🎻 Diario 🎻
V
"He cruzado océanos de tiempo para encontrarte"
Drácula
Aunque su deber en ese momento era «dormir» Klara no pudo pegar un ojo en todo el día que estuvo adentro de su ataúd, aguardando la noche.
Así que se puso a escribir en su diario, como lo venía haciendo desde ayer, el día que despertó de su propia tumba.
Diario:
25/10
Hoy es mi cumpleaños, cumplo 16 años, en realidad hace 200 años que tengo esta edad, significa que estoy viva hace 200 años... Mi historia comienza cuando desperté en mi ataúd. Si como lo escuchan, cuando morí, nací.
Pero había cambiado, mi aspecto humano ya no existía, no tenía corazón, mi alma estaba vacía, lo único que conservaba de mi humanidad era tocar el cello, aún seguía tocándolo...
Conocí a un centauro, si así como lo escuchan, se llama Kristoff, me ha llevado a su morada, es divertido y muy valiente, bueno eso creo...
A veces escribía para poder entenderse, y ahora más que nunca, ya que se había convertido en algo diferente, un vampiro.
El diario se lo había regalado su mamá para su cumpleaños número 12.
Bueno en realidad no lo recordaba pero la ayuda memoria era que tenía una dedicatoria en él:
«Con amor mamá»
Hubiera deseado poder recordar más pero no podía, como si hubiera empezado de cero.
26/10
Ya no tengo alma, mi cello se ha perdido.
Según Kristoff lo tiene una bruja malvada.
No pensaba que las brujas existieran tampoco los centauros, si los había escuchado de juglares y leído en cuentos de fantasía, pero ahora no podía decir nada. Yo que yo era nada más ni nada menos que una vampira. Era otro mito echo verdad.
Pero tengo esperanzas de encontrarlo. Bueno, ¿la esperanza es lo último que se pierde no?
Obligué a Kristoff a que me acompañara. El no debería venir, no está obligado pero aceptó en hacerlo. Es un amor. En el buen sentido de la palabra, claro.
Aún no puedo creer que haya perdido mi más preciado instrumento, pensé que íbamos a estar juntos siempre.
Fue mi culpa, jamás tendría que haberlo dejado solo. Y todo por aceptar la invitación de Kristoff... bueno no acepté, él me llevo en su montura, y no pude evitarlo, me dejé llevar... y ahora perdí lo más importante para mí, la melodía, aquella con la que me sentía segura, cuando lo tocaba.
Se siente raro, como si una parte de mí se haya ido con él. Nunca estuve tan alejada de él mucho tiempo, se siente como cuando pierdes a alguien muy importante en tu vida y de pronto ya no está contigo.
Me invadía un vacío existencial.
Como un manantial sin agua.
Como una pecera sin peces.
Así de vacía me sentía yo.
Un pesar muy grande me debilitaba.
Una tristeza muy profunda a veces se apoderaba de mí.
Solo tengo que tomarla y transformarla en algo bueno.
Esa era mi misión.
Ese era mi destino.
¿Había cambiado para mejorar?
Mi nueva condición vampírica. Me está forjando a sobrevivir. Ser más fuerte.
Ahora estoy débil porque no he probado la sangre humana. Y tampoco quiera hacerlo...
Es que es todo tan extraño, aún no puedo aceptar que sea un vampiro.
Tengo miedo.
No quiero que Kristoff piense que soy una cobarde...Pero me aterra todo esto que estoy viviendo, con él pienso que todo se hace más fácil.
Me sigue insistiendo en que lo muerda, no puedo hacerlo, temo por su vida y si llegara a matarlo no me lo perdonaría.
Quizás encuentre una solución a toda esta situación.
Tengo que confiar.
La confianza es algo que siempre me costó.
Caí en un sombrío letargo por no confiar en mí.
No estaba preparada para afrontar las consecuencias de la vida.
La tristeza me había invadido profundamente.
No encontraba fuerzas para asumir la nueva responsabilidad que me había tocado.
¿Volvería a caer si no confiaba ahora en alguien más?
¿Por qué a mí?
¿Qué tenía yo para ofrecerle al mundo?
Pero ahora estaba despierta, sabía en qué me había convertido pero no quería asumirlo.
¿Qué más sigue?
Espero tener las fuerzas necesarias para continuar este viaje.
Espero encontrar mi cello y poder volverlo a tocar.
Espero seguir adelante.
Klara escribió estás últimas palabras en su diario y le puso un candado bajo llave. Luego puso la llave en una cadenita que le habían regalado a sus 15.
Otro recuerdo más.
Debía asumir que su vida iba a ser así para siempre, dormiría durante el día y despertaría cuando se pusiera la noche...
Como una niña perdida en el bosque corriendo por su vida. Ella correría en busca de su cello. De su alma perdida.
Deseaba tener una vida normal. Y eso era una algo imposible.
Debía aceptar las nuevas reglas impuestas.
Debía aceptar su destino.
Ya no era una lucha de humanos contra monstruos.
Ellos eran los monstruos y ellos también eran los nuevos humanos en ese mundo que se parecía más al infierno que a la tierra que una vez hace mucho había abandonado.
Según cuenta la leyenda, los vampiros descienden de Caín. El día en que este se reveló y mató a su hermano. Dios lo castigó expulsándolo del paraíso privándolo de la luz del sol y a beber sangre para vivir por toda la eternidad.
Así nació el primer vampiro, y todo su linaje quedaría maldito por el pecado.
Lo bueno quizás es que vivirían para siempre, pero en una fría y solitaria, oscura y maldita vida.
Quizás Kristoff sería aquel que la acompañara a caminar en esta fría y desolada oscuridad.
Qué más le deparaba el destino.
Eran estas las dudas que no la dejaban en paz.
Pronto vería la luna, su compañera eterna en este viaje sin retorno.
Canción: Psalm — Apocalyptica
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