Capitulo 23
Harry arruga la nota apenas y ha terminado de leerla, haciéndola bola y arrojándola al bote por debajo de su escritorio.
Siente su corazón incrementando en palpitaciones, su respiración irregular, la piel con escalofríos y sus manos temblorosas. Son signos familiares a él, los reconoce con facilidad porque así era como solía ponerse antes, cuando todo era tan reciente, cuando lo habían dado de alta del hospital...
Necesita calmarse, no puede permitirse a sí mismo que sus ataques vuelvan a ocurrir, ya no. Luchó demasiado para estar bien y para no derrumbarse ante cualquier recuerdo de su relación con ese alfa.
Harry lo maldice en su cabeza, ¿por qué tiene que seguir jediéndole la existencia? ¿Por qué justo ahora? ¿Qué demonios pretende mandándole ese pañuelo junto con esa nota?
Son muchas preguntas que no están ayudándole a tranquilizarse, pero si de algo está seguro es que ese es otro de sus intentos por llamar su atención, Robert lo intentó semanas atrás con una llamada y ahora lo está haciendo mediante correo. Y no sabe de qué artimañas se habrá valido porque la orden de restricción le impide acercarse a él, es por eso por lo que el alfa busca lograr que el omega sea quien rompa ese acuerdo.
Harry se talla los ojos para alejar las lágrimas y se pasa las manos por su cabello para recomponerse, toma aire un par de veces y guarda el maldito pañuelo en uno de los cajones.
Casi como si hubiera dado la indicación de que todo podía continuar, alguien toca la puerta.
Es Niall.
Y detrás suyo, Troye.
—Hola Harry —Niall saluda y le indica a Troye que pase—. Bueno, los dejo. Estaré al pendiente por si necesitas cualquier cosa, Harry.
—Gracias, Ni.
Su mejor amigo los deja solos y Harry traga algo de saliva, Troye le observa, a la espera de alguna indicación. La tensión podría cortarse con un cuchillo. ¿Por qué siempre le toca lidiar con cosas tan incomodas?
—Troye —le sonríe con pocas ganas—, perdona si me quedé mudo por un momento, comprenderás que no esperaba tu visita en absoluto.
—Lo sé, y espero de verdad no incomodarte ni causarte problemas. Apenas y nos vimos el día de ayer bajo circunstancias muy... inusuales, así que realmente no tuvimos de conocernos. Soy Troye Sivan.
Harry acepta su mano y la estrecha con amabilidad. —Harry Styles. —Ambos intercambian una sonrisa un poco más natural—. Toma asiento, Troye. ¿Quieres tomar algo? ¿Agua, refresco, jugo... leche de chocolate? —bromea y provoca una risita en Troye.
—Esa última opción me convencía más pero, no quiero quitársela a los cachorros. Así estoy bien, gracias, Harry. Honestamente no quiero ocupar demasiado de tu tiempo, con esta guardería a cargo, debes ser alguien muy ocupado.
—A veces —admite—, pero tengo al mejor equipo conmigo, sin ellos, este lugar no sería lo que es. No podría dirigirlo solo.
—Me imagino. —Troye carraspea y maniobra con su bolso sobre su regazo, es notable su nerviosismo—. Supongo que ya sabrás la razón por la que estoy aquí. Y no, Louis no sabe nada de esto.
—¿Cómo es que diste con este lugar? —Harry inquiere—. No me digas que-
—Sí. —El omega admite algo apenado—. Recurrí al antiguo y vergonzoso método de decirle a un taxi que los siguiera. Sospechaba que Louis dejaba a Andy en alguna guardería, pero lo que sí no esperaba es que tú fueses quien está a cargo aquí. —Harry se encoge de hombros y Troye exhala—. Aunque ahora tiene algo de sentido... así fue como conociste a Louis ¿no?
Harry asiente y se inclina ligeramente hacia adelante, observando a Troye con más detenimiento ahora.
—¿Y por qué querías encontrarme, Troye? ¿O es que querías encontrar a Louis? —Harry sabe que es una pregunta directa, quizás incluso algo agresiva, pero necesita saber.
