Capítulo 3

Cuando Harry llega a la sala de espera, sus sospechas se confirman, más o menos.

Él había esperado encontrarse con una mujer de aspecto elegante, de clase alta notable. No es que a Harry le gustara asumir cosas así de superficiales, pero había empezado a sospechar que la familia de Andy era acaudalada desde que el padre había ofrecido pagar el dinero que fuera necesario con tal de que aceptaran al cachorro ahí.

Eso se había reforzado cuando vio las cosas de Andy, ¿una mochila de la marca de lujo Burberry? Era la primera vez que veía un artículo de ese tipo siendo usado por uno cachorro. ¿Dónde quedaron las cosas llenas de color y dibujos animados?

Además de la mochila, los tenis del menor eran también de la misma marca.

Puede que no sean millonarios, pero deben tener una muy buena estabilidad económica como para gastar miles de euros en eso.

Ahí, esperando en el área destinada a los padres, está sentada una mujer rubia y atractiva. Es la única ahí. Tiene su atención fija en su teléfono, tecleando rápidamente.

A medida que Harry avanza hacia ella, su aroma le impacta, es una omega. Huele a algo parecido a durazno, aunque podría estar equivocado.

Ella levanta la cabeza y los ve. Su rostro confundido pronto se ablanda y le sonríe.

—Hola, buenas tardes. —Lo saluda y se pone de pie—. Tú debes ser Harry. —Extiende la mano.

—Así es. Harry Styles, dueño, director e instructor de esta guardería. —La acepta el saludo con gusto. Aún sosteniendo a Andy con su otro brazo.

—Mucho gusto, Harry. Charlotte Tomlinson.

Ella debe ser la omega de Tomlinson.

—Hola Lottie —Andy suelta con voz adormilada, reprimiendo un bostezo. Eso parece extrañarle a la mujer, por supuesto, dados los patrones de comportamiento del menor.

—¡Hey! Hola, bebé. —Lottie extiende los brazos y Harry le pasa a Andy, dándole la mochila también—. ¿Cómo estuvo tu día?

—Bonito. —Responde y fija su vista en el omega—. Harry lo hizo bonito.

Él ladea la cabeza y reprime un puchero, sus palabras solo le provocaron muchas ganas de cargarlo de nuevo en brazos y llenarle las mejillas de besos.

—¿De verdad? —los ojos de ella lo recorren brevemente, Harry se encoge. —Me alegro mucho, cariño. —Soba su espalda y el cachorro vuelve a bostezar—. El señor Horan me comentó que querías hablar conmigo, Harry, y me encantaría, pero llevo algo de prisa. Seguramente es algo relacionado a lo de siempre ¿no? Es decir, a lo que el señor Horan me comentaba casi a diario.

—Lo es, pero le prometo que no le va a llevar mucho tiempo.

Ella asiente, pero se muestra incómoda, lo confiesa con su lenguaje corporal.

—Bueno entonces, ugh, ¿me acompañas a dejar a Andy a la camioneta? Ya sabes, ehm...

Ah, sí. Ella no quiere que Andy escuche su conversación. Debe estar acostumbrada a escuchar solo quejas sobre él y eso es algo que un pequeño nunca debe presenciar. No a menos que eso vaya acompañado de una charla constructiva y de alguna lección en específico.

—Claro. Vamos.

Harry abre la puerta para ella y camina detrás, sonriéndole a Andy, quien no le quita la vista de encima. Parece estar en una especie de trance.

Lottie abre la puerta trasera de una camioneta blanca Range Rover. Claro, tenía que ser una camioneta de lujo. Eso no le da buena espina. En su experiencia como pedagogo, el noventa por ciento de los padres acaudalados dejan en último lugar a sus hijos, descuidándolos por cuestiones superficiales y de otros intereses, creyendo que, con su dinero pueden compensar esa parte emocional y presencial que están ignorando.

