.

—Lider Kagamine, traigo muy malas noticias.

—Luka, llama al equipo médico. Este muchacho necesita ayuda urgente. —Ordenó.

—Sí, mi señor.–Dicho aquello, la mujer de larguísimos cabellos salió corriendo, en busca de ayuda.

—No hay tiempo. El clan Kagene viene en camino.

—Primero debes ocuparte de tus heridas. O morirás pronto. –Dijo el mayor.

—Lo estaré de todos modos o mejor dicho todos lo estaremos, si no le digo lo que ocurre ahora mismo.

El jefe Kagamine pudo sentir la preocupación del chico, por lo tanto le permitió hablar, pese a que estaba muy débil.

—Continua.

—Hemos perdido muchos hombres, mas de la mitad. Fuimos emboscados en las montañas. Los que no murieron están gravemente heridos. Temo decirle que no tenemos posibilidades de ganar esta guerra. Su ejército triplica al nuestro, y vienen en camino puesto que deben aprovechar nuestra vulnerabilidad. –Piko tuvo que detenerse, puesto que el ardor de sus heridas era cada vez más intenso.

—Muchacho, no te esfuerzas. Por favor.

—Lider Kagamine, la aldea será bañada en un mar de sangre. Se perderán miles de vidas inocentes, y sus hijas están en peligro. Pero, al mismo tiempo una de ellas es la clave para poner fin a la guerra.

El líder se sintió morir. Puesto que supo inmediatamente el rumbo que iba a tomar la conversación. —¿La clave?–Fingió no saber.

—Están dispuestos a llegar a un acuerdo a fin de acabar esta guerra, a cambio de...

—A cambio de una de mis hijas. –El hombre no podía evadir el tema, aquello sería lo único que salvaría a su gente, lo sabía bien.

—No sabe cuanto lo siento, señor. Pero, solo les interesa su hija biológica, la princesa Rin. El líder Kagene unirá ambos clanes, y se formará uno invencible. Estará dotado con armas nuevas, hombres entrenados y se solucionaría el problema de la hambruna. Solo pide a cambio la mano de su hija, para que despose a su primogénito, Gakupo.

Un horrible silencio se hizo presente en la sala. Rin, su única hija de sangre y su más preciado tesoro. Juró que jamás pondría a su pequeño rayo de luz en medio de tan horrible guerra, pero estaba consiente de que tenía el poder de parar la batalla y salvar cientos de vidas inocentes, no podría ser tan egoísta sabiendo que en sus manos estaba el poder de finalmente pasar la página.

Su hija siempre había sido obediente. La habían educado para aquel momento. Y aunque la decisión era supremamente difícil, sabía con exactitud cual era la respuesta.

—Rin...

—Hemos llegado mi señor. –En ese instante, llegaron algunos médicos con una camilla de telas y con supremo cuidado se llevaron a Piko, puesto que estaba terriblemente mal.

Definitivamente, el líder no podía permitir que su gente siguiese sufriendo de tal modo.

~⚘⚘⚘~

—¡Miku!–Exclamó una dulce y tierna voz. —¿Dónde estás?

Cuanto había crecido la princesa. Ya no era una niña, ahora era un hermosa adolescente, con curvas tan delicadas, un fino rostro de facciones finas, y aquel día vestía un kimono elegante, que llegaba hasta el suelo con un estampado de flores amarillas.

Físicamente había cambiado muchisimo, pero seguía siendo igual de inocente, y aun tenía miedo de alejarse de su hermana mayor. A la cual no encontraba, pero habría jurado ver hace un par de instantes.

—Esto ya no es divertido.

Un crujido proveniente de un árbol llamó la atención de la princesa, y al pararse justo en frente de el, una silueta saltó sobre ella.

—¡Ah!

Tal y como sospechaba, se trataba de Miku. La cual se arrojó sobre ella y la aprisionó ente sus brazos contra el suelo. —Vamos, no quería asustarte. Lo siento. –La chica apartó uno de los mechones rubios que cubrían el rostro de su adorada hermana menor.

Miku también había cambiado, su cuerpo se volvió envidiable para las otras chicas de su edad, y para los hombres resultaba tentador. Sus rebeldes y largos cabellos le llegaban casi hasta las rodillas, por ello siempre los mantenía atados en una coleta alta. Poseía el porte y la gracia de una verdadera princesa, pero había dedicado arduos años de entrenamiento, puesto que retomó su sueño de la infancia de convertirse en guerrera. Y era la mejor en lo que hacía, incluso temibles guerreros se acobardaban al escuchar su nombre. El único problema era que el líder no le permitía ir a las batallas, debido a su situación afectiva, él la consideraba su hija.

