Capítulo 01

La luz que entra por la ventana da de lleno en la pequeña maceta con girasoles, iluminando aún más el intenso color amarillo de las flores, haciendo honor al nombre de las mismas, es como si tuviera pequeños soles al alcance de sus manos, soles que puede ver y tocar.

Es una de las cosas favoritas de Jisung.

Sonríe y acaricia los pétalos, susurrando un pequeño "preciosas" , esa es otra cosa que suele hacer sin pensar, lleva años hablando con sus plantas como si estas pudiesen escucharlo, le hace sentir bien, además de que sabe a ciencia cierta que el charlar y dedicarle tiempo a las plantas sirve de terapia.

Jisung lleva un tiempo tratando de regresar a sus cosas y pasatiempos favoritos.

Lleva un tiempo tratando de volver a sentirse bien consigo mismo.

Deja la ventana abierta y apaga el calentador de su estufa, su chocolate está listo. La olla en donde lo prepara es demasiado pequeña, solo para llenar un par de tazas, pero, ¿cómo para qué preparar más si es sólo para él? Félix se ha cansado de decirle que debería hacerse suficiente para toda la semana, pero otra de las cosas que Jisung disfruta es el olor del chocolate recién hecho; es algo que no obtiene con solo recalentarlo.

Llena su taza de cerámica y hace lo mismo con una taza/termo para llevarse a la guardería, saca un par de varitas de canela y las parte en dos para esparcirlas por la espumosa superficie, el intenso picor de la especia hace que arrugue un poco la nariz, pero extrañamente siempre le ha resultado agradable. Le fascina la canela. Y el chocolate, claro.

Para terminar su bebida, agarra un puñado de pequeños bombones de colores y los deja caer con maestría sobre su chocolate, el olor a bombones siempre ha sido familiar para él, y para todo a aquel que lo conoce, en realidad. Su olor de omega es ese, bombones, agradable para algunos y en extremo dulce para otros. Pero a él le encanta, ese aroma ha jugado demasiado a su favor, todos los cachorros de su guardería lo aman, se calman cuando libera sus feromonas y les ayuda a conciliar el sueño.

Jisung acerca su taza preparada y se llena de la mezcla de olores que generó, no sabe por qué, pero, el chocolate, la canela y los bombones siempre le han resultado maravillosos, no solo para su paladar sino para su olfato, le hace sentir en paz, feliz. Y cuando toma el primer sorbo es que vuelve a comprobar por qué ama preparárselo todos los días.

No ha sido fácil para Jisung el volver a su rutina, a las cosas que lo reconfortan y le dan tranquilidad, después de lo que pasó y de todo el dolor por el que atravesó, Jisung sabe que jamás podrá ser enteramente feliz, y tampoco podrá sentirse completo, siempre le faltará eso. Sin embargo, todos los días trata de compensarlo, trata de sanar, de curar ese pequeño pedacito de su alma que está roto.

Ya no está en sus manos cambiar ese detalle de sí mismo, y tampoco puede cambiar lo que pasó, pero sí que puede honrar su pérdida haciendo lo que más ama hacer, cuidar de pequeños cachorros.

Llenarse de sus olores, de sus risas, de sus miradas llenas de ternura y admiración. Le ayudan a sobrellevar sus días, a hacerlos más amenos. Esa es su más grande terapia.

Eso y lo que no comparte con nadie, ni siquiera con sus padres, su hermana o Félix.

Eso es solo para él y sólo él sabe que lo está ayudando a sanar, a tener un recuerdo que le permita romperse cuando lo necesita. Jisung sabe, su omega interno se lo grita todo el tiempo, aún le quedan muchas lágrimas que derramar para terminar de curtir ese dolor en su corazón y en su alma.

Toma un respiro y termina de beber el resto de su chocolate. Lava los utensilios sucios y mientras prepara su lunch, el omega trata de poner en orden todas las cosas que debe hacer en su día. Más en específico, en su guardería.

Estuvo fuera casi dos semanas visitando a sus padres, ambos viven retirados en un pequeño pueblo llamado Hoedong-dong, su lugar de origen, ahí nació y creció hasta que tuvo que mudarse para poder estudiar pedagogía en Seúl.

El tomarse esos días de descanso en su pueblo natal y en compañía de dos personas que siempre le han ofrecido amor incondicional le ayudó bastante, era algo que había estado posponiendo debido a la carga de trabajo y nuevas cosas que el dirigir una guardería le había traído. Después del incidente, sus padres habían insistido en que Jisung se mudara de nuevo a su casa en Hoedong-dong con ellos, pero Jisung había llegado a la conclusión de que eso no era lo que su omega necesitaba.

