Capitulo 27

El departamento de Louis está envuelto en un silencio reconfortante, el tipo de calma que llega tras un día largo y satisfactorio. Harry se mueve con cuidado, cargando a Andy mientras lo lleva a su cama. Los pequeños brazos del cachorro cuelgan flojamente alrededor del cuello de Harry, su respiración es suave y uniforme, aunque se mueve ligeramente cuando Harry lo acuesta.

Con manos cuidadosas, Harry sube la manta de Winnie Pooh de Andy hasta su barbilla, arropándolo bien. Alcanza el oso amarillo de peluche favorito de Andy y lo coloca en sus brazos. Los ojos de Andy se abren lentamente, nublados por el sueño pero iluminados de felicidad.

—¿Sabes qué, mami? —dice en un suave susurro—. Me sorprendí cuando mi mami de pancita llamó, ¡pero estoy feliz porque va a decirme dulces sueños todas las noches!

El corazón de Harry se llena de calidez. 

—¿De verdad? Eso es hermoso, cariño. ¿Te gustó escuchar su voz?

Andy asiente, una pequeña sonrisa estirándose en su rostro. 

—Me dijo que tuviera dulces sueños y me mandó abrazos y muchos besos. —Hace una pausa, abrazando su oso con más fuerza—. No puedo creer que ahora tengo dos mamis. Se siente como un sueño.

Harry suelta una suave risa, apartando un mechón de cabello de la frente de Andy. 

—No es un sueño, amor. Eso les pasa a los cachorros buenos como tú, su vida se llena de cosas dulces y maravillosas porque las merecen.

El rostro de Andy se sonroja, y se retuerce bajo las cobijas, algo avergonzado por el cumplido. —¿De verdad lo crees, mami?

—Por supuesto que sí —responde Harry con firmeza, presionando un beso en la mejilla regordeta de Andy—. Ahora cierra esos hermosos ojitos azules y descansa. Dulces sueños, mi bebé.

La voz de Andy apenas es un susurro cuando responde: —¿Prometes que tú me despertarás en la mañana, mami?

Harry sonríe, pasando los dedos por el cabello de Andy. —Lo prometo. Estaré aquí cuando te despiertes.

El satisfecho murmullo de Andy es el último sonido antes de que su respiración vuelva a hacerse uniforme, volviendo a un sueño tranquilo. Harry se queda un momento, observándolo con el corazón lleno de amor antes de salir silenciosamente de la habitación.

Louis ya está en su dormitorio cuando Harry entra, recostado contra el cabecero con su improvisado pijama de siempre: solo unos bóxers y una camiseta grande. La imagen de él tan relajado provoca un suave aleteo cálido en el pecho de Harry.

Louis levanta la mirada y sonríe, sus ojos iluminándose cuando Harry se acerca. Lo saluda con un beso, sus labios cálidos y suaves contra los del omega. 

—¿Cómo está Andy?

—Todo arropado y cómodo —responde Harry, con las mejillas ligeramente rosadas por el beso.

La sonrisa de Louis se ensancha. 

—Gracias, amor. —Extiende la mano, rozando los dedos por el brazo de Harry—. Ve y cámbiate. Dejé algunas cosas nuevas en el baño para ti: ropa, productos para el cuidado de la piel. Tómate tu tiempo.

Harry parpadea, sorprendido. —Louis, ¿de nuevo compraste cosas? no tenías que-

Louis lo interrumpe con otro beso, este más prolongado. —Quería hacerlo. Ahora ve —murmura, su voz baja y persuasiva.

Harry siente una calidez extendiéndose por todo su cuerpo mientras se dirige al baño. Dentro, encuentra un conjunto de objetos perfectamente arreglados: un camisón suave y fluido, una variedad de productos para skincare y otros detalles pensados que hacen que su pecho se apriete de emoción.

Al cambiarse al camisón, Harry se permite un raro momento de indulgencia. La tela se siente ligera y reconfortante contra su piel, y mientras comienza a aplicar los productos, experimenta una vieja y familiar alegría. Cada movimiento suave es un ritual calmante, uno que no se había permitido en mucho tiempo.

Está en medio de masajear una crema en sus mejillas cuando Louis aparece en el umbral de la puerta. Harry se sobresalta ligeramente, sorprendido, pero la tensión desaparece cuando el alfa se acerca por detrás, rodeando su cintura en un cálido abrazo.

—Te ves tan hermoso —murmura Louis, apoyando suavemente su barbilla en el hombro de Harry mientras ambos se miran en el espejo—. Como un sueño hecho realidad.

