Capitulo 26

Louis se recuesta en su silla, observando cómo Troye firma su nombre en la última página del acuerdo. El sonido de la pluma rasgando el papel llena la habitación, acompañado por la respiración superficial de Troye. Cuando el omega finalmente deja la pluma, se queda mirando el documento por un momento antes de encontrar la mirada de Louis.

—¿Entonces, esto es todo? —pregunta Troye con voz vacilante.

—Lo es, —responde Louis, apilando los papeles cuidadosamente—. Es oficial. Verás a Andy el próximo fin de semana. Sábado, a las diez en punto. Cumple con el horario; sin excepciones, sin excusas.

Troye asiente, su rostro se ilumina con una sonrisa tenue, casi tímida. —Eso es... perfecto. Gracias, Louis. De verdad. Sé que no lo merezco, pero-

—Tienes razón, no lo mereces, —lo interrumpe Louis, su voz afilada pero no cruel—. Esto no se trata de ti, Troye. Se trata de Andy. Tienes esta oportunidad porque estoy eligiendo creer en lo que es mejor para él. No me hagas arrepentirme.

—No lo haré, —promete Troye rápidamente, con las manos entrelazadas frente a él—. Lo juro. Y sobre las llamadas; serán cortas, ligeras. Solo para darle las buenas noches y desearle dulces sueños.

Louis asiente, su expresión se suaviza un poco. —Bien. Pero recuerda, estás caminando sobre hielo delgado. Si lo alteras o me das una sola razón para pensar que esto no está funcionando-

—Lo entiendo, —dice Troye con firmeza—. Haré todo bien, Louis. Tienes mi palabra.

Louis lo mira con intensidad, pero hay un pequeño gesto de aceptación en su mirada. —Bien. Cuídate, Troye. Haz toda tu terapia y toma tus medicamentos, sabes que yo me encargo de ello. Y no arruines esto.

La sonrisa de Troye es breve pero genuina. —No lo haré. Nos vemos el próximo fin de semana.

Se da la vuelta y sale, sus pasos resonando suavemente mientras la puerta se cierra detrás de él.

Louis exhala lentamente, pasándose una mano por el cabello. Su oficina se siente tranquila ahora, casi demasiado tranquila, pero la tensión de la conversación aún persiste. Solo pasa un momento antes de que la puerta se abra de nuevo, esta vez revelando a Zayn.

Zayn entra, sus ojos agudos escanean el rostro de Louis antes de acomodarse en la silla frente a él. 

—Entonces, —dice, cruzando los brazos, —¿cómo fue todo?

—Ya está hecho, —responde Louis, recostándose en su silla—. Firmó todo, aceptó todos los términos. Le dije que verá a Andy el próximo fin de semana. Hasta ahora, sin drama de por medio.

Zayn silba bajo. —Honestamente, estoy impresionado. Por todo lo que me contaste antes de Troye, pensé que arruinaría esto, o al menos pondría objeciones. Pero bueno, hay que reconocerlo cuando se lo merece.

Louis esboza una ligera sonrisa. —Sabe que esta es su única oportunidad. No es tan tonto como para desperdiciarla. Aun así... —Se detiene, su mirada se pierde por un momento—. Esto no se trata de él. Andy lo manejó todo tan bien. Mi pequeño... —Niega con la cabeza, un atisbo de orgullo asomándose en su voz—. Es algo más que increíble. La forma en que enfrentó todo esto... no podía creerlo.

Zayn se inclina hacia adelante, apoyando los codos sobre las rodillas.

—Andy ha crecido mucho. Se nota. Vaya, considerando cómo solía ser: tan cerrado, portándose mal... es casi como magia. O, no sé, como si algún milagro se hubiera obrado.

Louis se ríe entre dientes, las comisuras de su boca se curvan en una sonrisa que suaviza todo su rostro.

—No es magia ni milagros. Es Harry.

—Por supuesto que lo es —responde Zayn con una sonrisa cómplice—. Vamos, puedo ver que estás loco por presumir a tu omega y hablar maravillas de él.

—"Hablar maravillas" no le hace justicia —dice Louis, inclinándose hacia adelante con los codos apoyados en el escritorio. Su voz se calienta mientras continúa—. Harry... lo es todo. Entró en nuestras vidas y simplemente hizo que todo mejorara. Para mí, para Andy... es como si hubiera sanado algo en nosotros que ni siquiera sabíamos que estaba roto. Andy lo ve como su mamá, Zayn. Incluso con Troye de vuelta en escena, es a Harry a quien recurre. Harry es quien lo abraza cuando necesita ser abrazado, quien lo arropa, a quien llama "mami de corazón".

La sonrisa de Zayn se ensancha, pero su tono es genuino y afectuoso cuando dice: 

—¿Estás completamente perdido por él, no es así?

Louis no duda.

—Absolutamente. Es mi omega. No hay duda de ello. Y planeo casarme con él y marcarlo, Zayn. Voy a hacerlo mío para siempre. Es lo mejor que me ha pasado, y no voy a dejarlo ir.

Zayn vuelve a silbar bajo, negando con la cabeza. —Entendible, ¿si yo tuviera un omega así? también lo marcaría y me casaría con él. Sin dudarlo.

El sonido de un gruñido bajo resuena en el pecho de Louis, sus instintos de alfa se encienden brevemente. Zayn levanta las manos en una rendición fingida, riendo.