Sin embargo, eso no quería decir que no necesitase del apapacho emocional que solo sus padres le podían otorgar. Así que se encargó de dejarle todo organizado y listo a Félix para que este se hiciera cargo de la guardería en lo que él regresaba de viaje.

Jisung también había optado (impulsado por el consejo de su hermana Gaeul) por apagar su celular y desconectarse de todo aquello que no fuese estar en casa y en compañía de su familia, terminó relajándose más de lo esperado, tanto que ahora lamenta no haber anticipado la carga de trabajo que se acumularía.

Tiene que reunirse con Félix de inmediato, al parecer han estado ocurriendo bastantes cosas en la guardería desde que él se ausentó.

Aún así, Jisung sonríe. Ama su trabajo. Ama a los cachorros.

"Little Star" es el nombre de su amada y atesorada guardería, apenas lleva un poco más de un año en funcionamiento, pero a pesar del poco tiempo, el lugar se ha convertido en todo un éxito. No sólo por los buenos números que arroja cada mes y por lo rentable que es sino por lo mucho que "Little Star" representa para Jisung. Emocionalmente. Sólo pocos lo saben, pero esa fue su decisión, después del incidente, Jisung aún no puede contarlo a todo mundo.

Puede que nunca esté listo para hacerlo.

Se asegura de arrojar todo a su auto, su bolso, su linda lonchera rosada con unas orejas de conejito que los cachorros adoran ver, coloca también su taza/termo en el soporte para bebidas y, ya dentro del vehículo, revisa su apariencia con la ayuda de su celular. Luce... presentable al menos.

Es octubre, y la temperatura en Seúl está empezando a bajar, lo cual no beneficia en nada a su piel, Jisung solía dedicarle tiempo al cuidado de esta, disfrutaba ponerse mascarillas y cremas hidratantes de olores a fruta, pero desde que él se encargó de dejarle en claro que ese tipo de cosas eran ridículas, Jisung simplemente dejó de hacerlo.

De nuevo, no ha sido fácil el ir dejando atrás todo lo ocurrido, sobre todo considerando que las marcas van más allá de lo emocional... no sabe si la vida le alcanzará para sentirse cómodo en su piel, luciendo de la forma en que lo hace.

Observa su rostro y frunce el ceño, haciendo un leve puchero con sus labios, puede que lo único rescatable de él sean sus ojos verdes y sus largos rizos castaños. No le gusta su apariencia, pero, aun así, Jisung sonrie.

Y lo hace porque todos los días y desde que abrió "Little Star", los cachorritos siempre se encargan de decirle (varias veces) lo bonito que se ve, con sus rizos, sus hoyuelos y sus "pestañotas". Elogian, muy a su manera, los esmaltes de colores que cubren sus uñas, sus coloridos y cálidos outfits, así como sus bolsos y sus loncheras, que suelen tener estampados de animales o personajes animados.

La suave música de la estación de radio invade el espacio del vehículo en cuanto pone el motor en marcha, el locutor interrumpe para anunciar la hora, son las 9:45, normalmente entra a las 9 pero, al ser el dueño y director, se puede permitir llegar un poco tarde de vez en cuando, más que nada cuando le cuesta conciliar el sueño; cosa que ha estado ocurriendo con frecuencia.

El tráfico es ligero y le permite llegar en tan solo 20 minutos, Gongbang es una avenida bastante céntrica y tranquila; no fue nada barato el comprar el sitio en el que armó la guardería, era una inversión riesgosa, pero no podía dejar pasar la oportunidad de compra cuando se la ofrecían con un descuento debido a las reparaciones y arreglos que el lugar necesitaba.

Jisung se había asesorado con su contador y asesor financiero y, después de consultarlo con su almohada por varias noches y de haberse visto apoyado y respaldado por su familia y mejor amigo, Jisung había tomado la mejor decisión: invertir su parte de la herencia en la compra y remodelación de lo que ahora es "Little Star".

Hasta antes de eso, el sueño de Jisung siempre había sido poder trabajar en un lugar donde pudiese dar clases a cachorros, no por nada estudió pedagogía y se especializó en el área infantil. El omega se había visualizado ejerciendo su profesión con cachorros pequeños, quizás en un kínder o en un centro médico.

Pero, el destino le tenía preparado algo diferente, algo que, como omega nunca había considerado para su desgracia. A pesar de todo, Jisung pudo encontrarle un nuevo sentido a su vida y ahora, a sus 26 años, es dueño de su propio espacio donde puede dedicarse a lo que ama, un lugar seguro para cobijar a su omega roto.

Después de estacionarse en su lugar de siempre, Jisung saluda a la señora Wren, la beta encargada de la limpieza, es una mujer de mediana edad con algunas canas que siempre tiene una sonrisa para todo mundo y a quien no le importa limpiar cualquier tipo de desastre que generen los cachorros.

