Capítulo 02

Minho siempre ha odiado la música de elevador.

Le pone de nervios lo genérica, aburrida y tenue que es. Si el propósito de esta es poner un ambiente tranquilo y relajante, joder, ¿por qué no simplemente ponen un maldito ASMR de pájaros cantando, agua corriendo o Iluvia cayendo? Preferiría hasta puto silencio en lugar de tener que escuchar la misma melodía que solían tener los teléfonos de antes para el tono de llamada.

El ascensor va lleno y eso es otra cosa que odia.

Las multitudes. Estar encerrado de forma obligatoria con idiotas que no conoce pero que seguramente terminarán trabajando para él. Sólo que ellos aún no lo saben.

Él, Lee Minho, el alfa dueño y líder del buffet de mejor renombre de todo Seúl.

Y va tarde al trabajo, por cierto.

Minho detesta llegar tarde, la puntualidad es una virtud que no todos poseen, y es algo que todos, absolutamente todos sus empleados deben tener si es que quieren trabajar para él.

El alfa es conocido por ser un hombre estricto y disciplinado, en todo el gremio de la abogacía saben que Minho es alguien de carácter fuerte, capaz de liderar y pasar por encima de todos sin necesidad de usar palancas sociales ridículas o sobornos. Se propone lo que se le da la gana y lo consigue. Jamás se anda a medias tintas.

La hora en su Rolex de oro le marcan las nueve y media, maldice para sus adentros, él debía estar en la sala de juntas a las nueve en punto. Tenía que ser justo en una de las reuniones más importantes. Mierda.

¿Con que cara puede exigiries a sus empleados que sean extremadamente puntuales si su líder es el que primero rompe esa regla?

Claro que avisó a BangChan de su para nada elegante retraso, pero eso no quita peso a la falta de principios profesionales que está cometiendo, y que ha cometido ya en tres ocasiones.

Tres.

Y todas tienen como principal culpable a la misma persona: Lee Bonhwa, su hijo de tres años y medio.

Las puertas del ascensor se abren, indicando que han llegado al último piso del edifico situado en Myeongdong Street, de hermosa y elegante arquitectura moderna. Su padre sí que tenía buen gusto para casi todo, supo plasmar su visión y trabajo duro para ello, por años, fundando así Lee Union; la prestigiosa firma de abogados especializados en derecho mercantil, corporativo y empresarial.

Minho atraviesa la recepción a pasos largos, saludando con un asentimiento de cabeza a todo aquel que se lo encuentra y quienes, por cierto, actúan un tanto temerosos con él estando alrededor. No los culpa. Saben lo serio, estricto y a veces hasta neurótico que suele ser en el ambiente laboral. Las pláticas del radio pasillo vaya que corren rápido.

Gira a la derecha para dar con el corredor que lo lleva a la sala de juntas y se da de bruces contra Jiyoon, su encajosa pero cumplida asistente.

— Lo siento, señor Lee — se disculpa con demasiada efusividad —. No lo vi venir, y buenos días.

La omega acompaña ese saludo con una tenue liberación de sus feromonas olor a chicle, ugh, Minho odia el chicle.

Si no fuese porque Jiyoon es eficiente y responsable con su trabajo, Minho ya la habría despedido, no solo porque le disgusta su aroma de omega sino por los notables y arduos intentos de ella por llamar su atención.

La había contratado basándose en sus logros académicos y excelentes recomendaciones, eso, aunado a su buena presentación la habían colocado como la mejor opción de todos los candidatos. Claro, eso era antes de que la omega se enterara que Minho era un alfa soltero, con un cachorro, sí, pero soltero al final del día.

Eso había desatado una serie de intentos fallidos por causar algún tipo de reacción en él, arreglándose más de lo necesario, dejando caer cosas a propósito mientras está en su oficina para agacharse a recogerlas, mordiéndose provocativamente los labios y más mierda ridícula como esa.