—Eres muy cruel.

—Lo lamento, fue invenitable.

Solo en ese momento, Miku notó la conprometedora situación en la que se encontraban. Por lo tanto, disimuladamente se apartó de Rin y la ayudó a levantarse del suelo.

—No vuelvas a hacerme eso.

—Lo intentaré. –Miku sonrió. —Len ya nos debe estar esperando.

—Len...–Dijo Rin, en un suspiro casi inaudible. Pero, aquello fue notado por Miku.

Miku sabía perfectamente que ambos rubios desde hacía mucho tiempo tenían una especie de romance. Por mucho tiempo lo negó y trató de sacarse aquella idea de la cabeza, quizás todo eso lo había estado sacando de contexto. Claro, si no fuese porque cuando tenían 14 años, los dejó solos durante un momento, y al regresar los encontró detrás de un arbusto, besándose apasionadamente.

Cuando los confrontó ambos coincidieron en que solo estaban experimentando lo que era un beso. Juraron e híper juraron que aquella era la primera vez que lo hacian y que no lo harían nuevamente.
Miku no supo hasta que punto esa versión era cierta, aún así les llamó la atención, puesto que su situación de príncipes tarde o temprano les serviría para contraer matrimonio con quien sus padres les impusiesen.

Miku tardó en entender que habría sentido celos, el primer beso de su hermanita se lo dio Len. Durante toda su vida había procurado proteger a su hermana. Pero, ya estaba grande, ya era capaz de entender que sus sentimientos por ella no eran fraternales. La amaba, más que a nadie en el mundo, y anhelaba impuramente hacerla suya.

Igual que siempre, se quedó callada.

Las chicas se escabulleron por los pasillos del templo, y salieron del terreno del clan. Ya tenían un perfecto camino memorizando, un punto casi ciego en el cual nadie las vería salir. Luego, se adentraron en el  bosque, hasta llegar al lugar de encuentro. En donde Len ya estaba esperando. Se encontraba de espaldas con la mirada fija al cristalino lago.

—-¡Len! –El mencionado volteó. Y Rin salió a correr en busca de sus brazos.

El joven, era ahora un muchacho apuesto, educado y caballeroso. Lo que se esperaría de un príncipe. Sus finos rasgos y larguísimos cabellos rubios eran la perdición de muchas, incluyendo a Rin.
Había pospuesto su entrenamiento en el arte de la katana para aprender sus labores. Era un ejemplo a seguir para todos los clanes.

-—Rin...- Él la estrechó, entre sus brazos y recubrió su cabeza con un pequeño beso.

Miku no pudo evitar sentirse incomoda ante la situación. Pero, jamás podría reclamarle a un superior. Menos si se trataba del heredero de la familia Kagene, el clan más poderoso de aquella época.

—Miku, ¿cómo estás ?- Preguntó Len, mientras aún mantenía el cuerpo de Rin entre sus brazos.

—Bien- Respondió entre dientes. —¿Cuáles son los planes para hoy?–Aquella noche, Miku no tenía muchas ganas de socializar.

—Podríamos hacer una fogata–Propuso Rin. —Y Len podría tocarnos la flauta. Además, traje comida.

—Necesitamos madera entonces.Len, por favor cuida a Rin- Rogó Miku mientras se daba la vuelta y se alejaba del lugar.

—Lo haría con mi vida. –Respondió Len.

Los Rubios acordaron preparar el lugar para hacer la fogata, rieron un rato con las ocurrencias de Len, quien poseía un enorme sentido del humor.
Rin se arrodilló detrás de unos matorrales a tratando de recoger un par de hojas, pero por accidente termino cortandose un poco el dedo, del cual brotó roja sangre que manchó su elegante kimono.

—¡Ah!–Exclamó.

—Rin, ¿estás bien?– Len se apresuró a su encuentro y se arrodilló frente a ella. —¿Qué ocurrió?. –Dijo mientras sujetaba tiernamente la mano de la chica.

—Me he cortado, ha sido sin querer. Lo siento tanto, Len.

—¿Por que te disculpas? –Len curó la herida de la princesa con un trozo de tela, el cual acababa de arrancar de sus vestimentas propias.

—No quería que te preocuparas. –Rin sintió como las suaves manos de Len entraron en contacto con sus mejillas y ambas miradas se encontraron fijamente. —Len..

—Rin, ¿puedo darte un beso?—Preguntó el chico. Acortando cada vez más la distancia de ambos.

—Miku podría llegar en cualquier momento y...

