Capítulo 17
— Seonghwa.
Minho apenas puede creer que de su boca haya salido ese nombre. Él estaba seguro de que no tendría que volver a pronunciar ese nombre.
Porque ya no lo vería nunca más. Porque ya no aparecería de nuevo en su vida.
Porque realmente no tenía nada que hacer ahí, ni con él ni con Bonhwa.
Sin embargo, ahí está el nombrado omega, parado como si nada frente a ellos, como si no estuviera apareciendo después de poco más de tres años de ausencia.
Luce como lo recuerda desde la última vez que lo vio, quizás un poco más delgado pero su rostro es el mismo, afilado y de pómulos prominentes, cabello rubio decolorado y un estilo que tampoco ha cambiado, sigue siendo del estilo indie en su vestir.
Seonghwa sonríe al escuchar su nombre y da unos cuantos pasos más. Minho retrocede por inercia y se coloca a modo de barrera entre el omega y Jisung con Bonhwa.
Aún así, la distancia entre ellos es mínima y una oleada de olor a ciruelas se cuela por su nariz. ¿Cómo pudo sentirse atraído alguna vez a ese aroma? Ahora lo detesta, no se compara a la dulzura relajante del olor a bombones de Jisung.
— Hola Minho, ¿cómo estás? — pregunta mientras analiza su rostro, aunque sus ojos pronto se posan en las dos personas detrás suyo.
Tiene que actuar rápido.
— Jisung, ve arriba con Bonhwa, por favor. Ya sabes el código del ascensor. Te alcanzo en un momento — le indica sin verlo.
— Pero, Minho...
— Por favor, Omega — Minho gira su rostro hacia él e intenta que sus ojos le comuniquen lo que no puede expresar con palabras. No quiere que Bonhwa siga en presencia de Seonghwa —. Hazme caso. No me tardaré, lo prometo.
Jisung asiente, no muy convencido del todo. Bonhwa en cambio tiene su pequeña cara enfurruñada, debe de estar sintiendo que algo no va bien.
— Papi... — le llama acompañado de un pujido.
— Todo está bien, cachorro. No pasa nada le acaricia las mejillas y ve a Jisung de nuevo —. Vayan, los alcanzo en un momento.
Minho le da las llaves del apartamento y también le pasa el bolso, a petición del omega.
— De acuerdo, vamos bebé — Jisung se da la vuelta, sobando la espalda de Bonhwa para reconfortarlo y después de un último cruce de miradas, ambos desaparecen tras las puertas del elevador.
Seonghwa cierra el poco espacio restante entre ellos dos, y Minho retrocede un paso al instante.
— ¿Qué pasa Minho? — Seonghwa le cuestiona con una mirada divertida. — Estás actuando como si te fuera a hacer daño.
— ¿Qué mierda quieres, Seonghwa? — su tono de voz es duro y directo. Molesto es poco para cómo se siente. No puede creer que ese omega tenga la audacia de actuar como si fuera una simple reunión de viejos amigos. — ¿Cómo demonios fue que siquiera entraste aquí?
— ¿No es obvio? Quiero hablar contigo, Minho — se encoge de hombros —. Cambiaste el código del ascensor, pero olvidaste hacer lo mismo con el estacionamiento. Intenté buscarte en tu empresa, pero ahí también prohibiste mi entrada, no me quedó de otra más que venir hasta aquí y sentarme a esperar hasta que aparecieras.
— Pues perdiste el tiempo. Yo no tengo nada que hablar contigo. No representas nada en mi vida y honestamente me irrita que siquiera hayas pensado en venir a buscarme.
Seonghwa se ríe — Sí, ya vi que estás bastante ocupado. Creí que no te importaba el romance ni las relaciones formales, ¿qué te pasó, eh? Llamaste omega a ese tal Jisung y todo.
Minho exhala aire por la nariz, Seonghwa no tiene ningún derecho de recriminarle absolutamente nada.
— Eso a ti no te importa una mierda, Seonghwa. No te metas en mi puta vida — le advierte con voz ronca, sintiendo como se le calienta la sangre.
