Capitulo 20
Notita: Aquí les dejo el nuevo capítulo, es cortito, pero funciona mejor así ya que decidí no meter la participación de cierto personaje aún. Adjunte una imagen muy linda que va con lo que ocurre en este capítulo, no me salió exactamente a como describo la escena, pero aun así me pareció ideal.
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—¿Cómo?
—Dije que quiero que mi mami venga, por favor. —Andy repite sin inmutarse.
A Louis le toma un momento el procesar las palabras de su hijo, su mente le había traicionado por un instante al pensar erróneamente en Troye. Que mierda.
La única madre de Andy es Harry. Así es como su propio cachorro lo ha llamado y establecido.
—Oh, bueno, supongo que... le diré que venga. —Responde aún con su entrecejo un poco fruncido.
—No es por nada malo, papi. No hay nada malo contigo. Yo te amo. —Andy le mira con esos ojos tan grandes y despiertos—. Pero quiero que mami venga y me arrulle. Así dormiré otra vez. Ya sabes que amo su olorcito. —Le dice, recargando su cabeza tiernamente contra el oso amarillo de peluche.
Louis asiente, soltando una pequeña y leve risa. Por supuesto que su cachorro está encantado con el aroma de Harry. No habría podido ser de otra forma.
Es MÍ omega. Mi futuro. La perfecta madre para mi cachorro y para los que vengan después.
Su alfa interno se vuelve loco ante la visión de su omega cargando a sus cachorros. Marcándolo al término de su cortejo, anudándolo y embarazándolo. Tan suyo.
—¿Papi? —La voz de su pequeño lo saca de sus ensoñaciones.
—Ah, sí. Claro. —Le da un beso en la mejilla a su hijo y se pone de pie—. Voy por tu mami, cachorro.
—Gracias. —Dice, moviendo su cuerpecito de un lado a otro. No parecer estar ya temeroso por la pesadilla que lo despertó.
—Te veo en la mañana, dulces sueños, pequeño. —Louis entrecierra la puerta, escuchando un "duerme bonito" de Andy en respuesta.
El alfa recorre felizmente la corta distancia que hay entre ambas habitaciones, no puede terminar de creérsela. Después de tantas cosas por las que su pequeño cachorro tuvo que pasar, él realmente tiene a una madre ahora, es su instinto quien lo ha dictado.
No importa lo que pase, Andy estará a salvo bajo el cobijo de Harry.
—Vaya, no tardaste casi nada. —Harry comenta al verlo, está sentado sobre la cama, se ha puesto una bata encima y se ha recogido los rizos en un moño alto—. ¿Andy está bien? ¿Lograste que se durmiera?
—No exactamente. Es decir, sólo tuvo una pesadilla, pero —se pasa una mano por el cabello—. Él, uhm, él te pidió a ti.
Los ojos de Harry se iluminan de inmediato. —¿Cómo?
—Andy quiere que vayas tú a su habitación. —Louis se encoge de hombros, incapaz de borrar esa mueca dichosa de su cara—. "Quiero a mami" fue lo que literalmente me pidió. Mi cachorro necesita de tus mimos y de tu aroma, me lo dejó muy en claro. No quiere a papi, quiere a mami. —Lo señala con un gesto de falsa derrota.
La gran sonrisa de Harry es todo lo que Louis esperaba ver a modo de respuesta. Le ilusiona. Su omega adora tanto a Andy como Andy lo adora a él.
—Mi pequeño bebé —susurra el omega, con las manos unidas sobre su pecho—. Voy con él entonces. —Se levanta de la cama y abraza al alfa, dándole un casto beso en los labios—. Puede que me tarde, o puede que no. No lo sé, depende. No te molestaría que me quede a dormir en su habitación ¿o sí?
—Claro que no —esta vez él lo besa—, aunque tendré que acostumbrarme a esto, a tener que compartirte con mi cachorro.
Harry pone los ojos en blanco y le da una palmadita de broma en la mandíbula.
—No tienes remedio. No me gustan los alfas celosos ¿sabes?
Louis emite un gruñido por lo bajo.