La omega acomoda a Andy en la sillita para bebés y este le murmura algo en la oreja. Ella asiente y se voltea hacia Harry. —Uhm, Andy quiere despedirse de ti. —Lo dice más como una pregunta que como una afirmación.

Se aparta y Harry se acerca a la puerta abierta de la camioneta.

¿La maldita sillita también tenía que ser Burberry?

—No te vas a ir ya ¿verdad, Harry? —Andy hace un puchero al final de su pregunta.

—Claro que no, bebé. —Harry pasa sus nudillos por sus mejillas regordetas—. Mañana te veo ¿sí? Pasaremos un día muy divertido, ya lo verás.

—Hoy fue mucho muy lindo, Harry. ¡Ya quiero que sea mañana!

—Eres un cachorro muy tierno, Andy. —Le da un bop en la nariz y el pequeño se ríe—. Hasta mañana, cielo.

—Hasta mañana, uhm...—titubea y curva sus labios—. ¿Me puedes dar beso de despedida?

El pecho de Harry se torna cálido. Cada que un cachorro le hace una petición como esa, ellos sin saberlo le dan un abrazo a su corazón, colocan una bandita en esa parte de su alma que lo necesita tanto.

El omega se inclina y deposita un besito en su frente. Entonces siente como Andy se acurruca contra un lado de su cuello, en el espacio donde se une con su hombro, e inhala, llenándose de su aroma a bombones.

Harry abre mucho los ojos y se aleja, Andy lo mira con complicidad.

—Adiós Andy.

—Adiós, Harry. Gracias por siesta. Y por bombones.

El omega le manda un último beso en el aire y se da la vuelta. Lottie está cruzada de brazos, indiferente a la charla, o eso parece. Ella cierra la puerta de la camioneta y se pone de espaldas contra esta.

—De acuerdo. Yo creo saber a dónde va esto, sé de los problemas de Andy para integrarse y convivir con los demás niños, el señor Horan me lo comenta seguido y sé que hay una plática pendiente y-

—Señora Tomlinson —Harry la interrumpe—, si me permite hablar, me gustaría solo dejarle claras algunas cosas.

—Dime solo Lottie, por favor. Me haces sentir demasiado vieja con eso de señora Tomlinson.

Harry parpadea, ¿no le gusta que le llamen por el nombre de su alfa? Que extraño.

Aunque no tanto, viendo la dinámica "familiar" entre Andy y ella; es decir, el cachorro no le llamó "mami" y tampoco froto su cara en el cuello de la omega, es algo que todos los cachorros hacen naturalmente con sus madres, para obtener cobijo y confortarse después de varias horas sin verse.

—Está bien, Lottie. —Sonríe brevemente—. Ya sabes sobre los aspectos negativos de Andy, sin embargo, creo que hay muchas cosas detrás de ese comportamiento tan aislado. Y creo que mucho de eso se origina en el lecho familiar. —Ella traga saliva—. No me malinterprete, no quiero meterme en su intimidad, sólo busco... trabajar en equipo, la educación y buen desarrollo de un cachorro sólo se logra si se le da un seguimiento apropiado en la escuela y en casa.

—Lo sé y la verdad lamento si hemos dado la impresión de que no nos interesa. —Se excusa, consternada—. Es sólo que... han sido días difíciles. Ni siquiera pensé que fueran a aceptar a Andy, de hecho, creí que en cuanto el dueño regresara lo iban a echar.

Harry bufa. —Pues, ya viste que no fue así. Para nada. Andy es un cachorro maravilloso.

Lottie sonríe.

—Gracias. La verdad, me sorprendió mucho el verlo tan cómodo contigo. Él no es así, con nadie, mucho menos con alguien que acaba de conocer. Es impresionante. Ahora entiendo por qué este lugar tiene tan buenas reseñas.

Sus ojos color miel parecen sinceros.

