Capitulo 19

Notita: Volví jaja ((: perdonen por desaparecerme por unos meses, tuve muchos eventos canónicos, problemas con mi laptop y mucha, mucha ansiedad provocada por mi trabajo y vida social. Como sea, aquí les traigo al fin un nuevo capítulo, si gustan pueden ir a releer los últimos dos antes de este para que se acuerden en que iba la fic 😅 

🧸🍯🧸

Cuando Harry entra a la habitación, se encuentra con Louis ya usando lo que parece ser su ropa para dormir.

Unos shorts azules por encima de la rodilla y una playera negra oversized con un estampado en la parte de atrás que falla en reconocer. La verdad es que no tiene la pinta de ser un pijama como tal.

Louis se gira y lo recibe con una sonrisa tranquila. —Hola, ¿todo bien con Andy?

—Sí, seguí todas las instrucciones, se lavó los dientes, le coloqué su pijama y lo arropé bien. Espero que pueda dormir a gusto y sin problemas.

—Lo hará —el alfa se aproxima hacia él hasta rodearle la cintura con un brazo—. Tu aroma se convirtió en su tratamiento predilecto para su insomnio. —Ladea su cara lo suficiente como para absorber una buena porción de las feromonas sobre el cuello del omega—. Y se ha convertido en mi adicción también...

Comienza a besar la sensible zona, arrastrando los labios hasta casi llegar a sus clavículas, el omega se estremece y disfruta de la sensación, aferrándose a los hombros de Louis mientras este sigue embriagándose con su aroma.

Sin embargo, cuando las manos del alfa intentan deslizarse al interior de sus pantalones, Harry lo sujeta de las muñecas para detenerlo. Louis gruñe bajito en respuesta.

—Perdón, omega, no pretendía incomodarte... no quiero que pienses que solo quiero-

—No es eso. No me sentía incómodo en absoluto. —Admite sin pena—. Pero si seguías adelante yo ya no habría podido contenerme y... necesitamos hablar primero. Dijiste que lo haríamos.

Observa que la expresión en el rostro de Louis cambia al instante, y exhalando pesadamente, el alfa asiente en silencio.

—Tienes razón, no pensaba evadirlo, solo... me deje llevar por el momento supongo.

—Culpa de los dos.

—No realmente, amor. No es culpa tuya oler tan malditamente bien.

Oh, bastardo adulador.

—Bien, ehm, ¿quieres cambiarte primero? Le pedí a mi hermana que me ayudara con algunas compras para ti —se adentra la lo que debe ser el closet y regresa con algunas bolsas de papel—. La verdad no he visto que hay aquí, pero quiero creer que todo es de utilidad, Lottie me dijo que lo sería.

Harry siente algo de emoción inundando su pecho, no sabe la razón, pero Louis le parece sumamente tierno y encantador cuando hace ese tipo de cosas por él.

Para su primera noche juntos en la habitación del alfa. En su hogar. Entre las sábanas que seguro huelen a esa canela intensa que tanto lo marea.

Detente Harry, calma esos pensamientos. Luego, luego, luego.

Cuando le entrega las bolsas, ambos se quedan mirándose fijamente por unos cuantos segundos, es evidente cuál es la pregunta por responder.

Y gracias al cielo, Louis lo capta antes de que él tenga que decirlo.

No es como si no hayan hecho cosas que involucran la semi desnudez, pero Harry no se siente aún tan en confianza como para simplemente cambiarse frente al alfa así como así.

—Oh, claro. Sí, uhm, que tonto, ni siquiera te he mostrado propiamente mi habitación. —Louis se rasca la ceja—. Aunque bueno, no es nada del otro mundo.

Harry pasea su mirada por el lugar, analizando rápidamente las paredes y los muebles. Todo liso y uniforme, sin color. Es tal y como se lo imaginaba que sería.

Simple. Sombrío.

—Como ya lo notarás, la decoración y esas cosas no son lo mío. —Dice el alfa encogiéndose de hombros—, como casi no paso tiempo aquí no le doy prioridad a colocar telas, cuadros, figurines y todo eso.

Harry asiente. —Tiene sentido.

—Puedes usar el vestidor del closet para cambiarte o el baño. O ambos. Usa lo que quieras y siéntete como en casa, por favor.

—Gracias, no me tardo.