Troye sacude la cabeza de inmediato.
—No, Harry. No quería ver a Louis, al menos no de esa manera. Sé que él... bueno, no quiere saber nada de mí, y lo entiendo. Me lo dejó muy claro anoche. Pero yo estoy aquí por Andy. Quiero verlo, lo necesito. No puedo ni siquiera empezar a explicar lo que sentí al dejarlo. Y no... no estoy buscando justificaciones, sé que abandonarlo estuvo mal, pero quiero que me entiendas... —su voz se quiebra ligeramente, y suelta una tos suave.
Harry siente una punzada en el pecho, no tanto por lo que Troye está diciendo, sino por lo que él mismo está sintiendo en este momento. Lo abandonaste. Tuviste lo que yo nunca podré tener, y lo abandonaste. Las palabras revolotean en su mente, aunque no llegan a escapar de su boca. Y joder, es malditamente egoísta pensar de esa forma, Troye no tiene la culpa de sus desgracias propias, y claro, el pobre tampoco es culpable de haber pasado por algo tan doloroso como lo es la depresión postparto.
Troye continúa, sin notar el conflicto interno de Harry.
—Probablemente Louis ya te contó sobre mi y nuestra pequeña charla de ayer. —Troye le ve, como esperando su confirmación, y Harry asiente, en silencio. Troye vuelve a tomar aire para continuar—. Después del parto, todo fue tan difícil. Me perdí en una niebla de tristeza, de ansiedad, y no podía conectarme con él. Hice de todo porque de verdad quería querer a mi hijo, pero... simplemente no pude. Y luego, estando solo, sin dinero, desesperado y sin poder salir a trabajar porque no tenía a nadie que me ayudara a cuidarlo; no tenía a nadie, Harry. Solo a mi bebé, pero juste de él era de quien más necesitaba alejarme. Así que al final no pude con la presión. Sentía que estaba ahogándome, así que hice lo único que sabía hacer: huir.
Harry permanece en silencio, su empatía luchando contra su propio resentimiento. No lo entiendes, Troye. No sabes lo que daría por estar en tu lugar, por tener la oportunidad de ser madre, de criar a un cachorro que me llame mamá.
Harry cierra los ojos un momento, respirando profundamente antes de responder.
—Louis me ha contado todo eso, también la historia de ustedes dos —dice finalmente, con suavidad—. Sé lo que pasó, o al menos la versión de él. Pero, Troye, yo no te juzgo. Sé que cada omega vive su maternidad de manera distinta, y algunas veces... algunas veces, no podemos con la carga.
Troye asiente, claramente agradecido por no recibir un juicio más.
—Gracias, Harry. Sé que esto no es fácil para ti tampoco, considerando que ahora estás en la vida de Louis y Andy. —Se ríe sin ganas—. Louis era el típico alfa solitario que se llenaba la boca diciendo que él no quería relaciones serias ni compromisos, mucho menos una familia. Casi no me la creo cuando lo vi junto a ti, la forma en la que te mira, te defiende y te protege...en fin.
—Eso mismo dice él, acepta que cambió de parecer respecto a los planes que tenía para su vida. Créeme que lo nuestro surgió de forma natural. Yo tampoco tenía planeado estar en una relación con un alfa como Louis. —Admite Harry, un tanto ruborizado.
—Algo como lo de ustedes no sucede solo porque sí, así que por algo bueno será. —Le sonríe—. Pero bueno supongo que, también debes llevarte muy bien con Andy, ¿no?
—Andy es... maravilloso —dice Harry, sonriendo al recordar al pequeño cachorro—. Es un niño lleno de energía, curioso y dulce. Muy receptivo y cariñoso. Puro de corazón.
Troye se inclina hacia él, con una mirada de anhelo en sus ojos.
—¿Cómo está? ¿Qué le gusta hacer?
Harry vacila por un segundo, sin saber hasta qué punto compartir. Pero luego las palabras se le escapan.
—Le encanta dibujar, la música, adora los colores brillantes y AMA a Winnie Pooh. Y.... bueno, ha empezado a llamarme "mamá". No fue algo que yo busqué, simplemente sucedió. —Las palabras dejan la boca de Harry antes de que pueda detenerse.
