Capítulo 11

No son muchas las ocasiones en las que Louis ha tenido que admitir que se equivocado con algo relacionado a su vida.

Son casi nulas, de hecho.

Sin embargo, en ese preciso momento, teniendo a Harry rodeándole las caderas con sus piernas y besándolo con intensidad, Louis tenía que admitir que había cometido un error cuando había llegado a pensar que nunca encontraría a un omega que lo hiciera sentir así; tan feliz, motivado y apasionado.

Posesivo.

Porque así era justo como su alfa también se sentía, cosa que jamás había ocurrido antes con ningún otro omega.

Pero con Harry... su alfa está vuelto loco. Sólo quiere tocarlo, besarlo, sentir su piel contra la suya, su calor corporal... su olor.

Y esas emociones son todas nuevas para él, le está costando controlarse en cada aspecto.

Se está esforzando no sólo en contener ciertos impulsos sino también en tratar de ser y darle su mejor versión a Harry.

Al omega que su alfa tanto quiere y desea tener en su vida.

Un omega que podría ser la madre perfecta para su pequeño cachorro.

Y eso último no ha sido algo que él dedujo sólo basándose en la grandiosa relación que han establecido Harry y su cachorro, sino también por las propias acciones de Andy.

Algo que aún no se había atrevido a contarle a Harry pues no quería ejercer ningún tipo de presión, pero vaya que Louis había quedado impactado por la situación. Y es que, desde ese día de la feria, Andy había identificado a Harry como su madre.

No directa ni conscientemente; más bien, Louis creía que había sido el instinto de Andy el principal culpable de ese evento pues por las noches, con Andy estando más que sumido en el sueño, el alfa había escuchado, claramente y en varias ocasiones, como su pequeño hijo olfateaba la mantita de Winnie Pooh y murmuraba la palabra "mami" en repetidas veces.

Era obvio, su bebé reconocía el olor a bombones de Harry e inconscientemente lo relacionaba con el cariño y calor que solamente una madre le puede otorgar a su cachorro.

Andy se sentía seguro y amado por Harry; por ese mismo omega que él adora.

Al alfa ya solo le quedaba esperar y esforzarse para que todo en su cortejo con Harry saliera bien, que este lo aceptara como su novio y alfa. Como una pareja estable y duradera.

Sus manos reafirman su agarre sobre el trasero del omega para no dejarlo caer pues los besos entre ellos no han cesado y tampoco las caricias, Harry está disfrutando bastante de revolver su corto cabello castaño al parecer.

Louis seguiría sin problemas esa sesión de besos en esa posición de no ser por la inevitable reacción que su cuerpo tendrá si continúan así. Se pondrá duro, eso es de ley, y estaría bien si ellos ya hubiesen avanzado a esa parte de su cortejo, pero la verdad es que no lo han discutido y Louis no quiere poner a Harry incómodo.

De pronto, el timbre de su celular interrumpe el afectuoso momento entre los dos, Harry sonríe contra su boca y ambos se separan, el rostro del omega luce más que tentador, todo bonito, sonrojado y con los labios hinchados por los incesantes besos.

Louis lo deja de pie sobre el césped, movimiento que hace que la falda de su vestido se suba un poco, revelando más piel. El alfa aparta la vista para evitar excitarse de esa forma inapropiada y Harry simplemente hace por alisarse la tela y peinarse nerviosamente el cabello con las manos.

Saca el celular de su bolsillo y resulta ser quien pensaba, es Lottie; debe estar llamándole para reportar el estado de Andy.

—Hola, Lots —la saluda sin apartar la mirada del omega enfrente suyo.

—¡Hey! —responde ella con voz cantarina—. ¿Cómo están tú y mi fututo cuñado? ¿Se la han pasado bien?

El alfa se felicita por haber desactivado el altavoz; lo directa que es Lottie a veces es demasiado para algunos.

—Demasiado bien, de hecho. Ya estamos en la casa, en el jardín.

—¡Genial! Oye, y ¿ya le diste su sorpresa? ¿le gustó? Mira que esa canastita sólo tiene lo mejor de lo mejor, eh. Me aseguré de ello.

—Sí, lo sé. A Harry le gustó mucho. —El omega parece entender a qué se refiere pues asiente con una sonrisa en cuanto lo escucha decir eso.

Y de paso levanta su canasta de regalo del pasto para ver más a detalle lo que contiene.

