Capítulo 22
— Nos vemos en la tarde — Minho murmura contra los labios de Jisung, ya llevan un rato así, abrazados y dándose incontables besos de despedida —. Dios, no quiero irme. Se me hará eterno el día sin ti.
— Oww — Jisung se ríe y le llena de besos la mandíbula —. No exageres, son solo unas cuantas horas.
— Para mi alfa eso significa una eternidad. Una larga tortura en la que no tendré a mi omega a mi lado. Para besarlo, abrazarlo y llenarme de su aroma.
Minho entierra su rostro en la fuente de aroma del omega y aspira hondo, gruñendo al momento y ejerciendo presión en la cintura de Jisung, pegándolo más a su cuerpo.
Jisung hace lo mismo y aprovecha la cercanía para inhalar la esencia de canela picante del alfa.
De alguna forma, se están marcando el uno al otro con sus aromas, para así hacer un poco más llevadero el tiempo que pasen alejados.
— Tienes que irte ya — Jisung dice con voz bajita, con sus labios casi presionados contra el cuello del alfa —. Se te hará tarde y yo tengo cachorros que atender.
— Lo sé — se queja y rueda los ojos. — ¿Me dejarás al menos llevarlos a cenar algo esta vez?
— Minho, tienes mucha comida en tu casa como para que gastes en un restaurante y-
Minho lo besa para callarlo. Jisung honestamente adora que lo interrumpan de esa forma.
— Me encanta que seas así de razonable; pero debes saber, mi querido omega, que el dinero no es problema alguno para mí — Minho agarra su rostro entre sus dos manos. — Cuando seas mi esposa, no tendrás presupuesto alguno para tus labores de ama de casa, podrás cocinar cuando quieras y comprar cuantas cosas se te dé la gana.
Jisung suspira con las bellas promesas de Minho, sobre cómo se refiere a él como su futura esposa y quien cuidará de su hogar. Su omega.
Lástima que él nunca podrá darle a su alfa algo tan esencial como los cachorros.
Basta, Jisung. Si no quieres seguir atormentándote con esto entonces debes decírselo a Minho. Él no merece seguir engañado e ilusionado con un omega que no podrá hacerlo enteramente feliz. Nunca.
Y él sabe que está siendo egoísta, porque Minho es un alfa maravilloso y no quiere romper el sueño tan hermoso en que ambos se han sumergido. Quiere seguir pretendiendo e imaginándose un futuro en donde Minho se enlaza con él, se casan y Jisung logra embarazarse muchas veces. Tal y como Minho lo dijo, muchos bebés.
— ¿En qué tanto piensas, hmm? — Minho le acomoda un rizo tras la oreja —. No te estoy agobiando con mi intensidad, ¿o sí?
— No. — Jisung casi se ríe —. Me gusta tu intensidad — Hace como que le acomoda la corbata.
Minho vuelve a gruñir por lo bajo. Al parecer, tirarle de la corbata es un estimulante para el alfa — No deberías decirme eso cuando se supone que tengo que irme ya.
— ¿Ah, no?
— No. Ahora tendré que volver a besarte. Y tú, mi omega, tendrás que volver a cubrirme con tu aroma. Quiero que todos en mi empresa sepan que soy tuyo. Tu alfa.
— Minho... — Jisung siente que se desvanece entre sus brazos —. Tú... no puedes... Dios, no puedes simplemente soltar cosas como esas, harás que tenga un accidente aquí... — admite con vergüenza.
Todo su agobio ha sido rápidamente reemplazado por una ola de excitación. Santo cielo, soy un fácil.
— ¿Un accidente? — pregunta el alfa con picardía, — ¿aquí abajo quizás? — le aprieta el culo sin ningún tipo de pudor.
Jisung jadea irremediablemente y Minho aprovecha para cumplir su promesa de besarlo con tal intensidad que, en segundos, los dos olvidan el lugar en donde se encuentran y se convierten en un desastre de arrumacos desenfrenados.
