『Sie spielte für mich allein』

Siempre estaré junto a ti❞

El sonido tan agudo de aquella tecla se mantiene apresado en la habitación, retumbando sobre las paredes como un eco que se disparce en todo el lugar.

Por el otro lado de la puerta yace la presencia de cierto azabache que contempla la melodia desafinada que se resguarda en aquel cuarto, mirando con intriga el picaporte cubierto de suciedad.

Ellos me dicen «abre esa puerta» ❞

Y entonces la abrió, dejando escapar una inmensa lobreguez.

La oscuridad es un grito, ¿que hay detrás de esa puerta?

Los rayos de luz de luna llena que se asoma por la ventana es lo único que alumbra el penumbre cuarto, mientras que en el reposa una joven en el banquillo tocando una melancólica música de aquel piano con teclas polvorientas. Él solo se acerca minuciosamente en dirección hacia ella, mirándola como la primera vez en que fue consumido por un extraño sentimiento, sintiendo una opresión tan dolorosa en el pecho.

Tras esa puerta esta ella sentada en el piano. Pero ella ya no toca desde hace tiempo

Las notas se hacen cada vez más comunes al momento en que suenan las cuerdas, y observa con paciencia cada rasgo exterior que desprende la blonda; esos cuarzos de capas cristalinas habían sido apañados por una niebla de tristeza, su cabello que caía en cascada tenía pinta de paja descolorida, y su piel estaba más fría que aquel moribundo corazón que él traía. Algo estaba mal con ella y Reiji lo sabía, la mujer que desbordada ternura hacia su persona no se encontraba en la mirada tan apagada de aquella que lo mantenía confuso.

Y eso era extraño.

—Yui...

Puede escuchar su nombre siendo proclamado por aquel hombre y, sin embargo se mantiene intransigente volviendo a tocar el piano.

—¡Yui Komori!- espetó furico.

Y ante eso ella se detuvo, sus largos y delgados dedos se alejaban lentamente de las teclas para después mirar con indiferencia al susodicho.

—No debiera gritarme Reiji-san, después de todo lo que me hizo no tiene permitido hacerlo.

La suave e inaudible voz de la oji-rosa le habían dado escalofríos al Sakamaki, quien a pesar de que intentaba guardar la compostura ante lo dicho, podía ella percibir ese temor recorriendo todo su ser haciendo que una dulce y macabra sonrisa se mostrará en su pálido rostro.

—¿A que te refieres?-mascullo tembloroso por la espera de una respuesta.

Pero no hubo ninguna.

—¡Responde!

Y su ronca voz incrementaba cada vez más en la desalojada habitación por el silencio que guardaba la rubia, obteniendo la misma tonada nostálgica de su parte. Agobiado por la situación, el deseo de torturarla no tardo en consumirlo y llevarlo a que la estrangulara sin piedad, pues no comprendía el extraño comportamiento de la joven que lo hacía caer en locura, privandose de aquel raciocinio que tenía.

O que alguna vez llegó a tener.

Komori se mantiene quieta observando como su atacante le mira con deseos de que sufra, pero solo mantiene sus oceleos rosados en los orbes magenta de él, provocándole una escena perturbadora en su mente, un atroz acto que él mismo había cometido.

—¡AHHH!

Sus gritos desgarrantes habían resonado por la inmensa y frívola mansión, despertado a los demás inmediatamente para aparecer donde se encontraba él.

—¡Oe Reiji! ¿Qué crees que haces gritando por toda la mansión?- habló el menor con furia.

—Ore-sama detesta los gritos de mujer que provienen de ti

—E-ella estaba...estaba tocando...- señaló con nerviosismo el lugar donde se encontraba Yui, mientras él permanecía tirado en el suelo en una posición patética para cualquier vampiro.

Confundidos por la actitud de Reiji como un niño cobarde, miraron hacia el frente y solo notaron un piano cubierto de inmundicia sin nadie presente.

—Yui estaba tocando el piano y de repente ell- y fue interrumpido por cierto pelimorado

—Reiji-san, ¿acaso bebiste uno de tus experimentos?- replicó, mientras abrazaba con fuerza a Teddy.