—¿Y cómo está mi cachorro? —lanza la pregunta con verdadera curiosidad.

—Está perfecto. Es increíble lo bien que se comporta desde que Harry apareció en su vida. Aunque ahora que lo pienso, los dos han cambiado para bien, tú igual eres menos berrinchudo y necio que antes.

—Muy graciosa, Lots.

—Sabes que en parte tengo razón, amargado. —Se ríe—. En fin, solo llamaba porque mi sobrinito estaba muy insistente en hablar con ustedes. —Unas risas chillonas se escuchan al fondo de la línea—. ¿Verdad, bebé?

El cachorro responde con un "sí" muy agudo y el alfa ahora sí activa el altavoz para que Harry pueda escucharlo.

—¿Hola? ¿Andy?

—¡Papiiii! —saluda el pequeño con efusión.

—¿Cómo estás, cachorro? ¿Te has portado bien con tu tía Lottie?

Harry se pone al lado suyo para platicar mejor con Andy.

—Yo estoy bien, papi. He sido bueno con tía, le ayudé a hacer comida y a secar platitos. ¿Harry sigue contigo, papi?

—Sí, hijo. Aquí está, saluda.

—¡Harry! —lo llama alegremente—. ¿Te ha gustado pasar el día con papi?

Las sonrisas en sus rostros hablan por si mismas. Si Andy los pudiese ver, no estaría haciendo esa pregunta.

—Hola, bebé. —Dice Harry dulcemente—. Me ha encantado estar con tu papi. Me ha tratado muy, muy bien. Sólo que te he extrañado, Andy. Mucho.

—Yo también, Harry. Te extraño. Umm, pero estás feliz con papi y eso me hace feliz a mí también. —Confiesa con honestidad, Louis sabe que no está mintiendo, tuvo una pequeña charla con su pequeño al respecto—. Yo, uhg, yo le dije a papi que fuera bueno y te tratara bonito porque tú eres bueno con nosotros y te quiero mucho.

La claridad de sus palabras y lo bien que se expresa para su corta edad tiene al alfa mayor asombrado. Y orgulloso.

Harry se conmueve y su mirada se suaviza, Louis ha notado que esa es una reacción común y constante en el omega cada vez que su cachorro habla con él.

—Oww, mi bebé hermoso. Yo igual te quiero, te quiero muchísimo.

—¡Yo más! Y ya mañana nos vamos a ver otra vez, Harry. Por eso no estoy triste. —Titubea un poco—. Uhmmm, pasa bonita noche con papi.

Ups, eso último Louis no se lo había dicho del todo a Harry. Estaba un poco ambigua la parte de pasar la noche juntos o no, así que Louis había planeado esperar y dejar que las cosas fluyeran para que entre ambos lo decidieran al final del día.

Pero su cachorro se adelantó mucho en los hechos.

Aún así, Harry no se inmuta, simplemente curva su sonrisa y mira hacia el nido improvisado.

—Gracias, Andy. Duerme temprano y bonito. Mañana nos vemos, ¿sí?

—¡Síí! Mañana, mañana. —Canturrea a modo de canción.

—Bueno, pequeño. —Habla Louis de nuevo—. Obedece a tu tía, lávate los dientes y vete a la cama temprano, ¿está bien?

—Sí, papi.

—Te amo, cachorro. Hasta mañana.

—Hasta mañana papi y Harry. Los quiero mucho. —Se despide cariñosamente y cuelga.

Louis mira la hora en su celular antes de guardarlo en su bolsillo; tiene el tiempo perfectamente medido para las actividades restantes del día.

—Nunca me cansaré de decirlo, que cachorrito mas adorable es Andy. —Comenta Harry con voz blanda.

—Lo es. Pienso llevarlo al parque mañana, la semana pasada se quedó con ganas de subirse en el balancín. Espero nos acompañes tú también, Andy y yo queremos pasar el domingo contigo. —Le explica, esperanzado.

Harry le observa por unos segundos antes de acercarse para darle un casto beso en los labios. —Claro que me quedaré con ustedes.

—Perfecto entonces. —Le da un beso más y le quita el peso de la canastilla de las manos—. La llevaré adentro, ¿sí? Me llevaré tu bolso también para que no se quede aquí afuera.

—¿A dónde vas?

—A traer el chocolate, no me tardo. Tú ponte cómodo mientras. —Le indica señalándole el interior de la carpa.