—Tranquilo, alfa. Solo digo que lo entiendo. Y estoy feliz por ti, amigo. Te lo mereces. Ambos se merecen.

Louis se recuesta, su expresión se suaviza mientras considera las palabras de Zayn. 

—Sí —dice en voz baja—. Lo merezco, ¿no? Es tan gracioso e irónico. Tú sabes que yo solía pensar que todo esto de la familia, el compromiso y el amor no eran para mí. Me burlaba de la idea, me convencía de que no lo necesitaba. ¿Y ahora? —Se ríe suavemente, negando con la cabeza—. Ahora es todo en lo que puedo pensar. Quiero llevar a Harry a vivir conmigo y con Andy en mi casa grande, llenarla de cachorros y simplemente... construir una vida juntos. Él lo ha cambiado todo.

Zayn sonríe, recostándose en su silla. 

—Parece que lo tienes todo resuelto. Y honestamente, no podría estar más feliz por ti.

Louis asiente, con una determinación tranquila pero feroz en los ojos. 

—Yo tampoco. Por primera vez en mucho tiempo, Zayn, siento que tengo todo lo que siempre he querido.

🧸🍯🧸 

La luz del sol que entra por la ventana baña la habitación con un calor dorado, iluminando los suaves tonos pastel y las telas acogedoras que hacen que el espacio se sienta como un refugio. Harry está sentado con las piernas cruzadas sobre la alfombra rosa y mullida de su oficina, pasando distraídamente los dedos sobre las delicadas costuras de una colcha hecha a mano que tiene sobre las piernas. Esta habitación, su lugar seguro, normalmente lo llena de paz, pero hoy, sus emociones están en un torbellino.

Niall está sentado cómodamente en la mecedora cercana, bebiendo de una taza de té que Harry le preparó cuando llegó. Niall apareció poco después de que Troye se fuera, percibiendo que Harry podría necesitar a alguien con quien hablar. Ahora, espera pacientemente, su mirada suave y alentadora, mientras Harry reúne sus pensamientos.

Finalmente, Harry rompe el silencio, su voz es tranquila pero está cargada de emoción. 

—La reconoció, Niall. Mi pulsera de cuarzo rosa. —Levanta la muñeca, dejando que las piedras rosadas brillen suavemente bajo la luz del sol—. Creo que la notó en el momento en que me vio. Sabía lo que significaba. Y luego... me dio las gracias.

Niall frunce ligeramente el ceño mientras se inclina hacia adelante.

—¿Te dio las gracias?

Harry asiente, su voz temblando ligeramente.

—Por estar ahí para él, por apoyar su causa y por cuidar bien de Andy. También prometió que no arruinaría esta oportunidad que Louis le dio.

—Eso es... —Niall se detiene, buscando la palabra adecuada—. Eso es mucho, Harry. Muestra mucho crecimiento de su parte. No lo esperabas, ¿verdad?

Harry niega con la cabeza.

—No. Para nada. Pensé... pensé que podría actuar frío, o tal vez tratar de demostrar que había cambiado sin realmente sentirlo. Pero parecía tan... genuino. Educado y amable. Muy empático conmigo. —Traga saliva con dificultad, volviendo a mirar su pulsera—. Tal vez sea por su pasado difícil y lo que enfrenta ahora, pero... realmente quiere hacer las cosas bien esta vez.

La expresión de Niall se suaviza, y apoya los codos en las rodillas. 

—Tal vez esto sea una señal, bonito. Si Troye, de todas las personas, puede mostrar ese tipo de entendimiento, entonces Louis definitivamente también puede. Ese alfa te adora. Lo sabes, ¿verdad?

Los labios de Harry se presionan mientras observa la pulsera. 

—Lo sé. Lo sé. Pero no se trata solo de eso, Niall. Es... todo lo demás. Mi pasado. Mis errores. Las cosas que tengo miedo de contarle. —Su voz se quiebra—. ¿Y si...?

—Harry —dice Niall, con un tono gentil pero firme—. Louis no solo te adora; venera el suelo que pisas. Si confías en él con tu corazón, entonces también debes confiarle el resto. Nada de secretos. Recuerda lo que hablamos anoche.

Un suspiro profundo escapa de Harry mientras asiente lentamente, dejando que las palabras de Niall penetren. 

—Tienes razón —dice, aunque su voz aún es pequeña—. Sé que tienes razón. —Hace una pausa, sus dedos juguetean con la pulsera—. Ya lo he decidido. Se lo diré. Le contaré todo. Nada de esconderse. Nada de secretos.

—¿Cuándo?

—El día que Louis y yo salgamos —responde Harry, con las mejillas teñidas de un tenue rosa—. Está planeando algo. Lottie va a cuidar de Andy, y me dijo que quiere que tengamos un tiempo a solas juntos.

Niall alza las cejas, con un destello travieso en los ojos. —¿Oh? Eso suena... especial.

El rubor de Harry se profundiza, y baja la cabeza con timidez. 

—Creo que lo será. Dijo que quería que fuera significativo. Un lugar privado, solo nosotros dos. Creo... creo que será este fin de semana.

Una sonrisa lenta se extiende por el rostro de Niall mientras se reclina en la silla, con su taza de té en las manos. 