No es que Minho piense que Jiyoon es fea, de hecho, es una omega atractiva, su cabello rojo natural la hace sobresalir mucho, pero es realmente molesto tener que lidiar con una omega tan interesada en él, Minho jamás le ha dado motivos ni ha reaccionado a su incesante coqueteo, ¿acaso ella no se da cuenta que está haciendo el ridículo?

— Buenos días. ¿Venías de la sala de juntas?

— Sí. Los socios estaban esperándolo a usted y el señor Bang me llamó para que les llevara el servicio de café — empuja los folders que lleva hacia arriba, causando que sus pechos se levanten. Oh, dios, ahí va de nuevo —. No olvidé preparar el suyo, lo dejé en su lugar justo como le gusta tomarlo.

— Genial. Gracias. Ya sabes la agenda — le avisa y pasa de ella —. Estaré ocupado por un buen rato. Cuando necesite algo te llamaré.

Escucha que ella le responde pero ni siquiera se enfoca en sus palabras exactas. Necesita conseguir a otra asistente. De preferencia de una casta diferente o con un lazo establecido.

Cuando Minho entra a la sala, todos los presentes le dan los buenos días, excepto su mejor amigo y mano derecha del negocio, Christopher Bangh. Minho ya sabe la plática que le espera después, ya tiene agendada una con Lia, pero antes, irá la de BangChan, quien tampoco tiene recato alguno para darle consejos que él no le pidió.

Minho se disculpa por la tardanza, alegando problemas personales que promete "no volverán a ocurrir". Pero el alfa sabe que eso último fue una mentira. Ojalá pudiera no volver a ocurrir, pero tal parece que con cada día que pasa, su hijo se empeña en ser más y más difícil.

No tiene ni puta idea de lo que hará para fin de año, pero si las cosas no mejoran, Minho optará por tomar el ofrecimiento de sus padres, puede que no sea tan mala idea. Bonhwa podría estar mejor y tener una buena vida en Alemania junto a sus abuelos.

Minho aclara sus pensamientos, aún hay tiempo para preocuparse por eso. Ahora tiene que hacer valer cada minuto que pasa en su buffet. Tiene enfrente a los representantes de Kier Company, una empresa internacional de origen ruso que acaba de abrir su cede en Seúl. Es una compañía mercantil que busca hacerse de representantes y asesores legales, y ahí es donde entra en juego Minho.

Si bien su buffet tiene las de ganar en la batalla, él no se confía, hay otro buffet que ha llamado la atención de Kier: Rothman & Associates. Ellos han estado tras sus pasos por algunos años ya y si logran hacer de Kier sus clientes, le estarían dando un buen golpe bajo a la compañía de Minho, quitándole el primer lugar y dejando a ambos bufetes en un humillante empate.

Minho mira a Chan, él lo sabe. Ambos saben la importancia de que el contrato se firme, sí o sí. Entonces abre su portafolio, se sienta al frente y demuestra, una vez más, por qué es uno de los mejores abogados y estrategas de todo el país.

— Créeme, Lee. Lo tenemos ganado, después de la reunión que acabamos de tener es casi imposible que los idiotas de Rothman vayan a lograr algo — BangChan se desploma con gusto sobre la silla frente al escritorio de Minho —. Los dejaste en el suelo. Knock out.

— Ya sabes lo que siempre digo, Chan — . No debemos cantar victoria hasta que tengamos esa firma en el contrato y el dinero en nuestras cuentas.

— Sí, sí, sí — canturrea —, ahora mismo sabes que solo estás siendo modesto. Es cuestión de días para que llamen y pongan fecha a la reunión para la firma final.

Minho niega con la cabeza. Le fastidia cuando BangChan tiene razón. Su gane sobre el otro buffet es casi un hecho.

— Bueno, puedes irme agradeciendo por todos los miles de wones que caerán a tu cuenta producto de esta nueva sociedad — Minho se burla y enciende su celular para ver las notificaciones. Tiene diez mensajes de Lia.