—¿No quieres que te ayude? —Ofrece el omega con cierta incertidumbre, entendible piensa Louis, ha de creer que las actividades culinarias siguen siendo complicadas para él, no confía.

—No, tranquilo. Yo me encargo, soy el alfa que te está cortejando ¿recuerdas? Así que debes dejar que yo me ocupe de complacerte hoy. —Su mirada se posa sobre su cuello por un momento—. En más de un sentido, si así lo deseas.

Harry abre mucho los ojos ante eso y sus dientes atrapan su labio inferior, ruborizado.

—Ya vuelvo, omega. —Le besa la mejilla y se echa a andar a paso veloz hacia el interior de su casa.

Deja la canasta de regalo de Harry y su bolso en la sala de estar y se adentra en la cocina. A diferencia de su apartamento, la casa en la que él creció es todo madera sólida y piedra caliza. Muy del estilo de una casa de campo. La cocina, a pesar de llevar tiempo sin ser usada, conserva su típico calor hogareño.

Louis no tuvo problemas imaginándose a Harry ahí, preparando el desayuno y luciendo hermoso a la luz de la mañana.

El alfa saca el chocolate que perfectamente midió esa madrugada para asegurarse de que salieran dos tazas grandes con exactitud. Así le sería más fácil y rápido calentarlo. También se aseguró de probarlo para ver si había aprendido bien de Harry y, a decir verdad, él estuvo satisfecho con el sabor. Espera que al omega le guste.

Con la emoción saliéndose por cada poro de su piel, Louis llena dos tazas iguales con el líquido caliente, en otro tazón coloca un puñado de bombones y en otro repiente más en forma de salero, coloca algo de canela molida; pone algunas servilletas y un par de cucharillas para revolver. Está listo.

Sale al jardín con la bandeja en manos y se encuentra con una hermosa imagen.

Harry está recostado en el nido, con su rostro en dirección a la manta entendida donde se proyectará la película. Sin embargo, y aunque el omega le esté dando la espalda, Louis se deleita admirando la bella caída de sus largos rizos sobre sus hombros, y sus piernas, sus magníficos muslos que ese vestido que lleva puesto le permite admirar, pues Harry tiene las rodillas en lo alto, dobladas a una altura perfecta para que la falda del vestido descubra aún más piel.

En cuanto Harry nota que él está ahí, se endereza un poco, jalando la tela de regreso a su lugar.

—Que bien huele —le dice admirando la bandeja—. Este olor es de mis favoritos.

Louis usa la bandeja que ya estaba dentro de la carpa para poner la taza de Harry y los complementos de la bebida.

—Lo sé. Es una bella coincidencia, ¿no lo crees?

—Sí, fue lo primero que pensé el día que conocí a Andy, esa vez me dijo que tú olías a canela.

Louis curva sus labios casi en una "v" y se dispone a sacar la bandeja que sobra de la carpa. Va hacia la mesita donde tiene colocado el proyector y enciende el pequeño reproductor DVD que tiene conectado al mismo. La película ya está dentro así que se iniciará por sí sola. Agarra el control remoto del proyector y, del cajón de la mesita, saca el diminuto sobre sorpresa.

Espera no quedar como un tonto cuando haga lo que piensa hacer.

Regresa junto a Harry y se tumba junto a él, se quita los zapatos y el omega, al verlo, termina haciendo lo mismo.

Los típicos créditos de inicio de la película comienzan a aparecer en pantalla y su alfa interno le grita que tome al omega entre sus brazos para acomodarse en el nido.

—Uhm, ¿quieres acurrucarte conmigo, omega? —pregunta Louis con cierta timidez—. Podemos poner la bandeja con el chocolate aquí enfrente de nosotros y así no tendremos que batallar para alcanzarlo.

Harry asiente de inmediato, sonriente y bello, el omega acerca la bandeja más hacia ellos hasta dejarla a centímetros de alcance mientras que Louis acomoda los cojines y almohadas de modo que él pueda recostarse de forma casi horizontal, de lado, para lograr acunar a Harry, prácticamente en forma de cucharita.

El cuerpo del omega encaja perfecto en esa posición, este pega la espalda contra su pecho y Louis pasa su brazo por su cintura; todo tan ideal que asimilan a dos piezas de rompecabezas siendo unidas. Es perfecto.