El lugar en sí es bastante colorido, el piso es de madera lisa y suave, todo el mobiliario es de bordes curvos para evitar que un pequeño se lastime en caso de accidentes o resbalones. Los tapetes son en forma de caras felices y piezas de rompecabezas; del techo cuelgan lamparines y decoración de nubes, soles y uno que otro arcoíris. Las paredes pasteles están cubiertas con un patrón de pequeñas estrellas, haciendo honor al nombre de la guardería. Cada sala y espacio tiene como finalidad estimular el aprendizaje en los cachorros y hacerlos sentir cómodos y felices.

Todo hogareño y suave, como su amigo Félix suele describirlo, haciendo énfasis en que "cada cosa se parece a su dueño".

Ah, Félix, su mejor amigo y mano derecha en la guardería, un omega al igual que él, lo conoce desde la infancia, cuando sus padres se mudaron a Hoedong-dong desde Daegu debido a una crisis económica de la que lograron recuperarse afortunadamente.

Ambos se mudaron juntos a Seúl para la Universidad y terminaron estudiando la misma carrera en pedagogía, con una mínima diferencia en la especialización solamente. Sin Félix, Jisung no hubiese sido capaz de llevar la guardería hasta el punto en el que está, no sin su apoyo.

Ese rubio omega se ha convertido en su alma gemela en cuestiones de amistad y confianza, Jisung sabe que ha tenido suerte, no todas las personas cuentan con alguien así en sus vidas.

Va en camino a verlo, en su último mensaje le dijo que lo vería en la oficina de Jisung para entregarle pendientes y ponerlo al tanto de todo, pero el omega no puede evitar desviarse un poco, necesita hacerlo, ha sentido los dulces y familiares olores de los cachorritos presentes en el lugar.

Son casi las diez con treinta, los pequeños deben estar en el comedor, aguardando por sus cajas de leche y de cereal, el cual deben consumir antes de ir al área de lectura, donde Anya o Penny, sus apreciadas maestras, deben de leerles un cuento y hacer junto con ellos una actividad didáctica relacionada a la lectura del día.

Y solo basta con que Jisung abra la puerta y de un paso dentro para que, casi al instante, tenga a todos esos pequeños yendo hacia él, siempre sienten su olor mucho antes, prácticamente son como unos adorables leoncitos esperando a que su presa cruce la entrada.

"Jisung", acompañado de chillidos y risitas agudas es todo lo que Jisung escucha de primera instancia, palabras y frases como "te extrañé", "¡volviste!" o "ya no te vayas, Jisung" también se hacen presentes.

Jisung se ríe, y acaricia con cariño las matas de cabello de los cachorros y cachorras, inhalando feliz la mezcla de aromas dulces y encontrando ese confort que había estado añorando en su ausencia.

Se coloca en cuclillas e identifica a los pequeños, conoce cada una de sus personalidades y debilidades, parte de su trabajo ahí es saber y empaparse de ese tipo de detalles para poder reaccionar con rapidez y precisión ante alguna posible incidencia. Normalmente no pasan de meros berrinches o leves peleas, pero nunca se sabe.

Kai, el encargado del comedor le sonríe a modo de saludo mientras sigue acomodando los cartoncitos de leche en las mesitas de colores.

— Jisung, ¿te quedas al cereal? — pregunta Lena, una alfa de cabello rubio con una cara adorablemente llena de pecas, es la más pequeña del grupo, de apenas 2 años, suele también ser la que más pide la atención de Jisung.

— Tengo que ir con Félix, cariño. Pero en cuanto termine de hablar con él iré con ustedes — dice y usa su dedo índice para hacerle un pequeño "bop" en la nariz, Lena se ríe.

Soobin, un omega de cabello muy oscuro estira su diminuta mano para alcanzar los rizos de Jisung — Bonitos — dice y enreda sus dedos en estos como si de un moño se tratara —. ¿Por qué no puedo tener rizos como tú?

— O los hoyitos en tus cachetes — agrega Jennie, otra omega con ojos preciosos color miel.

— ¡O el verde de tus ojos! Con tus pestañotas pareces una florecita — comenta Hyunjin, el alfa más inquieto de todos los cachorros. Jisung no hace más que reírse, extrañaba ese tipo de comentarios tan inocentemente creativos y cariñosos.

— Yo creo que lo más lindo de Jisung es su voz, ¿cantarás una canción para nuestra siesta, Jisung? — pregunta Aria, una omega de piel chocolate sumamente hermosa. Tras su participación, el resto de los pequeños se une a la inquietud por saber la respuesta; ellos aman la música, más si quien la acompaña es él, interpretando algún tema calmado y suave que los ponga a dormir.