—Harry Edward Styles. ¿Es esta LA cita? ¿Esa en la que él—?

—Basta —murmura Harry, subiendo la colcha para esconderse la cara, aunque su tímida sonrisa delata su vergüenza.

Niall ríe, su voz cálida y burlona. 

—Está bien, está bien, pararé. Pero si es lo que creo que es, entonces te espera algo hermoso. Y es el momento perfecto para contarle, H. Nada de retenerte. Simplemente díselo todo y deja que te apoye y te ame por todo ello.

Harry asoma la cabeza detrás de la colcha, sus ojos verdes brillan. —¿De verdad lo crees?

—Oh, lo sé muy bien —responde Niall con confianza—. Louis está loco por ti. Ya ha demostrado que hará cualquier cosa para mantenerte feliz a ti y a Andy. Esto solo los hará más fuertes.

Harry se muerde el labio, asintiendo lentamente. —Gracias, Ni. Por siempre creer en mí. En nosotros.

Niall le da un suave apretón en la rodilla. 

—Siempre, H. Tienes algo real y diferente con él. No dejes que el miedo se interponga en eso.

El melodioso zumbido del teléfono de Harry vibrando sobre su escritorio interrumpe el momento. Se acerca y ve el nombre de Gemma en la pantalla. Su corazón da un vuelco; Gemma rara vez llama durante el día, y como siempre, su sincronización es impecable.

—Te dejo tranquilo —dice Niall, levantándose de la mecedora con una sonrisa comprensiva. Le da una palmadita en el hombro a Harry mientras se dirige a la puerta—. Buena suerte con tu charla. Avísame si necesitas algo.

Harry asiente, agradecido, y responde la llamada justo cuando la puerta se cierra suavemente. 

—¡Gems! Hola.

La cálida voz de su hermana cruje al otro lado de la línea, aunque su tono lleva un toque de exasperación. 

—¡Por fin! ¿Por qué no nos has llamado? ¡Mamá y papá están preocupadísimos por ti!

Harry frunce el ceño, moviéndose incómodo en su lugar. 

—No ha pasado tanto tiempo, Gems.

Gemma resopla. 

—Para nosotros ha sido suficiente tiempo, Harry. Siguen preocupados. Mamá no deja de preguntarme si sé algo de ti, y papá no para de caminar de un lado a otro. Ya sabes cómo son, especialmente... después de lo que pasó.

El estómago de Harry se contrae. No necesita que Gemma elabore más. Jala nerviosamente el dobladillo de su suéter, tratando de mantener su voz firme. 

—Estoy bien. De verdad. No tienen que preocuparse tanto por mí.

Hay una pausa antes de que la voz de Gemma se agudice ligeramente. —¿Estás seguro? Ese hombre... ¿no se ha atrevido a....?

—Gemma —la interrumpe Harry, su voz más firme ahora—. No. Se ha mantenido alejado.

Es una mentira, por supuesto, pero se niega a dejar que su familia cargue con el peso de su miedo. Ya se han preocupado lo suficiente.

El silencio al otro lado se prolonga por un momento antes de que Gemma exhale audiblemente.

—Bueno... eso es un alivio. Quiero decir, confío en que puedes cuidarte, pero sigues siendo mi hermanito omega y yo soy tu hermana alfa. No puedo evitar preocuparme. Es mi instinto protegerte.

Los labios de Harry se curvan en una pequeña sonrisa a pesar de todo. 

—Lo sé. Y te amo por eso, Gems.

—Bien. Ahora —continúa Gemma, su tono alegrándose un poco—, dime qué has estado haciendo. ¿Cómo va la guardería? ¿Sigues volviéndote loco intentando que sea perfecta?

—Está yendo genial, en realidad —dice Harry, relajándose un poco mientras cambia de tema—. Los cachorros son maravillosos. Todo está funcionando sin problemas.

—Me alegra escuchar eso. —La voz de Gemma suena genuinamente feliz ahora, con su curiosidad despertada. —Entonces... ¿hay algo más emocionante pasando en tu vida?

Harry duda, sus dedos rozando la colcha que aún tiene en su regazo. Ha estado reflexionando sobre esta conversación durante un tiempo, y si está pensando en algo serio con Louis (y lo está), su familia merece saberlo.

—Bueno... —comienza, con las mejillas calentándose— hay algo. Alguien, en realidad.

Gemma jadea. —¡Oh, Dios mío! ¡Harry! ¿Hablas en serio? ¿Has conocido a alguien?

—Sí. —Harry sonríe tímidamente, las palabras brotan de él—. Es un poco una historia. Cuando volví de visitarlos, había un nuevo cachorro en la guardería. Se llama Andy y... no sé, Gems. Desde el momento en que nos conocimos, simplemente todo se sintió especial. Él se sintió cómodo conmigo de inmediato, como si tuviéramos una conexión. Y luego conocí a su padre.

La emoción de Gemma prácticamente chisporrotea a través del teléfono. 

—¿Y su padre es...?

—Se llama Louis, —dice Harry suavemente, su corazón acelerándose al pronunciar el nombre del alfa—. Es un padre soltero, por supuesto. Y... me está cortejando.

—¡¿Qué?! —chilla Gemma, su voz subiendo una octava—. ¿¡Tienes un alfa cortejándote!? ¡Harry! ¡Nos has estado ocultando esto! ¡Cuéntamelo todo!