Minho empuja al omega contra el escritorio de su oficina, Jisung abre las piernas para darle cabida al cuerpo del mayor y un mejor acceso a sus caricias. Sí, adiós la posibilidad de mantener sus bragas limpias.
— Oye Jisu- ¡AY DIOS MIO! — el grito agudo de Felix les separa como si un rayo les hubiese caído encima.
Minho actúa como muro entre Jisung y Felix para darle tiempo al omega de recomponerse mientras que él se ajusta las solapas del traje y algo mucho más evidente ahí abajo.
Joder, ¡que puta vergüenza! Ha quedado como un maldito omega hormonal que no puede controlarse en su lugar de trabajo. Una guardería, por si fuera poco.
Jisung sabe que está en extremo ruborizado, siente las mejillas calientes, antes provocado por la lujuria de su sesión de tocamientos con Minho y ahora por la vergüenza.
— Perdón, perdón, perdón — Felix continúa excusándose, su cara es casi un tomate de lo rojo que se ha puesto, Jisung puede verlo en la piel expuesta de su nuca pues el omega rubio tiene la cara volteada hacia la puerta.
— Está bien, Felix — Minho le avisa, tratando de contener la risa. Que bastardo tan atrevido, está disfrutando cada segundo de esto. — Ya puedes ver.
— Que pena con ustedes, es que, la puerta no tenía seguro y no encontraba a Jisung en ningún lado entonces... pues... en fin — se rinde. — Les juro que no tenía idea de que ustedes estaban — Felix mueve sus manos como si estuviera moldeando una masa en el aire — ...ya saben, despidiéndose.
— Despidiéndose — repite Minho con tono burlón —. Si, en definitiva eso estábamos haciendo, Felix.
— ¡Minho! — Jisung espeta, indignado.
— Bueno, bueno, ya. Tengo que irme porque en verdad se me está haciendo tarde — Minho cubre la mandíbula de Jisung con su mano y lo acerca hasta plantarle un buen beso en la boca. — Ahora sí... Adiós, omega.
— Que te vaya bien — murmura un tanto mareado por la vergüenza y la sensación que ese último beso dejó en sus labios.
— Así será, nada me podrá poner de mal humor gracias a esa tan exquisitamente buena motivación que recibí esta mañana. Y aún falta mi recompensa, amor.
Y ahí va de nuevo, en camino a entrar a un bucle de cariños y palabras seductoras. Justo así habían empezado, con ese juego de no querer despedirse del todo, como una versión del clásico "cuelga tú primero" de las parejas cursis.
— Puedo dejarlos solos si gustan, yo-
— No es necesario, Lix — Jisung lo interrumpe y toma de la mano a Minho, jalándolo hacia la puerta —. Vamos. Fuera.
— Auch — se queja el alfa. — Primera vez que me sacan a la fuerza de un salón. ¿Me porté mal, Miss?
Jisung adopta una expresión de incredulidad, al igual que Felix, aunque su amigo parece más estar reprimiendo una risa burlona.
— Eres... un atrevido y un impertinente, ¿sabías?
— Hmm, pero aún así te gusto — susurra cerca de su oído.
Jisung le da un empujón en el pecho para sacarlo de una de su oficina, escucha la risa de Felix cuando se inclina para darle un rápido piquito al alfa.
— Me encantas, en realidad.
Y le cierra la puerta casi en la cara, poniéndose de inmediato de espaldas contra esta y dejando salir las risas contenidas con su mejor amigo.
— ¡Dios mío, Jisung! — Felix se agita de la emoción, casi saltando pero sin despegar los pies, y Jisung lo imita con naturalidad. — ¡Que alfa tienes! Es un tremendo. Mira que convencerte de hacer cositas sexuales aquí, ¡como en las pelis de clasificación C!
— ¡Calla, Felix! — Jisung le urge —. Y no estábamos haciendo cositas sexuales ni nada, solo nos estamos besando y ya.