— ¡Oye! — le recrimina el pelinegro —. Creo que me gané mi parte manteniendo contentos a nuestros futuros socios mientras esperaban a que llegaras, Lee. Les compré café del Starbucks y todo — se reclina sobre la silla y levanta las cejas —. ¿Qué pasó con el señor puntualidad, eh?

Minho resopla, cansado — Ni me lo recuerdes, pasó lo mismo de siempre. Ya sabes, Bonhwa... me está costando mucho trabajo el hacer que entienda las cosas...

— ¿Te hizo algún berrinche?

— No fue tanto un berrinche. Sólo no quería levantarse de la cama, se negó a tomar el batido de leche que Lia siempre le prepara, se enojó conmigo porque no le permití comerse unos bombones, ¿qué tipo de desayuno es ese?

— Lee, ¿si te das cuenta de que estás hablando de un cachorro? — inquiere su amigo con cierta burla en sus ojos —. Eso es, jodidamente normal. Los cachorros aman los dulces.

Minho se pasa la mano por el cabello — Entiendo esa parte. Pero, Chan, tú sabes de que hablo. Mi frustración no solo son los putos bombones, es... todo. Bonhwa no está mejorando en su comportamiento, no sé para qué diablos le pago a esa terapeuta si no lo está ayudando en nada — le da otro vistazo a su celular —. Y por lo que Lia me dice, está teniendo problemas en la guardería nueva también.

Pasa un momento largo en puro silencio.

— Mierda — es todo lo que BangChan responde.

— Sí, mierda — se talla los ojos y regresa su atención a lo que lo mantiene cuerdo y activo. Su trabajo. En fin, tengo demasiadas cosas que hacer como para seguir perdiendo el tiempo en ese callejón sin salida — aprieta un botón de su teléfono de base —. Jiyoon, ven a mi oficina, por favor.

BangChan se levanta y va hacia el mini bar, situado en una esquina de la amplia oficina. Va a prepararle un trago de whiskey sobre las rocas; es una costumbre que su amigo trate de alivianarlo con alcohol cuando sabe que está estresado o tenso, acción que lamentablemente ha tenido que repetir casi todos los días.

Puto estrés.

Jiyoon entra contoneando las caderas, usando esa melodiosa voz para preguntarle a Minho "¿qué se le ofrece?" acompañado de un movimiento de su largo cabello rojo.

Mientras le dicta instrucciones a la omega, Minho nota de reojo que Chan está conteniendo una sonrisa burlona y la expresión en su rostro no miente. Está disfrutando lo incómodo que Minho se siente.

— Y por favor, cancela mi última cita de hoy, era algo sobre el departamento de éxito estudiantil de una universidad, ¿cierto?

— Sí, señor. La reunión era para proponerle ir a dar una charla de fin de curso a los graduados de la facultad de derecho.

— Es verdad — frunce el ceño y medita su decisión por unos segundos más —. Re-agéndala, ¿quieres? Debe de haber algún espacio esta semana.

Es mejor así, los mensajes de su hermana eran claros. O sale del trabajo antes y se toma el tiempo para charlar o sale del trabajo antes y se toma el tiempo para charlar o ella lo dejará de ayudar. Minho no puede darse el lujo de descartar su apoyo así como así, una niñera ni siquiera está entre las opciones, Bonhwa jamás aceptaría la presencia de un desconocido en casa.

— Claro, ¿meterá alguna otra cita en su lugar o...?

— No, voy a irme un poco antes de lo normal — le sonríe cordialmente y ella se muerde el labio inferior —. Es todo. No me pases llamadas, estaré con Chan revisando los informes de los juzgados.

— Como usted diga, con permiso — se da la vuelta y se esfuerza, demasiado, en mover el culo con cada paso que da. La puerta hace click a su salida y BangChan suelta un silbido.

Minho pone los ojos en blanco.

— No te atrevas a comentar nada, Bang.

Su amigo alfa se acerca y le ofrece el trago que Minho acepta de inmediato.