Harry se ríe, sintiéndose un poco tímido pero mayormente feliz. 

—Es algo reciente. No hemos hecho nada oficial aún, pero... realmente creo que él es el indicado, Gems. Es tan bueno conmigo. Y Andy... —duda, su pecho se aprieta con emoción—. Andy ya me llama "Mami".

—¡¿Qué?!

El grito de Gemma es tan fuerte que Harry tiene que apartar el teléfono de su oído. 

—¿Estás hablando en serio? ¡Eso es un gran paso, Harry!

—Lo es —admite, su voz suavizándose—. Pero se siente bien. Todo se siente bien.

Hay un momento de silencio antes de que Gemma vuelva a hablar, su tono firme. 

—¿Sabes qué? Tengo que verlo en persona. Tengo que conocer a este Louis y asegurarme de que sea tan increíble como dices. Mis instintos nunca fallan, y ya sabes que acerté sobre Robert siendo un imbécil desde la primera vez que lo conocí. Necesito asegurarme de que Louis te esté tratando como el tesoro que eres.

Harry se queja, aunque una pequeña risa escapa de sus labios. —Gemma...

—No hay peros que valgan, Harry —lo interrumpe ella, su tono firme pero cariñoso—. Eres mi hermanito omega, y no voy a correr riesgos.

Harry suspira, aunque no puede evitar la sonrisa que se dibuja en sus labios. 

—Está bien. Pero te advierto: él es increíble, Gems. Y también te encantará Andy. Ya lo verás.

—Ya veremos —bromea Gemma, aunque su voz es cálida—. Solo espera. Voy a reorganizar algunas cosas en el trabajo y te avisaré cuándo puedo visitarte. Puede que tome unos días, pero confía en mí, estaré ahí pronto.

Harry ríe suavemente, negando con la cabeza. —Por supuesto que lo harás. Solo avísame cuando lo tengas decidido.

—Y, Harry, sabes que le voy a contar a mamá y papá sobre este alfa y su hijo, ¿verdad? Ellos necesitan saberlo.

Harry duda, pero finalmente asiente, aunque ella no pueda verlo. 

—Sí, está bien. Solo... por favor, Gems. Asegúrate de que sepan que todo está bien. Tranquilízalos. No quiero que se preocupen.

Gemma suspira. —Te prometo que les diré que todo está bien. Y que estás feliz.

—Lo estoy —dice Harry en voz baja, su corazón hinchándose al pensar en Louis y Andy.

—Bien. Los mantendré bajo control —asegura ella.

Antes de que Harry pueda responder, se escucha un suave golpe en la puerta. Anya asoma la cabeza, ofreciendo una amable sonrisa. 

—Perdón por interrumpir, Harry, pero Andy está preguntando por ti.

Los ojos de Harry se iluminan de inmediato. 

—Estaré ahí en un minuto —dice antes de volver su atención al teléfono.

—Espera —dice Gemma, claramente intrigada—. ¿Escuché bien? ¿Alguien acaba de mencionar a Andy?

Harry sonríe, incapaz de ocultar el orgullo en su voz. —Así es. Mi Andy está preguntando por mí.

Gemma emite un pequeño ruido, una mezcla de incredulidad y ternura. 

—¿Tu Andy, eh? Harry Edward Styles, te has convertido en un omega totalmente doméstico.

Harry ríe, sintiendo cómo el calor sube a sus mejillas. —Supongo que sí. Pero me está esperando, y debo apurarme. Además, tengo más cachorros que cuidar.

—Ve —dice Gemma con calidez—. Pero no creas que te libraste de mí. Dile a este alfa tuyo que voy a hablar con él pronto. Más le vale tratarte como tú lo mereces.

Harry ríe, una sensación de consuelo lo envuelve. —Se lo haré saber. Te amo, Gems.

—Yo también te amo, hermanito. Saluda a Niall de mi parte y cuídate, ¿de acuerdo?

—Lo haré —promete Harry.

Se despiden, y cuando Harry cuelga, no puede evitar la sonrisa que persiste en sus labios. La actitud protectora de su hermana, aunque a veces abrumadora, siempre lo hace sentirse más enraizado.

—Bien —se dice a sí mismo, levantándose y saliendo de su oficina—. Vamos a ver qué necesita mi pequeño cachorro.

Cuando Harry entra en la sala de juegos, el cálido bullicio de los cachorros llena el espacio. Tan pronto como Andy lo ve, su rostro se ilumina como si un rayo de sol atravesara las nubes. 

—¡Mami! —exclama, abandonando su pequeña mesa y corriendo directo hacia Harry.

—¡Hola, mi dulce bebé! —Harry se agacha, abriendo los brazos mientras Andy se lanza a su abrazo. Harry lo levanta sin esfuerzo, abrazándolo con fuerza y besando su cabello castaño.

Los otros cachorros notan rápidamente la llegada de Harry, y un coro de risas y saludos emocionados lo rodea. Se agrupan a su alrededor, con pequeños brazos tirando de su suéter y envolviendo sus piernas. 

—Son todos unos dulces bebés —dice Harry con ternura, tocando sus narices una por una. Revuelve el cabello suave de sus cabecitas, provocando chillidos de alegría y amplias sonrisas.