Los dos toman sorbos de chocolate a un ritmo lento, disfrutando del sabor de la combinación preferida de Harry; Louis tiene que admitirlo, nunca ha sido fan de las bebidas así de dulces, pero ese chocolate, con bombones y canela, es bastante delicioso.

Ambos disfrutan de cada parte de la película, ríen con los sucesos y problemas por los que atraviesa la protagonista, Jenna, cuando se da cuenta que su deseo de tener treinta años se cumple de la noche a la mañana.

El alfa tampoco deja pasar la oportunidad y aprovecha la posición en la que están acurrucados para acariciar con su manola cintura y el vientre del omega, viéndose recompensado con los hoyuelos de Harry, que se marcaban cada que él lo acariciaba de esa manera.

Los besos tampoco faltaron, aunque más que nada eran castos o en la mejilla, aún así, Louis disfrutó de ese momento más de lo que pensaba porque, a decir verdad, ésa era la primera vez que se tomaba en serio eso de las citas o el romanticismo.

Y joder, si había valido la pena. Totalmente.

Aún si no pasa nada más entre Harry y él, Louis está más que satisfecho; porque pasó el día consintiendo y admirando al omega más hermoso y noble que sus ojos han tenido la suerte de ver. Con eso es suficiente.

El filme llega a su fin, después de mostrar esa escena final de la boda y de los protagonistas comenzando su vida juntos en la casa de los sueños de Jenna.

Harry se remueve un poco entre sus brazos, enderezando su postura mientras él apaga el proyector con el control remoto. Louis le echa un vistazo al exterior, la luz solar ya casi se ha ido por completo y las luces con las que rodeo la carpa brillan más que nunca, dándole un mágico toque a su nido improvisado.

—¿Y bien? —pregunta Harry, luciendo adorable con los rizos revueltos por estar recostado—. ¿Verdad que es una muy buena película?

—Lo es. La disfruté más de lo que pensé. —Admite con honestidad—. Creo que puedo entender por qué es de tus favoritas.

—¿Ah, sí?

—Sí, tienes cierta similitud con la protagonista, Jenna. Pienso que al igual que ella, eres adorable, tierno, muy cautivador e ingenioso. Pero, sobre todo, me imagino que eres un soñador, con varios deseos por cumplir.

Harry forma una sonrisa, que se desvanece tenuemente antes de encogerse de hombros. —Creo que todos tenemos sueños, cosas que deseamos tener con todas nuestras fuerzas, aunque no siempre se cumplan en la realidad.

Entonces Louis saca de su bolsillo el pequeño sobre color rojo, Harry frunce el ceño en cuánto lo ve, pero distingue también un brillo curioso en sus ojos verdes.

—¿Qué es eso?

—Cierra los ojos y pide un deseo, Harry. —Le indica y abre el sobre, el omega parece entender lo que contiene pues su rostro se ilumina—. Uno nunca sabe, puede que, con la ayuda de este polvo mágico se cumpla lo que sea que desees. —Le indica, tomándose muy enserio su papel.

Harry entra en el juego, reconociendo el detalle del sobre que tiene inscrito "Polvo de los deseos" y todo, tal y como aparece en la película al comienzo.

El omega cierra los ojos, unos segundos corren y después asiente con la cabeza. Louis posiciona el sobre sobre su cabeza y sacude su contenido, causando que polvos brillantes de colores caigan sobre Harry, quien ríe y extiende las palmas de sus manos para recolectar algo de brillos ahí también.

Él abre los ojos y Louis los encuentra más resplandecientes que nunca, está ilusionado.

—¿Y tú, Louis? —le pregunta el omega detenidamente—. ¿No quieres intentar pedir un deseo tú también? Aún queda polvo mágico.

Louis deja el sobre a un lado y agarra a Harry del rostro, con una mano en cada mejilla. —No tendría sentido pedir un deseo porque el mío ya se cumplió, Harry. Yo... había estado esperando al omega de mi vida; había estado deseando encontrar a esa persona perfecta para mí y para mi cachorro. —Sonríe y limpia con su pulgar una lágrima que ha escapado del ojo de Harry—. Hace unos meses me habría reído de esto pero, creo que esto del destino y la magia es jodidamente real porque aquí te tengo conmigo. Estás frente a mí, tengo a mi omega perfecto justo frente a mis ojos, y no pienso dejarlo ir ya.