Louis le da un piquito en los labios, se sienta sobre la cama a revisar su celular y Harry opta por usar el cuarto de baño.

Al abrir las bolsas se sorprenden al encontrarse con una variedad de artículos. Hay un par de conjuntos de shorts con camisitas de tirantes adornados con un bonito moño en la parte del escote. Saca también tres hermosos camisones, la textura de la tela es suave al tacto y tiene una caída delicada gracias al velo transparente que termina en lindos holanes.

Le encantan, el gusto de Lottie es bastante similar al suyo, y lo confirma aún más al encontrarse con unas preciosas sandalias en tono lila y una bata del mismo color, de esas para colocarse encima cuando debes salir por alguna razón de la habitación.

Resguardados en la parte del fondo de la última bolsa, la más pequeña, Harry saca un par de bellos -y sexys- conjuntos de lencería para omegas, todo encaje y acabados franceses. Una vez más se pregunta si eso último habrá sido pedido de Louis o cosa de la intuición de Lottie.

El omega se decide por uno de los camisones, uno color crema que le queda perfecto a su cuerpo, al observarse en el espejo no hace más que sonreírle a su reflejo, dios, ¿hace cuánto no se sentía así de bien solo con probarse ropa nueva?

Debajo del camisón se ha dejado sus mismas bragas del día puestas, siente que la ropa interior nueva está destinada a ser usada para otra ocasión. Una en donde Louis y él vayan a dar el siguiente paso.

Se lava los dientes, el rostro y cepilla un poco sus largos rizos. Está satisfecho con el resultado. Se calza sus sandalias nuevas y sale del cuarto de baño.

La cara de Louis es un poema cuando lo ve, sus ojos lo recorren de pies a cabeza y seria tonto no admitir que está siendo admirado con cierto deseo, como si Louis tuviera hambre de él.

—Te ves precioso, omega. Ese camisón resalta tus... —traga saliva—, es decir, ehm, favorece tu belleza, todo tú.

Harry suelta una risita, sabe muy bien a qué parte se refería Louis por el lugar en el que su mirada estaba puesta, pero aunque no lo haya dicho, se le hace tierno el cumplido.

—Gracias, tu pijama también te favorece mucho. —No miente en absoluto, aunque el atuendo para dormir de Louis parece improvisado, el alfa se ve igual de atractivo. Así se ponga la más horrible combinación de prendas, Louis seguirá luciendo guapísimo.

—Oh —se tira de la playera con desinterés—. Tengo que ser honesto contigo, amor. Yo solo tomé esta ropa al azar, no es mi pijama.

—¿Entonces qué usas para dormir?

—Nada, yo duermo en boxers o desnudo.

La saliva de Harry se queda estancada en su garganta.

—Oh —responde antes de tragar para poder decir otra cosa, aunque realmente no sepa qué—. Eso fue...

—¿Atrevido?

—No, solo no me lo esperaba. Eres muy directo al decir las cosas. —Se ruboriza—. Me pones nervioso a veces y el saber que sueles dormir así no me benefició precisamente.

—En ese caso, será mejor que no sepas las cosas que pensé hacerte en cuanto te vi con el camisón.

Ahí está de nuevo, tener que apretar las piernas debido a un cumplido de esa naturaleza tampoco era algo que Harry esperaba hacer.

Louis lee su lenguaje corporal y ladea una sonrisa.

—Ven, vamos a la cama.

El alfa apaga la luz principal y enciende la luz tenue de la lampara sobre la mesita de noche, brindando calidez a las paredes de la habitación. Entonces hace a un lado las mantas de la cama para deslizarse dentro, dejando el espacio perfecto para que Harry haga lo mismo.

—Ven, omega. —Le pide, ofreciéndole su mano.

Harry la acepta y se acurruca contra el cuerpo de Louis; es instintivo, el alfa permite que el omega se recueste al lado suyo, colocando su cabeza sobre su pecho, sus piernas se entrelazan y el brazo de Louis se envuelve en la cintura de Harry.

—¿Cómodo? —Pregunta el alfa.

—Mucho.

Louis besa su frente y Harry toma un profundo respiro, regodeándose en su aroma a canela.

—Estuviste algo tenso durante la cena. Créeme que no hay razones por las que tengas que agobiarte.

—Lo siento, es que... todo fue tan repentino. Tú estabas casi en shock, lo vi en tu cara.