Una vez que han tenido su dosis de abrazos, los cachorros vuelven a sus mesas, sumergiéndose de nuevo en sus actividades. La sala es un hervidero de creatividad, con crayones y marcadores esparcidos por todas partes. En el pizarrón grande al frente de la habitación, las palabras "Dibuja lo que soñaste" están escritas con coloridas letras de bloque, rodeadas de pequeñas estrellas y corazones.

Penny y Anya están cerca, supervisando a los cachorros y ofreciendo palabras de ánimo mientras admiran los dibujos. Andy se retuerce en los brazos de Harry, ansioso por compartir su trabajo. 

—¡Mami, mira lo que hice!

—Vamos a ver, cariño —dice Harry, colocándolo con cuidado en el suelo. Andy toma su mano y lo lleva hacia su mesa.

Sobre la hoja de papel frente a Andy hay un dibujo tan dulce y vívido que le quita el aliento a Harry:

En el centro hay un gran jardín colorido lleno de flores brillantes. Parados juntos están tres figuras: Louis, Harry y Andy, etiquetados con la cuidadosa escritura de Andy como "Papi", "Mami" y "Yo". Detrás de ellos hay una gran casa, y a su alrededor hay tres cachorros más: un niño y dos niñas, etiquetados como "Hermanito" y "Hermanita".

La mano de Harry va instintivamente a su pecho, su corazón hinchándose de emoción. 

—Andy... esto es... ¿es esto sobre lo que soñaste?

Andy asiente con entusiasmo, sus ojos brillan. —¡Sí! ¡Y es el mejor sueño que he tenido!

Harry se arrodilla a su lado, su voz es suave. —Cuéntame sobre esto, cariño. ¿Me cuentas qué pasaba en tu sueño?

Andy sonríe ampliamente, sujetando su crayón como si fuera lo más valioso. 

—Soñé que papi se casaba contigo, y luego todos vivíamos en una casa grande con un jardín. ¡Y teníamos una familia, dos hermanitas y un hermanito! Jugué con ellos en el jardín, y éramos una gran familia feliz.

La garganta de Harry se aprieta mientras Andy continúa, su pequeña voz llena de asombro. 

—No sabía sus nombres en mi sueño, pero ya amaba a mis hermanitas y a mi hermanito. Todos éramos muy felices, mami. Tú y papi estaban sonriendo, y jugábamos afuera en el jardín. Se sintió tan real.

La mirada de Andy se encuentra con la de Harry, su pequeña mano extendiéndose para tocar la de él. 

—Espero mucho que mi sueño se haga realidad, mami. Cuando te cases con papi, sé que se hará realidad. ¿Tú también, verdad?

Los ojos de Harry escuecen, su corazón desbordándose con las inocentes y esperanzadas palabras de Andy. Por un momento, se queda sin saber qué responder, su pecho se aprieta mientras observa el dibujo de Andy, los colores brillantes y la escritura infantil tirando de las fibras de su corazón. Su dulce niño, tan lleno de amor y esperanza, soñando con un futuro que Harry sabe que nunca podrá darle por completo.

La imagen de su feliz familia persiste en su mente: Andy como el hermano mayor protector, Louis como el orgulloso alfa, y Harry sosteniendo a sus cachorros cerca. Pero esa parte del sueño... el hermanito y las hermanitas... se siente como una cruel imposibilidad, un vacío evidente que solo él conoce.

Su garganta se cierra, y parpadea rápidamente para evitar que las lágrimas caigan. La verdad pesa enormemente sobre su corazón: Louis podría tener más cachorros, podría cumplir este sueño con un omega que pudiera llevarlos. Pero Harry... Harry no puede. Y duele.

Es un dolor profundo, crudo e implacable, que lo carcome por dentro. Su imperfección ya no es solo su carga; ahora está afectando a Andy, y también afectará a Louis cuando le cuente todo.

Perdido en sus pensamientos, Harry no se da cuenta de lo callado que se ha quedado hasta que la pequeña voz de Andy lo interrumpe. 

—¿Mami? —Los grandes ojos curiosos de Andy lo miran, la preocupación grabada en su carita—. ¿Qué pasa? ¿Hice algo malo?

Las palabras golpean a Harry como un puñetazo en el estómago. —Oh, mi bebé, no —dice rápidamente, abrazando a Andy y besando la cima de su cabeza—. No has hecho nada malo. Nada en absoluto.

—Entonces, ¿por qué estás triste? —pregunta Andy, sus pequeñas manos descansando sobre el brazo de Harry.

Harry respira profundamente, obligándose a apartar el dolor. Mira a Andy, a su dulce e inocente rostro, y decide que no dejará que esto lo atormente. No puede. No ahora. Tiene que confiar en que el futuro se desarrollará como debe; que su pequeña familia será perfecta, incluso si solo son los tres.

—No estoy triste, cielito —dice Harry suavemente, alisando una mano sobre el cabello de Andy—. Solo estaba... pensando en lo hermoso que es tu dibujo. Es tan lindo, Andy. Eres un cachorro muy talentoso.

El rostro de Andy se ilumina, la preocupación desaparece mientras una pura felicidad lo reemplaza. 

—¿De verdad lo crees, mami?