Harry se sonroja profundamente, sus mejillas ya brillando por la crema. 

—Louis...

—Lo digo en serio —dice el alfa, su voz bajando de tono—. Cada detalle sobre ti: el cuidado que le das a tu piel, tus rizos, tu estilo... todo es tan perfectamente tú. Me encanta. —Hace una pausa, una sonrisa traviesa asomándose en sus labios—. Eres tan hermoso que me distraes. ¿Cómo se supone que me concentre con una belleza como tú cerca?

El sonrojo de Harry se profundiza, y se muerde el labio, tímido y nervioso bajo la intensa mirada de Louis. 

—Basta —murmura, aunque su tono carece de cualquier protesta real.

Louis se inclina para besarlo, rozando suavemente sus labios contra la mejilla de Harry, pero se aparta de inmediato con una carcajada al darse cuenta de que sus labios están ahora resbalosos por la crema. 

—Bueno, esto es nuevo —bromea, pasándose una mano por la boca.

Harry se gira en sus brazos, riendo mientras limpia la crema de los labios de Louis. —Eso te pasa por espiarme.

Louis sonríe, inclinándose para frotar su nariz contra la mejilla de Harry, ignorando el producto que aún queda en su rostro. 

—Te espiaría cien veces si eso significa poder abrazarte así —murmura, su voz suave y llena de cariño.

La risa de Harry se suaviza en una tímida sonrisa mientras mira a Louis. La adoración inquebrantable del alfa lo hace sentir querido de una manera que no se había permitido en tanto tiempo. 

—Eres imposible —dice Harry, aunque su tono es cálido y lleno de amor.

—Y tú eres perfecto —responde Louis, presionando un suave beso en su frente antes de abrazarlo más fuerte.

Harry le da un beso rápido en los labios antes de intentar volver a su rutina de skincare. Louis se queda a su lado, aparentemente hipnotizado por la visión del omega. Harry apenas está aplicándose otra porción de crema en las mejillas cuando Louis, de repente, se inclina y lo besa de nuevo. La presión de los labios del alfa es suave pero insistente, robándole el aliento a Harry y provocando una risita que no puede contener.

—Louis —protesta Harry, con un tono ligero y juguetón mientras se aparta ligeramente—. ¡Vas a arruinar todo mi trabajo! La crema todavía...

—No me importa —lo interrumpe Louis, su voz baja y divertida, el tono ronco provocando un escalofrío en la columna de Harry. El alfa toma el rostro de Harry con una mano, mientras la otra se desliza alrededor de su cintura, acercándolo más. Antes de que el omega pueda terminar la frase, Louis frota su mejilla contra la de Harry, dejando que su barba roce suavemente el producto fresco.

—¡Louis! —chilla Harry, riendo mientras intenta zafarse—. ¡Vas a hacer un desastre!

—Esa es la idea —responde él, presionando besos a lo largo de la mandíbula del omega mientras se ríe con él entre sus brazos.

Harry suspira, pero no puede evitar que una carcajada burbujeante escape de sus labios. 

—Eres un caso perdido —dice, sacudiendo la cabeza, aunque sonríe tanto que le duelen las mejillas.

—Y aun así, te gusto —bromea Louis, alejándose lo justo para mostrarle una sonrisa traviesa.

El corazón de Harry da un vuelco, pero antes de que pueda responder, se le ocurre una idea. Mete los dedos en el lavabo, recoge un puñado de agua y la salpica directamente en el rostro de Louis.

Louis se queda inmóvil por un momento, con agua escurriendo por su nariz, antes de que una sonrisa maliciosa se extienda por su rostro. 

—Oh, vas a lamentar eso, Styles.

Harry da un pequeño grito y se aleja corriendo del lavabo, pero Louis es más rápido. Lo agarra de la muñeca, tirando de él de regreso al lavabo mientras el agua salpica por todas partes, ambos riendo tan fuerte que apenas pueden mantenerse en pie.

—¡Louis, detente! —grita Harry entre risas, retorciéndose para escapar.

—Ni lo sueñes —responde Louis, su risa alta y sin restricciones mientras Harry lo salpica de nuevo, esta vez empapándole el frente de la camiseta.

El caos es total: el agua gotea al suelo, las risas y gritos llenan el aire, hasta que Harry finalmente intenta escapar del baño por completo. Da un paso hacia la puerta antes de que Louis lo agarre por la cintura, levantándolo del suelo con facilidad.