— ¿Sabes qué es lo que de verdad te hace falta?

Minho sorbe un poco del vaso, disfrutando de la sensación del amargo líquido cayendo por su garganta — No me interesa saberlo.

— Sexo. Eso es. Por eso estás tan amargado, estresado y ansioso. ¿Hace cuánto que no la pones, eh? ¿Cuándo fue la última vez que anudaste a un omega?

Minho ladea una sonrisa y lo mira, serio — Creo que esa respuesta es demasiado obvia, ¿no crees? La última vez que seguí uno de tus consejos terminé convirtiéndome en padre, solo eso.

— Eso fue diferente — se defiende y toma un sorbo de su whiskey también —. Mala suerte, supongo.

— Jódete, ¿quieres?

— Eso es justo lo que te estoy diciendo, Lee. Necesitas joderte a un omega. Somos alfas, y nuestro instinto nos lo pide a gritos, es una necesidad básica — Minho hace por interrumpirlo y Chan levanta la mano —. Ya sé, ya sé, no hay tiempo, no te interesan las relaciones. Pero qué te impide el follar libremente con una omega que estará más que dispuesta para ti cada que necesites desestresarte y sacar tus frustraciones, ¿eh?

— Ya sé a dónde vas con esto, y la respuesta es la misma. No.

— Amigo, ¿qué más quieres? Jiyoon casi se abre de piernas para ti cada que entra a esta oficina. Sería la opción perfecta, ni siquiera tendrías que perder el tiempo llevándola a un motel — dice como si le estuviera ofreciendo un producto en ventan—. Te la follarías en los baños o en el cuarto de limpieza. Las omegas como ella, Lee, se conforman encantadas con eso. Solo piden una buena polla y ya. Son el tipo de omegas que solo anudas ocasionalmente pero que no llevas a casa. Justo lo que tu alfa necesita.

Minho resopla, incrédulo. Aprecia mucho a su amigo pero, sus opiniones y forma de pensar distan mucho de las propias.

BangChan, al igual que él, no cree en las relaciones formales. O en el romanticismo. Y hasta ahí está bien, lo que ocurre es que él no ve a los omegas como objetos al servicio de los alfas. Y tampoco hace comentarios tan denigrantes hacia su casta.

Tiene que ver la forma en la que ambos fueron criados, supone. La madre de Chan murió cuando él era un cachorro y su padre se casó con cuatro omegas más, el señor fue el principal encargado de "enseñarle" a BangChan a ver de esa forma a los omegas, varones y mujeres.

Dando como resultado a un alfa con complejo de playboy. Un iracundo que piensa con la polla el noventa por cierto del tiempo.

Minho no está de acuerdo con ninguno de sus ideales, pero tampoco lo juzga. Sabe lo difícil que es crecer en una familia disfuncional. Su padre era un adicto al trabajo quien solo tenía en mente el levantar lo que ahora es Lee Union; Minho no tiene recuerdos cálidos ni cariñosos junto a su padre, y su madre, bueno, ella le dedicaba más tiempo a Lia, por ser menor y por empatizar más con ella, siendo omegas las dos.

¿Qué tipo de expectativas o ilusiones podría tener alguien que fue criado en un ambiente tan frío y solitario?

Como alfa, Minho jamás se ha sentido de verdad atraído por ningún omega. Reacciones fisiológicas las hay, claro. Puede ponerse duro y acostarse con los omegas que le parecen atractivos, pero no existe nada más allá de eso.

No sabe cómo se siente el amor. Conoció un lado de este con la llegada de Bonhwa, pero él sabe que es diferente.

Su hermana se ha cansado de decirle que necesita encontrar una pareja, darse el tiempo de salir, conocer y cortejar a alguien, pero ¿cómo? Tiempo es lo que no tiene, no lo tenía antes y ahora que es padre todo es más complicado.

¿Quién querría enlazarse con un alfa con un cachorro?

¿Qué omega querría cuidar a un bebé que no es suyo?