—Por supuesto, cariño —dice Harry, sonriendo a pesar de la punzada que aún siente en el pecho—. De hecho, creo que un cachorro tan bueno se merece un premio especial. ¿Qué te parece un bombón, hmm?

Andy abre la boca, sorprendido, sus manos aplauden con entusiasmo. —¿De verdad? ¿Un bombón? ¡Gracias, mami!

Antes de que Harry pueda decir algo más, Andy se inclina y planta un beso pegajoso en su mejilla, sus risas llenando el aire. —¡Eres la mejor mamita del mundo!

Harry ríe suavemente, sosteniendo a su pequeño cerca mientras su corazón se hincha de amor. A pesar de todas las dudas y el dolor que giran en su interior, hay algo que sabe con certeza: Andy y Louis ya son su pequeña familia. Y sin importar lo que depare el futuro, él se asegurará de que ese amor sea suficiente.

Estarán bien.

 🧸🍯🧸

El restaurante, "The Cozy Garden", hace honor a su nombre. La cálida iluminación ambiental baña el espacio con un resplandor dorado, y el suave murmullo de conversaciones se mezcla perfectamente con una música instrumental tranquila. La decoración es acogedora: plantas cuelgan en macetas tejidas a lo largo de las paredes, y las mesas están adornadas con pequeñas suculentas en otras macetas. Louis siente una sensación de satisfacción mientras entran; es exactamente el tipo de lugar que había imaginado para esta noche.

Más temprano ese día, Louis pasó mucho tiempo al teléfono con Lottie, poniéndola al tanto de todo lo que había sucedido recientemente: la aparición repentina de Troye, su explicación por haberlos abandonado y su deseo de ver a Andy. Louis había descargado sus frustraciones, pero también compartió su esperanza de que Andy pudiera obtener algo de cierre en ese aspecto. Terminó la llamada con un tono mucho más ligero, contando con entusiasmo a Lottie lo bien que iban las cosas con Harry. Su voz se suavizó mientras describía a Harry, llamándolo "mi omega" y admitiendo que lo veía como más que solo una pareja. "Pronto será mi esposa", dijo en voz baja, el pensamiento tanto emocionante como reconfortante.

Ahora, mientras Louis entra al restaurante con Harry y Andy, se siente aún más seguro sobre su futuro. La anfitriona los recibe con una sonrisa amable y los guía hasta su mesa reservada cerca de una ventana de esquina, proporcionando un poco de privacidad. Louis no puede evitar mirar a Harry mientras caminan, notando cómo los suaves rizos del omega rebotan con cada paso, sus ojos abiertos de asombro mientras observan el ambiente del restaurante. La pequeña mano de Andy se aferra a la de Harry, su energía emocionada es palpable.

—Aquí tienen —anuncia la anfitriona, señalando su mesa. Louis le agradece, acercando una silla para Harry antes de tomar a Andy de sus manos. Coloca al cachorro en una silla alta que el personal había preparado.

—Muy bien —dice Louis, tomando asiento junto a Harry, con Andy acurrucado entre ellos—. ¿Qué piensan del lugar?

Harry mira a su alrededor, sus labios curvándose en una sonrisa. —Me gusta. Se siente muy acogedor y cálido. Buena elección, Louis.

Andy interviene, su vocecita rebosante de entusiasmo. —¡Me encanta! ¡Es tan bonito! ¡Y tengo hambre!

Louis se ríe, extendiendo la mano para despeinar el cabello de Andy. 

—Me alegra saberlo. Vamos a pedir algo de beber primero mientras esperamos a tu tía Lottie.

Llama a un camarero y ordena una botella de su mejor vino tinto para ellos, junto con agua y jugo para Andy.

Harry levanta una ceja al escuchar lo del vino. —¿Una botella entera? ¿Te sientes elegante esta noche?

Louis se inclina un poco más cerca, su voz suave pero juguetona. —Es una cena especial, amor. Pensé que merecía un brindis.

El tenue rubor que se asoma en las mejillas de Harry es exactamente la reacción que Louis espera, y aunque lucha contra el impulso de besarlo apasionadamente, termina rozando los nudillos contra la mejilla de Harry.

Mientras esperan sus bebidas, la conversación fluye fácilmente. Hablan sobre sus días, una charla que no pudieron tener en el coche porque Andy pidió poner música a todo volumen. Está obsesionado con las canciones que Harry canta en la guardería.

Sin embargo, cuando el alfa le pregunta a Andy sobre sus actividades en la guardería, Andy responde de inmediato, ansioso por compartir su historia. 

—¡Oh! —dice Andy, sus pequeñas manos agitándose de emoción mientras colocan las bebidas en la mesa—. ¡Hice un dibujo sobre mi sueño anoche!

—¿De verdad? —dice Louis, tomando un sorbo de vino antes de sonreírle a su hijo—. ¿Sobre qué soñaste, pequeño?

Andy sonríe radiante, sus ojos brillando. 

—¡Soñé contigo y con mami! Se casaban y vivíamos en una casa grande con un jardín. ¡Y tenía dos hermanitas y un hermanito! ¡Jugaba con ellos en el jardín, y éramos una gran familia feliz!

Louis siente cómo su pecho se llena de ternura. Extiende la mano y despeina el cabello de Andy nuevamente. 

—Es un sueño hermoso, pequeño. Sabes que ese también es mi sueño.