—Te atrapé —murmura el alfa, su voz juguetona pero llena de calidez. Presiona a Harry contra la puerta con suavidad, inmovilizándolo con su cuerpo.

La risa de Harry se detiene, sus pechos suben y bajan al unísono, la energía juguetona dando paso a algo más profundo. Sus rostros están tan cerca que Harry puede sentir el aliento cálido de Louis contra sus labios. La risa se desvanece por completo cuando sus ojos se encuentran, el aire entre ellos chisporroteando con palabras no dichas y un deseo compartido.

Louis se inclina primero, capturando la boca de Harry en un beso feroz y necesitado que enciende todo el cuerpo del omega. Harry responde con igual entusiasmo, sus dedos enredándose en el cabello de Louis mientras sus labios se mueven juntos, la intensidad haciéndolo sentir ingrávido.

Es puro instinto lo que los guía ahora. Harry puede sentir su lubricante comenzando a acumularse, sus instintos de omega rugiendo bajo el toque de Louis. Se arquea contra él, su cuerpo temblando mientras toma la mano de Louis y la coloca bajo el dobladillo de su camisón, una súplica silenciosa pero clara en sus ojos.

Louis no duda un instante. Sus dedos encuentran el calor de Harry, su toque seguro y confiado, como si ese fuera su lugar. El aliento de Harry se entrecorta, su cabeza cayendo contra la puerta mientras el placer lo recorre en oleadas.

Louis se frota contra el muslo del omega mientras lo sigue tocando, sus gemidos bajos amortiguados contra el cuello de Harry. El ritmo que encuentran es desesperado y perfecto, sus cuerpos moviéndose en sincronía. Harry muerde su labio para contener un gemido, pero no sirve de nada; el placer es demasiado intenso, demasiado abrumador.

Cuando llegan al clímax, es casi simultáneo. Harry se aferra a los hombros de Louis, su cuerpo temblando con la liberación mientras Louis entierra su rostro en el cuello de Harry, sus propios jadeos resonando en el pequeño baño.

Se quedan así un rato, sus frentes juntas, ambos sonriendo entre respiraciones entrecortadas. Louis lo besa de nuevo, más suave esta vez, sus labios rozando los del omega con una ternura imposible.

—Eres increíble —murmura Louis contra sus labios, su voz cargada de afecto.

Harry ríe, con las mejillas sonrojadas. 

—Estás todo cubierto de mi crema hidratante —bromea, pasando el pulgar por la mejilla de Louis, donde el producto brilla.

Louis sonríe, sin remordimientos. —Ha valido la pena.

Harry ríe, con el corazón tan lleno que siente que podría estallar. Esto, esta alegría y adoración, esta diversión y esta intimidad, es más de lo que alguna vez pensó que podría tener.

Las risas se desvanecen mientras ambos miran el baño, conscientes del caos juguetón que han creado. Salpicaduras de agua cubren el lavabo y el suelo, y sus ropas están arrugadas y húmedas, evidencia tanto de su pelea de agua como de la intimidad compartida. Harry se sonroja furiosamente, su mirada parpadeando hacia la camiseta de Louis antes de apartarla, nervioso.

Louis ríe suavemente otra vez, inclinándose para levantar el mentón de Harry con una mano delicada. 

—Creo que ambos necesitamos un cambio de ropa —dice con una voz cálida y juguetona.

Harry ríe con ligereza, todavía sonrojado. —Sí, parece que sí.

—Regreso en un momento —dice Louis, colocando un suave beso en la frente de Harry antes de salir del baño.

Una vez solo, Harry se toma un momento para calmarse. Sus mejillas aún arden con el resplandor del momento compartido, y la satisfacción que pulsa a través de él le arranca una sonrisa a pesar del desorden. Rápidamente se pone manos a la obra, limpiando el lavabo y ordenando el área del baño. Una vez que está limpio, se enjuaga la cara nuevamente y la seca con suaves toques, sintiéndose renovado pero aún eufórico.

Louis regresa unos minutos después, vestido con ropa cómoda y fresca, sosteniendo otro de los camisones que había comprado para Harry días atrás. 

—Toma —dice, entregándoselo con una pequeña sonrisa—. Pensé que el rosa te quedaría bien.

Harry acepta la prenda, sus dedos rozando los de Louis al tomarla. Sonríe y murmura: —Gracias.

Louis se apoya en el marco de la puerta, sus ojos suaves pero chispeantes de travesura. 

—Tómate tu tiempo —dice—, y no te preocupes; no te interrumpiré esta vez. Lo prometo.

