Capítulo 26
Minho se recuesta en su silla, observando cómo Seonghwa firma su nombre en la última página del acuerdo. El sonido de la pluma rasgando el papel llena la habitación, acompañado por la respiración superficial de Seonghwa. Cuando el omega finalmente deja la pluma, se queda mirando el documento por un momento antes de encontrar la mirada de Minho.
— ¿Entonces, esto es todo? — pregunta Seonghwa con voz vacilante.
— Lo es — responde Minho, apilando los papeles cuidadosamente —. Es oficial. Verás a Bonhwa el próximo fin de semana. Sábado, a las diez en punto. Cumple con el horario; sin excepciones, sin excusas.
Seonghwa asiente, su rostro se ilumina con una sonrisa tenue, casi tímida — Eso es... perfecto. Gracias, Minho. De verdad. Sé que no lo merezco, pero-
— Tienes razón, no lo mereces — Lo interrumpe Minho, su voz afilada pero no cruel —. Esto no se trata de ti, Seonghwa. Se trata de Bonhwa. Tienes esta oportunidad porque estoy eligiendo creer en lo que es mejor para él. No me hagas arrepentirme.
— No lo haré — promete Seonghwa rápidamente, con las manos entrelazadas frente a él —. Lo juro. Y sobre las llamadas; serán cortas, ligeras. Solo para darle las buenas noches y desearle dulces sueños.
Minho asiente, su expresión se suaviza un poco — Bien. Pero recuerda, estás caminando sobre hielo delgado. Si lo alteras o me das una sola razón para pensar que esto no está funcionando.
— Lo entiendo — dice Seonghwa con firmeza —. Haré todo bien, Minho. Tienes mi palabra.
Minho lo mira con intensidad, pero hay un pequeño gesto de aceptación en su mirada — Bien. Cuídate, Seonghwa. Haz toda tu terapia y toma tus medicamentos, sabes que yo me encargo de ello. Y no arruines esto.
La sonrisa de Seonghwa es breve pero genuina — No lo haré. Nos vemos el próximo fin de semana.
Se da la vuelta y sale, sus pasos resonando suavemente mientras la puerta se cierra detrás de él.
Minho exhala lentamente, pasándose una mano por el cabello. Su oficina se siente tranquila ahora, casi demasiado tranquila, pero la tensión de la conversación aún persiste. Solo pasa un momento antes de que la puerta se abra de nuevo, esta vez revelando a BangChan.
Chan entra, sus ojos agudos escanean el rostro de Minho antes de acomodarse en la silla frente a él.
— Entonces — dice, cruzando los brazos —, ¿cómo fue todo?
— Ya está hecho — responde Minho, recostándose en su silla —. Firmó todo, aceptó todos los términos. Le dije que verá a Bonhwa el próximo fin de semana. Hasta ahora, sin drama de por medio.
BangChan silba bajo — Honestamente, estoy impresionado. Por todo lo que me contaste antes de Seonghwa, pensé que arruinaría esto, o al menos pondría objeciones. Pero bueno, hay que reconocerlo cuando se lo merece.
Minho esboza una ligera sonrisa — Sabe que esta es su única oportunidad. No es tan tonto como para desperdiciarla. Aún así... — se detiene, su mirada se pierde por un momento —, esto no se trata de él. Bonhwa lo manejó todo tan bien. Mi pequeño... — niega con la cabeza, un atisbo de orgullo asomándose en su voz —, es algo más que increíble. La forma en que enfrentó todo esto... no podía creerlo.
Chan se inclina hacia adelante, apoyando los codos sobre las rodillas.
— Bonhwa ha crecido mucho. Se nota. Vaya, considerando cómo solía ser: tan cerrado, portándose mal... es casi como magia. O, no sé, como si algún milagro se hubiera obrado.
Minho se ríe entre dientes, las comisuras de su boca se curvan en una sonrisa que suaviza todo su rostro.
— No es magia ni milagros. Es Jisung.
— Por supuesto que lo es — responde Chan con una sonrisa cómplice —. Vamos, puedo ver que estás loco por presumir a tu omega y hablar maravillas de él.
— "Hablar maravillas" no le hace justicia — dice Minho, inclinándose hacia adelante con los codos apoyados en el escritorio. Su voz se calienta mientras continúa —. Jisung... lo es todo. Entró en nuestras vidas y simplemente hizo que todo mejorara. Para mí, para Bonhwa... es como si hubiera sanado algo en nosotros que ni siquiera sabíamos que estaba roto. Bonhwa lo ve como su mamá, Chan. Incluso con Seonghwa de vuelta en escena, es a Jisung a quien recurre. Jisung es quien lo abraza cuando necesita ser abrazado, quien lo arropa, a quien llama "mami de corazón".
La sonrisa de BangChan se ensancha, pero su tono es genuino y afectuoso cuando dice:
— ¿Estás completamente perdido por él, no es así?
Minho no duda.
— Absolutamente. Es mi omega. No hay duda de ello. Y planeo casarme con él y marcarlo, Chan. Voy a hacerlo mío para siempre. Es lo mejor que me ha pasado, y no voy a dejarlo ir.
Bang vuelve a silbar bajo, negando con la cabeza — Entendible, ¿si yo tuviera un omega así?, también lo marcaría y me casaría con él. Sin dudarlo.
El sonido de un gruñido bajo resuena en el pecho de Minho, sus instintos de alfa se encienden brevemente. Chan levanta las manos en una rendición fingida, riendo.