Su mirada se desvía hacia Harry, y sus ojos se suavizan. —Tener más cachorros tan hermosos como tú suena perfecto para mí.

El amor en la expresión de Louis es inconfundible, pero a su lado, Harry se tensa, su sonrisa vacila lo suficiente como para que Louis lo note. Antes de que pueda preguntar, una voz familiar los interrumpe.

—¡Ya llegué! —El saludo alegre de Lottie llama su atención, y Louis se pone de pie para acercarle la silla.

—¡Tía Lottie! —grita Andy, levantando los brazos para pedir un abrazo.

—¡Ahí está mi cachorro favorito! —dice Lottie, inclinándose para abrazar a Andy antes de saludar a Louis y a Harry con otro cálido abrazo—. ¿No habrán empezado sin mí, verdad?

Louis sonríe, dándole un beso rápido en la mejilla. —Nunca, querida. Solo estábamos charlando un poco.

El camarero regresa rápidamente con los menús después de que Lottie toma asiento, colocándolos con cuidado frente a cada uno. Louis abre su menú, echando un vistazo a las opciones.

—A ver, ¿qué se les antoja esta noche? —pregunta Louis, con voz ligera mientras repasa las páginas.

—Creo que voy a pedir el camarón scampi —anuncia Lottie, cerrando su menú con confianza.

—Buena elección —coincide Louis. Luego se gira hacia Harry, dándole un leve empujón—. ¿Y tú, amor? ¿Algo que te llame la atención?

Harry sonríe pensativo, frunciendo el ceño mientras hojea las opciones. 

—El salmón a la parrilla con mantequilla de limón y hierbas suena bien. Pero, pensándolo bien... —lo mira con una sonrisa juguetona—. Tal vez te robe un poco de tu filete si es lo que vas a pedir.

Louis se ríe, inclinándose un poco más. —Siempre eres bienvenido a hacerlo.

—Mami —interviene Andy, sosteniendo su menú al revés—. No sé qué pedir. ¿Me ayudas?

Harry ríe suavemente, tomando el menú de las manos de Andy y girándolo correctamente. 

—Muy bien, veamos. ¿Quieres nuggets de pollo o tal vez un poco de espagueti?

Andy frunce la nariz. —Los nuggets están bien, pero...

Harry señala otra sección del menú. —¿Qué tal un mini pollo a la parrilla con puré de papas? Es rico y saludable. ¿Qué opinas?

Andy sonríe de oreja a oreja. —¡Sí! ¡Ese, por favor!

—Buena elección, cielito —dice Harry, entregando el menú al camarero con una sonrisa.

Louis pide su filete término medio, acompañado de vegetales asados y puré de papas al ajo. Harry se queda con su salmón, y las órdenes quedan listas.

Una vez que el camarero recoge los menús y asegura que la comida estará lista pronto, el grupo se sumerge en una conversación amena.

—Mi hermana me llamó hoy por la mañana —suelta Harry, apoyando el codo sobre la mesa.

—¿Tu hermana? —Louis inclina la cabeza, curioso. Harry no la mencionó en sus mensajes, ni siquiera cuando Louis le preguntó si había alguna novedad.

—Sí, dijo que está planeando visitarme —explica Harry, su tono ligero pero cargado de anticipación—. Quiere conocerte a ti y a Andy.

Louis parpadea, y una sonrisa se dibuja en su rostro. —¿De verdad? Bueno, no esperaba eso, pero por supuesto, amor. Estoy emocionado de conocerla.

—¡Yo también estoy emocionado! —exclama Andy, rebotando en su silla—. ¿Es tan bonita como tú, mami?

Las mejillas de Harry se tiñen de rosa mientras las risas estallan alrededor de la mesa. Niega con la cabeza, divertido. 

—Ella es hermosa, Andy. Ya lo verás.

Lottie se inclina hacia adelante, apoyando la barbilla en su mano. —Cuéntanos sobre ella, Harry. ¿Cómo es?

—Bueno... —empieza Harry, tomando un sorbo de agua—, es mi hermana alfa mayor. Vive en Holmes Chapel, donde están nuestros padres, y es técnica en uñas. Tiene su propio pequeño estudio que también funciona como su casa y lugar de trabajo.

—Suena impresionante —dice Lottie, asintiendo con aprobación.

—Lo es —responde Harry con una sonrisa—. Siempre ha sido muy trabajadora. Y también muy protectora conmigo. La quiero muchísimo.

En ese momento, llega la comida y el camarero coloca cada plato con cuidado. Los aromas llenan el aire, haciendo que Andy aplauda emocionado.

Louis corta un trozo de su filete, lanzándole una sonrisa a Harry. 

—En cuanto sepas cuándo viene, avísame. Liberaré mi agenda para poder conocerla como se debe. Si es una alfa, me imagino que es ferozmente protectora contigo.

—Oh, absolutamente —dice Harry con una pequeña risa—. Pero es dulce. Te va a encantar.

Lottie sonríe, apuntando su tenedor hacia Louis. —Es cosa de alfas. Tú eras igual conmigo cuando era adolescente, siempre al pendiente.

Louis se ríe, levantando las manos en señal de rendición. —Solo me preocupaba por ti.

—Exacto.

Harry sacude la cabeza, divertido. 