Minho ya lo ha asimilado, la respuesta es ninguno, y él está bien con eso. Sólo necesita hallar el balance entre la crianza de su hijo y su carrera profesional. Y si ahora sus arrepentidos y retirados padres quieren ayudarle a cuidar a Bonhwa para lavar un poco de su culpa con él, pues entonces lo tendrá todo más fácil.

— Minho, ¿estás ahí? — le truena los dedos frente a sus ojos — Oye.

— Lo siento, me fui por un segundo.

— ¿Ves cómo no estás bien?

— Como sea, esos consejos tuyos son estúpidos y no pienso seguir ninguno. No voy a follarme a Jiyoon ni a ninguna otra omega. Ni hoy ni mañana ni nunca. ¿Entiendes? — le da unos golpes en el hombro —. No todos pensamos con la cabeza de abajo.

— Que raro eres, si no piensas aprovechar que tu asistente está buenísima, ¿entonces por qué sigue trabajando aquí?

Minho abre la app de mensajes en su celular y comienza a teclear la respuesta para Lia.

"Tú ganas, cancelé mi última reunión. Te veo a las 5 en casa, espero que Bonhwa esté de mejor humor, xx."

— Ella sigue aquí porque es eficiente en su trabajo. No tengo motivos para despedirla. A menos que se ponga intensa en su ya incómodo coqueteo — le explica y sonríe cuando recibe la respuesta de su hermana.

"Wow, gran sacrificio, padre del año. Te veo al rato. xx."

— Esto es... increíble — murmura Felix y sus ojos azules parecen aguarse, a veces es incluso más sensible que Jisung —. Bonito, de verdad haces magia.

Jisung sonríe ante eso, de hecho, ha estado sonriendo mucho durante todo el día. Y el culpable de esas sonrisas con hoyuelos incluidos está durmiendo sobre su regazo. Con su dedito enroscado en uno de sus rizos.

— No hago magia, Felix. Sólo... amo lo que hago, cuidar bebés siempre fue lo mío.

— Lo sé, pero tienes algo que hace que todo cachorrito que te conoce caiga rendido. Es decir, yo también amo mi trabajo, todos aquí lo hacemos, y aún así nadie pudo lograr con Bonhwa lo que tú lograste en menos de un día.

Jisung se encoge de hombros — Bueno, es probable que sí sea un don o algo, ya sabes, en compensación por lo otro.

Felix carraspea y se pone de pie, observando a los demás pequeños que duermen la siesta de la tarde, es la última actividad del día antes de la hora de salida, los despiertan unos minutos antes de que los padres pasen a recogerlos. Sus cuerpecitos yacen abrazados a los grandes peluches de la sala "dormilona" como le han apodado desde el principio.

Antes de que Jisung regresara, Bonhwa solo se quedaba ahí, haciendo remolinos con el pelo de su peluche asignado, una cebra. Pero no dormía, simplemente veía a los demás hacerlo y, cuando se le cuestionaba el por qué o se le trataba de ayudar, él sólo se encogía de hombros y se negaba a hablar.

— Pues sea como sea, eres un omega maravilloso, Jisung. Enviado del cielo. No tienes idea de lo afortunados que son todos estos pequeños y de lo que está haciendo por Bonhwa.

— Bueno, aún falta mucho camino que recorrer con este bebé, sólo he podido hacer que se sienta cómodo conmigo, pero le sigue faltando el convivir sanamente con los demás cachorros — acaricia los diminutos cabellos de su nuca —. Eso entre otras cosas que he notado... la charla con su padre sigue estando en pie.

Felix asiente — Tienes razón, y sé que lograrás ayudarlo en todo, Jisung. Bien, iré a la recepción, Penny pidió permiso para salir antes así que entre Anya y yo recibiremos a los padres. Te veo en un ratito — se aleja con pasos silenciosos hasta la puerta.

— Oye, dices que Bonhwa es el último en irse, ¿verdad?

— Sí, siempre pasan al último por él, una media hora después de que todos se han ido.