— Tranquilo, alfa. Solo digo que lo entiendo. Y estoy feliz por ti, amigo. Te lo mereces. Ambos se merecen.
Minho se recuesta, su expresión se suaviza mientras considera las palabras de Chan.
—Sí — dice en voz baja —. Lo merezco, ¿no? Es tan gracioso e irónico. Tú sabes que yo solía pensar que todo esto de la familia, el compromiso y el amor no eran para mí. Me burlaba de la idea, me convencía de que no lo necesitaba. ¿Y ahora? — se ríe suavemente, negando con la cabeza —. Ahora es todo en lo que puedo pensar. Quiero llevar a Jisung a vivir conmigo y con Bonhwa en mi casa grande, llenarla de cachorros y simplemente... construir una vida juntos. Él lo ha cambiado todo.
BangChan sonríe, recostándose en su silla.
— Parece que lo tienes todo resuelto. Y honestamente, no podría estar más feliz por ti.
Minho asiente, con una determinación tranquila pero feroz en los ojos.
— Yo tampoco. Por primera vez en mucho tiempo, Chan, siento que tengo todo lo que siempre he querido.
La luz del sol que entra por la ventana baña la habitación con un calor dorado, iluminando los suaves tonos pastel y las telas acogedoras que hacen que el espacio se sienta como un refugio. Jisung está sentado con las piernas cruzadas sobre la alfombra rosa y mullida de su oficina, pasando distraídamente los dedos sobre las delicadas costuras de una colcha hecha a mano que tiene sobre las piernas. Esta habitación, su lugar seguro, normalmente lo llena de paz, pero hoy, sus emociones están en un torbellino.
Félix está sentado cómodamente en la mecedora cercana, bebiendo de una taza de té que Jisung le preparó cuando llegó. Félix apareció poco después de que Seonghwa se fuera, percibiendo que Jisung podría necesitar a alguien con quien hablar. Ahora, espera pacientemente, su mirada suave y alentadora, mientras Jisung reúne sus pensamientos.
Finalmente, Jisung rompe el silencio, su voz es tranquila pero está cargada de emoción.
— La reconoció, Félix. Mi pulsera de cuarzo rosa — levanta la muñeca, dejando que las piedras rosadas brillen suavemente bajo la luz del sol —. Creo que la notó en el momento en que me vio. Sabía lo que significaba. Y luego... me dio las gracias.
Félix frunce ligeramente el ceño mientras se inclina hacia adelante.
— ¿Te dio las gracias?
Jisung asiente, su voz temblando ligeramente.
— Por estar ahí para él, por apoyar su causa y por cuidar bien de Bonhwa. También prometió que no arruinaría esta oportunidad que Minho le dio.
— Eso es... — Félix se detiene, buscando la palabra adecuada —. Eso es mucho, Jisung. Muestra mucho crecimiento de su parte. No lo esperabas, ¿verdad?
Jisung niega con la cabeza.
— No. Para nada. Pensé... Pensé que podría actuar frío, o tal vez tratar de demostrar que había cambiado sin realmente sentirlo. Pero parecía tan... genuino. Educado y amable. Muy empático conmigo — traga saliva con dificultad, volviendo a mirar su pulsera —. Tal vez sea por su pasado difícil y lo que enfrenta ahora, pero... realmente quiere hacer las cosas bien esta vez.
La expresión de Félix se suaviza, y apoya los codos en las rodillas.
— Tal vez esto sea una señal, bonito. Si Seonghwa, de todas las personas, puede mostrar ese tipo de entendimiento, entonces Minho definitivamente también puede. Ese alfa te adora. Lo sabes, ¿verdad?
Los labios de Jisung se presionan mientras observa la pulsera.
— Lo sé. Lo sé. Pero no se trata solo de eso, Félix. Es... todo lo demás. Mi pasado.
Mis errores. Las cosas que tengo miedo de contarle — su voz se quiebra —. ¿Y si...?
— Jisung — dice Félix, con un tono gentil pero firme —. Minho no solo te adora; venera el suelo que pisas. Si confías en él con tu corazón, entonces también debes confiarle el resto. Nada de secretos. Recuerda lo que hablamos anoche.
Un suspiro profundo escapa de Jisung mientras asiente lentamente, dejando que las palabras de Félix penetren.
— Tienes razón — dice, aunque su voz aún es pequeña —. Sé que tienes razón — hace una pausa, sus dedos juguetean con la pulsera —. Ya lo he decidido. Se lo diré. Le contaré todo. Nada de esconderse. Nada de secretos.
— ¿Cuándo?
— El día que Minho y yo salgamos — responde Jisung, con las mejillas teñidas de un tenue rosa —. Está planeando algo. Lia va a cuidar de Bonhwa, y me dijo que quiere que tengamos un tiempo a solas juntos.
Felix alza las cejas, con un destello travieso en los ojos — ¿Oh? Eso suena... especial.
El rubor de Jisung se profundiza, y baja la cabeza con timidez.
— Creo que lo será. Dijo que quería que fuera significativo. Un lugar privado, solo nosotros dos. Creo... creo que será este fin de semana.
Una sonrisa lenta se extiende por el rostro de Félix mientras se reclina en la silla, con su taza de té en las manos.
— Han Jisung. ¿Es esta LA cita? ¿Esa en la que él-?