Harry niega con la cabeza, riendo. —Eres tan...

—¿Irresistible? ¿Cautivador? —Louis bromea, guiñándole un ojo rápidamente. Pero mientras observa el rostro radiante de Harry, aún sonrojado y enmarcado por sus suaves rizos, Louis murmura, casi para sí mismo: —Dios, no puedo creer lo jodidamente hermoso que eres.

El sonrojo de Harry se intensifica, y baja la cabeza tímidamente, mordiéndose el labio para contener la amplia sonrisa que amenaza con aparecer.

Louis aclara su garganta, se endereza y dice: 

—Bien. Te dejo tranquilo. —Sale, dejando a Harry para que se cambie y termine su rutina en paz.

Cuando Harry se pone el nuevo camisón, suave y perfectamente adaptado a su tamaño, no puede evitar maravillarse con la consideración de Louis. Una vez vestido, se toma su tiempo cepillándose los rizos, asegurándose de que caigan perfectamente, y termina de aplicar los últimos productos de su rutina de cuidado de la piel.

Cuando finalmente sale del baño, encuentra a Louis ya en la cama, recostado contra el cabecero con el teléfono en la mano. La pantalla muestra la transmisión en vivo del monitor de bebé de Andy, y Louis levanta la vista con una suave sonrisa cuando Harry se acerca.

—Ven aquí —dice Louis, dando una palmada en el espacio a su lado.

Harry se sube a la cama, acomodándose junto a Louis con un suspiro de satisfacción. Mira la pantalla del teléfono, su corazón derritiéndose al ver a Andy profundamente dormido, su pequeña figura acurrucada bajo las mantas. 

—Se ve tan tranquilo —susurra Harry.

—Lo está —responde Louis, con la voz igual de suave—. Sabe que su mami está aquí con él. No despertará hasta la mañana, estoy seguro.

El corazón de Harry da un vuelco al escuchar la palabra "mami", dicha por Louis con tanta naturalidad pero cargada de significado. Se acurruca más contra Louis, dejando que sus calores corporales se mezclen mientras ambos observan la pantalla.

Después de un momento, Louis deja el teléfono a un lado y rodea a Harry con un brazo. 

—Entonces —empieza—, cuéntame sobre tu familia.

Harry inclina la cabeza hacia arriba, arqueando una ceja. —¿Ese es un buen tema para acurrucarse en la cama?

Louis ríe, su pecho vibrando con el sonido. 

—Claro que sí. Además, necesito prepararme para cualquier charla que me den tu mamá, tu papá y, especialmente, tu hermana cuando los conozca.

Harry ríe, cubriéndose la cara con las manos. 

—Ella no me va a avergonzar... bueno, probablemente no. Es encantadora, de verdad. Toda mi familia lo es.

—Cuéntame más, amor —dice Louis, con un tono curioso y alentador.

Harry baja las manos, sonriendo mientras comienza. 

—Mis padres ya están jubilados, pero mi papá es contador, y mi mamá es pastelera. Ella fue quien me enseñó a cocinar y hornear desde que era pequeño. Pasábamos horas en la cocina haciendo pasteles, tartas y todo tipo de cosas.

Louis sonríe con ternura. —Eso explica por qué eres tan bueno en ello. Apuesto a que está orgullosa de ti.

—Lo está —responde Harry suavemente, sintiendo un cálido resplandor extenderse por él—. Los dos lo están. Siempre me han apoyado, sin importar qué. Soy muy afortunado.

Hay un breve silencio antes de que Louis asienta pensativo. 

—Es una gran diferencia con mis padres —admite—. Como te dije antes, mi papá siempre estaba trabajando, y a mi mamá le importaba más la apariencia que nosotros, sus cachorros.

Harry extiende su mano, entrelazando sus dedos con los del alfa. —Lo siento mucho, Louis.

Louis niega con la cabeza, apretando la mano de Harry. 

—Está bien. Las cosas están bien ahora. Fueron los más felices cuando les conté sobre Andy. Me han ofrecido su apoyo, y creo que serían excelentes abuelos si vivieran más cerca.

—¿Dónde están ahora? —pregunta Harry en voz baja.

—En Alemania —responde él.

Harry inclina la cabeza. 

—¿Por qué en Alemania?

—Siempre fue el lugar de ensueño de mi papá para jubilarse —explica—. En cuanto pude hacerme cargo del bufete de abogados, no lo dudaron. Empacaron sus cosas y se fueron.