—Que puedo decirte —se encoge de hombros—, mis compañeros y yo amamos nuestro trabajo. De verdad nos interesamos en el bienestar de los cachorros. Y es por eso que creo que podemos hacer más por Andy, pero necesitamos de su ayuda para eso. Trabajo en equipo.

—Claro, yo... —suelta el aire—, lo hablaré hoy con su padre y prometo que haré que venga aquí aunque tenga que amarrarlo o algo.

Harry se ríe.

—Esperemos que no tengas que llegar a esos extremos con tu alfa.

Los ojos de Lottie casi se salen de sus cuencas. —¡Oh, por dios, no! Louis no es mi alfa, ¡es mi hermano!

Las mejillas de Harry se ruborizan. —Lo lamento mucho, yo... no lo sabía. Que pena contigo, es que, lo asumí por el apellido y porque tú eres quien viene siempre a recoger a Andy.

—Es por eso que te comentaba que todo esto ha sido difícil —posa su mirada en el suelo, como avergonzada—. La madre de Andy no... no está presente. A mi hermano le fascina omitir ese tema porque... le apena que los demás sepan que es padre soltero y que no tiene omega. —Pone los ojos en blanco—. Ya sabes, alfas. Esa necedad suya es la que nos ha causado malentendidos con temas relacionados a mi sobrino.

Vaya. Ahora entiende mejor la situación con el nuevo contexto obtenido. Un alfa padre soltero, acaudalado y necio. Si antes Harry no esperaba mucho, ahora no espera nada, sabe lo que es lidiar con ese tipo de alfas. Y es un asco.

—No pido mucho. Me conformaré con una hora de su tiempo. —Le ofrece—. Podría ser cualquier día de la semana. ¿Me avisarás?

—Cuenta con ello. —Ella vuelve a extender su mano—. Muchas gracias por interesarte tanto por Andy. —Harry mueve la cabeza en señal de "no es nada" y acepta su mano—. Y gracias por... lo que sea que hiciste para que él se sintiera tan cómodo. Hace mucho que no lo veía así.

Se despiden y mientras observa la camioneta alejándose por la avenida, Harry juega con las cuentas de su brazalete de cuarzo y piensa, formando ideas en su mente de cómo será conocer y tratar con el señor Tomlinson.

🧸🍯🧸

—Vaya, ¿estoy soñando o de verdad estás usando ropa casual en lugar de ese traje de siempre? —pregunta Lottie sarcásticamente al entrar al departamento que Louis tiene en la zona residencial de Canaletto.

—También me alegra verte, Lots. —Responde él, acercándose para darle un beso en la mejilla. —¿Y esto? —inquiere al ver a su hijo dormido en los brazos de Lottie.

—Lo sé, increíble ¿no? Es la primera vez que Andy toma su siesta de la tarde. Se quedó dormido durante el viaje.

Louis lo mira, asombrado. Su pequeño da largas y profundas respiraciones, su aroma a chocolate amargo denota que está pacíficamente dormido. Le duele pensar que hacía mucho que su cachorro no tenía ese olor.

—Voy a llevarlo a su habitación, no vaya a ser que se despierte si tú lo cargas.

Él asiente y le acaricia la mejilla, está rosada y calientita.

Mientras Lottie acomoda al cachorro en su cama, Louis va a la cocina; había aprovechado el tiempo que tuvo extra en casa para cambiarse de ropa y ordenar algo de comer pues la señora que le ayuda con el aseo del departamento tiene la semana libre. Tendrá que arreglárselas con comida de fuera porque él es un desastre en las artes culinarias.

Desembolsa los paquetes de unicel con comida china y arma dos platos. Su amor por la comida china está entre las pocas cosas que comparten su hermana y él.

Está sirviendo vino en dos copas cuando Lottie regresa.

—¿Y bien? —pregunta Louis, girándose hacia ella y dándole la copa llena—. ¿Quieres comer o prefieres regañarme primero?