— Basta — murmura Jisung, subiendo la colcha para esconderse la cara, aunque su tímida sonrisa delata su vergüenza.
Félix ríe, su voz cálida y burlona.
— Está bien, está bien, pararé. Pero si es lo que creo que es, entonces te espera algo hermoso. Y es el momento perfecto para contarle, Sung. Nada de retenerte. Simplemente díselo todo y deja que te apoye y te ame por todo ello.
Jisung asoma la cabeza detrás de la colcha, sus ojos verdes brillan — ¿De verdad lo crees?
— Oh, lo sé muy bien — responde Félix con confianza —. Minho está loco por ti. Ya ha demostrado que hará cualquier cosa para mantenerte feliz a ti y a Bonhwa. Esto solo los hará más fuertes.
Jisung se muerde el labio, asintiendo lentamente — Gracias, Lix. Por siempre creer en mí. En nosotros.
Felix le da un suave apretón en la rodilla.
— Siempre, Sung. Tienes algo real y diferente con él. No dejes que el miedo se interponga en eso.
El melodioso zumbido del teléfono de Jisung vibrando sobre su escritorio interrumpe el momento. Se acerca y ve el nombre de Gaeul en la pantalla. Su corazón da un vuelco; Gaeul rara vez llama durante el día, y como siempre, su sincronización es impecable.
— Te dejo tranquilo — dice Félix, levantándose de la mecedora con una sonrisa comprensiva. Le da una palmadita en el hombro a Jisung mientras se dirige a la puerta —. Buena suerte con tu charla. Avísame si necesitas algo.
Jisung asiente, agradecido, y responde la llamada justo cuando la puerta se cierra suavemente.
— ¡Gaeul! Hola.
La cálida voz de su hermana cruje al otro lado de la línea, aunque su tono lleva un toque de exasperación.
— ¡Por fin! ¿Por qué no nos has llamado? ¡Mamá y papá están preocupadísimos por ti!
Jisung frunce el ceño, moviéndose incómodo en su lugar.
— No ha pasado tanto tiempo, Gaeul.
Gaeul resopla.
— Para nosotros ha sido suficiente tiempo, Jisung. Siguen preocupados. Mamá no deja de preguntarme si sé algo de ti, y papá no para de caminar de un lado a otro. Ya sabes cómo son, especialmente... después de lo que pasó.
El estómago de Jisung se contrae. No necesita que Gaeul elabore más. Jala nerviosamente el dobladillo de su suéter, tratando de mantener su voz firme.
— Estoy bien. De verdad. No tienen que preocuparse tanto por mí.
Hay una pausa antes de que la voz de Gaeul se agudice ligeramente — ¿Estás seguro? Ese hombre... ¿no se ha atrevido a...?
— Gaeul — la interrumpe Jisung, su voz más firme ahora —. No. Se ha mantenido alejado.
Es una mentira, por supuesto, pero se niega a dejar que su familia cargue con el peso de su miedo. Ya se han preocupado lo suficiente.
El silencio al otro lado se prolonga por un momento antes de que Gaeul exhale audiblemente.
— Bueno... eso es un alivio. Quiero decir, confio en que puedes cuidarte, pero sigues siendo mi hermanito omega y yo soy tu hermana alfa. No puedo evitar preocuparme. Es mi instinto protegerte.
Los labios de Jisung se curvan en una pequeña sonrisa a pesar de todo.
— Lo sé. Y te amo por eso, Gaeul.
— Bien. Ahora — continúa Gaeul, su tono alegrándose un poco —, dime qué has estado haciendo. ¿Cómo va la guardería? ¿Sigues volviéndote loco intentando que sea perfecta?
— Está yendo genial, en realidad — dice Jisung, relajándose un poco mientras cambia de tema —. Los cachorros son maravillosos. Todo está funcionando sin problemas.
— Me alegra escuchar eso — la voz de Gaeul suena genuinamente feliz ahora, con su curiosidad despertada —. Entonces... ¿hay algo más emocionante pasando en tu vida?
Jisung duda, sus dedos rozando la colcha que aún tiene en su regazo. Ha estado reflexionando sobre esta conversación durante un tiempo, y si está pensando en algo serio con Minho (y lo está), su familia merece saberlo.
— Bueno... — comienza, con las mejillas calentándose, — hay algo. Alguien, en realidad.
Solar jadea — ¡Oh, Dios mío! ¡Jisung! ¿Hablas en serio? ¿Has conocido a alguien?
— Sí — Jisung sonríe tímidamente, las palabras brotan de él —. Es un poco una historia. Cuando volví de visitarlos, había un nuevo cachorro en la guardería. Se llama Bonhwa y... no sé, Gaeul. Desde el momento en que nos conocimos, simplemente todo se sintió especial. El se sintió cómodo conmigo de inmediato, como si tuviéramos una conexión. Y luego conocí a su padre.
La emoción de Gaeul prácticamente chisporrotea a través del teléfono.
— ¿Y su padre es...?
— Se llama Minho — dice Jisung suavemente, su corazón acelerándose al pronunciar el nombre del alfa —. Es un padre soltero, por supuesto. Y... me está cortejando.
— ¡¿Qué?! — chilla Gaeul, su voz subiendo una octava —. ¿¡Tienes un alfa cortejándote!? ¡Jisung! ¡Nos has estado ocultando esto! ¡Cuéntamelo todo!