—No gruñas, alfa. —Se suelta de su agarre y, desde el marco de la puerta se gira para verlo—. Te lo recompensaré mañana.
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—¡Mami! —Andy suelta en cuanto ve a Harry entrar al cuarto. El cachorro se levanta del tapete y va emocionado a su encuentro con el omega.
Harry lo levanta en brazos, apachurrando entre ambos al osito Pooh del pequeño. El omega se mece suavemente y le planta un beso muy tronado en la mejilla, cosa que le provoca cosquillas al cachorro.
—Mi cachorrito tan lindo, ¿qué pasó, hmm? Papi dijo que tuviste una pesadilla y por eso te despertaste. —Harry camina con Andy en brazos hasta la cama del menor, acomodándose junto a él.
Andy no se separa de su regazo, al contrario, se abraza a él como un bebé koala y deja su cara cerca del cuello de Harry, aspirando profundamente el aroma del omega.
Harry suspira, gustoso, se siente tan cómodo así. El olor de Andy calma a su omega interior, huele a un perfecto chocolate caliente y puede sentir el leve ronroneo del pequeño pegado a su pecho.
—¿Quieres que te lea algún cuento, bebé? —Pregunta mientras le cepilla el cabello con los dedos—. Debemos asegurarnos de que no vuelvas a soñar cosas feas. Los cachorritos solo deben soñar cosas tan bonitas como ellos.
Andy despega la carita de su cuello y hace un ligero mohín.
—Mmm, ¿mami? —musita como si estuviera pidiendo perdón por algo.
—¿Qué ocurre, cariño? —A Harry de verdad le preocupa que Andy le esté ocultando algo a Louis y lo haya elegido a él para confesarlo.
—Yo, ugh, yo mentí. —Admite, avergonzado—. Yo no tuve pesadilla. Me desperté solito nada más.
Harry enarca sus cejas. No se esperaba eso. —¿Y eso por qué, cielo? ¿Te duele algo?
El cachorro niega. —Yo... quería que vinieras a dormir conmigo, mami. Me... me gustaría que me arrullaras de nuevo, con esa canción que me cantaste hoy durante siesta en guardería.
Harry se conmueve con sus dulces palabras de Andy, el omega en su interior se regocija envuelto en ese amor maternal que pensó le había sido arrebatado para siempre.
—No sabía cómo decirte ni pedirle a papi que quería que te quedaras conmigo. Sé que decir mentiras es malo pero... de verdad quería que vinieras, mami. Mi alfa de aquí adentro te llamaba —le explica colocando su manita sobre su corazón— ¿Me perdonas por decir mentira? —le inquiere con ese lindo puchero suyo—. Puedo pedir perdón a papi también.
El omega parpadea para alejar lágrimas traicioneras y apretuja a Andy contra su regazo.
—Eres una lindura de cachorro. No hay nada que perdonar, bebé. ¿Recuerdas lo que te dije aquella vez? No debes guardar aquí dentro lo que tu alfa sienta —le indica, con su mano descansando sobre la Andy— no debemos dejar emociones guardadas ni reprimidas, porque eso podría hacer que te enfermes, y no queremos eso ¿verdad?
El cachorrito niega y se impulsa para darle un beso a Harry en la punta de la nariz, el omega aprovecha a su vez para darle mimos de esquimal al pequeño y cubrirlo con su aroma.
—Mi bebé lindo, ¿quieres oír la canción entonces?
Andy asiente con efusión. —¡Sííí! —Agarra a su osito y lo coloca bajo su brazo, acurrucándose lo más junto posible a Harry, listo para escuchar la melodía.
Harry sonríe y le soba la espalda, cubriéndolos finalmente a ambos con la cobija favorita del cachorro. —No tengo mi guitarra aquí, bebé. Así que puede que no suena tan bien como en la mañana.
—Guitarra no importa, mami. Tu voz es bonita siempre.
El omega besa su frente y procede a cantarle "you're my sunshine", el sentimiento es el mismo, solo que esta vez Harry lo siente todo mucho más íntimo y especial, estando así junto a su cachorrito, en su habitación, en el hogar donde Andy ha crecido hasta el presente.