Ese es algo más como un extra, Jisung trata de involucrarse en tantas actividades como pueda, todos lo que laboran en "Little Star" tienen una función y la suya debería ser solo administrativa pero nunca se ha quedado en los límites de su oficina. Jisung ama leerles cuentos, unirse a ellos en su desayuno, cantarles para que tomen la siesta, jugar y demás cosas.

Las risas, aromas dulces y muestras de afecto lo mantienen lejos de las pesadillas y de la abrumante realidad. Del pasado. De él mismo.

Todo cuenta. Todo eso lo ayuda a sobrellevar el dolor.

— ¡Claro que les puedo cantar una canción! — les dice y abre mucho los ojos, detalle que los pequeños imitan, pintando además, enormes sonrisas en sus rostros —. ¿Qué tal si piensan en qué canción quieren hoy, hmm?

Los pequeños sueltan grititos agudos de emoción y dan diminutos saltos, algunos aplaudiendo ante lo que les acaba de proponer.

Kai toca la campanilla, anunciando que el desayuno está servido, los cachorros se giran por el sonido y es justo en ese momento que Jisung lo ve.

No lo había notado antes, ni cuando entró y tampoco cuando estaba charlando con los chiquitos.

Hay un cachorro nuevo. La cosa es que, Jisung ni siquiera contemplaba que hubiese nuevos pequeños a su regreso, de acuerdo con los lineamientos de la guardería y por el tamaño de esta, habían tenido que cerrar las inscripciones pues habían llegado al cupo máximo; su asesor les había comentado que si querían recibir a más entonces tendrían que contratar a mas gente y expandir el tamaño del lugar. Ese tema debe ser la razón por la cual a Félix le urgía reunirse por él a primera hora.

Su consternación aumenta al observar con más detenimiento al niño, está aislado, sentado en una de las sillas de la esquina del comedor, ni siquiera está al frente de una de las mesas, es por eso que Jisung no lo había visto al entrar.

Le calcula unos 3 años quizás, aunque no puede asumir demasiado hasta no charlar con él, tampoco alcanza a sentir su aroma, así que su casta está en duda. Lo que sí puede notar es que el pobre está incómodo, ahí, apartado de los demás, ¿por qué no estaba sentado y jugando con los otros?

— ¡Bonhwa! — lo llama Kai, invitándolo a que se acerque moviendo las manos —. Ven cariño, es hora del cereal y las caricaturas.

Bonhwa levanta la cara y dirige su atención hacia donde está Kai, quien está monitoreando que no haya derrames de leche o froot loops volando por ahí, todos los cachorritos excepto él se han sentado a las mesitas y han comenzado a comer.

Jisung ve una sillita libre en medio de una mesa llena, y cuando regresa sus ojos a donde Bonhwa estaba sentado es que se da cuenta que se ha puesto de pie, está dando pasos cortos hacia la mesita y, también lo está mirando. Detenidamente.

La reacción inmediata de Jisung es sonreírle, mostrando sus hoyuelos y levantando su mano en señal de hola.

Bonhwa no sonrie y tampoco lo saluda de vuelta, solo abre mucho los ojos y apresura su paso para llegar a sentarse a la mesa, abre su cajita de leche y la vacía en su tazón de cereal, ha apartado la mirada de él, como sintiendo vergüenza. ¿O se ha sentido intimidado? Puede que sea un niño introvertido.

Necesita respuestas, ahora sí que debe ver a Félix con mayor urgencia.

Kai pone en la televisión una de las caricaturas favoritas de la hora, una sobre una familia de perritos bastante divertida. Con un gesto de su mano, Jisung le indica que se acerque.

— Que bueno verte de nuevo, Jisung. ¿Cómo te fue? — pregunta el omega de cabello castaño.

— Muy bien, Kai, descansé lo suficiente — le sonríe —. Oye, ¿ese pequeño...?

— Llegó un día después de que te fuiste, Lix nos comentó que era una excepción, que lo discutiría contigo y que mientras lo recibiéramos como a cualquier otro niño.

Él asiente y observa al pequeño. Está masticando muy lentamente y le está prestando mucha atención al televisor. No está conviviendo en absoluto con los otros cachorros, es como si pensara que él está solo en ese cuarto.

— Estaba sentado en una esquina y no parece interesado en hacer amigos. ¿Es así
desde que llegó?

— Lo es, créeme, hemos tratado varias cosas para hacer que se integre o que conviva pero no hemos tenido éxito, habíamos decidido esperar a que regresaras — le da un golpecito en el hombro —, a ver si con tu magia y encanto puedes hacer algo por Bonhwa.

— Oh, vamos, ya quisiera que eso fuese cierto.