Jisung se ríe, sintiéndose un poco tímido pero mayormente feliz.
— Es algo reciente. No hemos hecho nada oficial aún, pero... realmente creo que él es el indicado, Gaeul. Es tan bueno conmigo. Y Bonhwa... — duda, su pecho se aprieta con emoción —. Bonhwa ya me llama "Mami"
— ¡¿Qué?! — El grito de Gaeul es tan fuerte que Jisung tiene que apartar el teléfono de su oído. — ¿Estás hablando en serio? ¡Eso es un gran paso, Jisung!
— Lo es — admite, su voz suavizándose —. Pero se siente bien. Todo se siente bien.
Hay un momento de silencio antes de que Gaeul vuelva a hablar, su tono firme.
— ¿Sabes qué? Tengo que verlo en persona. Tengo que conocer a este Minho y asegurarme de que sea tan increíble como dices. Mis instintos nunca fallan, y ya sabes que acerté sobre Sehun siendo un imbécil desde la primera vez que lo conocí. Necesito asegurarme de que Minho te esté tratando como el tesoro que eres.
Jisung se queja, aunque una pequeña risa escapa de sus labios — Gaeul...
— No hay peros que valgan, Jisung — lo interrumpe ella, su tono firme pero cariñoso —. Eres mi hermanito omega, y no voy a correr riesgos.
Jisung suspira, aunque no puede evitar la sonrisa que se dibuja en sus labios.
— Está bien. Pero te advierto: él es increíble, Gaeul. Y también te encantará Bonhwa. Ya lo verás.
— Ya veremos — bromea Gaeul, aunque su voz es cálida —. Solo espera. Voy a reorganizar algunas cosas en el trabajo y te avisaré cuándo puedo visitarte. Puede que tome unos días, pero confia en mí, estaré ahí pronto.
Jisung ríe suavemente, negando con la cabeza — Por supuesto que lo harás. Solo avísame cuando lo tengas decidido.
— Y, Jisung, sabes que le voy a contar a mamá y papá sobre este alfa y su hijo, ¿verdad? Ellos necesitan saberlo.
Jisung duda, pero finalmente asiente, aunque ella no pueda verlo.
— Sí, está bien. Solo... por favor, Gaeul. Asegúrate de que sepan que todo está bien. Tranquilízalos. No quiero que se preocupen.
Gaeul suspira — Te prometo que les diré que todo está bien. Y que estás feliz.
— Lo estoy — dice Jisung en voz baja, su corazón hinchándose al pensar en Minho y Bonhwa.
— Bien. Los mantendré bajo control — asegura ella.
Antes de que Jisung pueda responder, se escucha un suave golpe en la puerta. Anya asoma la cabeza, ofreciendo una amable sonrisa.
— Perdón por interrumpir, Jisung, pero Bonhwa está preguntando por ti.
Los ojos de Jisung se iluminan de inmediato.
— Estaré ahí en un minuto — dice antes de volver su atención al teléfono.
— Espera — dice Gaeul, claramente intrigada —. ¿Escuché bien? ¿Alguien acaba de mencionar a Bonhwa?
Jisung sonríe, incapaz de ocultar el orgullo en su voz — Así es. Mi Bonhwa está preguntando por mí.
Gaeul emite un pequeño ruido, una mezcla de incredulidad y ternura.
— ¿Tu Bonhwa, eh? Han Jisung, te has convertido en un omega totalmente doméstico.
Jisung ríe, sintiendo cómo el calor sube a sus mejillas — Supongo que sí. Pero me está esperando, y debo apurarme. Además, tengo más cachorros que cuidar.
— Ve — dice Gaeul con calidez —. Pero no creas que te libraste de mí. Dile a este alfa tuyo que voy a hablar con él pronto. Más le vale tratarte como tú lo mereces.
Jisung ríe, una sensación de consuelo lo envuelve — Se lo haré saber. Te amo, Gaeul.
— Yo también te amo, hermanito. Saluda a Félix de mi parte y cuídate, ¿de acuerdo?
— Lo haré — promete Jisung.
Se despiden, y cuando Jisung cuelga, no puede evitar la sonrisa que persiste en sus labios. La actitud protectora de su hermana, aunque a veces abrumadora, siempre lo hace sentirse más enraizado.
— Bien — se dice así mismo, levantándose y saliendo de su oficina —. Vamos a ver qué necesita mi pequeño cachorro.
Cuando Jisung entra en la sala de juegos, el cálido bullicio de los cachorros llena el espacio. Tan pronto como Bonhwa lo ve, su rostro se ilumina como si un rayo de sol
atravesara las nubes.
— ¡Mami! — exclama, abandonando su pequeña mesa y corriendo directo hacia Jisung.
— ¡Hola, mi dulce bebé! — Jisung se agacha, abriendo los brazos mientras Bonhwa se lanza a su abrazo. Jisung lo levanta sin esfuerzo, abrazándolo con fuerza y besando su cabello castaño.
Los otros cachorros notan rápidamente la llegada de Jisung, y un coro de risas y saludos emocionados lo rodea. Se agrupan a su alrededor, con pequeños brazos tirando de su suéter y envolviendo sus piernas.
— Son todos unos dulces bebés — dice Jisung con ternura, tocando sus narices una por una. Revuelve el cabello suave de sus cabecitas, provocando chillidos de alegría y amplias sonrisas.