—No creía que Troye tuviera la audacia de presentarse así como si nada, después de tres malditos años. Tenía tanta ira acumulada en el momento, la presencia de Andy fue lo único que me contuvo de no agarrarlo del brazo y sacarlo a la fuerza de ahí.

Harry comienza a trazar caricias sobre el pecho del alfa, se ha puesto rígido al recordar lo relacionado a Troye.

—Fue mi culpa, debí haber tomado más precauciones.

—Louis, ¿Cómo ibas a adivinar que-?

—El conserje del edificio ya me había avisado que un desconocido había preguntado por mí. Era él, misma descripción física. —Admite con cierto desprecio—. Joder, después de todo lo que hizo, aún tuvo el descaro de regresar e incluso exigirme cosas.

Harry levanta un poco su cabeza para tener una mejor visión del rostro del alfa, sus cejas han vuelto a fruncirse, está claramente enojado y Harry sabe que viene la parte importante -y preocupante- del relato.

—¿Qué es lo que quiere?

Louis suspira. —Creo que ya lo intuyes.

Lo hago. —Quiere a Andy.

El alfa asiente en silencio. —Está jodidamente loco si cree que le voy a permitir verlo. No dejaré que se acerque a mi cachorro.

Su respuesta es una de las cosas que Harry esperaba oír, sin embargo, su mente no puede dejar totalmente de lado el tema de Troye. Aún no.

—Es tan extraño, la manera en la que simplemente decidió venir a buscarte. Después de lo que me contaste, de como te dejó a Andy y desapareció sin darte más explicaciones. Me imagino que al menos trató de hacerlo esta vez.

—Lo hizo. —Una sombra de indignación se posa sobre su cara, Harry casi puede ver la escena recreándose en su frente—. Se justificó diciéndome que había caído en una puta depresión y que no sabía qué hacer, que había dejado a Andy conmigo porque era su opción más segura... vaya mierda de excusas.

—¿Depresión? —Harry pregunta, esa palabra golpea en su parte sensible—. ¿Depresión post parto acaso?

—Ajá, ¿puedes creerlo? Como si eso lo redimiera de todo.

—Él... uhm, ¿cómo fue que te describió lo que pasó? Es decir, su versión de la historia. —Harry necesita saber más antes de opinar o decidir no hacerlo ya que Louis parece estar bastante ajeno a lo relacionado con los omegas y la depresión post parto.

—No me dio demasiados detalles, solo que, cuando estaba embarazado se alejó por miedo a mi rechazo y que después de dar a luz fue un infierno para él, que estaba desesperado, sin ayuda y que incluso Andy corría peligro estando con él. Se supone que no tenía idea de eso de la depresión hasta que buscó ayuda y fue diagnosticado. También dejó su trabajo como —se detiene un momento— acompañante. Quiere una oportunidad, dice que ha cambiado el rumbo de su vida por Andy. Me negué en absoluto a esa posibilidad, le dejé en claro que mi hijo no lo necesita porque nos tiene a nosotros. —Una esquina de su boca se levanta en una leve sonrisa ante la mención de ese nosotros—. Aún así me insistió y me dejó su número sobre una cajetilla de fósforos que me dio. Igual no le servirá de nada, no pienso exponer a mi hijo a una situación como esa. Troye es un completo desconocido para él.

Y sí, aunque pueda parecer algo irrelevante, el parecido físico ayuda a que un pequeño le sea más sencillo acercarse a un familiar que jamás ha visto.

Andy no se parece a Troye.

—Por lo que pude ver, Andy no sacó ninguno de sus rasgos —le dice y mira al alfa con detalle—. Solo los tuyos, tiene tus ojos, el cabello castaño oscuro, tu nariz, tus labios finos... tu sonrisa. Es como una copia en miniatura de ti.

Confirmando lo que Harry acaba de decir, Louis sonríe con orgullo, es igual a como Andy lo hace, con esas diminutas arrugas al lado de sus ojos.

—Que te digo, los genes Tomlinson son de los más dominantes. En más de un aspecto. —Añade en voz sugestiva.

Harry finge una tos para recomponerse, no quiere distraerse y cambiar de tema cuando aún falta de resolver lo que le aqueja.