Troye asimila la información con una mezcla de tristeza y resignación.
—Por supuesto que lo hace —susurra, con una sonrisa dolorosa—. Tú debes ser todo lo que él necesita, todo lo que yo no pude ser. —Se encoge de hombros—. Creo que de algún modo me alegra que tenga a alguien como tú, Harry.
Harry no sabe cómo responder. Su pecho se aprieta de nuevo, la impotencia mezclándose con su deseo de consolar a Troye. Pero antes de poder decir algo más, Troye vuelve a toser, esta vez más fuerte, y Harry no puede ignorar la delgadez extrema de su cuerpo, las ojeras marcadas bajo sus ojos.
—Troye... —Harry comienza, su voz temblorosa—, ¿estás bien? Te ves... cansado. Y esa tos...
Troye lo mira durante unos largos segundos, como si estuviera decidiendo si confiar en él. Finalmente, cierra los ojos con un suspiro profundo.
—No, Harry. No estoy bien. Y es precisamente por mi estado de salud que me siento tan desesperado. Con el tiempo encima.
—Espera, no será que-
—Estoy muy enfermo, Harry. Ayer hice lo mejor que podía para actuar con normalidad y vitalidad con Louis, porque necesitaba que me viese bien y capaz para poder conocer a Andy. Pero es inútil que quiera aparentar. No cuando siento que la vida se me va con cada día y noche que pasa.
Harry, totalmente consternado, se inclina un poco más sobre la mesa para verlo mejor. —¿Qué... qué es lo que tienes? —Le pregunta con un nudo creciente en la garganta.
Troye exhala con pesadez, limpiándose una lágrima que ha caído de sus ojos. Como si estuviera a punto de quitarse un gran peso de encima. —Tengo SIDA, y no me queda mucho tiempo.
Las palabras caen entre ellos como un martillo, aplastando cualquier pequeño atisbo de normalidad que pudiera haber habido en la conversación. Harry siente como si el aire se escapara de la habitación.
—¿SIDA...? —repite en un susurro, apenas capaz de procesarlo.
—Lo contraje poco después de que naciera Andy —admite Troye, con la voz cargada de dolor—. Volví a trabajar, y un cliente me infectó. No lo supe hasta que ya era demasiado tarde. Ahora... solo quiero verlo, quiero convivir un poco con él. Lo necesito. La depresión postparto me quitó a Andy y he trabajado mucho en mí mismo para recuperarme y recuperar aunque sea lo más mínimo con él. —Confiesa ya con las lágrimas cubriendo sus mejillas, Harry le pasa pañuelos y se queda con uno también pues está a nada de llorar—. Quiero volver a pedirle perdón a Louis también. Quiero redimirme en todo aspecto, antes de que... antes de que me vaya.
El nudo en el estómago de Harry se aprieta más, mientras las lágrimas arden en sus ojos. Quiere decirle algo, cualquier cosa, pero no sabe por dónde empezar. ¿Cómo consuelas a alguien que está a punto de morir? ¿Cómo lidias con un omega que abandonó a su hijo por la depresión y que ahora está a punto de perderlo todo, incluida la vida?
—Lo siento tanto, Troye —murmura finalmente, con la voz ya temblorosa—. No sé qué decir...
Troye niega suavemente con la cabeza, esbozando una sonrisa triste.
—No busco lástima, Harry. Solo... quiero redimirme. Quiero hacer las paces con mi hijo antes de irme. Y sé que Louis no me lo permitirá fácilmente, pero... ¿me ayudarás? Aunque sea un poco.
Harry siente el peso de esa petición caer sobre él. Está atrapado entre su lealtad hacia Louis y su compasión por Troye, y no sabe cómo equilibrar ambas cosas.
—Troye... —dice con suavidad—. Haré lo que pueda. Pero la decisión final es de Louis, no mía.
Troye asiente lentamente, aceptando esa verdad.
—Gracias, Harry. Eso es más de lo que esperaba.