Una vez que han tenido su dosis de abrazos, los cachorros vuelven a sus mesas, sumergiéndose de nuevo en sus actividades. La sala es un hervidero de creatividad, con crayones y marcadores esparcidos por todas partes. En el pizarrón grande al frente de la habitación, las palabras "Dibuja lo que soñaste" están escritas con coloridas letras de bloque, rodeadas de pequeñas estrellas y corazones.
Penny y Anya están cerca, supervisando a los cachorros y ofreciendo palabras de ánimo mientras admiran los dibujos. Bonhwa se retuerce en los brazos de Jisung, ansioso por compartir su trabajo.
— ¡Mami, mira lo que hice!
— Vamos a ver, cariño — dice Jisung, colocándolo con cuidado en el suelo. Bonhwa toma su mano y lo lleva hacia su miesa.
Sobre la hoja de papel frente a Bonhwa hay un dibujo tan dulce y vívido que le quita el aliento a Jisung:
En el centro hay un gran jardín colorido lleno de flores brillantes. Parados juntos están tres figuras: Minho, Jisung y Bonhwa, etiquetados con la cuidadosa escritura de Bonhwa como "Papi", "Mami" y "Yo". Detrás de ellos hay una gran casa, y a su alrededor hay tres cachorros más: un niño y dos niñas, etiquetados como "Hermanito" y "Hermanita"
La mano de Jisung va instintivamente a su pecho, su corazón hinchándose de emoción.
— Bonhwa... esto es... ¿es esto sobre lo que soñaste?
Bonhwa asiente con entusiasmo, sus ojos brillan — ¡Sí! ¡Y es el mejor sueño que he tenido!
Jisung se arrodilla a su lado, su voz es suave — Cuéntame sobre esto, cariño. ¿Me cuentas qué pasaba en tu sueño?
Bonhwa sonríe ampliamente, sujetando su crayón como si fuera lo más valioso. — Soñé que papi se casaba contigo, y luego todos vivíamos en una casa grande con un jardín. ¡Y teníamos una familia, dos hermanitas y un hermanito! Jugué con ellos en el jardín, y éramos una gran familia feliz.
La garganta de Jisung se aprieta mientras Bonhwa continúa, su pequeña voz llena de asombro.
— No sabía sus nombres en mi sueño, pero ya amaba a mis hermanitas y a mi hermanito. Todos éramos muy felices, mami. Tú y papi estaban sonriendo, y jugábamos afuera en el jardín. Se sintió tan real.
La mirada de Bonhwa se encuentra con la de Jisung, su pequeña mano extendiéndose para tocar la de él.
— Espero mucho que mi sueño se haga realidad, mami. Cuando te cases con papi, sé que se hará realidad. ¿Tú también, verdad?
Los ojos de Jisung escuecen, su corazón desbordándose con las inocentes y esperanzadas palabras de Bonhwa. Por un momento, se queda sin saber qué responder, su pecho se aprieta mientras observa el dibujo de Bonhwa, los colores brillantes y la escritura infantil tirando de las fibras de su corazón. Su dulce niño, tan lleno de amor y esperanza, soñando con un futuro que Jisung sabe que nunca podrá darle por completo.
La imagen de su feliz familia persiste en su mente: Bonhwa como el hermano mayor protector, Minho como el orgulloso alfa, y Jisung sosteniendo a sus cachorros cerca. Pero esa parte del sueño... el hermanito y las hermanitas... se siente como una cruel imposibilidad, un vacío evidente que solo él conoce.
Su garganta se cierra, y parpadea rápidamente para evitar que las lágrimas caigan. La verdad pesa enormemente sobre su corazón: Minho podría tener más cachorros, podría cumplir este sueño con un omega que pudiera llevarlos. Pero Jisung... Jisung no puede. Y duele.
Es un dolor profundo, crudo e implacable, que lo carcome por dentro. Su imperfección ya no es solo su carga; ahora está afectando a Bonhwa, y también afectará a Minho cuando le cuente todo.
Perdido en sus pensamientos, Jisung no se da cuenta de lo callado que se ha quedado hasta que la pequeña voz de Bonhwa lo interrumpe.
— ¿Mami? — los grandes ojos curiosos de Bonhwa lo miran, la preocupación grabada en su carita —. ¿Qué pasa? ¿Hice algo malo?
Las palabras golpean a Jisung como un puñetazo en el estómago — Oh, mi bebé, no — dice rápidamente, abrazando a Bonhwa y besando la cima de su cabeza —. No has hecho nada malo. Nada en absoluto.
— Entonces, ¿por qué estás triste? — pregunta Bonhwa, sus pequeñas manos descansando sobre el brazo de Jisung.
Jisung respira profundamente, obligándose a apartar el dolor. Mira a Bonhwa, a su dulce e inocente rostro, y decide que no dejará que esto lo atormente. No puede. No ahora. Tiene que confiar en que el futuro se desarrollará como debe; que su pequeña familia será perfecta, incluso si solo son los tres.
— No estoy triste, cielito — dice Jisung suavemente, alisando una mano sobre el cabello de Bonhwa —. Solo estaba... pensando en lo hermoso que es tu dibujo. Es tan lindo, Bonhwa. Eres un cachorro muy talentoso.
El rostro de Bonhwa se ilumina, la preocupación desaparece mientras una pura felicidad lo reemplaza.
— ¿De verdad lo crees, mami?