—Y... ¿qué es lo que le dijiste a Andy sobre Troye? Es decir, sé lo que él dice, Andy cree que su madre no existe y se fue, pero me causa curiosidad el saber cómo llegó a esa conclusión.

Louis se encoge de hombros. —Fue exactamente eso, cariño. La terapeuta me ayudó un poco pero en palabras simples le dije que no todos los cachorros conocían a su madre y que era normal tener solo un papá. —El alfa cubre su mano con delicadeza—. Además, gracias a ti ha mejorado tanto, ha creado un vínculo especial contigo, y no pienso arruinarlo todo solo por ese idiota. Punto.

Harry se reacomoda, recargándose más contra el pecho del alfa de modo que ahora puedan verse a los ojos todo el tiempo.

—¿Qué pasa, amor? —Louis pregunta.

—Escucha, Andy es tu cachorro, sé que quieres lo mejor para él y al final sólo tú sabrás qué es lo correcto. —Toma una bocanada de aire—. Pero creo que... hay algo aquí que no estás considerando, al menos no desde la mejor perspectiva. Y si me lo permites, yo podría dártela.

Es claro que el alfa está intrigado por la forma en que este lo mira pero después de unos instantes asiente. —Dime, cariño. ¿Qué es?

—En mi último año de universidad, nos mandaron a hacer unas prácticas profesionales a varios lugares, uno de ellos fue un hospital, en el área de pediatría y atención especial para omegas madres. No tienes idea de la cantidad de casos de omegas con depresión post parto que presencié.

Louis desvía su mirada por un segundo hacia un lado, ya debe saber a dónde trata de ir con todo esto. Le resulta incómodo al alfa, sí; pero la empatía que Harry siente como omega por Troye le dicta que debe continuar, de lo contrario no podrá estar en paz.

No cuando es un tema tan susceptible para él. No cuando es un tema tan susceptible para tantos omegas que han pasado por lo mismo, rodeados de incomprensión.

—Claro que yo ya conocía del tema, pero aún así era tan triste ver la cruda realidad por la que atravesaban tantos omegas. —Harry recuerda muy bien los llantos, las peticiones desesperadas por ayuda y sobre todo, la indiferencia de las personas—. Ellos no entendían por qué se sentían así de mal si su embarazo y parto habían transcurrido con normalidad. No comprendían la razón por la que rechazaban a sus cachorros. No sentían esa conexión y todo empeoraba porque sus alfas, sus familiares, sus amigos, incluso las propias madres de esos omegas les culpaban. Era horrible.

Harry niega con la cabeza y lucha contra el nudo en su garganta. Louis parece percibir lo emocional que se ha puesto y aprieta su agarre en su espalda baja, dibujando círculos con sus pulgares, tratando de consolarlo.

—Los omegas pasan por tanto cuando se embarazan, es... esa ilusión de ser madres la que los motiva a sobreponerse a tantos cambios físicos y emocionales. Ahora imagina el infierno por el que pasan cuando todo eso que pensaban que sería su maternidad resulta ser doloroso y traumático. Un sueño convertido en pesadilla.

Sorbe por la nariz y respira hondo.

—La depresión post parto es real, Louis. No es solo... un pretexto o un drama pasajero como muchos lo acusan de serlo. Lo que te dijo Troye sobre esa sensación de sentirse desesperado, de no soportarlo al grado de dejar a Andy contigo porque no estaba seguro con él... todo eso y más les sucede a los omegas con depresión.

Louis traga saliva visiblemente, tiene la mandíbula tensa y Harry lo puede interpretar como que está avergonzado por haber pasado por alto un tema tan delicado.

—Y te estoy hablando de casos donde la mayoría de los omegas tenían alfa, familia; si Troye estuvo solo todo el tiempo... su suplicio debió ser mucho mayor.

Una lágrima al fin escapa por su mejilla, puede parecer ridículo el llorar por alguien a quien ni siquiera conoce, pero no para él, no para su omega que ha vivido tan afectado por los tormentos de la maternidad.

Louis limpia su lágrima con ternura.

—En fin, no te conté esto porque quiera abogar por Troye, no lo conozco ni sé nada de su relación contigo. Yo sólo necesitaba que no ignoraras la realidad de la depresión post parto y lo mucho que llega a afectar a un omega, a alguien como yo, de mi casta.