— ¿Y quién viene no es el padre?

— No, es una mujer rubia. De pocas palabras. Al principio me preguntaba por cómo se había portado Bonhwa, pero al ver que las respuestas no eran positivas ella dejó de hacerlo. Y sólo me promete que le dirá al padre que nosotros queremos hablar con él, pero — frunce los hombros —, nada sucede.

Jisung tendría muchas cosas que decir, pero no quiere juzgar tan crudamente sin informarse más sobre la situación.

— De acuerdo. Yo entrego a Bonhwa, ¿está bien?

Felix le hace una reverencia — Como tú digas, cielo — y se va.

El omega enfoca su vista sobre el cachorrito en sus brazos. Bonhwa es un cachorro adorable; es tierno, discretamente divertido y educado. Ha podido identificar algunas cosas, como una posible falta de cariño y atención en casa. Nota que el pequeño reprime muchas de sus emociones y reacciones, algunas tan simples como una sonrisa.

¿Qué clase de crianza está teniendo como para que le cueste expresar una sonrisa?

Le duele pensar que es probablemente ignorado en el lecho familiar y por eso él solito se aísla y se muestra extrañado al ver a los demás cachorritos riendo y conviviendo con tal facilidad.

Pero no todo es negativo. Hoy fue un día maravilloso y productivo. Avanzó más con él de lo que creyó posible y es que, hay una conexión inusual entre el pequeño y él.

Después de haberlo llevado a su oficina y de haberle dado el bombón que Bonhwa tanto le pedía, el pequeño había quedado fascinado con los peluches y figurines de decoración que Jisung tenía de Winnie Pooh.

El cachorro entonces le había contado que esa era su caricatura favorita. Y que su papi sólo se la dejaba ver los fines de semana, comentándole también que, después de los bombones, la miel le gustaba mucho, justo como al oso Pooh.

"En Navidad pediré un osito Pooh, quiero tener muchos, así como tú."

Le había confiado el alfa de tres años y medio. A Jisung se le había apretujado el corazón cuando Bonhwa le había dicho que su papi no veía su caricatura favorita con él y que tampoco le ayudaba a armar su rompecabezas nuevo del mismo oso amarillo.

"Yo entiendo a papi. No culpo a papi. Siempre está ocupado y su olor a canela pica mucho cuando se pone triste. Pero me da beso de buenas noches siempre. Eso es bueno. Es algo."

Un adicto al trabajo. Eso era lo que Jisung había asumido del tal Lee Minho dada la conversación con el cachorro, la cual, se había extendido más de lo debido pues Bonhwa había estado muy interesado en saber el origen de cada uno de los artículos de Winnie Pooh que el omega poseía.

Y Jisung tampoco se había podido negar a obsequiarle un bombón extra al pequeño, haciéndole prometer que, sólo se lo comería después de cenar en casa y con el permiso de su padre.

El alfa había asentido con entusiasmo, con esos grandes ojos azules brillando de emoción.

Lo demás había transcurrido de acuerdo con la rutina de su guardería. Y Bonhwa había sido partícipe en cada una de esas actividades ante los asombrados ojos de Penny, Anya, Felix y el resto del personal.

Jisung había cantado la popular canción "Baby Shark", tomando en brazos y por turnos a cada uno de los cachorritos y moviéndose de un lado a otro con ellos cargados, haciéndolos reír mientras rebotaba sus caderas al ritmo de la canción.

Después, en la hora de recreación, los pequeños se habían puesto a dibujar y colorear algo que fuese su respuesta a la pregunta de: ¿Qué es lo que te hace sonreír?

Está de sobra decir que la mayoría de los cachorros había dibujado una especie de collage de sus padres, mascotas, caricaturas, peluches, juegos y Jisung.

Sin embargo, Bonhwa había dibujado solo tres cosas: Winnie Pooh con su icónico tarro de miel, bombones y... Jisung.