Ella toma asiento en la isleta de granito blanco y da un sorbo a su vino. —Vamos, Louis. Te vendría bien dejar de actuar como un cachorro, eso le corresponde a Andy. —Agarra el tenedor y prueba el arroz negro—. Siéntate ¿quieres?

—Que humor —se queja él y toma asiento enfrente—. ¿Qué quejas te dieron esta vez?

Ella resopla. —¿En serio es lo primero que me preguntas? Por un momento creí que te interesaría más saber el por qué Andy pudo tomar su siesta hoy.

Masticando un pedazo de pollo agridulce, Louis responde: —Supuse que era debido al cansancio por no dormir lo suficiente en todos estos días. Es un niño, por más energía que tenga siempre terminará cansándose.

Lottie niega con la cabeza. —Vaya, cuando creo que no puede interesarte menos lo que haga o no tu cachorro... siempre terminas sorprendiéndome.

Louis deja de comer, le molestan demasiado ese tipo de comentarios. Él está ahí, está presente en la vida de Andy, y no entiende por qué demonios es tan malo que no le atine a lo que sea que ocurre en el día a día de su hijo.

—Si para esto querías que me tomara la tarde libre entonces en definitiva me hiciste perder el tiempo.

Ella deja de comer también. —¿Lo ves? ¡Justo a eso me refiero! Louis, te juro que trato de tenerte paciencia y entenderte, pero estoy llegando al límite. —Hace una pausa y trata de recomponer el tono de su voz—. Te enfadas cuando te echo en cara lo poco que le pones atención a Andy, pero todo lo que al final te preocupa es tu maldito trabajo. Es como estar viendo a papá, ¿sabes?

El alfa ensancha los hombros, molesto. —No te atrevas a compararme con él, Lots. ¿Crees que es fácil? ¡Yo no pedí esto! La llegada de Andy a mi vida... tú sabes como fue. Tomé la decisión de aceptarlo porque me partía el corazón la idea de abandonarlo.

No había de otra, la madre había optado por dejarlo a su suerte al estilo de algunas películas de Hollywood. Un cachorrito de días de nacido, indefenso y envuelto en mantas dentro de un portabebés en frente de su puerta.

Toda la explicación a eso venía en una nota metida entre las cobijas y el cuerpecito de su hijo.

"Louis, pensé que podía hacerlo solo pero no. Esto es demasiado. No quiero esto para mi vida. No está en mi ser madre. Lo detesto."

"No tengo idea sobre si tú responderás por él, pero claramente tienes mejores posibilidades que yo, puedes darle una mejor vida aún si decides no quedarte con él."

"Sabes lo que pasó entre nosotros, pero entenderé si tienes dudas. Hazle una prueba de ADN, el cachorro es tuyo."

"No me odies por esto, por favor."

Esas palabras, entre más mierda de escusas habían sido todo lo que él había obtenido como justificación, y a Louis solo le había bastado comprobar que, en efecto, el bebé era suyo, para entonces embarcarse en la aventura más desafiante de su vida: ser padre soltero.

Porque Dios, los primeros meses habían sido un infierno, noches de desvelo con un bebé que no quejaba de llorar y sin omega que pudiera alimentarlo y arrullarlo.

Él ha tratado, pero no parece ser suficiente, nunca lo es.

—Louis, querido, de verdad, intento entenderte, sé que no es fácil. Pero Andy necesita una madre, y ya que tú no pareces interesado en encontrar uno entonces... por favor trata de estar ahí para él, de hacer el doble rol. De valer por los dos. De darte el tiempo para atender la ausencia de su madre.

—¡Lo hago! —refuta él—. Yo fui quien encontró esa nueva guardería y quien fue a llevarlo, ¿recuerdas?

Lottie se ríe con sarcasmo. —¡Vaya! Que gran hazaña. Estoy hablando en serio, Louis. No es suficiente, nunca has ido a recogerlo y sabes que eso está mal, lo sabes. Te he recordado, todos los días que los de la guardería quieren hablar contigo. —Su voz se suaviza—. Por favor, si te tomaste el tiempo hoy, de seguro puedes hacerlo mañana u otro día en la semana.