— Es verdad, Han. Tienes un encanto tan natural, cualquier cachorro se encariña de inmediato con tu omega.

Jisung le ofrece una sonrisa y le comenta que irá a su oficina, se despide de los pequeños y les manda besos, recibiendo en coro un "adiós, Jisung" por parte de ellos; Bonhwa, sin embargo, no dice nada, sigue masticando el cereal y viendo las caricaturas.

— Sé que hay cosas por hacer, amigo, pero ¡dios! ¡cómo te extrañé! — musita Félix, emocionado, a medida que vuelve a estrujar a Jisung entre sus brazos.

Jisung ríe y se deja apapachar, la vainilla que lo envuelve, producto de las feromonas de Félix le resulta relajante, ha convivido tanto con ese omega que su olor es una de sus cosas favoritas.

— Yo también te extrañé, rubio.

— ¿Cómo están tus padres? — pregunta, rompiendo el abrazo y acomodando con cuidado los rizos rebeldes de Jisung —. ¿Lograste descansar? ¿Relajarte?

— Mamá y papá están bien. Ellos y Gaeul te envían muchos saludos. Y sí, descansé mucho. Ya sabes, mi vida no... no es como lo era antes pero, creo al fin estar encontrando algo de paz, la suficiente para poder seguir adelante.

Félix hace un pequeño puchero y entorna los ojos. El más que nadie sabe el infierno que fueron los últimos cinco años para Jisung. Conoce su pena y la condena que carga.

— Lo sé, bonito, lo sé. Pero tienes mucho por lo cuál sonreírle a la vida. ¿Qué te he dicho siempre, eh? Te deparan cosas tan bonitas como tú, ya lo verás — le sonríe y Félix juguetea con el brazalete de cuarzo rosa que Jisung lleva puesto.

Él asiente, pestañeando para alejar las posibles lágrimas — No sigas que me harás llorar y con un omega emocional tenemos suficiente. ¿Cómo va ese pequeño bollo?

Aun le parece un tanto irreal que su amigo esté embarazado. La noticia lo tomó por sorpresa y es algo que tampoco han anunciado a las demás personas. Sólo lo saben Félix, Changbin (el alfa de Lix) y él.

El omega solo tiene poco más de dos meses y la recomendación es anunciarlo hasta pasados los tres meses, las primeras semanas suelen ser un tanto inseguras y demasiadas cosas podrían salir mal.

Vaya que lo sabe.

Como sea, Jisung está muy feliz por su mejor amigo. Félix es un gran omega, completo y fuerte, sabe que llevará su embarazo muy bien y que tendrá a un bebé saludable en unos meses.

— Mi bollo se sigue cocinando — murmura y se acaricia el aún plano vientre —. No me ha dado molestias más allá de los simples mareos y algunas nauseas. Pero estoy tan emocionado, nunca pensé que esto se sentiría así, y eso que aún no me crece la barriga.

Jisung sonríe, de verdad le alegra saber lo feliz que está Lee, pero, por mucho que lo intente, su rostro aún refleja parte de su dolor. Tiene que esforzarse más por ocultarlo.

Félix nota su gesto y el propio se contrae. Oh, no.

— Ay no, bonito. Perdón, tú sabes que... lo siento, no era mi intención y yo-

— Lix, tranquilo — Jisung toma sus manos y les da un afectuoso apretón —. Perdóname tú a mí, no debes ocultar tu felicidad ni tu emoción sólo porque yo... en fin, de verdad estoy muy feliz por ti — ambos intercambian sonrisas sinceras y proceden a sentarse lado a lado en el escritorio de la oficina de Jisung —. Y espero que no te eches para atrás en que yo sea el padrino de tu bebé.

— ¡Claro que no! Eso lo decreté en cuanto vi que la prueba marcaba positivo, cariño. ¿Crees que es raro que haya pensado primero en ti que en mi alfa?

Jisung bufa, divertido — Solo espero que Changbin no se entere, no quiero lidiar con un alfa celoso.

— Ni yo, créeme que con el estrés que he estado manejando aquí ha sido suficiente.

— Vaya, ¿tan mal están las cosas aquí? — pregunta Jisung, enarcando la ceja —. Mira que ya me llevé la primera sorpresa.

Félix se lleva una mano a la frente, dramático, como siempre — Fuiste a ver a los cachorros primero, ¿cierto? Claro, debí haberlo adivinado. Esos pequeños son los dueños de tu corazón.

— Sí, lo son — asiente y se cruza de piernas, acomodándose para la explicación que espera que Félix le dé —. Y amé verlos, abrazarlos y empaparme de sus dulces aromas. Pero, ¿quieres adivinar qué es lo que noté diferente, hmm?

Su pregunta es sarcástica evidentemente.