— Por supuesto, cariño — dice Jisung, sonriendo a pesar de la punzada que aún siente en el pecho —. De hecho, creo que un cachorro tan bueno se merece un premio especial. ¿Qué te parece un bombón, hmm?
Bonhwa abre la boca, sorprendido, sus manos aplauden con entusiasmo — ¿De verdad? ¿Un bombón? ¡Gracias, mami!
Antes de que Jisung pueda decir algo más, Bonhwa se inclina y planta un beso pegajoso en su mejilla, sus risas llenando el aire — ¡Eres la mejor mamita del mundo!
Jisung ríe suavemente, sosteniendo a su pequeño cerca mientras su corazón se hincha de amor. A pesar de todas las dudas y el dolor que giran en su interior, hay algo que sabe con certeza: Bonhwa y Minho ya son su pequeña familia. Y sin importar lo que depare el futuro, él se asegurará de que ese amor sea suficiente.
Estarán bien.
El restaurante, "The Cozy Garden", hace honor a su nombre. La cálida iluminación ambiental baña el espacio con un resplandor dorado, y el suave murmullo de conversaciones se mezcla perfectamente con una música instrumental tranquila. La decoración es acogedora: plantas cuelgan en macetas tejidas a lo largo de las paredes, y las mesas están adornadas con pequeñas suculentas en otras macetas. Minho siente una sensación de satisfacción mientras entran; es exactamente el tipo de lugar que había imaginado para esta noche.
Más temprano ese día, Minho pasó mucho tiempo al teléfono con Lia, poniéndola al tanto de todo lo que había sucedido recientemente: la aparición repentina de Seonghwa, su explicación por haberlos abandonado y su deseo de ver a Bonhwa. Minho había descargado sus frustraciones, pero también compartió su esperanza de que Bonhwa pudiera obtener algo de cierre en ese aspecto. Terminó la llamada con un tono mucho más ligero, contando con entusiasmo a Lia lo bien que iban las cosas con Jisung. Su voz se suavizó mientras describía a Jisung, llamándolo "mi omega" y admitiendo que lo veía como más que solo una pareja. "Pronto será mi esposa", dijo en voz baja, el pensamiento tanto emocionante como reconfortante.
Ahora, mientras Minho entra al restaurante con Jisung y Bonhwa, se siente aún más seguro sobre su futuro. La anfitriona los recibe con una sonrisa amable y los guía hasta su mesa reservada cerca de una ventana de esquina, proporcionando un poco de privacidad. Minho no puede evitar mirar a Jisung mientras caminan, notando cómo los suaves rizos del omega rebotan con cada paso, sus ojos abiertos de asombro mientras observan el ambiente del restaurante. La pequeña mano de Bonhwa se aferra a la de Jisung, su energía emocionada es palpable.
— Aquí tienen — anuncia la anfitriona, señalando su mesa. Minho le agradece, acercando una silla para Jisung antes de tomar a Bonhwa de sus manos. Coloca al cachorro en una silla alta que el personal había preparado.
— Muy bien — dice Minho, tomando asiento junto a Jisung, con Bonhwa acurrucado entre ellos —. ¿Qué piensan del lugar?
Jisung mira a su alrededor, sus labios curvándose en una sonrisa — Me gusta. Se siente muy acogedor y cálido. Buena elección, Minho.
Bonhwa interviene, su vocecita rebosante de entusiasmo — ¡Me encanta! ¡Es tan bonito! ¡Y tengo hambre!
Minho se ríe, extendiendo la mano para despeinar el cabello de Bonhwa. — Me alegra saberlo. Vamos a pedir algo de beber primero mientras esperamos a tu tía Lia.
Llama a un camarero y ordena una botella de su mejor vino tinto para ellos, junto con agua y jugo para Bonhwa.
Jisung levanta una ceja al escuchar lo del vino — ¿Una botella entera? ¿Te sientes elegante esta noche?
Minho se inclina un poco más cerca, su voz suave pero juguetona — Es una cena especial, amor. Pensé que merecía un brindis.
El tenue rubor que se asoma en las mejillas de Jisung es exactamente la reacción que Minho espera, y aunque lucha contra el impulso de besarlo apasionadamente, termina rozando los nudillos contra la mejilla de Jisung.
Mientras esperan sus bebidas, la conversación fluye fácilmente. Hablan sobre sus días, una charla que no pudieron tener en el coche porque Bonhwa pidió poner música a todo volumen. Está obsesionado con las canciones que Jisung canta en la guardería.
Sin embargo, cuando el alfa le pregunta a Bonhwa sobre sus actividades en la guardería, Bonhwa responde de inmediato, ansioso por compartir su historia.
— ¡Oh! — dice Bonhwa, sus pequeñas manos agitándose de emoción mientras colocan las bebidas en la mesa —. ¡Hice un dibujo sobre mi sueño anoche!
— ¿De verdad? — dice Minho, tomando un sorbo de vino antes de sonreírle a su hijo. — ¿Sobre qué soñaste, pequeño?
Bonhwa sonrie radiante, sus ojos brillando.
— ¡Soñé contigo y con mami! Se casaban y vivíamos en una casa grande con un jardín. ¡Y tenía dos hermanitas y un hermanito! ¡Jugaba con ellos en el jardín, y éramos una gran familia feliz!
Minho siente cómo su pecho se llena de ternura. Extiende la mano y despeina el cabello de Bonhwa nuevamente.
— Es un sueño hermoso, pequeño. Sabes que ese también es mi sueño.