Louis se lleva una mano a la cabeza, alisándose el cabello. —Lottie... ¿no podrías...?

—No, Louis. —Se niega con voz firme—. Te amo y sabes que te he apoyado bastante, pero esto no me corresponde. Amo a Andy, pero él es mi sobrino, no mi cachorro y no quiero que se confunda. Odio ponerte en esta situación, pero o vas a la guardería o dejaré de recoger a mi sobrino.

El alfa se bebe el vino restante de un sorbo. Genial, justo en la semana en la que tiene más presión y la firma pendiente de uno de los contratos más jugosos de su compañía.

—De acuerdo. —Cede no de muy buena gana—. ¿Cómo era que se llamaba el tipo este? ¿Noah? No recuerdo muy bien, pero era un chico rubio tembloroso.

La omega suelta una risotada, claramente más relajada. —Te refieres a Niall Horan.

Louis truena los dedos, dándole la razón. —Claro, ese. Con él será la reunión ¿no?

—Pues no. Para tu información quien me solicitó verte con urgencia fue el dueño de la guardería.

¿El dueño? Ah, sí. Ahora que lo piensa, el chico rubio le había repetido varias veces que su jefe y director del lugar se encontraba de vacaciones.

—¿Ah, si? —regresa a picotear su comida—. ¿Y qué tal es? Me imagino que habrá tenido alguna especie de conflicto con Andy, no le gustan los desconocidos y este tipo regresó apenas hoy ¿no?

—Para nada, hermanito. Al contrario. Sospecho que es gracias a ese omega que hoy Andy está tan pacífico y dormilón. ¿Puedes creer que salió con él en brazos? Y no solo eso, el mismo Andy pidió despedirse de él.

—¿Enserio? —Louis trata de procesar lo dicho por su hermana pero sigue sin creerlo. Su cachorro jamás pide cosas como esas.

—Sí, aunque puede que al final no sea tan raro. Harry es un omega muy lindo. Supongo que le inspira confianza.

Harry. Sí, ese era el nombre que estaba en el fondo de su mente. Niall se lo había mencionado varias veces el día en que inscribió a Andy.

—¿Es acaso como me lo imagino? ¿Un señor de mediana edad bombachón? —ofrece y se sirve mas vino ante la mirada divertida de Lottie—. ¿Algo así como Guillermo del Toro?

Su hermana casi se atraganta con un bocado. —¡Dios, no! Nada que ver. Harry es un omega muy joven, no debe tener ni treinta, es adorable y literalmente bonito. Olía mucho a bombones. Se expresó muy bien de Andy. Ya lo conocerás, prometí confirmarle el día que irías a verlo. —Levanta las cejas, esperando una respuesta.

—Claro. Uhm —baraja en su mente las opciones, el único día que tiene más o menos disponible es el viernes—. Iré el viernes.

—Hmm, esperaba que fuera antes.

—Lots, sé que siempre sigo esto, pero te juro que tengo muchas reuniones importantes esta semana.

—Está bien, solo cúmplelo esta vez ¿sí? La semana pasada prometiste que pasarías a recoger a Andy y terminaste llamándome para que yo lo hiciera.

Louis carraspea, admite que eso último fue de muy mal gusto. Con razón su hermana desconfía de él.

—Lo siento. Por eso y por... todo. —Extiende el brazo por encima de la isleta y toma la mano de Lottie—. Sé que no suelo decirlo y sabes que esto no es lo mío pero... de verdad aprecio tu ayuda. Los dos lo hacemos.

—Oh —ella hace un gesto y parpadea para ahuyentar las lágrimas—. Basta. Sabes que odio llorar.

—¿Papi?