— Cariño, lamento haberme salido de lo acordado pero, todo ocurrió muy rápido y tú no estabas, tampoco te quería molestar porque te acababas de ir y entré en una especie de crisis en la que estaba entre la espada y la pared y-

— Félix, relajate ¿quieres? — se ríe —, no estoy enojado y tampoco voy a culparte de nada. Ni a regañarte. Sabes que yo soy feliz teniendo a otro pequeño aquí, pero me preocupa nuestra situación legal como guardería, se supone que estamos llenos, no podríamos admitir a nadie más, si nos auditan estaremos en problemas.

— Lo sé, yo también estoy preocupado, aunque bueno, se supone que el cachorro solo estará aquí por un par de meses, eso fue lo que al final terminó convenciéndome para aceptarlo. Creo que nos la podremos arreglar por mientras.

¿Un par de meses? Las inscripciones a la guardería incluyen que los padres paguen por un periodo de seis meses renovables, si por motivos ajenos a la institución el plazo llega a acortarse entonces se paga una leve multa monetaria.

— A ver, necesito que me expliques primero todo sobre esto porque no estoy entendiendo nada, ya después habrá tiempo para que me des el informe general de lo demás, ¿de acuerdo?

— Bien — el omega toma un gran respiro y gira su laptop un poco para que ambos vean la pantalla —. El pequeño se llama Lee Bonhwa — da clic y abre su hoja de inscripción, es un alfa de 3 años y medio. Llegó el 4 de octubre y tal como lo ves su fecha estimada de salida es en diciembre. Sé que cerramos inscripciones desde septiembre, pero el padre insistió demasiado.

Jisung frunce el ceño, nota ciertas cosas raras. En primera, por la edad de Bonhwa, sus padres deberían estarle buscando un kínder, ¿por qué insistirían tanto por inscribirlo ahí si solo será por un par de meses? En Seúl hay muchas guarderías de más reconocimiento que la suya que apenas está empezando.

— ¿Qué razones te dieron los padres?

— Padre, solamente. Lee Minho — remarca Félix mientras recorre el nombre con la fecha del ordenador —. Un alfa muy, muy, muy interesante — dice eso último con cierto acento. ¿Qué le pasa?

— ¿A qué te refieres?

— Estaba buenísimo — suelta como si fuera un adolescente cuchicheando con su mejor amigo sobre su crush —. Te lo juro, Jisung. Pensé cosas. Dios. Que alfa.

Jisung niega con la cabeza — Eres incorregible... ¿podemos pasar ahora sí a los motivos o tengo que esperar a que dejes de babear? — ríe.

— Lo siento — se echa aire con las manos —. Mira, básicamente el señor Lee llegó a primera hora, solicitó hablar conmigo y yo de inmediato le dije que no podíamos aceptar más cachorros pero él insistió diciendo que solo sería por poco tiempo y me ofreció pagar el triple de las cuotas y gastos, o lo que fuera necesario, dijo que el dinero no era un problema. Parecía bastante desesperado.

— No me gusta cuando ofrecen dinero así, debe ser un arrogante rico; supongo que no lo aceptaste, ¿verdad?

Félix se encoge y sonríe mostrando los dientes.

— ¡Felix!

— ¡Lo siento! Es que, de verdad lucía desesperado, y ya estaba bastante nervioso teniendo un alfa así en frente de mí. Mira, es abogado, creo que es alguien que sabe lo que hace. Y parecía... confiable — desliza la barra hacia abajo, mostrando el resto de la hoja, justo la parte de "comportamientos y necesidades especiales" —. Me conmovió su respuesta cuando le recomendé otros lugares para inscribirlo.

Jisung entorna los ojos, leyendo lo escrito en la hoja. Su corazón se encoge.

Félix asiente ante su reacción — Han rechazado y expulsado al pequeño de las demás guarderías. Al parecer, el cachorro tiene problemas para convivir y relacionarse con los pequeños de su edad, es tímido, sufre de ansiedad y es retraído. Suele desobedecer y bueno, también tiene problemas para dormir.

— Dios mío, pero si es un bebé, ¿tan pequeñito y ya sufriendo de ansiedad e insomnio?

Jisung siente un leve nudo en la garganta, ¿cómo es posible que un cachorrito tenga que pasar por esas cosas cuando todo lo que debería estar haciendo es jugar y reír? Ser amado.

— El señor Lee me comentó que lleva a su hijo a terapia y que, se está esforzando por... ayudarlo. Pero que de verdad necesitaba un buen lugar para dejarlo, que había recibido muy buenos comentarios sobre nuestra guardería y que, éramos su única opción.

— ¿Y la madre?