El omega rubio ladea su cabeza — No parecían simples besos por la forma en la que te tenía empotrado contra el escritorio.
En lugar de molestarse por el recordatorio de lo que en realidad estaba pasando, Jisung se cubre la cara y comienza a reírse. Acto que Felix imita. Es tan de secundaria eso, dos amigos riéndose avergonzados porque uno descubrió al otro besuqueándose con el novio en un lugar donde no deberían estarlo haciendo.
— Me alegra tanto verte así, bonito — Felix lo toma de las manos —. Feliz, junto a un alfa como Minho. De verdad te gusta, ¿no?
— Mucho. Es el hombre de mis sueños. Esta vez sé que es así, se siente todo tan diferente desde la última vez que estuve con un alfa.
— No menciones a ese idiota, no cuenta porque ni siquiera es un alfa de verdad. Fue un maldito cobarde y abusa-
— No hablemos de él, ¿quieres?
— Tienes razón. Lo siento.
— Está bien.
— Oye — Felix susurra. — ¿Ya te acostaste con él?
Jisung abre mucho los ojos y le da un empujón de broma en el hombro — ¡Felix!
— ¿Qué? Oye no me culpes por preguntar, ya no me has contado nada y sé muy bien que te has ido con él a su casa.
— Bueno... es verdad que he estado pasando más tiempo con él pero — se encoge de hombros —, me está cortejando, es normal, ¿no?
— Claro que lo es. Pero no has respondido mi pregunta, tramposo.
Jisung niega con la cabeza, sin quitar esa expresión de incredulidad de su rostro — No, no hemos tenido sexo como tal. ¿Contento?
— Vaya, yo habría apostado que sí, por la forma en la que se comportan ustedes dos. Es como si ya tuvieran años juntos, ¿sabes? Tienen tanta química.
— Lo sé, mi omega está tan cómodo con su alfa — en su mente repasa los momentos de ellos dos juntos. — Cuando me besa, me toca... su aroma me fascina y adoro a su cachorro.
Felix suspira — Que lindo. Parece que todo va camino a una relación estable y llena de amor. Justo lo que mereces, cariño. ¡Estoy tan emocionado! Quiero saberlo todo, eh. Necesitamos charlar ¡y pronto! Mira que lo que me contaste por mensaje sobre la repentina aparición de la madre de Bonhwa, el tal Seonghwa ese, me dejó im-pac-ta-do.
Vaya que sí. No ha podido platicar con Felix como la situación lo requiere. Jisung necesita de las palabras y consejos de su mejor amigo. Requiere que escuche sobre sus inseguridades y su temor a contarle sobre su pasado a Minho. Felix siempre sabe qué decirle y cómo motivarlo, quizás sólo necesite de un empujón más para animarse a contárselo todo al alfa con el que sueña y se ilusiona.
— Minho nos llevará a cenar hoy pero, ¿qué tal mañana?
— ¡Claro que sí! Oye, ¿por qué no vienes a casa conmigo? Changbin llegará tarde porque tiene tarde de bolos con sus amigos. Estaremos tranquilos y sin alfas por un rato.
— ¡Genial! Hornearé algunos muffins, ¿los de calabaza siguen siendo tus favoritos?
— ¡Sí! Quedará perfecto con algo de ese chocolate que tanto te gusta a ti.
Con su cita ya confirmada, ahora solo queda avisarles a sus dos alfas favoritos que la tarde-noche del día de mañana no la estará pasando con ellos. Espera no hagan mala cara al respecto.
— ¡Es hora de la siesta, pequeños! — Jisung anuncia por lo alto. Indicándoles a los pequeños que deben ir por su peluche y acomodarse en la alfombra mientras él va a por su guitarra.
Ese día ha sido tan bueno como esperaba que lo fuera. Minho le mandó mensajes tan seguido como pudo, siempre preguntando por lo que estaba haciendo y pidiendo fotos de lo que fuera que Bonhwa estuviese haciendo también.