Harry murmura en señal de comprensión, apoyando la cabeza en el hombro de Louis.

Louis lo mira de reojo, y su voz se vuelve más suave. 

—Todavía tengo que llamarlos. Contarles sobre ti y... bueno, todos los planes serios que tengo contigo.

Las mejillas de Harry se sonrojan, y muerde su labio mientras alza una mirada tímida hacia Louis.

Este sonríe con picardía y le da un beso en la sien. —No te preocupes. Les vas a encantar. Como a todo el mundo.

Harry suelta una ligera risa, acurrucándose más en el abrazo de Louis, su corazón sintiéndose increíblemente lleno mientras los dedos del alfa trazan patrones suaves en su brazo.

—Entonces... ¿cómo ha sido tu familia al conocer a otras personas? —pregunta Louis con aparente despreocupación, aunque su tono tiene un ligero matiz de duda que delata su hesitación.

Harry parpadea, levantando un poco la cabeza. —¿Qué quieres decir?

Louis vacila por un momento y luego deja escapar un suave suspiro. 

—No quiero preguntar de forma más directa, porque odio la idea de ti con otros alfas, pero... ¿cómo fue tu familia con tu último novio?

La pregunta golpea a Harry como un rayo. Sus músculos se tensan casi imperceptiblemente, pero Louis lo nota.

—Relájate —dice Louis con suavidad, moviendo la mano para calmar el hombro de Harry—. No estoy preguntando para entrometerme o molestarte. Es solo que... tu familia es tan importante para ti, y quiero caerles bien. Ser de su agrado. Pensé que, tal vez, si supiera cómo fueron al conocer a alguien que te cortejaba antes, tendría una idea de qué esperar.

Harry traga con dificultad, su mente trabajando a toda velocidad. No hay malicia en la pregunta de Louis, ni una agenda oculta, solo una genuina curiosidad. Pero la idea de traer a Robert a la conversación, en medio de esa noche tan pacífica, le revuelve el estómago. No puede mentirle, no a la cara, pero tampoco puede contar toda la verdad en este momento.

No es el momento, se dice Harry, sintiendo un apretón en el pecho. Le contaré todo este fin de semana, durante nuestra cita. Se merece la verdad, pero no así.

El ceño fruncido de Louis lo devuelve al presente. El alfa notó su silencio y ahora lo observa con una preocupación silenciosa.

—Lo siento, es que... —dice Harry en voz baja, su tono apenas tembloroso—. No tienes que preocuparte, Louis. Mi familia es realmente amigable y acogedora. No juzgan en absoluto.

Louis lo estudia un momento más, su expresión indescifrable, antes de asentir lentamente.

—La única que se pone un poco intensa es Gemma —continúa Harry, con una leve sonrisa—. Pero confía en mí, adorará a Andy y también te adorará a ti. No tienes de qué preocuparte.

La tensión en los hombros de Louis disminuye, y deja escapar un suspiro aliviado. —Está bien —dice, sus labios curvándose en una pequeña sonrisa.

Agradecido de que Louis parezca aceptar su tranquilidad, Harry aprovecha la oportunidad para llevar la conversación a terrenos más seguros. 

—Hablando de cosas que no sabemos el uno del otro —empieza, con un tono juguetón—, ¿cuándo es tu cumpleaños?

Louis se queja dramáticamente, dejando caer la cabeza contra la cabecera. —¿Por qué tenías que preguntar eso? No me gusta mi cumpleaños, Harry.

Harry ríe, sentándose un poco. 

—Oh, no, señor, no vas a escapar de esto. ¿Qué tiene de malo celebrar tu cumpleaños? ¡Es el mejor día del año!

—No es el mejor —murmura Louis, sus mejillas tiñéndose de un leve rubor—. Es solo que... la gente siempre está ocupada ese día, así que mi cumpleaños nunca se siente como algo importante.

Harry frunce el ceño, sin comprender. —¿Ocupada? ¿Qué quieres decir?

Louis suspira nuevamente, su mirada parpadeando hacia Harry. 

—Nací el 24 de diciembre. La víspera de Navidad.

Los ojos de Harry se abren de par en par, su boca se queda abierta en incredulidad. 

—¡No puede ser!

Louis pone los ojos en blanco, su puchero profundizándose. —Exactamente. Por eso no me gusta. Todo el mundo está concentrado en la Navidad, y yo... bueno, me pasan por alto, supongo. Siempre ha sido así.