—Ella es igual. Pero no me importa. Es lindo sentirse cuidado. —Su voz se suaviza mientras añade—: Soy afortunado de tenerla.

Louis estira la mano bajo la mesa, rozando la de Harry y apretándola suavemente. Harry alza la mirada, encontrándose con la de Louis, y ambos comparten una sonrisa silenciosa antes de volver a su comida, el momento cargado de afecto no dicho.

El resto de la conversación fluye sin esfuerzo mientras disfrutan de sus platillos, la atmósfera acogedora del restaurante los envuelve como una cálida manta. Lottie limpia su boca con una servilleta y deja su tenedor, una orgullosa sonrisa ilumina su rostro.

—He estado tan ocupada con mi tienda últimamente —comienza, su tono vibrante—. Pero estoy emocionada: finalmente estamos recibiendo la respuesta que esperaba. Acabamos de conseguir nuestro primer cliente grande: ¡una boda! Nos encargaron todos los arreglos florales.

Harry jadea, sus ojos brillando de emoción. —¡Lottie, eso es increíble! ¡Felicidades!

Louis sonríe ampliamente, levantando su copa de vino en un pequeño gesto de celebración. 

—Eso es impresionante, Lotts. Sabía que lo lograrías. Siempre has tenido ese toque especial.

Andy, decidido a no quedarse atrás, exclama con entusiasmo: 

—¡Yay, tía Lottie! ¡Eres la mejor con las flores!

La sonrisa de Lottie se suaviza mientras se inclina para besar la mejilla de Andy, dejando claro cuánto lo adora. —Gracias, mi sobrinito lindo. Eres el más dulce.

Louis ríe, apoyando su brazo en el respaldo de la silla de Harry. 

—Solo espero que tengas tiempo este fin de semana para cuidar a mi cachorro —dice, señalando a Andy con la cabeza—, mientras yo secuestro a Harry por un rato.

—Por supuesto —responde Lottie sin dudar—. Siempre tengo tiempo para mi dulce sobrinito. Además —añade con una sonrisa traviesa—, estoy más que dispuesta a ayudar a los tortolitos a tener un poco de tiempo a solas.

Las orejitas de Andy se levantan, y mira entre ellos con curiosidad. —¿Qué pasa este fin de semana? ¿Por qué me quedaré con tía Lottie?

Louis sonríe, con un tono ligero. —Porque voy a llevar a tu mami a un lugar, como la última vez, ¿recuerdas? Es uno de esos momentos en los que los adultos necesitan estar solos por un ratito.

Andy asiente, claramente recordando la última vez que sucedió. 

—Oh, está bien —dice pensativo antes de que su expresión se vuelva seria—. Pero, papi, tienes que cuidar muy bien a mami esta vez. ¡La última vez le picaron los mosquitos!

La mesa estalla en carcajadas, y el comentario inocente hace que las mejillas de Harry se enciendan mientras baja la cabeza. Louis, incapaz de resistirse, se inclina y besa a Harry rápidamente en la sien.

—No te preocupes, cachorro —dice Louis con una sonrisa, sus ojos brillando con diversión—. Cuidaré excelentemente de tu mami. Y tú, asegúrate de portarte bien con tu tía Lottie.

Andy asiente solemnemente, inflando su pequeño pecho con orgullo. —Seré muy bueno. Pero tú cuida bien a mi mami y mantén los mosquitos lejos esta vez.

Lottie, entre risas, interviene. —Ustedes tres son una familia tan perfecta. Es hermoso verlo.

El comentario envuelve a Harry en un cálido rubor, y Louis mira a su omega con una expresión suave. El momento se siente perfecto: la felicidad y el amor irradian alrededor de la mesa.

Louis levanta su copa de vino, la luz cálida reflejándose en el líquido rojo profundo, y despeja suavemente su garganta. —Si me permiten —comienza, su voz suave y llena de sentimiento, captando la atención de todos.

Harry lo mira, sus ojos verdes abiertos de curiosidad y afecto.

—Quiero proponer un brindis —dice Louis, su mirada fija únicamente en Harry—. Por ti, Harry. Has cambiado todo para nosotros, para Andy y para mí. Has traído amor, paz y alegría a nuestras vidas de maneras que nunca creí posibles. Nos has hecho sentir completos. —Hace una pausa, su voz bajando a algo más íntimo—. No eres solo mi omega, Harry. Eres mi hogar.

Harry contiene el aliento, su garganta se cierra por la emoción mientras las lágrimas amenazan con desbordarse.

—¡Por mi mami! —exclama Andy, levantando orgulloso su vaso de jugo.

—Por Harry —añade Lottie con calidez, levantando su copa.

Las cuatro copas chocan suavemente, el momento brilla con amor y conexión. Louis se inclina y besa a Harry profundamente, murmurando palabras suaves contra sus labios. —Eres todo para mí —susurra.

Las lágrimas de Harry caen mientras su sonrisa tiembla de felicidad, devolviendo el beso con todo el amor y gratitud que siente.

Al otro lado de la mesa, Lottie y Andy los observan con sonrisas idénticas, llenas de calidez. El pequeño sostiene su vaso de jugo, sus ojos brillantes mientras mira a sus padres. 

—Amooo a mi familia —declara felizmente Andy.

El sentimiento queda suspendido en el aire, puro y perfecto, envolviéndolos a todos en su calidez.

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