🎻Sangre🎻

XV

“Y según la ley, casi todo es purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón.”

Hebreos 9:22

La noche era jóven, el ejército de El principe de las tinieblas, había decidido parar en un sitio donde había casas de humanos que se encontraban vacías  destruídas por dentro.

—¿Crees que los destructores pasaron por aquí?—preguntó el príncipe

—Si, seguro—contestó Konstantín

El ejército del príncipe, era apenas de diez vampiros, que se movían en busca de sangre y muerte.

Rastrearon la zona y no vieron ni escucharon nada, dispuestos a irse, se escuchó un leve ruido de algo que se movió de dentro de una casa. Los vampiros rodearon la casa, esperando que ese algo saliera.

Luego la puerta se abrió del todo, un hombre herido salió de ella y se desplomó sobre el suelo.

El príncipe se acercó al hombre.

—¿Quién eres? ¿Hay más de tu clase?—le preguntó impaciente tomándolo del cuello

El hombre no parecía tener miedo pero tampoco le contestó. El príncipe ya no tenía tanta como antes paciencia. Y le dijo a Konstantín que lo mate si no servía ni para decirle si había más como ellos.

—Si no habla, mátalo—ordenó el príncipe soltando al hombre y dejándolo caer al suelo.

—Podemos convertirlo y tener uno más para nuestro ejército—le comentó Konstantín

—Trata de sacarle información antes, quizás sirva de algo...

Así fue que Konstantín se acercó al hombre y trató de sacarle información.

—No te mataremos, sólo dinos si hay más de ustedes...

—No entiendo la pregunta—logró por fín contestar el hombre mirándolo con extrañeza

—Si, ¿si hay más humanos como ustedes?—contestó Konstantín

—No somos humanos—dijo el hombre

—¿Entonces qué son?—indagó Konstantín

—Demonios —contestó—Hemos tomado la forma de humanos, de hombres...—dijo y sus ojos se volvieron negros para mostrarle que decía la verdad

Konstantín se sorprendió.

—¿Y cómo lo han logrado?—preguntó curioso

—Sólo nos basta una tumba y luego absorbemos sus cenizas y  tomamos aspecto de esa persona que murió.

—¿Quién te atacó?—le preguntó viendo que estaba herido

—Un animal salvaje, un felino, pude salvarme de que no me comiera porque logré entrar a esta casa y cerré la puerta, se cansó de esperar y se fue.

Konstantín vió que decía la verdad, lo vió en sus ojos negros como la noche. Luego fue a contarle la información a el príncipe, este dedujo que un demonio no podía convertirse en un vampiro, pero podría servir de alimento.

—Bueno, tú decides, puedes comerte su cuerpo.

A Konstantín le dió un poco de lástima, y decidió dejarlo con vida.

—Le dije que no lo mataríamos...

El príncipe añadió:

—Odio la compasión —susurró el príncipe y fue por el «hombre» que seguía en el suelo, sus ojos azules se volvieron rojo, lo mordió con sus largos colmillos, y comenzó a succionarle la sangre, hasta murió.

El alma oscura del demonio salió del cuerpo del hombre y se alejó en busca de otro cuerpo.

El príncipe sació su sed y sus ojos rojos se volvieron a su color natural.

—Ya podemos irnos — ordenó el príncipe

—¿Hacia dónde nos dirigiremos?—preguntó otro de los vampiros

Cuando el príncipe no estaba seguro de algo, recurría a su mano derecha, miró a Konstantín para ver que pensaba al respecto.

—¿Qué piensas?—le preguntó el príncipe a Konstantín.

Este recordó que el demonio se alimentaba de cuerpos, tumbas.

—Debemos dirigirnos al cementerio más próximo, conozco uno en Polonia, dicen que es un cementerio olvidado, escondido, de personas que fueron ocultadas en la época de la peste para que los destructores no los quemaran.

—Esta bien, te seguiremos.

El príncipe y sus hombres, siguieron a Konstantín,  se volvieron murciélagos y comenzaron a volar  alejándose de aquel lugar de  viejas casas vacías.

                                &

He vuelto un poco decepcionada de mi cacería, estaba a punto de comerme a un hombre y no pude, ya que entró a una casa de humanos. No sabía que aún existían. Pero los objetos de humanos, son sagrados para los que no lo somos o tenemos algún poder sobrenatural o hemos hecho algún pacto con el diablo.

Esperar a que salga era dejarme tocar por el sol y volver a mi aspecto real, una bruja de cientos de años, arrugada y fea. Por la noche y en la oscuridad puedo ser   jóven y hermosa. Además de poder convertirme en el animal que yo quiera.

Otro día tendré más éxito, eso no me preocupa, cuando no tengo suerte con la cacería, que es casi siempre poca, preparo alguna posión y me la tomo a modo de amedrentar el hambre y puedo no comer durante semanas o meses.

Porque lo único que me importa, cuando es un hombre, es su alma, no específicamente su cuerpo, y cuando es un animal, es su corazón, eso me mantiene jóven.

Una vez poseída su alma, lo coloco adentro de una piedra y esa piedra lo echo en un gran caldero, esa alma se evapora y otra alma, cualquiera de mis hermanas brujas, vuelve.

Después de que  echo el alma en forma de piedra al caldero, luego de decir las palabras mágicas dejo derramar una gota de sangre de un dedo y el hechizo está completo.

Una de mis hermanas vuelve y me manda una señal, puede ser que se haya vuelto en forma de animal, generalmente vuelven en forma de cuervos, búhos y animales salvajes como búfalos y felinos. Y su único objetivo es sobrevivir. Que gano con esto, sólo liberarlas del dolor, de seguir ardiendo en el infierno. Eramos como veinte brujas aproximádamente en el aquelarre, aún no he podido revivir a Lilith pero ya lo voy a lograr. Cuando estén todas, podremos volver a reconstruir el aquelarre y ser invencibles.

En mi cueva he dibujado un gran árbol y puesto el nombre de cada una de ellas, cada vez que una vuelve a la vida , uno de esos dibujos , generalmente son hojas, se vuelve negra y el árbol de las brujas comienza a llenarse de hojas negras y a llenarse de vida. Cuando el árbol esté completo, todas podrán obtener su forma humana y nos volvemos invencibles.

Canción: Broken pieces — Apocalyptica




   

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