único
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Yoongi no entendía el problema que tenía Jimin, pero no quiso averiguarlo cuando esa mañana, antes de irse, el pequeño gato calicó le gruñó, mostrándole sus dientes y erizando su espalda, como si estuviera advirtiéndole que no diera un paso más o se las vería con él y sus garras.
Estúpido gato, pensó, pero no lo dijo, simplemente frunció sus cejas y cortó el contacto visual con él, moviéndose hacia la ventana, la cual dejó entre abierta por si quería salir al balcón y luego se aseguró de dejar la suficiente agua y comida hasta que terminara su turno de cinco horas y volviera a casa.
La puerta principal del departamento se escuchó y luego el ruidito de la alarma que dejó al gatito con sus orejitas alzadas por el tintineante y llamativo sonido.
Pero Dios, seguía tan molesto.
En defensa de Jimin, su dueño Yoongi le cambió la comida de carne a pescado, y si no fuera poco ¡la marca también! ¿creía que no se daría cuenta?
¡Pues claro que se dio cuenta!
Jodido humano tonto que no sabía cuidarlo. Además, el hecho de que ayer haya estado su amigo, Taehyung, y que el chico le haya tirado una lámina de queso de la nada, riéndose de él cuando no pudo quitársela de encima, mientras Yoongi SU dueño no hacía NADA, no ayudaba mucho que digamos.
Imbécil de Taehyung e imbécil de Yoongi.
Ya verán cuando sus hermanos gatos lleguen a él y tomen venganza, pensó, subiéndose a la encimera y moviendo un vaso con agua, el cual empujó hasta hacerlo caer, el vidrio rompiéndose en mil pedazos y el líquido desparramándose por la cerámica.
Jimin lo ignoró, a su vez, corrió hasta la habitación de Yoongi, donde saltó varios muebles de uno en uno, hasta lanzarse a la tv plana, la cual se agitó ante su peso y su trabajo de mantenerse equilibrado en la delgada plataforma. Luego de eso, pegó un salto y cayó de lleno en la cama de dos plazas, lugar donde él y Yoongi dormían.
Aunque Yoongi no sabía eso, Jimin se acurrucaba junto a su cara cuando Yoongi estaba ya en el quinto sueño y se iba media hora antes de que despertara. Cierta parte de él disfrutaba las caricias en su cabecita que le daba el chico llamándole buen niño por no subirse a la cama.
Jimin reitera: humano estúpido.
Hizo un ruidito, estirándose sobre el edredón de plumas por completo, rodando hasta quedar sobre su lomo, dejando ver su pancita rosada y se quedó así por un buen momento, sintiéndose somnoliento de la nada.
Bueno, casi el ochenta por ciento del día pasaba así, ronroneando de un lado a otro, durmiendo donde se sintiera calentito y oliera a Yoongi.
Levantó sus orejas y se metió dentro del edredón, segundos más tarde, el bulto del centro, comenzó a moverse y creció de una forma tan grande que la cabeza que emergió sobre las sábanas no era la de un gato, sino que se trataba de un humano.
Jimin estaba completamente desnudo, agitando su colita variocolor y lamiéndose cuidadosamente el dorso de su mano porque sabía dulce.
Por último, se echó nuevamente en la cama y pasó el resto de la tarde así, enredando su cuerpo con el edredón y acurrucándose contra el olor de su amo hasta dormir.
Nada podría cambiar eso ¿verdad?
Jimin deseaba que fuera así.
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Jimin vuelve al instante a su condición de animal cuando reconoce el caminar de su dueño a nueve pisos más abajo del suyo en aquel complejo de departamentos. Es tranquilo, parsimonioso, y eso es lo que lo hace único y reconocible ante su potente audición.
Camina hacia la entrada y lo espera ahí, a un metro de la puerta. Tiene hambre, no le gusta comer solo pero además de eso, quiere demostrarle a Yoongi que no es tonto, que reconoció el sabor del pescado y la nueva marca y que no le gustaba, quería su marca antigua de vuelta o le escupiría una bola de pelo en la almohada con la que duerme a modo de protesta.