Louis asiente, cabizbajo, y se impulsa para darle un piquito en los labios. —No tenía idea, amor. No... no sabía que- es decir, diablos, debiste haber pensado que era un idiota insensible ¿no?

A Harry se le escapa una risita. —No, solo estabas en ese hueco mental que tienen todos los alfas cuando asumen cosas que solo les conciernen a los omegas.

—Aún así, lo siento. Estaba... todavía estoy tratando de procesar todo y de verdad aprecio que te intereses tanto por esto, por mí, por Andy.

—Yo sólo quiero que estén bien, y como te lo dije, tú eres quien tiene la decisión final, piénsalo un poco más, medítalo. —Descansa sus brazos sobre los hombros del alfa—. Eres un buen padre, Louis, y sé que harás lo que consideres mejor para Andy. Y yo te apoyaré, porque ese cachorrito se ha colado muy al fondo de mi corazón, al igual que su padre.

Louis cierra el diminuto espacio entre ellos con un beso. Le rodea la cintura con el brazo e invierte rápidamente las posiciones, dejando al omega ahora debajo de él.

El tierno y suave beso en el que ambos se habían fundido se torna apasionado al pasar unos cuantos segundos, Louis presiona su pelvis contra la suya, haciéndole obvio el grado de excitación en el que se encuentra con tan solo los besos y mimos que han compartido en ese breve espacio.

—Eres tan bueno conmigo, amor. Tan jodidamente bueno —Louis comienza a besarle el cuello, usando su lengua para recorrer pequeños tramos de piel—. Mi omega, mi amor... quiero hacerte sentir bien, ¿me dejarías? Quiero intimar contigo esta noche.

El alfa toma posesión de sus labios otra vez y restriega su entrepierna contra la suya, logrando beberse un gemido de la boca de Harry.

El omega sabe que no lograría resistirse a los avances de Louis, no cuando su propio cuerpo le exige que se entregue pues ha comenzado a humedecer las bragas, y después será el camisón si no hace algo al respecto.

Quiere estar con su alfa pero al mismo tiempo siente que no es el momento para hacerlo. No aún.

—Louis... —jadea en su boca—, no creo que debamos... no es el lugar idóneo y-

—No voy a tomarte aquí, Harry. —Le interrumpe—. Yo quiero que nuestra primera vez juntos sea en un lugar especial, sin prisas o restricciones. —Sonríe con malicia—. Además, para todo lo que quiero hacerte, necesitamos estar completamente a solas... no quisiera alarmar a los vecinos, te escucharían gritar y-

Harry le cubre la boca con su palma, Louis se la besa al instante y ambos terminan riéndose como dos cómplices. Louis es un coqueto y sus palabras solo le estaban causando más estragos allá abajo.

A ambos, en realidad.

—Es que... —Harry se excusa, retirando su mano— dijiste que querías intimar contigo y yo pensé-

—Oh, amor, hay tantas formas en las que un alfa puede intimar con su omega sin necesidad de solo follar. Y yo me encargaré de enseñarte todas y cada una de ellas. Confía, mi amor. —Le pide entre ardientes besos—. Confíame tu cuerpo y juro llevarte siempre al paraíso.

Harry se pierde unos minutos en los brazos del alfa, en la manera en que lo besa y lo acaricia.

—Lo deseo también... mucho, pero Andy... ¿qué tal si despierta o algo? ¿y si viene aquí?

—Tranquilo —murmura y delinea sus labios con el índice—. Su habitación tiene instalado una especie de monitor que me avisa cuando enciende las luces o abre la puerta —le explica— y vaya que ha sido de gran ayuda para mí, me envía alarmas al celular y así sé cuando se ha despertado o algo le pasa.

Oh. Claro. Eso fue lo que dejó activado la noche en la que lo llevó a casa la primera vez. Así estaba al pendiente de su cachorro en lo que regresaba. A Harry no le sorprende que el alfa tenga ese tipo de precauciones, al contrario, le alegra. Muchos padres quitan los monitores de bebé cuando sus hijos aprenden a caminar.

—No pasará nada. Relájate, amor.

Lo hace, asiente conectando sus miradas antes de perderse en el vigor de su encuentro. Le abre las piernas y las engancha a la cadera del alfa para acercarlo más, para no perderse ni un instante de esa deliciosa fricción causada por lo duro que se ha puesto.