Harry toma un profundo respiro, mirando a Troye de reojo mientras busca su teléfono en el bolsillo. La situación era demasiado tensa, y aunque empatizaba con Troye, también comprendía lo difícil que sería para Louis aceptar algo así de inmediato. A pesar de todo, Harry sabía que debía contarle la verdad. Troye merecía, al menos, que se supiera su lado de la historia.
—Voy a llamar a Louis —anuncia Harry, su voz suave pero firme—. Creo que es lo mejor. Él necesita saber lo que está pasando, Troye.
El otro omega asiente en silencio, tragando con dificultad mientras sus dedos juegan nerviosamente con el borde de su bolso. Harry observa esa reacción, sintiendo cómo su propio corazón late con rapidez, intentando prepararse para lo que inevitablemente sería una conversación incómoda y complicada.
Marca el número de Louis, esperando pacientemente a que el alfa conteste. Al escuchar su voz al otro lado de la línea, Harry siente un leve alivio, aunque sabe que no será fácil.
—Louis —dice suavemente—. Troye está aquí.
—¿Qué? —la voz de Louis suena tensa, como si acabara de recibir una bofetada—. ¡Harry, por dios! Pero qué... ¿Qué hace ahí? ¿Acaso no puede esperar como le pedí? ¡Está loco!
Harry aprieta los labios, respirando hondo antes de responder.
—Lo sé, lo sé, Louis. Pero hay algo que debes saber... algo importante. Por favor, no te enfades. Necesito que vengas a la guardería. No puedo explicártelo por teléfono, pero créeme, es urgente.
Hay un largo silencio del otro lado de la línea, y Harry puede imaginar a Louis frunciendo el ceño, evaluando la situación. No es que Harry no pudiera manejarlo, pero cuando se trataba de algo tan delicado como esto, Louis debía estar presente.
—No estoy convencido. Para nada —murmura Louis finalmente—. Estoy furioso, a decir verdad. Pero si me estás diciendo que es urgente, iré. No porque quiera, sino porque confío en ti, Harry. Y porque Andy está involucrado en todo esto. Y por favor, no dejes que se le acerque a mi cachorro. Espera a que llegue. No tardaré.
El alivio que siente es tangible, pero Harry sabe que lo difícil está por venir. Cuelga el teléfono y suspira.
—Viene en camino —le dice a Troye, que asiente con un brillo nervioso en los ojos—. No será fácil para él, pero intentaré mediar.
Los minutos pasan pesadamente hasta que escuchan la puerta de la guardería abrirse con un golpe seco. Louis entra con pasos decididos, y su mirada busca a Troye inmediatamente. Harry siente la tensión en el aire elevarse aún más cuando Louis se detiene frente a ellos, los hombros rígidos y la mandíbula apretada.
—¿Qué demonios estás haciendo aquí, Troye? —exige Louis, la rabia burbujeando en su voz—. Te dije que esperases a que te llamara. Que no te acercaras a nosotros hasta que yo lo decidiera.
Harry se acerca un paso, intentando suavizar el ambiente. Coloca una mano en el brazo de Louis, un gesto que normalmente lo calma, aunque esta vez no parece surtir el mismo efecto inmediato.
—Louis, por favor, escúchalo antes de enfadarte más —interviene Harry con un tono conciliador—. Hay algo importante que tienes que saber.
Louis bufa, pero no aparta la mirada de Troye, quien apenas se atreve a levantar la cabeza.
—¿Qué podría ser tan importante? —Louis escupe las palabras—. Después de todo lo que hiciste... ¿por qué debería confiar en ti?
Troye respira hondo, sus manos temblando visiblemente mientras las coloca sobre su regazo. La sombra de su enfermedad, de la fragilidad de su cuerpo, se hace evidente cuando finalmente habla.
—Estoy enfermo, Louis. No me queda mucho tiempo.
La confesión flota en el aire como un golpe sordo, y Harry observa cómo la rigidez en el cuerpo de Louis se desmorona poco a poco, dando paso a la sorpresa. La furia en sus ojos titila y se apaga momentáneamente, reemplazada por una confusión palpable.