Conmovido, el omega había sonreído mucho al ver su retrato en forma de garabato, con sus largos rizos ocupando mucho espacio en la hoja y con sus ojos en un verde muy llamativo.

Cuando llegó la hora de la siesta, Jisung había tomado su guitarra manualmente pintada, simulando un cielo con estrellas en la noche y un lobito azul en medio de dos cactus. Con una melodía tranquila, los cachorros caen rendidos al sueño. Excepto Bonhwa.

El alfa había observado atentamente al omega mientras tocaba los suaves acordes, jugando con el pelo de la cebra, pero una vez finalizada la melodía y con todos los pequeños dormidos, Bonhwa se había acercado tímidamente a Jisung.

"¿Puedes arrullarme? Creo que puedo dormir con tu olor a bombones. ¿Por favor?"

Jisung no lo había dudado ni por un segundo. Cargó al pequeño y se situó en su mecedora color rosa. El bebé había buscado instintivamente su cuello, su glándula de aroma, olfateando torpemente la zona, y así, en un par de minutos, Bonhwa se había quedado dormido. Enganchando entre sueños, sus deditos en los rizos de Jisung.

El cachorro se reacomoda en su regazo y Jisung regresa su atención a la realidad. Puede que el motivo de ese movimiento sea que ya no está rodeado de su aroma. El omega dejó de cubrirlo con su olor desde hace ya unos minutos. Debe hacerlo, uno de sus límites y reglas es el nunca reemplazar el olor de cada uno de los cachorros con el propio.

No son suyos y el cruzar ese límite no solo podría confundir a los pequeños, sino que también le traería problemas con los padres.

Uno a uno, los cachorros empiezan a abandonar el lugar. Jisung es capaz de adivinar ya el orden en que pasan por ellos todos los días. Se despide lanzándoles muchos besos en el aire a cada uno de los bebés, obteniendo a cambio un adormilado "nos vemos mañana, Jibung" o un "adiós, Jibung, te quiero".

Sin embargo y, para su sorpresa, Felix entra un minuto después de que el último cachorro se ha ido.

— Llegaron por Bonhwa — le avisa, igual de desconcertado que él.

— ¿No dijiste que se tardaban media hora o más?

— ¡Y es verdad! — se tapa la boca en cuanto se da cuenta que Bonhwa se vuelve a remover en su regazo —. No sé qué pasó. Quizás tú sólo regreso ya hizo magia también en el padre.

Jisung ladea la cabeza — De acuerdo — se pone de pie —. ¿Es la mujer? — Felix asiente —. Dile que ya salgo con Bonhwa, por favor.

El omega rubio se va y Jisung comienza a mecerse de arriba abajo para despertar al alfa, justo como le indicaron hacerlo en ese curso que tomó de cuidado de menores.

— Bonhwa — lo llama y le revuelve el cabello, masajeando circularmente. — Cariño, despierta.

El pequeño bosteza, oliendo a chocolate, calientito y relajado; lleva sus puños a sus ojos y se los talla, intentando despertar.

Le está costando. Es algo nuevo para él. Es la primera vez que duerme aquí en la guardería.

— ¿Qué pasa? — pregunta con su voz ronca y bostezando de nuevo.

Jisung camina hacia el estante azul con el nombre de Bonhwa en él — Ya llegaron por ti, bebé. Es hora de que vayas a casa con tu familia.

Él vuelve a tallarse los ojos y recarga su cabeza en el hombro de Jisung — ¿Ya?

— Sí, cariño — agarra la mochila de Bonhwa y mete sus dibujos, sonriendo al ver que el alfa ya había metido el bombón que le regaló en uno de los compartimientos —. ¿Quieres caminar o prefieres que te lleve en brazos?

El cachorro vuelve a enredar sus dedos en sus rizos — En brazos, por favor.

Jisung sonríe (por milésima vez) y se encamina hacia la salida del salón.

— ¿Jisung? — dice Bonhwa en voz baja.

— ¿Sí, cariño?

— Gracias. Pude dormir bonito contigo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top