Louis abusa de su boca con brío, a su gusto y placer, lo toca con sapiencia, como si llevara años conociendo cada parte de su cuerpo, encajando en cada curva y rincón.

El alfa ahora besa su cuello, esta vez deslizando los tirantes del camisón, jalando la prenda hacia abajo y dejándola a la altura de la cintura del omega.

Sus pechos quedan libres y Harry se muerde el labio por la anticipación, respirando entrecortadamente y viendo como su alfa se lo come con la mirada.

Está más que mojado, tan dolorosamente excitado que sabe que podrá correrse con facilidad esa noche. Así de fuerte es el impacto que ese alfa tiene sobre él.

—No sabes cuanto me gusta esto —musita Louis en su oído mientras que con sus manos se encarga de apretarle ambos pechos.

Harry puede sentir la erección del alfa rozando sólida y cálida contra la cara interna de sus muslos.

—Creo que puedo darme una idea. —Su risa se corta con un gemido cuando Louis se lleva el pezón derecho a la boca, estimulando el restante con la áspera palma de su mano.

El omega hace por ver hacia abajo, porque quiere llevarse una muy buena imagen mental de lo que Louis le está haciendo antes de que las sensaciones lo sobrepasen y le sea imposible volver a abrir los ojos.

Y lo que logra ver en ese momento es pura arte del erotismo. Observa como las venas se marcan con claridad en las grandes manos del alfa mientras amasan sus tetas, podría gemir agudamente con tan solo esa visión, eso sin contar la forma en la que Louis parece estar alimentándose de sus pezones, succionando con vigor mientras le mira con esos penetrantes esos azules.

Llenándose de lo que él y sólo él le puede hacer.

Sus gemidos no tardan en rebotar contra las cuatro paredes que los encierran y que atestiguan su pasional e íntimo encuentro. Louis tenía razón, lo que le está haciendo es tan o más íntimo que solo follárselo. Está adorando esa parte tan erógena de su cuerpo con su boca y sus manos mientras le confiesa con susurros lo mucho que está disfrutando hacerlo.

Lo mucho que está disfrutando el darle placer a él.

Su espalda se arquea y Louis aprovecha ese movimiento de su cuerpo para sacarle las bragas con facilidad.

—No queremos estropearlas, ¿verdad? —parlotea confiado—. Oh, me falta esto. —Comenta, despojándolo del camisón.

Louis se hace espacio también en la cama, apartando las sábanas a un lado, dejando como único cobijo, la calidez que emana de sus cuerpos.

Harry yace ahí, completamente desnudo, expuesto, de piernas abiertas frente al alfa, quien, parece no tener intenciones de desnudarse.

Mejor así. Se sorprende pensando el omega, nunca creyó que lograría calentarle la idea de que un alfa lo toque bajo esas circunstancias.

De alguna forma, lo entiende como que esa noche se tratará sólo de él.

Louis va besando desde su vientre hasta situarse de nueva cuenta sobre sus pechos, tomando su pezón con su boca, primero rodeando la areola con su lengua para después succionar con fuerza, abarcando gran porción del suave montículo.

—Aah —gime agudamente, contrayendo placenteramente su rostro y su cuerpo, todo a merced de su alfa—. Louis...

Ante la mención de su nombre, el ojiazul introduce dos de sus dedos en su lubricada entrada. No había necesidad de prepararlo cuando se encontraba ya tan mojado y dispuesto gracias a la estimulación de Louis sobre sus pezones.

La súbita intrusión y la habilidad del alfa para encontrar rápidamente su punto dulce le provocan gimotear por lo alto, uno de sus puños se va directo al cabello de Louis mientras que con el otro se agarra a las sábanas.

Louis va de un pecho a otro, chupándolos y gruñendo con posesión sobre estos, marcando un agonizante ritmo con sus dedos entrando y saliendo con ímpetu de él.

El orgasmo no tarda nada en llegar, Harry se eleva y colapsa, estallando entre un montón de sonidos punzantes, caricias bien intencionadas y afectuosas que lo transportan de regreso al lugar en donde está: en los brazos de Louis Tomlinson.

—Amor... —Louis le saluda en cuanto abre los ojos—. ¿Todo bien? ¿Te gustó?

Harry podría bien ronronear. —¿Gustarme? Eso no es nada a como me hiciste sentir —le toma el mentón y lo besa—. Fue espléndido, alfa.