Antes de que Rin siguiera negandose, Len se apoderó de los suaves labios de Rin, le dio un beso pequeño pero cargado de pasión, por lo que Rin no se resistió mas y rodeó sus brazos en el cuello de Len. Lo estrechó contra si para anular cualquier tipo de  distancia, luego, Rin se acomodó en el regazo de Len.

No era la primera vez que hacían algo como esto. 
Durante su infancia los dos fueron muy buenos amigos, pero al llegar la adolescencia la tensión sexual entre ellos aumentó, y acordaron una vez que solo se darían un simple beso, pero aquello se repitió más de una vez, durante mucho tiempo, hasta llegar el punto en que los besos no eran suficiente.

Len no soportó más, aprovechó un leve gemido de Rin para adentrar su lengua en la cavidad bucal de la chica. Se deleitó con el dulce sabor de su boca, pero esa noche en espacial, quiso hacerla suya por completo. Aún sabiendo que su relación sería imposible.

La fue recostando poco a poco contra el suelo, y se despegó de sus labios solo para llevarlos al pálido cuello de Rin y repartió un par de besos por la sensible zona.

—L-len...–Claramente estaba nerviosa.

Len amo esa respuesta, por lo que continúo con la tarea, pero esta vez integrando la lengua. Luego, deslizó una de sus manos por la pierna de Rin para marcar terreno, de manera lenta y provocativa.

—Len...–Dijo vagamente la rubia. —Por favor, para. –El chico obedeció, no quería hacer nada en contra de la voluntad de su amada.

—Rin, lo lamento. No pude evitarlo, ahora me siento terriblemente apenado.

—Len, no puedo hacerlo. Yo debo permanecer virgen, lo sabes bien.

Len comprendió y entristeció. Rin solo podría entregarse al hombre que sería su esposo, o de lo contrario la deshonra más grande azoraría su reino.
Y también era consciente de que el jamás seria ese hombre.

—Rin, lo entiendo.

—Lo siento...–Se disculpó para luego reincorporarse. 
Los dos

-Rin...tu fuiste mi primer amor, mi primer beso, quiero que mi primera vez sea contigo...- Len bajo la cabeza completamente sonrojado.

-Quiero hacerte mia.

Rin sujeto el rostro de len -L-len...quiero hacerlo...solo contigo...-Confeso.

Dicho aquello volvieron a unir sus labios, pero esta vez con mas violencia que antes, casi con desesperación.
Rin desató la alta coleta de Len, y sus cabellos cayeron sobre su espalda y hombros.

-¿Rin?, ¿Len?, donde estan?- La conocida voz de miku se aproximo, y los mencionados se alarmaron, estaban completamente desaliñados y ruborisados.

Como pudieron trataron de arreglarse y salieron como rayo.

-Gomene Miku-Chan, Nosotros...eh..

-Buscabamos un par de hojas para la fogata-Complemento Len.

Miku los miro de arriba a abajo y comprendió perfectamente lo que ocurria, y dejo caer los palos de madera que sostenía.

-Ya es tarde Rin, Vámonos a casa.

-Pero....

-!Ahora¡

Rin no tuvo mas remedio que obedecer, Len tomo la mano de Rin en busca de calmarle.
Seguido a esto siguió a Su hermana y dejo a Len.

El camino de regreso a casa fue largo, silencioso e incomodo, y solo en ese momento se percató de la seductora ropa que Miku traía en ese momento, y recordó que ella entrenaba con los samurai, y según ella entre menos ropa, era mas cómodo para moverse.

Al llegar al templo Rin emprendió camino a su cuarto, Y si, habían dejado de dormir juntas hacia ya mucho tiempo.
Pero para su sorpresa al entrar a su cuarto, Miku entro con ella; permanecía con la cabeza gacha.

-¿Miku?...-Y de un portazo cerro la puerta.

-¿Que le vez?...

-Eh..De que...

-¿Que le vez a Len...? ¿Dime?...

-Miku Yo...

-Que tiene el que no tenga yo, es por que somos "Hermas"..

-No, no...es que..

-Es por que soy Mujer?- Esto ultimo, engrueso la tensión en el ambiente.

-Yo te amo...Rin...Rin yo te amo.

-Yo tambien te amo Miku..

-No, no esa clase de amor, Rin estoy enamorada de ti¡. - Y sin pensarlo, declaro sus sentimientos.

Rin estaba en shock, se hubiese imaginado cualquier cosa en ese precioso momento, pero jamás imagino que su amada hermana mayor se le estuviera declarando, ni muchos menos se imagino que ella se iba acercando poco a poco.

-Por favor...aceptame.

Si decir ni una sola palabra mas Miku se apoderó de los labios de Rin, con pasión y ternura, la verdad, miku nunca había besado a nadie, estaba reservándose para ese momento.