Felizmente, le había enviado una foto del cachorro posando tiernamente con las flores de papel que había logrado crear junto a sus compañeritos en una de las tantas actividades de la guardería. Flores que, por cierto, Bonhwa le había regalado al omega.
Minho:
Mi cachorrito tan lindo. Se notan las preferencias, nunca sonríe para mí de la forma en que lo hace contigo.
Jisung ríe por lo bajo al recordar la conversación que tuvo por chat con el alfa, donde alegaba que comenzaba a sentir celos de que su cachorro prefiriera al omega antes que a él. Fue muy divertido ver como usaba diversos stickers de gatitos que seguramente descargó con la única intención de usarlos solo con él.
Agarra su guitarra, tarareando la canción que planea tocarles a los pequeños. Se llama "Golden", de un muy conocido Pop Star británico. Ya llevaba un tiempo queriendo tocarla para ellos, es una canción simplemente hermosa y fácil de aprender que le hará bien al oído en desarrollo de los cachorros.
— Oye, Jisung — Anya le llama, entrando con un paquete pequeño en las manos —. Vinieron a dejar esto, el destinatario era la guardería misma así que lo recibimos nosotros. ¿Encargaste algo?
— No que yo recuerde — replica, extrañado —. ¿Quizás Felix?
— No fue él. Ya le pregunté y de hecho él también pensaba que esto era para ti. ¿Quieres ver qué es o lo llevo a tu oficina?
— Uhm — Jisung medita qué hacer, lo más viable será dejarlo hasta que pase la hora de la siesta, aunque se muera de curiosidad por saber de qué se trata —. Llévalo a mi oficina, por favor. Por cierto, ¿de dónde lo mandan?
Anya se encoge de hombros y le enseña la etiqueta que muestra la información para que Jisung lo lea.
Se queda igual. No reconoce esa dirección en absoluto.
— Supongo que quedará en incógnita hasta más tarde — le dice a la chica —. Bueno, llévalo para allá, por favor.
Anya asiente, se da la vuelta y al dirigirse hacia la puerta, esta se abre y Felix aparece, luciendo algo exaltado. Los cachorros se le quedan viendo, ya se han acostado en la alfombra con sus peluches y lo observan con curiosidad, incluido Bonhwa.
Felix les sonríe y después le hace una señal a Jisung con la mirada que el rizado sabe, significa una cosa: Tienes que saber algo y es urgente.
— Felix, te alcanzo fuera — le indica, este obedece y sale tan rápido como entró —. Anya, ¿podrías quedarte con ellos y tocarles una canción para su siesta? Sé que eres buena con la guitarra — le pide mientras se quita el instrumento que ya se había colgado.
Ella asiente con una sonrisa — Claro, Jisung.
— Toma y dame eso — dice, señalando el paquete.
Jisung les dice a los cachorros que tiene algo de importancia que atender y que Anya será quien les cante su canción de la siesta. Les pide que se porten bien y le hagan caso a la chica, a lo que los pequeños entonan un "Sí, Jisu" muy claro y obediente.
Sin embargo, su pequeño alfa deja la alfombra para ir hasta él, está ya envuelto en su cobijita de Winnie Pooh, todo listo para ser arrullado por él hasta conciliar el sueño, como ya es costumbre.
— ¿A dónde vas, mami? — le pregunta con sus ojos tristes.
Jisung se pone de cuclillas y le acaricia el cabello — Hay algo que tengo que atender, cariño. Pero espero no tardarme.
— ¿Entonces no me vas a arrullar? inquiere con su puchero adorable de siempre.
— Quizás ahora no, pero recuerda que más tarde, cuando tu papi venga por nosotros, te daré todos los arrullos y los mimos que quieras — lo anima y le hace cosquillas en su barriga.
Bonhwa cede y se ríe. Moviendo su cabeza de arriba abajo.
