IX

En Teiko, no era mucho lo que pudiera hacer antes de aburrirse. Para ser sinceros, ni siquiera sabía lo que hacía en ese lugar: no le gustaba estudiar, ni practicar en el club de básquet, sus notas "buenas" no eran más que pura suerte o eso decía él; y su habilidad para el deporte... eso era una historia distinta.

Teiko era aburrida por muchos asuntos. Era. Porque dejó de serlo en cuanto se le ocurrió que entrar en la biblioteca a dormir era buena idea.

-Ah, ¡buenos días, Kai-chan! ¿Vienes a entregar el libro de la semana pasada?

Lo que realmente lo despertó no había sido más que la fastidiosa voz de la bibliotecaria. Pero lo que lo espabiló en sí, fue la persona que estaba del otro lado del mostrador. Ya que desde su lugar se podía ver el perfil de ambas féminas, notó la nariz pequeñita y los labios delgados complementados con un par de mejillas rellenas que se tintaban de rosa pálido por el color tan blanco de su piel. Y ahí, como la cereza del pastel, el par de ojos grandes, abiertos y brillantes, de abundantes pestañas negras enmarcándolos.

El cabello igual de negro que sus ojos a penas y le tocaba los hombros, y un ligero flequillo cubría su frente. Era bajita, y no tan delgada, más bien un poco rellenita.

¿Quién era ella y por qué no tenía recuerdos de haberla visto antes? Incluso le recordaba un poco a Kuroko, cosa que era de verdad absurda.

Pero así como la vio ese día, la vio la semana siguiente. Y la siguiente, y la siguiente; y pronto se dio cuenta de que esa chica siempre había estado ahí, sentada en las esquinas, en el fondo, en los sitios más escondidos. Se dio cuenta de que, cuando no estaba estudiando, estaba en la biblioteca leyendo, ¿sobre qué? A saber.

"Shibata Kai" era lo que decían las tarjetas de los libros que ella pedía en la biblioteca. Recordaba vagamente haber escuchado ese nombre en alguna clase, pero con lo poco interesado que era en todo, bueno, lo demás ya se daba por entendido, ¿no?

Cuando lo dejaron fuera del club de básquet, su enojo fue tal, que ni siquiera se fijó en nada al salir de la escuela, llevándose de por medio a la única persona que venía caminando en dirección contraria. Sus hombros chocaron, el libro cayó, un quejido de dolor se dejó escuchar en el ambiente. Haizaki se volteó ipso facto para lanzarle algun improperio a la persona que se atrevía a interponerse en su camino, pero cuando vio los mechones negros que a penas y tocaban los hombros de su propietaria, un par de mejillas rellenas y sonrojadas; además de esos grandes ojos negros... las palabras se murieron en su garganta.

-Lo siento -dijo ella, su voz viajando como el sonido de campanas de viento hasta sus oídos-, venía algo distraída y no te vi.

Ahí se dio cuenta de que el mundo no la ignoraba a ella. El mundo la ignoraba, porque ella los ignoraba a todos. No era una sombra, como Kuroko. Era más como un cero a la izquierda, el término irrelevante de la ecuación.

Y aún así, eso no evitó que quisiera descargar todo su enojo con ella, que no tenía la culpa de nada.

-Mira por dónde caminas, mocosa -con un gruñido, se volteó y se fue. Ni siquiera tenía ganas de quedarse a ver la cara de estúpida que seguramente ponía después de aquella oración.

Esa, fue la primera vez que Haizaki Shogo se cruzó con Shibata Kai.

Ya solo quedan tres capítulos de este bebé c: Pronto dejarán de sufrir (?) Ah, en serio muhas gracias por leer, los favs y los comentarios.

Hasta el siguiente~

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top