Harry cierra el diminuto espacio faltante entre ambos y une sus bocas en un beso apasionado, uno en el cuál le expresa lo que no ha podido con palabras. Louis le sigue el ritmo y se acopla fácilmente a él, dejándole que lleve la batuta por un rato antes de tumbarlo de espaldas sobre las mantas y colocarse sobre él, sosteniéndose con ayuda de sus antebrazos.

El omega lo abraza por la espalda y traza caricias en la zona, yendo hacia abajo y luego arriba hasta llegar a los hombros, los cuales delinea con las palmas de sus manos mientras que sus bocas no desisten en esa armoniosa danza que ambos dirigen con soltura.

Louis saborea el sabor del chocolate dulce en la lengua de Harry, y cuando el ardor en sus labios sobrepasa la resistencia a explorar otras zonas del cuerpo del omega, el alfa decide romper el beso para que su boca ahora se enfoque en dejar su huella sobre su estético cuello.

—Louis... —su nombre sale pronunciado en un suspiro en voz del omega al que tanto desea.

Eso no ayuda al estado en que su alfa se encuentra, loco y desesperado por marcar de alguna forma a su omega.

Pero se ve igualmente complacido cuando nota ese cambio en el ambiente apasionado y ardiente que ambos han comenzado, pues Harry huele especialmente dulce; dulce y húmedo.

El cuerpo de Harry se siente etéreamente suave debajo suyo, la falda del vestido se ha subido y ha dejado al descubierto sus tersos muslos, Louis desliza sus manos por estos, fascinándose con la sensación que eso les provoca a ambos, ayudando a su ya existente deseo por el otro.

Es más que notorio, Louis está duro y Harry está mojado.

Él sigue besando y lamiendo su cuello, bajando hasta que se topa con los botones del escote del vestido, el alfa cambia retira sus manos de los muslos del omega para ahora acunar sus pechos con sus palmas, masajeando y amasando ambos montículos, sacándole los primeros y agudos gemidos a Harry.

—¿Puedo tocarte más, omega? —pregunta con voz entrecortada—. Quisiera... mierda, quisiera hacerte tantas cosas, hoy sólo se tratará sobre ti... pero necesito saber que tú lo deseas tanto como yo...

Harry le acaricia la barba, sus mejillas no podrían estar mas sonrosadas. —Louis... estoy prácticamente goteando aquí —admite con cierta pena— creí que eso delataría lo mucho que quiero y que necesito que me toques.

—Eso no es... es decir, podrías estar lubricado y aún así cambiar de opinión al último momento... Sólo quería asegurarme, amor. Así es como debe de ser.

—Pues entonces tócame, alfa. —En un movimiento atrevido, el omega agarra su mano y la baja hasta colocarla por debajo de su falda—. Esto es por ti, —confiesa, haciendo referencia a sus bragas mojadas—. Y te necesito, Louis...

El alfa le ataca la boca de nuevo, breve pero intenso; le desabotona el escote del vestido, y lo aparta, revelando sus preciosos pechos, Louis no se detiene ni un segundo más en llevarse uno de sus pezones a la boca.

—¡Ah, Louis! —Harry gime, arqueando la espalda y revolviéndole el cabello, incitándole a que continue chupándole los pechos.

Louis entiende la tarea muy bien y va de un pecho a otro, chupando, mordiendo y dejando un camino de saliva entre ambos, usa sus grandes manos para juguetear con ellos a medida que los venera con su boca, obteniendo de Harry, los más armoniosos y placenteros gemidos que ha escuchado jamás.

Su propia erección está que explota contra sus pantalones, el escuchar, olfatear y tocar al omega así de excitado lo ha llevado a un estado de anticipación casi doloroso.

Pero decide dejarlo de lado, esa noche no se trata de él, sino de su omega.

Y sabiendo lo que era al fin probar sus pechos, él ahora necesitaba ir más allá, necesitaba sentir la esencia más pura del omega sobre su lengua.

—¿Estás bien, amor? —pregunta Louis, con su boca aún rodeando uno de sus estimulados pezones.

—Sí —Harry admite en una exhalación—. Eres... increíble con tu boca.

—Y eso no es todo, omega. —Le da un último lametón al pequeño montículo y se endereza sobre él—. Quiero probarte —le pide, acariciando su trasero por encima de las bragas—. ¿Está bien?

Harry asiente con la cabeza, relamiéndose sensualmente los labios. Louis sonríe maliciosamente, no podría desearlo más.

—Ponte boca abajo, cariño. —Le instruye—. Pon una almohada de las grandes sobre tu vientre, por favor.