— Ahora pórtate bien y trata de dormir. ¿Sí? Ponte cómodo con tu cobijita, escucha la canción y relájate — Jisung agarra la manta y aspira —. Aún tiene mi olor impregnado, así que estarás bien, bebé.
— Está bien, mami. Ve, ve, tranquilo. Yo obedezco y me porto bien.
Jisung le da un beso en cada mejilla y se pone de pie para ahora sí salir del salón.
Felix sigue ahí, recargado contra la pared, igual de hiperactivo que hace unos minutos.
— Por Dios, Felix. ¿Qué fue lo que pasó? Tu actitud me está asustando.
— Y no es para menos, bonito. No vas a creer quien está allá afuera en la recepción.
— ¿Quién?
— Es la madre de Bonhwa. ¡Seonghwa!
— ¿Qué?
— Ya sé, yo hice la misma cara que tú cuando me dijo quien era — le explica mientras se alejan del salón de siesta —. Está bastante nervioso, creo que es consciente de que no tiene nada que hacer aquí sin la autorización de Minho. Pero pidió hasta el cansancio hablar contigo. ¡Que miedo! ¿Cómo fue que llegó hasta aquí si nadie le ha dado la dirección? Seguramente los siguió ο algo. ¿Puedes creerlo?
Honestamente, sí.
Las tácticas de Seonghwa para conseguir algo parecen seguir el mismo patrón. Si bien todo ha ocurrido de una manera precipitada una vez más, Jisung tiene una ligera sospecha de qué es lo que Seonghwa quiere con él ahí en la guardería.
Después de todo, ambos son omegas y comparten el mismo instinto y sexto sentido.
— ¿Qué quieres hacer, bonito? Lo dejé esperando bajo la promesa que te avisaría pero no le prometí que hablarías con él. Pareció entenderlo.
Jisung suelta el aire — Tráelo a mi oficina, hablaré con él ahí.
Felix se sorprende con su respuesta — ¿Estás seguro? ¿No crees que es mejor llamar a Minho y avisarle de esto?
— Lo es, pero confía en mí, ¿quieres? Es solo una charla, no pasará nada. Además, es la hora de siesta de Bonhwa, pareciera que eligió el momento perfecto para venir aquí.
Felix mira de reojo — Pues ojalá y no haya venido aquí con malas intenciones. Pero bueno, ya sabes que siempre confío en ti y tienes mi respaldo. Ya vengo.
El omega rubio sigue por el pasillo mientras que él se desvía hacia la puerta de su oficina. Entra y se sienta frente su escritorio, colocando el paquete ahí mismo. Felix estaba tan alterado con lo de Seonghwa que ni siquiera le preguntó sobre ello.
Suspira y decide acabar de una vez con el misterio antes de ocuparse con el omega. Saca un pequeño cuter rosado y rompe el sello del empaque, lo abre y vacía el contenido del sobre de paquetería.
Su corazón da un vuelco cuando ve lo que tiene frente a él.
Es un pañuelo. Un pañuelo que Jisung creía perdido.
La tela decorada con un bello estampado floral de todos colores. Jisung amaba ese pañuelo.
O eso hacía.
Porque el pañuelo que solía usar para sujetar su cabello o para adornar su cuello, lo había terminado usando para limpiar la sangre de sus labios y mejillas cuando él...
Con manos temblorosas, Jisung agarra la tarjeta que viene junto con el pañuelo.
"Sé que esto está mal, sé que no debo ni puedo contactarte. Pero ya no soporto esto, Jisung. Si antes ya sufría por la culpa y por el vacío que me provoca tu ausencia, todo empeoró cuando encontré tu pañuelo. Aún olía a ti, mi pétalo. Te lo he regresado porque tu aroma me estaba torturando.
Por favor, te necesito, me muero por verte o si quiera oír tu voz. No me importa ya nada. Deja que te pida perdón de rodillas, deja que me despida de ti. Es todo lo que te pido."
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