Por un momento, Harry se queda sin palabras, su corazón encogiéndose al notar el rastro de dolor en la voz de Louis. Luego se inclina, tomando el rostro de Louis entre sus manos y besando suavemente su puchero. —Eres tan lindo —murmura Harry contra sus labios, su tono suave y lleno de adoración.

Las mejillas de Louis se sonrojan, y refunfuña, aunque las comisuras de su boca se curvan hacia arriba.

Harry se aparta lo justo para mirarlo a los ojos, sus dedos rozando la mandíbula del alfa. 

—Tal vez no te celebraron como deberías, pero eso no significa que tu cumpleaños tenga que quedarse así.

Louis se burla ligeramente, recostándose contra la cabecera. —No es necesario, Harry. De verdad, está bien, no hay...

Harry no lo deja terminar. Lo silencia con otro beso, sus labios quedándose un momento más, derramando todo su cariño en el gesto. Cuando finalmente se aparta, sonríe contra los labios de Louis y susurra: —Sí es necesario. Al cien por ciento. Y vas a amar tu cumpleaños este año. Lo prometo.

Louis gruñe, una mezcla de diversión y rendición en su tono. —Está bien, como sea, cariño. Solo sigue besándome.

Harry ríe, con las mejillas doliéndole de tanto sonreír. Le da una palmada juguetona en la mejilla antes de inclinarse nuevamente, el calor compartido disipando cualquier sombra del pasado.

Louis mantiene a Harry cerca, sus dedos trazando círculos perezosos en la espalda de su omega.

—Muy bien —dice suavemente, con curiosidad en la voz—. ¿Cuándo es tu cumpleaños, entonces?

—El primero de febrero —responde Harry sin dudar, su sonrisa ensanchándose.

Louis murmura, entrecerrando los ojos con diversión. —Acuario, ¿eh? Suena lógico. Soñador, impredecible, un poco rebelde...

Harry suelta una risita, levantando la cabeza del pecho de Louis para mirarlo. 

—¿Crees que ya me tienes completamente descifrado?

—Todavía no —bromea Louis, tocando suavemente la nariz de Harry—, pero estoy en camino a hacerlo.

Harry niega con la cabeza, riendo suavemente. 

—Bueno, ¿qué tal tú? ¿Tienes alguna otra pregunta importante, señor investigador?

Louis ríe, moviéndose ligeramente para ponerse más cómodo. —¿Qué sueles hacer en tu cumpleaños? Es decir, ¿cómo te gusta celebrarlo?

La sonrisa de Harry se suaviza, y se acurruca de nuevo contra él. 

—Cuando era pequeño y cuando todavía vivía en casa, mi mamá horneaba mi pastel favorito, un pastel de elote, y hacía mi chocolate caliente especial para acompañarlo. Mi papá siempre nos llevaba a algún lugar bonito, generalmente un parque para hacer un picnic o simplemente... algún sitio tranquilo. No era nada lujoso, pero era perfecto.

Louis lo escucha con atención, su pulgar rozando lentamente el costado de Harry en caricias tranquilizadoras. 

—Eso suena encantador —dice con calidez—. ¿Y desde que te mudaste?

Harry se encoge ligeramente de hombros. 

—Ha sido diferente. Niall siempre se asegura de que no esté solo. A veces simplemente salimos con amigos o hacemos una fiesta en casa de alguien. Mi hermana suele venir también. Es divertido, pero no es lo mismo que estar en casa, ¿sabes?

Louis asiente pensativamente, frunciendo un poco el ceño. 

—Aun así —dice con firmeza—, vamos a hacer que el próximo sea especial. No soy el mejor planeando fiestas, pero Andy y yo nos las arreglaremos para idear algo increíble. Te vamos a consentir como te mereces.

Las mejillas de Harry se sonrojan, y levanta la vista hacia Louis con una sonrisa suave y agradecida. —Sabes que no tienes que exagerar, ¿verdad?

—Quiero hacerlo —insiste él, su tono no deja lugar a dudas—. Será perfecto.

El corazón de Harry se hincha, y se inclina para dejar un suave beso en la mandíbula de Louis. 

—Está bien, señor Tomlinson. Oye, hablando de cumpleaños, ¿qué hay del de Andy? ¿Cuándo es?

Louis sonríe, aunque un destello de algo más complicado cruza su expresión. 

—El 25 de mayo —dice, soltando una risa suave—. Un detalle curioso es que estaba escrito como posdata en la nota que Troye dejó cuando lo abandonó en mi puerta.