Ambos se giran y encuentran a Andy parado en la entrada de la cocina, tallándose un ojo y sosteniendo un peluche de un conejo que Lottie le regaló.

Louis va hasta él y lo carga en brazos, le da un tronado beso en la mejilla. —¿Qué pasa, pequeño? ¿Todo bien?

Andy asiente. —¿A qué hora llegué a casa? Desperté y estaba aquí.

—Te quedaste dormido, bebé. —Interrumpe Lottie, acercándose para darle otro beso en la frente—. Bueno, debo irme, mi misión creo que fue cumplida con éxito. —Le dice a Louis y deposita un beso más de despedida sobre la mejilla de este—. ¿O quieres que te ayude con los trastes sucios?

—No, déjalo. Le daré de comer a Andy y después los pondré en el lavavajillas.

—Cierto, olvidaba que los alfas son enemigos de lavar los trastos a mano. —Bromea ella y se despide de su cachorro—. Nos vemos mañana, bebé. Tenemos cositas que platicar.

—Sí, tía. Bye, tía. —Mueve la manita, sacudiendo el conejito de peluche también.

Cuando su hermana sale del departamento, Louis deposita al cachorro sobre su silla para comer y abre el refrigerador. Ahí guardó, en unos recipientes de plástico, la comida que ordenó del menú infantil de una conocida cadena de restaurantes.

—De acuerdo, pequeño. ¿Qué se te antoja? Tengo fruta picada, hot cakes, huevo con jamón y puré de papa.

Andy no parece muy interesado en los alimentos disponibles. Pobre. Siempre comiendo comida de fuera, congelada o calentada en microondas. Solo están de suerte cuando Lottie está de suficiente buen humor para cocinar porque ella, al igual que Louis, lo odia.

—Mmm —medita y juega con las orejas del conejo—. Huevos y el puré, por favor.

Louis asiente, saca los toppers, arma un plato de divisiones en forma de oso y lo mete al microondas.

—¿Papi? —Andy lo llama con cautela.

—¿Sí?

—Mmm... si me termino todo mi plato. ¿Me dejas comer bombón?

Louis frunce el ceño. —Pequeño, ya sabes que no debes comer demasiado dulce, los bombones tienen mucha azúcar. —El microondas hace bip y Louis saca su plato, coloca un tenedor y se lo da a su hijo—. Además, la bolsa que había comprado se terminó, Andy.

El cachorro traga un bocado de huevo y Louis llena una de sus botellas con leche de chocolate, poniéndosela a un lado del plato.

—Harry me dio uno. —Le informa y se lleva a la boca una buena cantidad de puré. Louis abre los ojos, está comiendo con bastantes ganas, algo inusual. Andy casi siempre opta por comer lento y sin ganas.

—¿Harry te dio un bombón? —Ahora entiende la súbita fascinación de Andy por el omega.

Andy asiente y toma su botella para beber su leche. —Harry dijo que te preguntara si podía comerlo.

Bien ahí. Parece ser un omega sensato. Apto para educar cachorros.

—¿Te agradó mucho Harry, Andy? Lottie me dijo que parecías muy cómodo y que también te despediste de él.

—Harry es bonito, papi. —Afirma con los ojos muy abiertos, como para probar su punto de que no está mintiendo—. ¡Huele a bombones y le gusta el osito Pooh!

Los labios de Louis se curvan en una sonrisa, siente un golpe de calidez en su pecho al ver y oír a su hijo hablar así de entusiasmado. Ese tal Harry parece ser el salvador del día.

—Entonces, ¿eso quiere decir que ya te gusta ir a la guardería?

—¡Sííí! —suelta con voz aguda—. Me gusta ahora que está Harry. Prometí ver a Harry mañana y él también.

—Me alegra tanto que estés así de contento, pequeño. —Dice y le hace cosquillitas en la barriga—. ¿Lograste dormir tu siesta también?