Sintió como las manitas de Rin trataron de apartarla, para evitar aquello, Miku la apriciono contra su propia cama y sujeto sus manos sin dejar de besarla.

El beso dentro de un rato de volvió mas violento, pero Rin no lo correspondia, aun estaba en shock, no podía creer que todo eso estaba ocurriendo.

Sujeto sus muñecas con mas presión impidiendole el movimiento, y al sentir que Rin soltaba un suspiro, Adentro su lengua sin permiso y la beso con ardor.

Poco a poco, Miku sintió que los brazos de Rin ya no ponían resistencia, y eso le agrado.

Separó la Unión de sus labios, y deslizó su lengua por el cuello de Rin, provocando un pequeñísimo gemido por parte de la rubia.
Rin unió sus piernas instintivamente.

-Mi-miku...Que estas..haciendo.

-Ya te lo dije ¿Verdad? Te amo...Te amo Rin.

Miku depósito un par de besos en su cuello,cuanto había deseado aquel momento.

Una vez mas, se adueñó de sus labios, pero esta vez juro que Rin comenzó a mover los suyos.
El momento le pareció perfecto para tocar sus pechos por encima de su ropa, lo que causo que Rin Gimiese dentro de su boca.

Se deshizo del kimono que estaba usando, dejando al descubierto sus pequeños pechos, toco directamente sus senos y masajeo los pezones con ayuda de sus dedos, Rin grito de placer.

A estas alturas, Rin no podía negarse a nada, estaba excitada, y obviamente Miku no iba a desaprovechar esa oportunidad.
Lamio sus pechos, los mordisqueo, los succionó, Y Rin le respondía todo aquello con Gemidos de Gozo.

Miku cubrió uno de los pechos de Rin con su boca, mientras que con una mano apretaba su otro seno.

-N-noo...¡Ah!.

Una de las Manos de Miku acaricio su pierna y comenzó a descender.

-Ah-ah..ahh¡..Miku...- Exclamó Rin.

La sintio, sintió toda su intimidad empapada por sus fluidos, llevo un par de dedos a su boca y los lamio.
"Me encantaría que Len supiera que yo he llegado mas lejos de lo que el en su vida llegara jamas".

Sin permiso alguno, introdujo uno de sus dedo en su vagina, y comenzó a crear un vaivén en su intimidad, primero lento, y luego con mas rapidez.

-!Ah!A-aah¡N-no..y-yo..Nhg..-Lo gritos de Rin llenaron la habitación.

-Estas realmente empapada, Eres muy fácil de excitar hermanita...- Dijo Miku con picardía.

Miku se tomo un segundo para quitarse su propia ropa, y cuando esta ya no estorbo se encargo que sus senos y los de Rin rozaran entre si, mientras los dedos de Miku entraban y salían del Interior de la rubia, con ayuda de sus fluidos.

-Ahh¡.

-No sabes cuanto espere por esto Rin...10 años...10 Malditos años...

-M-miku...

-Te amo..

A la memoria perdida en el pasado ...
Dos personas cayeron en un amor pecaminoso ...

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Al despertar, Rin se encontraba completamente desnuda, se sentía, pegajosa...y muy sucia.

Sintió que Miku aun dormía a su lado, y se encontraba en la misma situación que ella, con la diferencia de que Miku tenia dibujado en su rostro una sonrisa de oreja a oreja.

Rin se sintió mareada, y solo se dispuso a salir como pudo de ese lugar, tomo un largo baño, mientras un par de sus lagrimas se escapaban de sus ojos.
¿Como es posible que permitiera aquello y no se negara en ningún momento?.

Sintió que le había fallado a todo el mundo, y sintió que ya no era pura.

Sus sirvientas la prepararon, la vistieron, y la enperfumaron.

-Tu padre necesita hablar contigo Rin-sama.

-Voy de inmediato.

Rin camino con desgana al encuentro con su padre, y rogaba por no encontrarse con Miku en ningún momento.

Se sentía realmente avergonzada, trataba de evitar mantener la vista fija en alguien,pero finalmente llego al salón de juntas de su padre, pero para gran desgracia suya, Miku se encontraba adentro, y esta la recibió con una sonrisa.

-Pasa Rin, Y siéntate al lado de tu hermana- Mencionó el hombre mayor, a lo cual Rin obedeció.

-Como ambas sabran, nuestro imperio ha vivido en una interminable guerra, y hemos llegado a la conclusión de que no podemos ganarla- Suspiro durante un segundo y luego continuo hablando.-Pero existe una manera en la que podemos llegar a un acuerdo, para finalizar esta guerra.