— No lo sé, uhm, como te comentaba todo fue muy rápido, tenía prisa por llegar a una junta o algo así. Cuando le acepté la inscripción, llenó como loco los papeles, me aventó el dinero y fue corriendo a su auto por su hijo. Fue algo parecido a la entrega de un paquete.

— Vaya, que buena impresión — Jisung bromea —. Bueno, supongo que hoy hablaré con él, lo poco que vi de Bonhwa me preocupó y ahora con el contexto que me diste se puso todo peor. Si vamos a tenerlo aquí, aunque sea por un par de meses, ese bebé tiene que estar bien, me entristece verlo asi. Tan triste.

— Concuerdo, en cuanto noté el comportamiento del niño intenté hablar con el señor Lee, pero...

— ¿Pero..?

— Ha sido imposible citarlo o hablar con él.

— ¿Qué no pasa a recoger a Bonnie?

— No, quien viene por él es una mujer rubia, Lee Lia. El día de la inscripción él me comentó que ella o él serían los únicos que vendrían por Bonhwa, pero desde esa vez, solo ella pasa, he tratado de hacerle llegar mensajes, pero es imposible. Tanto ella como el pequeño son de pocas palabras. Y el teléfono siempre está ocupado.

— Que irresponsabilidad — Jisung se indigna, no es de los que juzgan así a la primera, pero vaya que le están dando razones. Ya verá cómo se las arregla para conseguir una charla con el señor Lee.

Pero primero lo primero.

— ¿Vas a ir a tratar de hablar con el pequeño? — pregunta Félix al ver que Jisung se pone de pie —. Honestamente, tú, mi adorable amigo eres la única esperanza de todos para conseguir que Bonhwa se acople un poco, tú con tu linda cara y suave aroma que parece encantarle a cada cachorro que te conoce.

Jisung se ríe — Pues, Bonnie ya me vio y... no parecía impresionado.

— ¿De verdad? — Félix inquiere con los ojos muy abiertos —. ¿No se acercó a olerte? ¿No te comentó lo bonitos que son tus rizos o tus hoyuelos? ¿Nada?

Jisung niega con la cabeza — Noup. Pero eso no me desalienta, ¿sabes? Si Bonnie es tímido y retraído es normal que no sea el primero en acercarse. Es por eso que debo de esforzarme más con él. Voy a la sala de lectura. ¿Vienes?

— Te alcanzo en un par de minutos, Changbin me dijo que lo llamara — pone los ojos en blanco —, seguramente quiere saber si ya comí o si me he sentido mal. Ha estado así desde la última semana.

— Hey, eso es lindo. No te quejes — lo regaña y recibe un beso en el aire a cambio —. Te veo al rato.

Al salir y dirigirse por el colorido pasillo hacia la sala de lecturas, Jisung trata de procesar la información que envuelve a Bonhwa. No es misterio ni nada cercano, pero le resulta un tanto extraño el cómo sucedieron las cosas. Como pedagogo con especialización en los cachorritos, Jisung esperaba algún día encontrarse con un caso que requiriese de toda su atención y, sobre todo, paciencia, amor y comprehensión.

Después de todo, para eso está él ahí.

Visualiza la puerta con arcoíris pintados y entra.

Los cachorros están escogiendo un libro de los estantes para que después Penny elija uno al azar y pueda leérselos.

Sus cabecitas giran al mismo tiempo y lo ven, Jisung se acerca a ellos, sus ojos localizan a Bonhwa también: el pequeño está sentado sobre la alfombra en una esquina. Penny está junto a él. Bonhwa lo ve, tiene una carita adorable. Esta vez, parece más interesado en él y no le quita la mirada. Jisung le sonríe con sus hoyuelos marcados y Bonnie pestañea repetidas veces ante eso.

¿Será un tic?

— ¡Jisung! — primero llama Lena —. ¿Leerás cuento con nosotros?

— Penny leerá el cuento para ustedes, linda — dice y le vuelve a atar el moño morado que la pequeña lleva en su coletita —. Yo me sentaré con ustedes a escuchar, ¿no les emociona saber qué historia conocerán hoy?

Los "sí" acompañados de chillidos no se hacen esperar. Y Jisung dirige su vista de nuevo hacia Bonhwa, se sorprende cuando ve que Penny está ahora de cuclillas escuchando lo que el alfa le está diciendo. Entonces observa a la omega tomarlo de la mano y caminar hacia donde está él con los niños.

— Jisung, Bon quiere ir al baño. Pide si tú lo puedes llevar.

Él ni lo piensa — Por supuesto — responde con una sonrisa y le ofrece su mano al bebé —. ¿Vamos, Bonnie?

Este la acepta, observándolo con más precisión, como si fuese una diminuta máquina de escaneos. Jisung no podría estar más intrigado. Ha obtenido el primer acercamiento con él y fue el propio Bonhwa quien lo promovió.