— Hmm, había olvidado cuánto me gustaba esta versión tan dominante y seria de ti — le dice a tiempo que se barre el labio inferior con la lengua. — Me trae viejos recuerdos.
El omega intenta colocar su mano sobre su pecho, pero Minho lo impide, encerrando su muñeca con el puño y apartándolo con un movimiento brusco.
La sola idea de él tocándolo o viéndolo con deseo le causa repulsión. ¿En serio es ese mismo omega con quien pasó varios de sus celos?
— No vuelvas a intentar tocarme, Seonghwa. No estoy jugando cuando digo que no tienes nada que hacer aquí. Lárgate o te juro que llamaré a seguridad para que te saquen.
— Oh, vamos Minho — le responde, poniendo cara de inocente —. Tranquilízate ¿quieres? Sólo estaba jugando un poco, para aligerar el ambiente. Pero puedo entender que te sientas molesto.
Lee deja escapar una risa sardónica.
— ¿Molesto? — se burla —. Estoy jodidamente furioso. Honestamente, ¿qué mierda esperabas? ¿Qué te saludara como si nada? ¿Qué me alegrara al verte? ¡Te desapareciste como si nada hace más de tres años!
— Lo sé y seguramente no te importará si te cuento los motivos que tuve para hacerlo — Seonghwa cierra los ojos por un instante. — Y tampoco quiero justificarme, Minho. Pero si te he buscado y he venido hasta aquí es por algo, y ese algo es nuestro hijo.
Ahora sí llegó al límite del descaro y el cinismo. Tal parece que cada nueva cosa que dice Seonghwa tiene el único propósito de hacerle enojar. Su coraje se incrementa al considerar la sarta de tonterías que este le dirá para tratar de sacar algo de empatía en él.
Pero le será imposible. No importa lo que sea que le diga, Minho jamás le perdonará lo que hizo.
— ¿Nuestro hijo? — le pregunta incrédulo y observa atónito como Seonghwa asiente como si nada —. Bonhwa es mío, mi hijo. Mí cachorro. Estás loco si piensas que voy a dejar que te acerques a él.
— Sabía que reaccionarías así, por eso tenía que venir hasta aquí, por favor, si tan solo me escucharas...
— ¡No! — le calla —. ¡No tienes ningún derecho sobre él! ¡Lo abandonaste como si nada! Sin siquiera tener la certeza de que estaría bien y a salvo. Bonhwa tenía semanas de nacido. Y aún así lo dejaste. ¿Sabes por lo que nosotros tuvimos que pasar? Un cachorro necesita a su madre y gracias a tu ausencia mi hijo estuvo muy mal — Minho le refuta, luchando contra el nudo en su garganta que amenaza con formarse.
Seonghwa permanece callado, Minho no sabe si es debido a la culpa o a que de plano se ha quedado sin palabras. Sin nada que responder ante la recriminación de sus propios actos.
Después de lo que parece una eternidad, el omega toma algo de aire antes de hablar: — Sé que no existe justificación, no busco que me perdones por lo que pasó, Minho. Sólo quiero que me escuches... y que quizás después de eso puedas darme una sola oportunidad para enmendar mis errores.
Lee niega con la cabeza, ha comenzado a frustrarse de nuevo — ¿A qué viene este repentino acto de arrepentimiento, hmm? — su mirada lo vuelve a analizar y está llena de desprecio. — No me importa lo que tengas que decirme. No te creo ni te creeré nada.
— Por favor, Minho — le suplica tratando de buscar su mirada cuando él la ha apartado, Lee no quiere seguirle dando vueltas a lo mismo. — Mi vida en verdad ha cambiado, en ese entonces yo... yo no sabía que hacer, me sentía entre la espada y la pared porque sabía que, aunque supieras que estaba embarazado, tú igual no me habrías querido a tu lado. ¿O me equivoco?
— ¿¡Y la mejor opción era dejármelo saber de la forma en la que lo hiciste?! ¿Dejando a mi bebé frente a mi puerta? Jódete, Seonghwa.