Su mirada se desvía hacia Jisung, y sus ojos se suavizan — Tener más cachorros tan hermosos como tú suena perfecto para mí.
El amor en la expresión de Minho es inconfundible, pero a su lado, Jisung se tensa, su sonrisa vacila lo suficiente como para que Minho lo note. Antes de que pueda preguntar, una voz familiar los interrumpe.
— ¡Ya llegué! — el saludo alegre de Lia llama su atención, y Minho se pone de pie para acercarle la silla.
— ¡Tía Lia! — grita Bonhwa, levantando los brazos para pedir un abrazo.
— ¡Ahí está mi cachorro favorito! —dice Lia, inclinándose para abrazar a Bonhwa antes de saludar a Minho y a Jisung con otro cálido abrazo —. ¿No habrán empezado sin mí, verdad?
Minho sonríe, dándole un beso rápido en la mejilla — Nunca, querida. Solo estábamos charlando un poco.
El camarero regresa rápidamente con los menús después de que Lia toma asiento, colocándolos con cuidado frente a cada uno. Minho abre su menú, echando un vistazo a las opciones.
— A ver, ¿qué se les antoja esta noche? — pregunta Minho, con voz ligera mientras repasa las páginas.
— Creo que voy a pedir el camarón scampi — anuncia Lia, cerrando su menú con confianza.
— Buena elección — coincide Minho. Luego se gira hacia Jisung, dándole un leve empujón. — ¿Y tú, amor? ¿Algo que te llame la atención?
Jisung sonríe pensativo, frunciendo el ceño mientras hojea las opciones.
— El salmón a la parrilla con mantequilla de limón y hierbas suena bien. Pero, pensándolo bien... — lo mira con una sonrisa juguetona —. Tal vez te robe un poco de tu filete si es lo que vas a pedir.
Minho se ríe, inclinándose un poco más — Siempre eres bienvenido a hacerlo.
— Mami — interviene Bonhwa, sosteniendo su menú al revés —. No sé qué pedir. ¿Me ayudas?
Jisung ríe suavemente, tomando el menú de las manos de Bonhwa y girándolo correctamente.
— Muy bien, veamos. ¿Quieres nuggets de pollo o tal vez un poco de espagueti?
Bonhwa frunce la nariz — Los nuggets están bien, pero...
Jisung señala otra sección del menú — ¿Qué tal un mini pollo a la parrilla con puré de papas? Es rico y saludable. ¿Qué opinas?
Bonhwa sonríe de oreja a oreja — ¡Sí! ¡Ese, por favor!
— Buena elección, cielito — dice Jisung, entregando el menú al camarero con una sonrisa.
Minho pide su filete término medio, acompañado de vegetales asados y puré de papas al ajo. Jisung se queda con su salmón, y las órdenes quedan listas.
Una vez que el camarero recoge los menús y asegura que la comida estará lista pronto, el grupo se sumerge en una conversación amena.
— Mi hermana me llamó hoy por la mañana — suelta Jisung, apoyando el codo sobre la mesa.
— ¿Tu hermana? — Minho inclina la cabeza, curioso. Jisung no la mencionó en sus mensajes, ni siquiera cuando Minho le preguntó si había alguna novedad.
— Sí, dijo que está planeando visitarme — explica Jisung, su tono ligero pero cargado de anticipación —. Quiere conocerte a ti y a Bonhwa.
Minho parpadea, y una sonrisa se dibuja en su rostro — ¿De verdad? Bueno, no esperaba eso, pero por supuesto, amor. Estoy emocionado de conocerla.
— ¡Yo también estoy emocionado! — exclama Bonhwa, rebotando en su silla —. ¿Es tan bonita como tú, mami?
Las mejillas de Jisung se tiñen de rosa mientras las risas estallan alrededor de la mesa.
Niega con la cabeza, divertido.
— Ella es hermosa, Bonhwa. Ya lo verás.
Lia se inclina hacia adelante, apoyando la barbilla en su mano — Cuéntanos sobre ella,
Jisung. ¿Cómo es?
— Bueno... — empieza Jisung, tomando un sorbo de agua —, es mi hermana alfa mayor. Vive en Hoedong-dong, donde están nuestros padres, y es técnica en uñas. Tiene su propio pequeño estudio que también funciona como su casa y lugar de trabajo.
— Suena impresionante — dice Lia, asintiendo con aprobación.
— Lo es — responde Jisung con una sonrisa —. Siempre ha sido muy trabajadora. Y también muy protectora conmigo. La quiero muchísimo.
En ese momento, llega la comida y el camarero coloca cada plato con cuidado. Los aromas llenan el aire, haciendo que Bonhwa aplauda emocionado.
Minho corta un trozo de su filete, lanzándole una sonrisa a Jisung
— En cuanto sepas cuándo viene, avísame. Liberaré mi agenda para poder conocerla como se debe. Si es una alfa, me imagino que es ferozmente protectora contigo.
— Oh, absolutamente — dice Jisung con una pequeña risa —. Pero es dulce. Te va a encantar.
Lia sonríe, apuntando su tenedor hacia Minho — Es cosa de alfas. Tú eras igual conmigo cuando era adolescente, siempre al pendiente.
Minho se ríe, levantando las manos en señal de rendición — Solo me preocupaba por ti.
— Exacto.
Jisung sacude la cabeza, divertido.