— Ya regreso, pequeños — les dice a los cachorros, quienes no parecen inmutarse por el comportamiento de Bonhwa. Eso es lo que Jisung ama de los cachorritos, son tan puros que jamás se atreverían a juzgar a nadie. Ellos asienten y siguen tratando de escoger un cuento.

Jisung camina un poco encorvado para no dejar la mano de Bonnie, quien la sujeta con firmeza; el omega nota de primera instancia que Bonhwa huele a chocolate amargo y que su tacto es cálido, le recuerda al olor de cuando prepara desde cero sus tazas de chocolate. Lo intenso del aroma del cacao.

Bonhwa no dice nada y Jisung no piensa presionarlo, el hecho de que él se haya acercado solito a él es un buen comienzo, no lo va a presionar.

Cuando llegan a la entrada de los baños, Bonhwa vuelve a tomar por sorpresa a Jisung pues le da un tirón a su mano cuando este intenta abrir la puerta para cachorritos alfa.

Jisung se pone en cuclillas sin soltar su mano — ¿Qué pasa, Bonnie?

El pequeño parece avergonzado por algo. Es realmente adorable. Y hermoso. Tiene unos ojos azules impresionantes, su cabello es castaño oscuro, su nariz es de botón y aún tiene ese aspecto regordete de los bebés. Una lindura de cachorro.

— Yo, uhm — se muerde los labios y se balancea sobre sus pies —. Yo no quiero ir al baño.

Jisung se arrodilla para estar más cerca de él — ¿No? ¿Estás seguro? — puede que por vergüenza mienta y eso podría causar un accidente de pañales.

Bonhwa asiente y se lleva un dedo a la boca.

— ¿Entonces quieres regresar?

— Es que... yo, mmm...

— ¿Qué pasa, cariño? Puedes decirme, está bien — le afirma tranquilo y con una sonrisa.

— Yo... dije mentira de baño — dice con una especie de puchero en los labios —. Quería preguntarte algo y allá había mucho... mucho ruido.

Jisung no podría enternecerse más. Es demasiado adorable.

— ¿Ah, sí? Pues puedes preguntarme lo que quieras, Bonnie.

Él frunce un poco el ceño antes de sacarse el dedito de la boca: — ¿Tienes bombones?

— ¿Bombones?

— Sí — dice Bonhwa y posa sus grandes ojos azules en él —. Tú hueles mucho a bombones y los bombones son mi comida favorita — dice encogiéndose de hombros.

Que monada de bebé. ¡Me lo podría comer a besos!

— ¿De verdad te gustan tanto los bombones?

— Si. Papi dice que los bombones no son comida. Solo cuando no está enojado o en trabajo me deja tener uno, pero a mi me gustaría comer más. ¿Puedo?

Jisung instintivamente le acaricia la mejilla y, para su asombro, Bonhwa no se aparta.

— Me temo que justo ahora no tengo bombones, Bonnie. Lo que oliste es... mi olor de omega. Así como tú hueles a chocolate y tus compañeritos huelen a más cosas, yo huelo a bombones, cariño.

Bon de nuevo abre mucho los ojos, como procesando la nueva información.

— Mi papi huele a canela — dice como para complementar lo dicho por Jisung —. No me gusta, pica en la nariz.

Jisung se ríe. Canela, chocolate y bombones. Que coincidencia, es justo su mezcla de olores favorita en su bebida también favorita.

— A mí también me gustan los bombones, ¿sabes? Solo que yo se los pongo a mi taza de chocolate caliente... y también le pongo canela.

— ¿De verdad? — Bonhwa pregunta con interés —. ¿Entonces sí tienes bombones?

Jisung asiente y le da un toquecito en su nariz. Bonnie se ríe.

— Tengo algunos en mi oficina. ¿Quieres ir por ellos?

El alfa asiente rápidamente, sonriente.

— Eso sí, solo uno, ¿de acuerdo?

El pequeño vuelve a asentir, parece encantado. Jisung igual lo está. Es una preciosura de niño. Se pone de pie y le sujeta la mano de nuevo.

— Vamos, Bonnie.

— Sí, Jisung.

El omega se impresiona, él lo llamó por su nombre. No le había dicho su nombre tampoco, ¿cómo se habrá enterado?

Aunque bueno, Jisung está bastante satisfecho, avanzó bastante en su comunicación con Bonhwa y no ha pasado ni un solo día de conocerlo. Es inquietante, el bebé parece cómodo con él y al parecer todo se lo debe a su aroma de omega.

Ese olor que alguna vez él mismo llegó a despreciar...

¿Quién diría que los bombones serían de tanta ayuda?

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