— Está bien. Lo sé, me comporté como un maldito, estoy consiente de ello. Pero trata de entenderme, estaba en crisis, una que ahora sé que era depresión postparto. Mi cachorro no estaba seguro conmigo — el omega traga saliva y sorbe por la nariz —. Sabes que no tengo a nadie más, la única opción segura para él eras tú.
— ¿Por qué mierda no me pediste ayuda? — le cuestiona, mordaz —. ¡Tenías un hijo mío, por dios! ¿En verdad crees que te hubiera rechazado o abandonado?
— ¿Qué más da lo que yo pensara en ese entonces? Ya no importa, Minho. Tienes razón, hubo varias cosas que pude haber hecho antes de dejar a mi hijo contigo, y es justo porque me he dado cuenta de todo eso que quiero enmendar mi vida, y todas esas cosas que hice mal — le pide, limpiándose una lágrima de la mejilla.
Minho echa la cabeza hacia atrás y se cubre el rostro con ambas manos, no puede creer que esto de verdad esté sucediendo. Se siente como un mal sueño del que desearía despertar. Quiere gritar de la frustración que siente y preguntarle al destino o a la mierda que sea que dirige el curso de su vida por qué demonios tenía que traer a Seonghwa de vuelta justo cuando sentía que todo estaba yendo perfectamente bien.
No es que el omega represente algún tipo de inseguridad, él está totalmente seguro de su decisión respecto a Jisung. Pero le pone nervioso el saber que Seonghwa estará insistente en eso de querer acercarse a Bonhwa, y con ello vendrá la posibilidad de que algo se rompa entre el lazo que Jisung y Bonhwa habían estado formando.
No. No permitirá que pase. Su cachorro sufrió demasiado debido a la ausencia de su madre, y ahora que al fin ha encontrado ese calor y cariño en Jisung, Minho no dejará que alguien venga a arruinarlo y a confundir los sentimientos e instinto de su pequeño alfa.
— Lo siento, Seonghwa — le informa, calmado —. Te dije que no importaría nada de lo que tuvieras que decirme, mi decisión es la misma. Sea cuál sea el motivo, tú abandonaste a Bonhwa, y debes de afrontar las consecuencias de ello.
— ¿Es por ese omega? — el omega le escupe la pregunta —. Puede que él sea tu pareja Minho, pero eso no le da el derecho a ocupar mi lugar en la vida de mi cachorro.
Lee casi que ve rojo.
— ¡Ese omega ha hecho mucho más por Bonhwa que tú en toda tu puta vida! — le grita en la cara —. Más te vale que cuides tus palabras cuando hables de Jisung porque te juro que no toleraré otra falta de respeto más. Y solo para que te quede claro de una maldita vez, tú no tienes ningún lugar junto a Bonhwa. Es MÍ cachorro y está registrado como tal, lleva mi apellido; y más te vale no querer llevar las cosas al área legal porque sabes que ahí tienes todas las de perder.
— Pero, Minho-
— Ahora, ya tuve suficiente de esta discusión sin pies ni cabeza. Lárgate, Seonghwa, y no se te ocurra intentar venir de nuevo porque haré que te saquen a la fuerza.
— ¡No! ¡Por favor, Minho! — el omega se deja caer de rodillas y se abraza al regazo del alfa, desesperado —. Lo siento, ¡no sé lo que digo! Pero entiéndeme, estoy desesperado. He cambiado, ¡te lo juro! Dejé la vida y el trabajo que llevaba hace ya algo de tiempo, porque quería reformarme para poder presentarme bien ante ti. ¡Por favor!
Sus ruegos han incomodado a Minho de sobremanera, están montando tremendo espectáculo frente las cámaras de seguridad del estacionamiento, suerte que al menos nadie los ha visto. Aún.
— Seonghwa — Minho lo sujeta de los brazos e intenta jalarlo hacia arriba, pero él sigue aferrado a su cadera —. Vamos, levántate.