—¿Qué estás diciendo? —pregunta Louis, su tono menos agresivo pero aún lleno de incredulidad.
—Tengo SIDA —responde Troye, y la palabra parece colgar entre ellos como una nube oscura—. Me contagié poco después de que abandoné a Andy contigo... seguí trabajando como... ya sabes. No fue inmediato, pero hace tiempo me diagnosticaron. Y ahora... —Troye baja la vista hacia sus manos— ahora, los médicos dicen que no queda mucho por hacer. Quería verlo... quería ver a mi hijo antes de que todo termine. Quiero redimirme.
Louis parpadea, procesando la información con evidente shock. La furia que había sentido al principio comienza a desmoronarse bajo el peso de la noticia. Harry, a su lado, siente una mezcla de emociones. Aunque su corazón se compadece por Troye, sabe que Louis está luchando con su propia tormenta interna.
Harry toma la palabra, intentando suavizar la situación. Sabía que Louis necesitaba tiempo para digerir lo que acababa de escuchar.
—Louis, Troye ha pasado por mucho. No está justificando lo que hizo, pero... lo ha pagado caro. Creo que merece la oportunidad de conocer a Andy, aunque sea solo una vez. No es una decisión fácil, pero... piensa en lo que ha pasado. —La voz de Harry tiembla un poco, sintiendo el conflicto interno que lo carcome, una empatía profunda que choca con su propio dolor personal, el de no poder tener cachorros.
Louis permanece en silencio, mirando a Troye como si estuviera viendo a alguien completamente diferente. Finalmente, suelta un largo suspiro, dejando caer sus hombros en una postura más relajada.
—Lo que pasó... ya no podemos cambiarlo. —Louis habla en un tono bajo, más para sí mismo que para los demás—. Pero mi perdón no significa que te confíe a Andy de inmediato. No voy a dejarte solo con él, no sin estar seguro de que no lo lastimarás, emocional o físicamente.
Troye asiente con rapidez, como si se aferrara a cualquier esperanza.
—No espero que confíes en mí de inmediato —dice con voz rota—. Solo... quiero conocerlo. Aunque sea una sola vez.
Louis se frota la sien, todavía en shock, pero su tono se suaviza un poco más.
—Andy es el ser más importante en mi vida, Troye. Lo mejor que salió de todo esto... fuiste tú quien me lo dio, y por eso... puedo intentar dejar el pasado atrás. —Louis intercambia una mirada con Harry—. Pero sabes que ahora está cuidado. Está protegido. Harry lo ha estado criando y... Andy lo llama "mamá". Ha hecho un trabajo increíble como su madre.
El pecho de Harry se aprieta al escuchar esas palabras. Aunque sabía que Louis lo decía con orgullo y gratitud, también sentía una punzada de dolor. La maternidad, algo que siempre había querido, había llegado a él de una forma inesperada. Pero no pudo evitar pensar en cómo, para Troye, había llegado sin esfuerzo alguno, mientras él mismo... nunca podría tener cachorros.
Troye sonríe con tristeza, mirando a Harry con gratitud.
—Andy tiene mucha suerte de tenerte, Harry. De tenerlos a ambos. Y yo... agradezco que al menos él esté en buenas manos.
Louis cruza los brazos, claramente aún con dudas, pero parece haber aceptado la situación.
—Podrás verlo, Troye. Pero bajo nuestras condiciones. Haré lo que pueda para que tengas esa oportunidad, aunque no será fácil. Esto... no es un perdón absoluto. Y debes entender que ahora Harry y yo somos quienes lo cuidan. No hay marcha atrás en eso.
Troye asiente rápidamente, lágrimas formándose en sus ojos.
—Gracias, Louis. Haré lo que sea necesario para demostrarte que no quiero causar más daño. Solo... quiero pedir perdón antes de que sea demasiado tarde.
Harry siente un nudo en su garganta. A pesar de todo, su compasión por Troye sigue intacta, y aunque entiende a Louis, no puede evitar sentir una profunda tristeza por el omega frente a él.
Troye, a pesar de todos sus errores, solo quiere una oportunidad para enmendar su pasado.
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