El segundo de los Sakamakis se levantó rápido del suelo y volvió a señalar.

—¿Ah?, n-no, ella esta ah...- y volvió a ser interrumpido por cierto castaño.

—Nfu~ Reiji-san, eso es imposible, Bitch-chan no podría estar ahí porque ella está...

—Muerta—concluyó el mayor de todos ellos, dejando anonadado al azabache.

Con el temor en la boca, el joven de lentes volvió a mirar el banquillo donde se encontraba aún la rubia, quien le miraba con tristeza a él y sus hermanos como si pareciera una alma en pena.

—Ella está ahí, ¡esta ahí!

Me apartan del piano y nadie aquí me cree. Estoy mortalmente enfermo de pena y hedor❞

Y siguió señalando el lugar mientras gritaba más que de costumbre cuando no acataban las indicaciones que él les ponía, hartos de la desquiciada mente de su hermano, Subaru y Ayato lo intentaron sacar de aquella habitación para luego dejarlo tirado en el pasillo.

—¡Joder Reiji!, ¡ella está muerta, no hay nadie ahí!— mascullo furico el albino, quien lo agarro de la camisa y mostrar la soledad que habitaba en ese cuarto— ¡Tú la mataste!

—¿Q-que?

Y fue ahí cuando una ola de recuerdos chocaron contra él.

—Reiji-san, ¿le gustaría escucharme tocar el piano?

Sus pupilas se expandieron bruscamente al ser testigo de aquella horrible escena que cometió. Por aquella puerta observaba con miedo la imagen de él succionando sin piedad el cuello de la blonda, quien se encontraba cubierta de sangre dilatando unas cuantas lágrimas de sus apagados ojos, mientras su mano se aferraba a las teclas del piano que finalmente dejaban un sonido áspero por todo el lugar.

Vertí su sangre en el fuego de mi ira. Cierro la puerta y me preguntan por ella.

La vida de Komori fue arrancada a causa de un desgarrante sentimiento de celos proviniente del segundo, ¿el motivo?, cuando este había preguntado quien fue su maestro en enseñarle, la respuesta de la fémina había sido el nombre de su más odiado hermano, Shuu.

En ese instante, mordió sin piedad la terza piel de su mujer por el simple hecho de que mantuvo una convivencia con el ser que tanto repudiaba, su objetivo era sólo drenar con brutalidad el líquido carmesí que corría por sus venas como castigo, pero enloqueció cada vez más cuando el dulce sabor lo apreso en todos los sentidos, sintiendo ese calor recorriendo cada parte de él llevándolo al asesinato de esta.

—N-no...

La puerta se cierra lentamente atemorizandolo más mientras que los otros quedan desinteresados por lo que está pasando, él observa detrás de ella la imagen de cierta joven con las ropas manchadas de escarlata sonriendole quizás por última vez, dejándose presente un estruendoso sonido de un portazo.

—Tsk, que perdida de tiempo— clamó molesto el peli-blanco

Cuando por fin el resto los hermanos se estaban por retirar, se podía percibir el audible sonido de alguien tocando el piano detrás de aquella puerta, incrementado el sonido cada vez que daban un paso.

—¡Está ahí!, ¡ella está tocando! ¿No lo escuchan?— grito alterado

—¿Escuchar, que? — exclamo Shuu con desgan, para desaparecer junto con los demás en la oscuridad, dejando a Reiji con la palabra entre la lengua.

La sinfonía tan melodramática seguía retumbando en sus tímpanos, como si estuviera apegado a él, entonces fue ahí cuando se dio cuenta de que era el único que la podía escuchar tocar, y probablemente ese sonido de cuerdas desafinadas jamás lo dejarán en paz, porque ese era el castigo de su infame pecado.

Que lo perseguirá hasta la eternidad.

































Debo dejar de hacer One-shots inspirados en canciones x'd
¡Es que do babes!, escucho una rola chingona y siento que debo involucrar la letra de la canción en una historia, alv.

Espero que les guste, las amo
( ๑ ❛ ڡ ❛ ๑ )❤

Sobre aquellas personitas que votan en mis historias pendejas, esas merecen ir al cielo. (ɔˆ ³(ˆ⌣ˆc)

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