Al ver que el omega no le hace caso, el alfa se ve en la necesidad de usar su fuerza, agarrándolo bien de la cintura para levantarlo hasta dejarlo de pie de nuevo, notando con eso, unas cuantas lágrimas cubriendo su rostro.
— Solo te pido una oportunidad Minho, solo una. Tengo el derecho de explicarte las cosas, y si al final decides que no quieres verme de nuevo entonces lo entenderé, pero por favor, escúchame — hace un último intento de súplica —. No quiero interferir en nada ni quitarte a Bonhwa, sé que las cosas han cambiado, pero no puedes impedirme que luche por conocer a mi hijo. Porque lo quieras o no, yo lo llevé en mi vientre, lleva mi sangre.
Minho bufa, un tanto disgustado. Vaya nervio el de ese omega. — Lo concebimos juntos y tú lo llevaste en tu vientre, sí. Pero eso no te hace su madre, Seonghwa. Biológicamente sí, pero tú sabes a qué me refiero, hay una diferencia enorme entre ambas cosas.
— Sólo... piénsalo, ¿quieres? Consúltalo contigo mismo o con quieras, pero dame el beneficio de la duda. Por favor, solo quiero una última oportunidad.
El alfa duda y se queda en silencio, el estrés acumulado ha afectado su capacidad de responderle al instante, y la verdad es que está cansado. Charlar con él nunca le había resultado tan agotador.
— Me estoy quedando no muy lejos de aquí, trabajo en un restaurante así que estoy rentando un cuarto cerca del lugar. De verdad lo estoy intentando, Minho. Te lo juro.
— No quiero seguir hablando de esto, Seonghwa — le dice, tallándose la barba —. No es el lugar, ni el momento.
— Entonces toma — le dice, otorgándole una cajetilla vacía de fósforos, Minho frunce el ceño pero el omega gira la cajetilla, revelando el propósito de esta —. Llámame cuando tengas la respuesta. Sólo necesito que lo consideres, con calma. No importa cuánto tiempo te lleve, estaré esperando.
Que más da. Es lo que piensa el alfa antes de guardarse la cajetilla en el bolsillo del pantalón.
— Gracias — el omega le mira, esperanzado —. En verdad, Minho. Sé que todo esto debe resultarte caótico, lo es para mí, pero créeme que tengo las mejores intenciones. Perdóname por lo que dije respecto a tu... omega. Me dejé llevar por mi desesperación.
Minho no responde a eso último, no quiere darle indicios sobre nada de lo que siente o piensa.
— Vete por favor, Seonghwa — le ordena seriamente —. No quiero que te vuelvas a aparecer por aquí y que tampoco nos estés espiando por ahí, si es que de verdad quieres que considere tus súplicas entonces no cometas ninguna estupidez. No quiero verte espiándonos, ni a mi omega, ni a mi cachorro. ¿Entendiste?
Seonghwa asiente fervientemente — Claro. Así será, Minho.
— Bien.
Ambos se sostienen la mirada por unos cuantos segundos, es como si el omega estuviese esperando a que algo más pasara. ¿Una despedida un poco más amistosa, quizás?
Está loco si cree que accedería a algo así.
— ¿Esperas algo para irte o...?
El omega entonces sacude la cabeza, saliendo de su aturdimiento — No, nada. Lo-Lo siento. Fue bueno verte, Minho. Se nota que Bonhwa está en excelentes manos.
— Eso ni lo dudes, mi omega y yo lo amamos.
— Claro. Bien — deja escapar un suspiro y se encamina hacia la salida del estacionamiento —. Espero verte pronto.
— No te prometo nada, Seonhwa. Así que es mejor que no te ilusiones demasiado.
Él le sonríe con desgane — Aún así. Gracias. Y cuídate.
Minho esta vez solo asiente, con sus labios en una línea fina.
Cuando el omega sale por completo del complejo subterráneo, a Lee solo le toma un par de minutos en silencio con sus pensamientos antes de introducirse en el ascensor y presionar el botón de subir.
Ahora mismo solo puede necesitar una cosa. Y esa es estar con su familia.
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