— Ella es igual. Pero no me importa. Es lindo sentirse cuidado — su voz se suaviza mientras añade —: Soy afortunado de tenerla.
Minho estira la mano bajo la mesa, rozando la de Jisung y apretándola suavemente.
Jisung alza la mirada, encontrándose con la de Minho, y ambos comparten una sonrisa silenciosa antes de volver a su comida, el momento cargado de afecto no dicho.
El resto de la conversación fluye sin esfuerzo mientras disfrutan de sus platillos, la atmósfera acogedora del restaurante los envuelve como una cálida manta. Lia limpia su boca con una servilleta y deja su tenedor, una orgullosa sonrisa ilumina su rostro.
— He estado tan ocupada con mi tienda últimamente — comienza, su tono vibrante —. Pero estoy emocionada: finalmente estamos recibiendo la respuesta que esperaba. Acabamos de conseguir nuestro primer cliente grande: ¡una boda! Nos encargaron todos los arreglos florales.
Jisung jadea, sus ojos brillando de emoción — ¡Lia, eso es increíble! ¡Felicidades!
Minho sonríe ampliamente, levantando su copa de vino en un pequeño gesto de celebración.
— Eso es impresionante, Lili. Sabía que lo lograrías. Siempre has tenido ese toque especial.
Bonhwa, decidido a no quedarse atrás, exclama con entusiasmo:
— ¡Yay, tía Lia! ¡Eres la mejor con las flores!
La sonrisa de Lia se suaviza mientras se inclina para besar la mejilla de Bonhwa, dejando claro cuánto lo adora — Gracias, mi sobrinito lindo. Eres el más dulce.
Minho ríe, apoyando su brazo en el respaldo de la silla de Jisung.
— Solo espero que tengas tiempo este fin de semana para cuidar a mi cachorro — dice, señalando a Bonhwa con la cabeza —, mientras yo secuestro a Jisung por un rato.
— Por supuesto — responde Lia sin dudar —. Siempre tengo tiempo para mi dulce sobrinito. Además — añade con una sonrisa traviesa —, estoy más que dispuesta a ayudar a los tortolitos a tener un poco de tiempo a solas.
Las orejitas de Bonhwa se levantan, y mira entre ellos con curiosidad — ¿Qué pasa este fin de semana? ¿Por qué me quedaré con tía Lia?
Minho sonríe, con un tono ligero — Porque voy a llevar a tu mami a un lugar, como la última vez, ¿recuerdas? Es uno de esos momentos en los que los adultos necesitan estar solos por un ratito.
Bonhwa asiente, claramente recordando la última vez que sucedió.
— Oh, está bien — dice pensativo antes de que su expresión se vuelva seria —. Pero, papi, tienes que cuidar muy bien a mami esta vez. ¡La última vez le picaron los mosquitos!
La mesa estalla en carcajadas, y el comentario inocente hace que las mejillas de Jisung se enciendan mientras baja la cabeza. Minho, incapaz de resistirse, se inclina y besa a Jisung rápidamente en la sien.
— No te preocupes, cachorro — dice Minho con una sonrisa, sus ojos brillando con diversión —. Cuidaré excelentemente de tu mami. Y tú, asegúrate de portarte bien con tu tía Lia.
Bonhwa asiente solemnemente, inflando su pequeño pecho con orgullo — Seré muy bueno. Pero tú cuida bien a mi mami y mantén los mosquitos lejos esta vez.
Lia, entre risas, interviene — Ustedes tres son una familia tan perfecta. Es hermoso verlo.
El comentario envuelve a Jisung en un cálido rubor, y Minho mira a su omega con una expresión suave. El momento se siente perfecto: la felicidad y el amor irradian alrededor de la mesa.
Minho levanta su copa de vino, la luz cálida reflejándose en el líquido rojo profundo, y despeja suavemente su garganta — Si me permiten — comienza, su voz suave y llena de sentimiento, captando la atención de todos.
Jisung lo mira, sus ojos verdes abiertos de curiosidad y afecto.
— Quiero proponer un brindis — dice Minho, su mirada fija únicamente en Jisung —. Por ti, Jisung. Has cambiado todo para nosotros, para Bonhwa y para mí. Has traído amor, paz y alegría a nuestras vidas de maneras que nunca creí posibles. Nos has hecho sentir completos — hace una pausa, su voz bajando a algo más íntimo —. No eres solo mi omega, Jisung. Eres mi hogar.
Jisung contiene el aliento, su garganta se cierra por la emoción mientras las lágrimas amenazan con desbordarse.
— ¡Por mi mami! — exclama Bonhwa, levantando orgulloso su vaso de jugo.
— Por Jisung — añade Lia con calidez, levantando su copa.
Las cuatro copas chocan suavemente, el momento brilla con amor y conexión. Minho se inclina y besa a Jisung profundamente, murmurando palabras suaves contra sus labios — Eres todo para mí — susurra.
Las lágrimas de Jisung caen mientras su sonrisa tiembla de felicidad, devolviendo el beso con todo el amor y gratitud que siente.
Al otro lado de la mesa, Lia y Bonhwa los observan con sonrisas idénticas, llenas de calidez. El pequeño sostiene su vaso de jugo, sus ojos brillantes mientras mira a sus padres.
— Amooo a mi familia — declara felizmente Bonhwa.
El sentimiento queda suspendido en el aire, puro y perfecto, envolviéndolos a todos en su calidez.
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