🎻Pater noster🎻
VI
"Aún cuando yo pasé por el valle más oscuro, no temeré, porque tú estás a mi lado."
Salmos 23:4
Cuando abrí el cajón, lo encontré a Kristoff arrodillado con un sahumerio prendido. No quería interrumpirlo. Aunque no entendía nada de lo que hacía y decía. Cuando se dió cuenta que estaba detrás suyo, dejó de hacer lo que estaba haciendo.
—No quería interrumpirte— dije mirando a un lado— ¿Qué hacías?
—Sólo oraba— me respondió mientras se levantaba en sus cuatro patas.
Conocía esa palabra. Alguna vez lo había escuchado pero no tenía la menor idea de lo que quería decir.
—¿Qué significa?-— indagué
—¿Nunca has rezado?
—Quizás en mi otra vida lo he hecho.
—Si quieres te enseño— comentó Kristoff y se colocó detrás de mi y tomó mis brazos, sentía su respiración muy cerca de mi oído derecho, parecía agitado, pero no, su respiración de hombre caballo era doble, y hasta escuchaba su corazón que era mucho más rápido que el normal.
Junté mis manos y él las apretó junto a las mías, el calor de sus manos, pude sentirlas, en mis manos frías.
—Tienes las manos heladas— susurró.
—Te olvidas que soy un vampiro, soy un cadáver viviente— respondí
Era la primera vez que me llamaba así a mí misma.
—Pero eres un vampiro tierno — volvió a susurrar.
—¿Qué dijiste? — pregunté porque no había logrado escuchar
—No, nada...
—Bueno, ahora debemos «rezar»— me dijo — Repite conmigo:
Pater Noster,
qui es in caelis,
sanctificétur nomen Tuum, adveniat
Regnum Tuum,
fiat volúntas tua,
sicut in caelo et in terra.
Panem nostrum cotidiánum
da nobis hódie,
et dimitte nobis débita nostra,sicut et
nos dimittímus debitóribus nostris;
et ne nos indúcas in tentationem,
sed libera nos a malo.
Amén.
Me dijo que la oración estaba en latín porque era la lengua sagrada de culto de antaño y que así podrían escucharnos los dioses sin estar traduciendo nuestras plegarias.
Cuando terminamos de rezar me sentía débil.
—Me siento débil...— comenté
La poca energía que tenía me la había sacado la oración, aunque también me sentía un poco rara después de haber «rezado», en el buen sentido, como si en el fondo le habría contado todos mis problemas a alguien que ni siquiera sabía si existía, me había sacado un peso de encima, al menos temporalmente.
—¿Cuánto dura esto?
—¿Durar que...?— me respondió
—Esta sensación de alivio— susurré
—Durará todo lo que desees, porque puedes hacerlo cuántas veces quieras y el alivio será el mismo.
—Gracias, por habérmelo enseñado.
—Estoy para lo que me necesites.
Cuando quise dar unos pasos hacia él y abrazarlo para darle las gracias, me caí.
Él se acercó y me tomó de la cintura y me sentó en una piedra cerca del fuego.
—Estas débil porque necesitas comer.
—Si, lo sé, ¿qué es ese rico olor?
—Estuve preparando la cena-dijo abriendo la tapa de una gran olla.
Me asombró que estuviera tan atento en todo.
—¿Qué es?— indagé curiosa mientras me acomodaba en la roca
—Es una sopa de sangre
—¿Para mí?
—Sí— dijo mientras se inclinaba hacia mí— para su alteza.
—¿Te estás burlando de mí?— pregunté si era ironía de su parte.
—¡Jamás!—exclamó con un aire a superación.
Estaba tan cansada que ya no me aguantaba ningún chiste. Si es que lo era. No me aguantaba ni un pequeño sarcasmo. Nada. Entonces arremetí contra él. Mi humor había cambiado repentinamente.
—Mira, si te pedí ayuda, es porque eres el único que está aquí conmigo, hasta ahora no he visto a nadie vivo más que tú.
—¿Anocheciste mal? — preguntó Kristoff-Claro que te acompañaré, pero no voy a entrar a la cueva porque es muy peligrosa.
—Si, eso ya lo dijiste, mira lo siento, Desde que desperté que no me siento la misma de antes.
Y era verdad ya no me sentía la misma, mi humor cambiaba , tenía hambre, sed de sangre humana, y tenía miedo de convertirme en algo que no quería. Aunque ya me había convertido en un vampiro. Podía escuchar mis pensamientos , no podía evitarlos, como ahora, alguien podía escucharlos. Quizás lo que puedan comunicarse así telepáticamente, como los vampiros.
—¿Qué piensas? — preguntó Kristoff— Estás muy callada.
—Debo encontrar mi cello, quiero tocar y tranquilizarme.
Era lo único que me traería paz, además de rezar claro.
—Si, lo encontraremos, te lo prometo.
—No tienes que prometerlo, te creo.
Me preocupaba su paradero.
« ¿Lo tendría aquella malvada bruja como tanto el decía o alguien más?»
—¿Y qué sabes de esa bruja malvada?
A Kristoff le dió un escalofrío en la espalda.
— Bueno, no deberíamos decirle "bruja" ni mucho menos " malvada" porque los árboles podrían escucharte.
—¿Los árboles?
—Si, son seres extraños igual que nosotros. Pueden estar escuchándonos.
—Entonces ¿Cómo se llama «ella»?
—Nadie lo sabe. Sólo sabemos que tiene mucho poder, y qué ha convertido a muchos en su cena.
—Yo convertiría a todos los humanos en mi cena— reí
—No es gracioso, nosotros éramos humanos... — dijo Kristoff algo nostálgico.
—Eso fue antes, ahora ya no lo somos— aclaré.
Pero él siguió mantenimiendo su cara melancólica, extrañaba su antigua vida humana. Y yo, yo ni siquiera podía recordarlo. Sólo me acechaba la maldad, porque sólo pensaba en sangre y muerte. Algún día volvería a ser como antes, no lo creo.
Tomé la sopa de sangre de animales que Kristoff había echo para mí.
—Está rica-— acoté mientras llevaba la cuchara a la boca.
—Que bueno que te guste-acotó mirando el fuego consumiendo las brasas.
—¿A dónde iremos hoy? Tenemos que avanzar hacia la cueva de ya sabes quién.
—Sí, es verdad— respondió Kristoff mientras afilaba su cuchillo con el que había matado aquellos animales para mí.
No podía dejar que siga haciendo eso por mí. Tenía que empezar a beber sangre de humanos. O de lo que sea, pero no podía seguir matando animales sólo para satisfacer mi sed.
—Te agradezco que hayas hecho esta sopa para mí, pero ya no quiero que lo hagas.
Kristoff dejó de afilar su cuchillo y me miró y luego añadió:
—Pero te morirás de hambre.
—Lo sé, pero no quiero que sigas asesinando animales, me he convertido en un monstruo y deberé asumir mi destino, no soy una asesina de animales.
Bueno, si eso quieres — contestó y volvió a colocar el cuchillo en la vaina.
—Yo también debería cambiar mi alimentación, y volverme vegetariano— dijo y sonrió
—No estaría mal— sonreí.
Me gustaba su compañía, ahora tenía otro motivo para seguir viva.
Canción: 5th symp 2nd Mov —Beethoven
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top