Cuando termina la canción, Harry descubre que el pequeño ha cerrado los ojos, tiene su dedito índice enredado en un rizo suelto que ha escapado de su moño. Igual a como se acomoda cuando es la hora de la siesta en la guardería. Luce como un angelito, con esos cachetes regordetes, sonrosados como dos manzanas rojas.
Harry libera un poco más de sus feromonas para ayudar al cachorro a conciliar mejor el sueño y masajea suavemente su espalda y nuca, está calientito y cómodo, respirando profundamente, un indicio de que está a nada de caer rendido.
—Dulces sueños, cariño. —Murmura Harry contra su sien.
Andy restriega su mejilla contra la piel descubierta del omega, casi como un gatito. —Te amo, mami.
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(.......)
—No entiendo qué pretendes con todo esto, Harry. —El hombre le cuestiona, desconcertado—. Primero la cena, la forma en la que estás actuando ¿y ahora esto? ¿qué diablos significa, hmm? —sostiene en sus manos una pequeña caja rectangular, de color rosado y adornada con un moño azul.
Harry sonríe, con sus hoyuelos marcándose. Está tan radiante y lleno de felicidad que las palabras no tan amables de Robert ni siquiera le inmutan. No como antes.
Ya sabe que nada será como antes, por supuesto que no. Ni su relación con su alfa ni vida en sí.
Porque finalmente, después de tantas noches en vela, culpas, dolor y muchas lágrimas, la vida le ha regalado lo que con tantas ganas ha deseado, lo único que le hacía falta para sentirse un omega pleno y feliz. Lo que Robert y él tanto anhelaban había sucedido al fin.
—Estoy embarazado, Robert. —Confiesa con emoción, sus ojos verdes brillando más que nunca.
El alfa se queda inmóvil por unos segundos, impactado por la súbita noticia. —¿Estás...? Harry, ¿tú?... —el semblante le cambia, ese gesto duro al que ya lo tenía tan acostumbrado ahora se ablanda—. Dime por favor que no me estás mintiendo, omega. ¿De verdad estás embarazado?
Harry asiente, la dicha se le desborda por los poros. Si antes era sensible, con el embarazo eso ha empeorado, es un desastre de lágrimas de felicidad.
—Sí, alfa. ¡Vamos a tener un bebé!
Entonces Robert parece entender el propósito de la caja, deshace el moño desordenadamente y quita la tapa para sacar el contenido.
Es la prueba de embarazo positiva y una pequeña imagen de su ecografía. Su bebé es muy pequeño aún pero ahí está, como un pequeño frijolito.
Robert pasa su mirada entre el regalo y el omega. Y cuando al fin ha tenido suficiente y ha asimilado la buena noticia, el alfa salta de su asiento y se abalanza contra Harry, cargándolo en sus brazos y besándolo con vehemencia. Harry rodea su cadera con las piernas y se aferra a su enorme cuerpo. Siempre se ha sentido tan pequeño y vulnerable en los brazos de Robert.
—Mi amor —el alfa le limpia las lágrimas de las mejillas y lo vuelve a besar—. No sabes cuánto había deseado esto. Te prometo que todo será muy diferente a partir de ahora. —Le asegura y lo deja de pie para entonces arrodillarse frente a él—. No volverás a ver al alfa de antes, omega. Cuidaré de ti y de mi cachorro con mi vida. —Musita acariciándole el vientre, viéndole con ojos brillantes debido al leve llanto—. No volveré a levantarte la mano, te lo juro. Todo cambiará para bien, Harry.
Robert le levanta la blusa para besarle la barriga, murmurando más promesas contra su piel.
Harry le acaricia la cabeza semi rapada al alfa, derramando más lágrimas e imaginando todos los bellos momentos que les esperan a ambos.
Si bien Robert no se ha comportado de la mejor forma posible, él puede aún perdonarlo, solo una vez más, por el bebé que lleva en su vientre.
Porque incluso si algo sale mal y en un futuro el alfa decide que ya no lo quiere, entonces al menos Harry tendrá a su cachorro, a su bebé junto a él, ya no estará sólo. Nunca más se volverá a sentir vacío y sin propósito.
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