🎻 Profecía 🎻
XVII
“los ángeles caídos son seres que decidieron rebelarse contra Dios y fueron expulsados del cielo”
Judas 1:6
El ejército del príncipe de las tinieblas había llegado al cementerio olvidado, oculto alojado en un pueblo alejado de los suburbios al norte de Polonia.
El príncipe tenía la sensación de que ya había estado allí.
Las aves nocturnas bajaron a la tierra ya convertidos en hombres.
Estuvieron mirando detenidamente la zona, a ver si encontraban algo que los haga saber que era la zona correcta.
—Inspeccionen el lugar—ordenó el príncipe. —Si encuentran algo valioso, una tumba, lo que sea me avisan.
—¿Estás seguro que es un cementerio, y no nos equivocamos de lugar?—Indagó el príncipe
—Si, estoy seguro que es acá, nunca he venido, pero sabía que era por acá, dicen que acá enterraban a los que murieron por la peste. Se dice que los destructores acababan con todo hasta con las personas que se enfermaban de la peste, como no les parecía justo que murieran o que sus cenizas terminen en manos de ellos, crearon un cementerio oculto.
—Parece hemos llegado tarde—dijo al ver que ya ni siquiera había cuerpos
—Los demonios, habrán llegado antes—dijo Konstantín—Y se habrán adueñado de los cuerpos que se encontraban enterrados aquí.
—Creo que encontré algo—dijo uno de los hombres vampiros acercándose a un ataud quemado.—Parece una tumba quemada.
—¿Tiene alguna inscripción de quién era?
—No, ninguna. Pero encontré esto—dijo mostrando una cadenita y tiene una inscripción con un nombre.
El príncipe tomó la cadenita y vió que decía "Klara".
—Ya veo— dijo el príncipe mientras tomó la cadenita y vió que decía «Klara». Le sonaba el nombre, no quería afirmar nada sin antes asegurarse de que fuera «ella».
El príncipe no podía ver a quien pertenecía el collar pero Konstantín tenía el poder de la visión con sólo tocar el objeto, podía ver a quién le pertenecía. Por lo tanto llamó a Konstantín para que le dijera que podía ver:
—Necesito que toques esto y me digas que ves —dijo mientras le daba la cadenita
Konstantín tomó la cadenita en sus manos y haciendo fuerza con sus dos manos, sus ojos comenzaron a ponerse rojos, en su mente apareció la visión de Klara cuando esta se despertó de su tumba.
Con su vestido y su pelo rojo suelto, podía verla desde atrás y luego vió como ella se dió la vuelta y pudo ver su delicado rostro y sus ojos color del fuego que hizo que se encendiera el corazón de Konstantín y este no pudo evitar quedar atrapado en su mirada tan dulce e inocente.
«Es muy hermosa»pensó, pero solo añadió:
—Es una jóven pelirroja—dijo después de que salió de su visión
—Significa que ya despertó...—susurró
—¿La conoces?
—He recibido una orden de mi padre Lucifer, el rey de las tinieblas de convertir a una mujer virgen, para que se cumpla la profecía...
—¿Cuál profecía?—preguntó algo confundido Konstantín
—La profecía del día del juicio final, una chica virgen, de corazón puro e inocente será entregada al mundo de las tinieblas, para que gane el mal sobre el bien y la tierra sea el nuevo hogar de los ángeles caídos.
Fue en ese mismo momento en que Konstantín se había percatado de que el príncipe de las tinieblas, era el mismísimo Caín, quién había sido enviado a la tierra por su padre para que tal profecía sea cumplida.
— Es por eso que estamos aquí. Ella es nuestra reina, es a ella a la que debemos servir, si no fuera por ella, seguiríamos en el infierno y ahora dominamos la tierra. —Mi parte ya ha sido cumplida, la he mordido y la he convertido por orden de mi padre.
—Sólo falta que ella cumpla con su parte...—Sostuvo el príncipe
—¿Y qué tiene que hacer?—preguntó Konstantín
—Debe asumir su puesto, de ser la nueva reina de los vampiros, la nueva reina de los ángeles caídos y el mal reinará en la tierra para siempre.
—¿Y es que significa?—preguntó Konstantín quien no llegaba a entender del todo
—Ya tenemos un padre, Lucifer, ahora solo falta una madre dijo el príncipe de las tinieblas, mejor conocido como Caín.
— ¿Y si acepta?
—Nos convertiremos en sus hijos y nuestro padre descenderá y desatará el mal en la tierra. Ella tendrá un poder infinito, podrá revivir a los muertos y todos seremos libres.
—¿Y si no acepta?
—Habremos fracasado...—dijo Caín
«Bueno, no es para tanto» pensó Konstantín
—Y volveremos a dónde pertenecemos, al infierno...—terminó diciendo el príncipe de las tinieblas .
—Entonces es importante, debemos protegerla—afirmó Konstantín.
—Primero debemos encontrarla—comentó el príncipe.
—¿Y dónde podría estar?
—Seguramente buscando donde saciar su sed de sangre...
—¿Estará sola?
—No lo sabemos, pero es probable que lo esté...
Konstantín quería encontrarla y protegerla, quedaría bien frente a ella y se ganaría su corazón.
—¿En dónde la buscaremos?—preguntó el príncipe, encontrarla ahora, se había vuelto su única prioridad.
Konstantín se acercó y tocó el cajón, sus ojos se volvieron rojos, pudo verla escribiendo un diario y después vió el ataúd arder en llamas, las antorchas fueron lanzadas por los demonios. Habían encontrado su tumba y estaban al acecho.
—Debemos encontrarla antes que los demonios.
—¿Qué fue lo que viste?
—Ellos han llegado antes, han quemado su diario y el ataúd y luego se marcharon, creo que fueron a buscarla, podía sentir la mirada de odio en sus ojos. Parece que la conocieran.
—Es que la conocen—dijo el príncipe en voz alta
—¿Quiénes son los demonios?
—Son los mismos que han querido matarla, bajo el nombre de destructores. Yo estuve ahí, ví como sus padres ocultaban su cuerpo para que no la quemaran y ...
—Aprovechaste para convertirla—interrumpió Konstantín.
—Si, al principio pensé que era una pena que muriese tan rápido y después pensé en la orden mi padre quién me dijo que eligiera a una mujer, ella tenía que ser virgen e inocente, para poder abrir el cielo y empezar el día del juicio final.
—Iban en esa dirección—apuntó con el dedo Konstantín
—Van hacia el Sur de Polonia—dijo y el ejército del príncipe se puso en marcha hacia esa dirección.
Canción: Farewell —Apocalyptica
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