Harry se estremece al escuchar la mención de aquel evento, pero rápidamente lo deja pasar y vuelve a sonreír. —¿Y le han celebrado bien sus cumpleaños?

Louis asiente, su sonrisa suavizándose. 

—Sí, gracias a Lottie. Ella ha sido quien ha planeado todo. Su primer cumpleaños fue solo una cena pequeña con mis padres. Fue entonces cuando tomamos esa foto, la que Andy guarda en su mesita de noche. Ya sabes, la de mí sosteniéndolo cuando era un bebé.

Harry asiente, recordando la preciosa imagen. —Le encanta esa foto.

Louis sonríe levemente. —Sí, es una de sus favoritas. Para su segundo cumpleaños, Lottie organizó una pequeña "fiesta de cupcakes". Y para el tercero, hicimos una "fiesta de pasteles" en su casa. Estaba llena de sus amigos y sus cachorros.

Harry se ríe al imaginarlo. —Suena como algo divertido.

—Lo era —admite Louis, aunque su expresión se torna un poco avergonzada—. Pero, siendo honesto, he sido un desastre para este tipo de cosas. Estoy tratando de mejorar. Y ahora, con tu ayuda, creo que podemos hacer que su próximo cumpleaños sea realmente especial.

Harry se ilumina con la idea. —Oh, definitivamente vamos a hacer una fiesta temática de Winnie Pooh. Andy lo adora, es perfecto.

Louis se ríe, asintiendo de inmediato. —Winnie Pooh será, entonces.

Harry inclina la cabeza, curioso. —¿Por qué le gusta tanto Pooh? ¿Siempre le ha encantado?

Louis se encoge de hombros, su sonrisa volviéndose tierna. —Honestamente, no lo sé. Lo vio en la televisión un día y quedó enganchado. Como si estuviera destinado a ser. Fue muy natural.

Harry suelta una risa suave. —Es adorable.

—Es lo mismo con otras cosas, ¿sabes? —continúa Louis—. Como los bombones, por ejemplo. Lottie le dio uno una vez, y, de repente, se convirtieron en su golosina favorita. —Hace una pausa, su sonrisa tornándose juguetona—. Ahora que lo pienso, fue igual cuando te conoció en la guardería. Simplemente te vio y te quiso de inmediato.

La risa de Harry es cálida, su corazón derritiéndose con las palabras de Louis. —Eso es tan dulce —dice suavemente.

Mientras Louis lo abraza más fuerte, Harry no puede evitar pensar en lo curioso, casi mágico, que parece la conexión de Andy con las cosas que él también ama: Winnie Pooh, los bombones, incluso el vínculo instantáneo que compartieron. Hace que Harry se sienta aún más profundamente ligado al pequeño, como si el destino hubiera jugado un papel en unirlos.

Pero, en lugar de decir nada de eso, simplemente se acurruca contra el cuello de Louis, murmurando: —Es un cachorro especial, eso es seguro.

🧸🍯🧸

Los días previos al viernes pasaron tranquilamente, llenos de momentos cálidos y de conexión. Harry, Louis y Andy pasaron juntos cada segundo disponible, fortaleciendo su vínculo. Visitaron el parque después de la guardería, hornearon galletas e incluso tuvieron una mini noche de películas donde Andy insistió en ver a Winnie Pooh dos veces seguidas. Con cada risa compartida y cada momento tierno, Harry se encontró cayendo más profundamente en el ritmo reconfortante de su pequeña familia.

En medio de esta dicha, Harry recibió una llamada de Gemma, quien confirmó que llegaría el lunes. La noticia lo llenó de emoción y un toque de ansiedad; Gemma está ansiosa por conocer a Louis y a Andy, y Harry quiere que todo sea perfecto. Pero, por mucho que espere su visita, el pensamiento del fin de semana que se avecina ocupa un lugar más importante en su mente.

Louis ha planeado una escapada, un viaje sorpresa a algún lugar apartado, y Harry sabe que esta es su oportunidad para finalmente contarle todo a Louis. La vergüenza y el trauma pesan mucho sobre él, haciendo que su estómago se revuelva de nervios. Está aterrorizado de lo que Louis podría pensar o sentir una vez que revele la verdad sobre Robert, el abuso y la cruel realidad de que no puede concebir. Existe la posibilidad de que Louis lo rechace, que ya no lo vea como un omega digno. Pero sabe que tiene que hacerlo. Louis merece honestidad, y si van a avanzar con su relación, Harry debe enfrentar sus miedos.