-Eso es Maravilloso Padre- Respondió la Peli-Azul.

-Para cerrar la tregua...Rin....-Hubo una pequeña pausa.- Rin, debes contraer matrimonio con el heredero del reino vecino.

Rin sintió un pequeño escalofrío que recorrió su espalda y llevo sus manos a su boca, realmente aquello ya lo estaba esperando, lo había esperado durante años, para eso la prepararon durante toda su vida, para casarse con un hombre que su padre escogiera....Aunque realmente le aterraba contraer nupcias con el enemigo.

El seco sonido de un puño golpeando la mesa llamo la atención de todos los presentes en la sala.

-Rin no puede casarse con un desconocido...eso, eso es repugnante¡-Alego su Hermana (y amante), con una mirada cargada de tristeza.

-Miku, por favor comprende que es la unica manera de..

-Entonces yo lo hare¡.- Para este punto la joven de cabellos azules se levantó de su asiento.

-Miku, tu sabes bien que te he criado como si fueses hija mia, y lo eres, claro que lo eres mi niña, pero el resto de las personas no te ve así, para el imperio vecino no eres mas que una sirvienta mas...

-Esta bien Padre, Acepto. - Concluyo Rin.

-Rin-Chan...

-Preparate, en la noche conocerás a tu prometido.

-Si padre...

-Ambas pueden retirarse.

Miku salio disparada por la puerta, Rin sintió lastima por ella, de todos modos todo aquello era culpa suya, la noche anterior Rin lo paro en ningún momento, es mas¡ permitió que avanzara y ahora estaba comprometida.
Decidió entonces ir a buscar a su Hermana mayor, la busco durante un buen rato, y al no encontrarla decidió recostarse en el jardin, pensaba solamente dormir durante unos minutos, pero al final no supo durante cuanto tiempo se quedo en ese lugar.
Lo único que supo fue que al despertar lo primero que vio fueron unos hermosisimos ojos azul-brillante que la miraban con melancolía


-Miku...Yo..yo estaba buscandote.

-Ya lo se- Respondió..-Rin-Chan voy a salvarte.

-De que estas hablando.

-No dejare que te cases con un desconocido, y menos del reino enemigo.

-Esta no es tu guerra, y yo puedo finalizarla, es lo que todos harían en mi lugar.

-Te dije que siempre iba a protegerte ¿Verdad?- Cambio el tema.

-Per...- Antes de que pudiese seguir hablando, Miku silencio a Rin con un pequeño beso.

Y sin decir ni una sola palabra, mas se levanto y se fue.

Y Rin se quedo justo en ese lugar, completamente sonrojada, pero recordó que su padre la solicitó esa misma noche para conocer quien seria su esposo.
Y así fue, llego al lugar, estaba lleno de gente que no conocia, y que se la comían con la mirada, y la situación era realmente aterradora para ella.

-"Miku, me encantaría que estuvieses a mi lado en este momento"- Pensó Para sus adentros.

Ambos jefes de los imperios se levantaron en medio del salón y todos guardaron silencio, su padre fue el primero en hablar.

-Es realmente alentador que ambos imperios luego de años en guerra, por fin se hayan dejado atras sus diferencias para llegar finalmente a un acuerdo, para esto ofrezco a mi Hija, Rin Kagamine, para que contraiga matrimonio con el único hijo de jefe del imperio vecino.

Seguido de esto Rin se posicionó justo en frente de su padre a la vista de todos, y el otro hombre líder del otro imperio hablo.

-Muchas gracias, de igual manera estoy gratamente sorprendido con todo esto, por ende yo ofrezco a mi único hijo Len Kagamine, para que contraiga matrimonio con la princesa de este imperio.

-"Len?¡"-Rin sorprendida giro bruscamente, y tal y como se lo imagino, estaba el ahí, su amigo de la infancia...Len.

Al chocarse sus miradas, el le dedico una sonrisa.

-Ahora, ambos prometidos nos deleitaran con un baile.

Ambos rubios se acercaron tímidamente y se dedicaron una pequeña reverencia.

-¿Como estas?, Futura esposa mía..- Susurro len, peligrosamente cerca a su oído.
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Es muy raro para mi escribir capítulos tan largos xd, pero se que es un sueño para muchos.

Huehue, se prendió esta mr...y si no ha quedado claro del todo, Rin estaba muy ocupada ocupándose de sus emociones, que no se detuvo a pensar que el príncipe era Len.

Como siempre espero que les haya gustado.

Pd: este Fue mi primer yuri y nadie sabe lo que me costo hacerlo :'v no me juzguen

-Neko.

.

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