Louis sonríe, satisfecho y le da un pico más antes de levantarse e ir hacia el baño, murmurando un "ya vuelvo" cerca de su oído.

Harry se mira el vientre, está parcialmente cubierto con los restos de su orgasmo, al igual que parte de una sábana. Louis regresa con una toalla húmeda en mano y se arrodilla entre sus piernas para limpiarlo con suavidad. No cruzan palabra alguna, pero mantienen ese recóndito contacto visual en todo momento.

Una vez hecho, le pasa sus bragas y le ayuda a ponerse el camisón.

—Ponte cómodo, amor. Ya vengo. —Dice abriendo las cobijas para que Harry se deslice entre ellas.

—¿A dónde vas?

—No tardaré, sólo necesito darme una ducha rápida.

Oh.

—Estoy bien, omega. —Louis comenta cuando lo atrapa mirándole la entrepierna con preocupación—. Tenía que pasarme —se ríe— pero nada que no pueda solucionar con agua fría.

Harry hace un leve puchero. —Aún así me angustia, ojalá me dejaras ayudarte...

—Oh, lo harás. Pero si voy a anudar, quiero que sea dentro de ti. —Musita con esa voz grave que tiene—. Pronto.

Y ahí está de nuevo el omega, teniendo que apretar las piernas para controlarse tras la promesa de su alfa.

Después de un rato, Louis se desliza detrás suyo en la cama, oliendo de maravilla, a canela fresca. El cuerpo del mayor se amolda a la perfección con el suyo, sujetándolo de la misma forma en la que durmieron en aquella primera ocasión. Dos cucharitas perfectas. El alfa le besa sus rizos y le murmura un tierno "dulces sueños".

Y es todo lo que le basta para caer rendido a los mismos.

🧸🍯🧸

El sueño ligero de Louis es el que le permite despertarse al segundo timbre proveniente de su celular.

Es la alarma de la habitación de Andy.

Sacude un poco su cabeza y se talla los ojos con su mano libre. ¿Qué habrá pasado?

Harry sigue profundamente dormido, pero no seguirá así si no apaga la alarma, retira el brazo de su cintura, con cuidado para no despertarlo y enciende la lamparita de noche. Agarra el celular y desactiva el sonido.

Hay dos notificaciones del sistema de alarma: "Movimiento" y "luces", lo cual significa que su cachorro se ha levantado de la cama y ha encendido la luz principal de su habitación.

Que extraño. No había pasado nada de esto desde Harry.

Como si lo hubiera llamado con el pensamiento, el omega se despierta y se estira sobre la cama.

—¿Louis? —suelta al terminar un bostezo—. ¿Qué pasó?

—Es Andy, amor. Se despertó, iré a ver qué le pasa, seguramente alguna pesadilla. —Se calza unas sandalias y le da un beso en la frente—. Vuelve a dormir, omega.

—¿No quieres que vaya contigo? —pregunta con esa preciosa cara llena de preocupación por Andy—. Podría ayudarte a arrullarlo o algo.

Él niega. —No te preocupes, estoy seguro que solo tuvo un mal sueño. Lo meteré en la cama y me estaré un rato con él, aunque si no funciona, recurriré a tus magníficos dones de persuasión con cachorros.

A Harry se le marcan sus hoyuelos. —Bueno. Ve, estaré al pendiente.

Medio minuto le toma el llegar hasta la habitación de su hijo. Al entrar, lo encuentra sentado sobre el tapete de juegos, abrazando su oso de Winnie Pooh.

—¿Qué ocurre, cachorro? —se deja caer junto a él y le revuelve el cabello castaño con cariño—. ¿Tuviste un mal sueño?

Andy asiente, con su carita enfurruñada, tallándose los ojos y haciendo pucheros. Es jodidamente adorable.

—Oh, pequeño. Ven aquí —Louis extiende sus brazos—. Vamos de regreso a la cama, no pasa nada. ¿Quieres que me quede un rato? ¿Hasta que te duermas? ¿O te cuento una historia? Creo que tu favorita es-

—¿Papi? —Andy le interrumpe.

—Dime, cachorro.

—Yo, uhm. Yo quiero a mami, por favor. —Le pide con ojos suplicantes—. Quiero que mami venga.

🧸🍯🧸

Notita: Volvemos a las actualizaciones cada tercer día.

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