El omega le obedece, sin embargo, Louis alcanza a notar algo de nerviosismo en él, ¿será que aún siente vergüenza?

—¿Ocurre algo, Harry? —pregunta mientras acaricia la tela de la falda y la sube casi hasta su cintura, mostrando esas tentadoras bragas de algodón color rosa que cubren su bonito culo.

—Yo... uhm, —titubea nervioso—, ha pasado algo de tiempo desde la última vez que... ya sabes... y puede que esté bastante empapado ahí abajo...

—Shh —le silencia depositando un beso sobre su espalda baja—. Eso no tiene por qué avergonzarte, tu historia es tu historia, Harry, no tienes que darme explicaciones sobre nada. —Lo besa de nuevo y agarra las bragas, deslizándolas por sus largas piernas hasta retirarlas por completo—. Ahora sólo relájate, omega.

Louis comienza por deleitarse con el banquete que son sus muslos, tan cremosos y suaves, su boca va dejando un camino de besos prominentes que seguramente dejarán chupetones marcados por toda la zona, pero no puede evitarlo.

La piel de Harry es el lienzo perfecto para dibujar marcas de amor.

Siente como su cuerpo se estremece a medida que sube sus besos hasta su culo, Harry estaba en lo correcto cuando le advirtió lo mojado que estaría de ahí, pero joder, no podría existir algo mejor que eso para un alfa, tener a su omega casi chorreando por él.

Louis usa sus manos para abrirse paso entre las nalgas de Harry, enterrando al fin, su rostro en la parte más íntima del omega.

—Oh, Dios mío.... —gime y se retuerce, aferrando sus puños en las sabanas a su alcance—. Alfa...

El llamado del omega sobre él termina por hacer que se vuelva más loco de lo que ya está por él y por la forma en la que su entrada lo envuelve, tan sensible y suave.

—Sabes tan malditamente bien, eres tan dulce, omega.

El lubricante de Harry es delicioso, se está ahogando en ese líquido con sabor a bombones y le encanta. Mueve su cara de lado a lado y usa su lengua para penetrarlo en repetidas ocasiones, rodeando, palpando y tratando de llegar lo más lejos posible dentro de él, sus manos lo sostienen con fuerza de las caderas, anticipando más marcas por la posición en la que sus dedos se encuentran.

—¡Ah, Louis! Voy a-

La voz de Harry se corta en un sollozo prolongado, sus caderas se levantan y Louis usa su agarre para regresarlo a su lugar; el omega se corre con un único gemido agudo y muy ruidoso, liberando una cantidad considerable de lubricante que Louis se asegura de consumir en su totalidad, el resto, el que ya no logra colarse en su boca, se derrama por sus mejillas y barbilla.

El alfa se retira, acaricia su culo con sus manos antes de darle la vuelta al omega para que ambos se vean. Harry ha hecho un desastre con su vestido, pero se le nota feliz, está todo bonito después del orgasmo, todo ruborizado, con los ojos vidriosos, restos de lágrimas en sus mejillas y el cabello revuelto.

Louis sabe cómo ha de lucir él mismo, todo mojado de mitad de la cara por el lubricante expulsado por el omega. Pero joder, está eufórico.

—No me había corrido así en toda mi vida. —Le confiesa Harry, tratando de recuperar el aliento—. Gracias.

Se besan, más tranquilos, más lento. —Gracias a ti por permitirme esto, omega. —Le recorre el rostro con sus nudillos, apreciando la etérea belleza de Harry después de un orgasmo—. ¿Te parece si vamos adentro? La habitación principal está ya preparada, podemos dormir ahí.

Harry asiente solo con la cabeza, el pobre ya se está viendo víctima del cansancio provocado por la reciente actividad física. Louis lo besa con ternura y lo carga en brazos, encaminándose al interior de su casa, con las primeras estrellas brillando en el cielo sobre ellos.

🧸🍯🧸

Notita: En este omegaverse, los omegas llegan a lubricar mucho, y al momento del orgasmo, algunos pueden correrse con tal intensidad que simulan a un squirt, que vendría a ser lo que algunas mujeres experimentan cuando tienen un orgasmo muy fuerte. Y bueno, eso fue lo que le pasó a Harry en este capítulo. En fin, ¿qué les pareció? No fue el mejor smut, lo sé, pero prometo mejorar 💗 nos leemos pronto.

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