o n e


— ¡No!

— Kitty. — El hombre intenta tomar la mano más pequeña entre las suyas, pero es imposibl.

— Esa zorra te toco. Voy a jodidamente matarla.

El chiquillo de cabello rosado intenta caminar hasta la castaña, que asustada se esconde detrás de uno de los grandes hombres que siempre acompañan a su novio.

Pronto Agust toma la delgada cintura y ejerciendo fuerza lo saca de la habitación.

— Joder, cálmate. — Gruñe, sintiendo los golpes que el menor le da a su pecho, toma sus muñecas y las pone contra la primer puerta que mira, apretando el dulce cuerpo entre el suyo y la madera. — Es una jodida chica importante para un negocio, así que no, no vas a matarla.

— Te toco y te llamo Gigi. — Escupe con el enfado brillando en sus ojos. — Sólo yo puedo llamarte así, sólo yo.

Intenta separarse, pero el mayor detiene sus firmes piernas con las propias, evitando cualquier movimiento. Su cabeza se instala en el cuello terso, que desprende un olor a frutos rojos que le vuelve loco.

— Ella puede decirme como quiera mientras su jodido padre me de lo que me prometió, Kitty.

El susurro ronco en su cuello solo logra aumentar su molestia, logrando que en un arrebato irá de empuje al mayor con todas sus fuerzas y logre escapar de entre sus brazos.

Con rapidez camina hasta la habitación de la que fue sacado, tomando su cuchillo favorito, que tiene escrito Kitty con purpurina rosada. Se imagina la forma tan magistral en que cortará aquella delicada y repugnante garganta, para que nunca más pueda decir Gigi con ese tono estúpidamente infantil.

Abre la puerta y sonríe coqueto cuando mira que no hay nadie más que pueda impedirle hacer lo que desea. La castaña le mira con horror en la mirada, totalmente consciente de que lo que hizo fue estúpido, meterse con la propiedad de Kitty Gang era tan peligroso como andar por la cuerda floja a mil metros de altura, sin arnés.

Pero antes de que pueda lograr su cometido, dos de los grandes hombres de Yoongi lo toman por los brazos. Molesto patalea, intentando cortar al más cercano con la afilada cuchilla de su arma. Antes de que pueda cortarle la garganta a alguno, el cuchillo es retirado de su mano por las pálidas manos de su novio.

— Deja de ser infantil.

— Tu puta madre es infantil.

Una sonrisa decora los rosados labios, a la vez que su lengua rosada pasa sobre ellos, remojando estos y haciéndoles ver exquisitos ante los ojos azules de Agust.

Jodida mierda, me puse duro.

— Ya te dije que ella es importante, así que corta tu estupidez.

Agust exclama con desinterés, a la vez que toma asiento en su escritorio, tomando el vaso de Vodka que ha dejado a la mitad, cuando Kitty comenzó el gran problema. Ignorando la molestia en su entrepierna, se concentra en observar la forma en que el rosado cabello cae sobre la frente del chico de preciosos rasgos.

Kitty puede hacerlo, cortar la mierda de una vez, esperar a que el trato sea hecho. Que su hombre tenga su dinero y luego ir por esa zorra.

Pero la forma en que esa maldita chica le mira, parada detrás de la silla de su Gigi. Con esa jodida sonrisita de suficiencia y esa mirada que le dice que ha ganado.

No puede soportarlo.

Nadie le gana a Kitty Gang, nadie humilla a Kitty.

Kitty ladea su cabeza en un acto tierno, sonriendo con dulzura asiente, dando a entender que se comportará. De esa forma consigue que Agust asienta a sus hombre y estos le liberen. Camina lentamente, balanceando sus caderas en un suave y natural vaivén, dejando hipnotizado a su chico.

Agust solo se distrajo un segundo, pero fue suficiente.

Pronto, Kitty está frente a la chica, toma su cuello con su mano izquierda y con la otra su cuchillo, que ha tomado del escritorio en un movimiento que sólo puede ser adjudicado a la práctica, observa divertido la forma en que ella le mira con terror. — Voy a borrarte esa sonrisa de comer mierda, perra.

Un segundo, solo fue un segundo. En cámara rápida para Agust, Kitty estuvo frente a él un segundo y luego, estaba con las manos llenas de sangre y el cuerpo de su negocio en el suelo.

Parece desinteresado al limpiar la sangre en el sofá que está justo a su lado, con una mueca limpia la asquerosa sangre de sus manos.

— No acabas de putamente hacer eso. — El tono de voz de Agust es tan oscuro, que los grandes hombres incluso tiemblan un poco.

Pero Kitty ni se inmuta, tranquilo se acerca al pelinegro y con delicadeza se deja caer en su regazo. Ríe al instantes al sentir lo duro que Agust se encuentra.

— Lo hice, Gigi — Le mira con ojos que se podrían describir como inocentes, si no fuera por la forma en qué hay pequeñas gotas de sangre salpicando sus rosadas mejillas.

Se acerca a la boca del mayor, dispuesto a besarle y darle un poco de alivio, para disipar su enojo.

Después de todo.

¿Qué tanto perdió con la muerte de esa bolsa de órganos? ¿Unos millones? Eso no era nada para el gran Agust D.

Perdido en sus divagaciones, se sorprende cuando siente que es retirado del regazo del mayor con brusquedad.

Está en el suelo, en un momento está en el suelo y simplemente no lo entiende.

— ¡Esto no es un jodido juego, Jimin! ¡No todo en la vida es un puto juego! — Agust apunta hacia el menor en el suelo, totalmente encolerizado. Acaba de perder un negocio increíblemente grande y no puede evitar desatar su ira contra el menor. Aunque siempre procura darle todo lo que desee, ha estado tan estresado con ese negocio, que simplemente no lo soporta. — ¡Te doy todo lo que le pides! ¡Pero se acabó! Te convertiste en un jodido niño mimado, es hora de que salgas de tu burbuja, Park Jimin. Este es el mundo real y no puedes hacer lo que te dé la maldita gana.

Agust lo mira solo un segundo más y pronto deja la habitación. Dejando el pelirosa en el frío suelo, con el ceño fruncido y pequeñas lágrimas en sus preciosos ojos verdes.

Los hombres se han ido en el momento en que Agust dejo la habitación, pero no importa su ausencia, porque no puede evitarlo cuando comienza a llorar, dejando libres las lágrimas.

Solloza con el corazón roto, sosteniendo su alma con sus manos, como si con esa acción los trozos rotos no pudieran caerse.

Pero Kitty Gang nunca llora.

Los sollozos pertenecen a su verdadero ser, Park Jimin.


Es del 2021 y no decía groserías, no me juzguen 😭😭😭 no sé qué onda, la vdd lo edité muy por encimita 😔✊🏻

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