—Ajá. Harry primero tocó canción en guitarra para nosotros. —Pincha el último pedazo de huevo y lo mastica—. Y después me arrulló. Su aroma me gusta. Me hace sentir bonito adentro. Mucha paz.

Hace sentir tranquilo a su alfa. Ese pensamiento lo asusta un poco. Y en definitiva despierta su curiosidad aún más. Tiene que conocer a Harry.

—Terminé papi. ¿Puedo comer bombón ahora?

Vamos, no seas un cabrón riguroso y dale ese gusto. Se ha portado muy bien.

—Seguro que puedes. —Lo carga en brazos—. ¿Dónde lo tienes?

—En mi mochila.

Van hasta el cuarto de Andy, pintado todo de azul y lleno de peluches de diferentes animales. Casi un zoológico de pelusa. La mochila Burberry está sobre su mini escritorio.

Deja a Andy sentado en el tapete de juegos, va por la mochila y regresa, dejándose caer sobre el tapete como si fuese un cachorro también.

—A ver —dice y hurga dentro de esta, sacando el bendito bombón, está dentro de una bolsita transparente atada con un diminuto moño rosa—. Aquí tienes, pequeño. —Lo saca y se lo entrega.

Andy lo devora con los ojos brillantes, moviendo sus piecitos de dicha ante el sabor dulzón.

Louis le revuelve cariñosamente el cabello y regresa a mirar el contenido de su mochila. Saca unas hojas y las pasa hasta llegar a la que tiene un dibujo plasmado.

—¿Tú lo hiciste, pequeño? —pregunta analizando su obra. ¿Qué es lo que te hace sonreír? Es lo que tiene escrito en letras garabatosas al comienzo de la hoja.

Auch. No me dibujó a mí.

—¡Sí! —afirma y gatea para estar justo a un lado suyo—. Este de aquí es Harry, puse bombones y al osito Pooh también. Harry dijo que dibujaba bonito pero el dibujo de Harry no es tan bonito como él.

Louis enarca las cejas. ¿Acaso su hijo se ha enamorado de este omega salvador del día? A este punto, Louis ha comenzado a sospechar que Harry es un ángel enviado desde el cielo. Ha impactado demasiado en su hijo en un solo jodido día.

—¿Harry es bonito, cachorro? —Inquiere y Andy mueve la cabeza repetidamente—. ¿Cómo es?

No es que pueda asumir demasiado con el retrato donde el artista es un cachorro de 3 años y medio.

—Tiene rizos largos como color chocolate. Sus ojos son graaandes y verdes, así como el pasto. Y cuando sonríe se le hacen dos hoyitos aquí —se lleva las manos a los cachetes y usa los índices para marcarse hoyuelos—. Sus uñas son de colores y su voz es linda. Pero su aroma es todavía más lindo.

Louis asiente, fascinado con la breve pero directa descripción de su pequeño hijo. Sus ojos azules nunca dejaron de brillar mientras hablaba de Harry.

Siente una ternura enorme recorriendo su cuerpo, su hijo es realmente adorable. La forma en la que habla de las pequeñas cosas que le dan felicidad y que lo confortan, que lo hacen sonreír.

Y él se ha estado perdiendo todo eso.

Se lo sigue perdiendo.

—Te amo, Andy. Lo sabes ¿verdad? —Le pregunta y lo acuna entre sus brazos.

—Sí, papi. Yo también te amo. —Responde con cierta timidez.

Louis lo besa con firmeza en la mejilla.

—Agg, papiii —se talla la mejilla y se ríe—. Tu barba pica como tu olor a canela.

El alfa mayor suelta una carcajada y se levanta con él en brazos, regresando a la sala para poder ver lo que sea que su hijo quiera ver en la televisión.

Y piensa, piensa demasiado en Harry, preguntándose si ese omega sabrá lo mucho que ha hecho por su cachorro. Seguramente no, pero esa pregunta será parte de la conversación que tiene pendiente con él.

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