Para el viernes por la noche, el plan estaba listo. Después de mucho suplicar, Harry convenció a Louis de dejarlo quedarse en su casa esa noche. Necesitaba empacar adecuadamente para el viaje y preparar la habitación de invitados para la llegada de Gemma. A regañadientes, y con un puchero malhumorado, Louis aceptó, aunque le hizo prometer a Harry que lo llamaría si necesitaba algo. Incluso se ofreció a ayudar, pero Harry le aseguró que todo estaba bajo control.

Ahora, al estacionar frente a su casa, el reloj en el tablero marca las 7:00 PM. Revisa su teléfono y escribe un mensaje rápido:

"¡Llegué a casa a salvo! Voy a empezar a empacar y preparar las cosas. Ya te extraño 😊".

Segundos después, Louis responde:

"Te extraño más, amor. ¡Andy y yo te mandamos besos!"

Adjunta una selfie de él con Andy, ambos haciendo caras exageradas de besos. El corazón de Harry se derrite al ver la imagen, y sonríe a pesar de sus nervios.

Envía de vuelta un montón de emojis de corazón antes de guardar su teléfono en el bolso y suspirar.

En menos de veinticuatro horas, abrirá su corazón a Louis, exponiendo partes de sí mismo que ha mantenido ocultas durante tanto tiempo. Si Louis lo acepta, será el comienzo de algo hermoso: su primera noche juntos como alfa y omega, sellando su vínculo y terminando el cortejo de Louis de la mejor manera posible.

Pero si Louis no lo acepta...

Harry sacude la cabeza, negándose a ir por ese camino.

Armándose de valor, sale del coche y toma sus llaves y su bolso. La casa está en silencio cuando entra, el familiar aroma de lavanda, vainilla y su propio olor lo reciben. Es reconfortante, pero no calma la tormenta en su mente. Decide distraerse con las tareas, comenzando con la habitación de invitados. Se pone los auriculares y pone una lista de reproducción, dejando que la música ahogue sus pensamientos ansiosos mientras limpia y organiza.

Para cuando termina de preparar la habitación, se siente un poco más ligero. Gemma la va a amar, piensa, sonriendo a las sábanas limpias y al pequeño jarrón con flores que ha colocado en la mesita de noche. Vuelve a mirar el reloj; ya son las 9:30 PM. Aún necesita empacar para el fin de semana, pero primero recuerda que su pequeña maleta rosa está en el armario de la habitación de invitados. La recoge y se dirige por el pasillo hacia su habitación.

Mientras camina, una extraña sensación le recorre la nuca. Sus instintos se activan, y sus sentidos se tensan. Algo... está mal. Se detiene en seco, apretando el agarre en el mango de la maleta. Es tenue, pero inconfundible: un olor que esperaba no volver a percibir jamás.

Alcohol, sudor y algo afilado y amargo. El olor del miedo, del peligro, de él.

Robert.

El pánico inunda el sistema de Harry, su corazón late con fuerza mientras su mente busca respuestas.

No puede ser él. Tiene una orden de restricción. Si la viola, lo arrestarán de nuevo.

Pero luego recuerda el paquete y la nota. Robert dijo que ya no le importaba nada.

Harry siente que va a desmayarse. Los temblores comienzan en sus manos y se extienden por todo su cuerpo. Su piel se enfría, y un nudo de temor se forma en su estómago.

¿Cómo pudo entrar? ¿Qué quiere ahora?

Se mueve más rápido, sus instintos de omega gritando que busque seguridad. Su respiración se acelera mientras corre hacia su habitación, su mente acelerada.

Cierra la puerta. Llama al 911. Pide ayuda.

Corre hacia su habitación y cierra la puerta de golpe, apoyándose contra ella mientras busca su teléfono con manos temblorosas. Su respiración es rápida y superficial, y sus dedos tiemblan mientras revisa sus bolsillos. Pero entonces se detiene.

La habitación se siente... incorrecta. Sus sentidos le gritan que ha cometido un error. Y entonces lo oye: el sonido más leve de una tela moviéndose, el crujido de una tabla del piso detrás de él.

—Hola, cariño —dice esa maldita voz que esperaba no volver a escuchar jamás.

Esa voz lo congela en su lugar, fría y burlona. Lentamente, Harry se da la vuelta, su sangre helándose al ver a Robert. Está de pie en las sombras junto a la ventana, su figura imponente y su rostro torcido en una sonrisa depredadora.

La respiración de Harry se detiene, su cuerpo tiembla mientras el terror se apodera de él.


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