Escucha el tintineo de las llaves y maúlla cuando la puerta comienza abrirse, está ansioso, quiere frotarse contra su pierna. Jimin treparía, pero había visto las heridas que sus garras dejaban en las piernas y en todos los lados donde se tomaba para subirse y escalar hasta su hombro, así que con el dolor de su instinto trepador, lo había dejado de hacer, conformándose con meterse entre sus piernas una y otra vez, acariciándose contra su ropa.
Ahora mismo solo espera recibir caricias en su cabecita y escuchar lo buen chico que ha sido para él por haberlo esperado pacientemente toda la tarde.
Sin embargo, Jimin nota que cuando Yoongi entra y le sonríe al verlo todo obediente esperando en su sitio, deja la puerta abierta, y segundos después, otra persona entra y ahora Taehyung está sonriéndole.
—¡Minino! —dice el chico y en respuesta Jimin simplemente le gruñe, graznando como un ganzo y se da media vuelta corriendo y perdiéndose hacia el lugar más oscuro del departamento.
¡Amo tonto! ¿por qué lo había traído a él? el chico solamente se dedicaba a molestarlo y provocarlo, así que ¿¡por qué lo trajo!?
Está indignado, Yoongi no le quiere, si lo quisiera no traería al enemigo, al tonto chico que le lanzó queso sin ninguna justificación.
—¡JIMIN QUÉ SIGNIFICA ESTE VASO ROTO!
El gatito calicó no responde, a su vez contornea su cuerpo mientra se dirige a la ventana abierta del balcón.
Sube por la baranda de este y observa hacia abajo. El departamento de Yoongi quedaba en el décimo piso, pero el era un gato agraciado, así que, tan difícil no sería bajar por los balcones de los demás departamentos ¿no?
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—Te odia desde que hiciste lo del queso.
—¡Ay vamos! —Taehyung rodó los ojos y se sentó en el sillón—, aumentaron mis seguidores y mi crush me respondió la historia.
—No uses a Jiminnie para eso —Yoongi se movió por el departamento buscando al gatito y preocupándose cuando vio el cuenco de su comida completamente lleno, igual a como lo había dejado anteriormente, dándole a entender que no había probado nada de su nueva comida, es decir, la veterinaria se lo había recomendado así que dedujo que le gustaría ¿no?—. ¿Minnie? Minnie, dónde estás, vamos, mi amor, sale para que pueda verte ¿si? Minnie~ cuchitu cuchitu cuchitu~
—¿Hyung? —Yoongi se voltea cuando escucha la voz preocupada de Taehyung, y su vista cae a la ventana abierta.
—Ay no. —susurra, dándose cuenta que Jimin probablemente saltó por ahí.
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Humano tonto, humano tonto. Jimin se las ingenió para caer en sus cuatro patitas, brincando de balcón en balcón, resultando, aquellos nueve pisos nada para su gran destreza y agilidad.
Caminó contorneándose y moviendo su colita, orgulloso de sí mismo, sin embargo, había cierto olor y cierto ruido peculiar que detuvo sus pisadas, con tres patitas en el suelo y una flexionada en el aire.
Olisqueó el ambiente, olfateando el aroma, similar a la comida que Yoongi le había cambiado.
Olía como su comida favorita ¡Ahí, a unos metros de él!
Rápidamente brincó, sintiendo su paladar salivar de la emoción, había hecho la ley del hambre durante todo el día por culpa de Yoongi y ahora mismo su estómago rugía. Podría volver a su estado humano, pero entonces estaría desnudo vagando por las calles en busca de comida y no tenía dinero, además, su paladar cambiaba y los sabores resultarían diferente.
Era mucho mejor merodear en su forma de gatito, podía incluso rodar sobre su pancita, haciéndose el lindo para conseguir un poco de carne o comida fresca.
Así que se echó a correr varias calles más abajo, ansioso cuando el aroma se volvió más fuerte ante su delicada nariz rosadita y saltó una gran pandereta que lo separaba de aquel exquisito olor.
Cayó en sus cuatro patitas, orgulloso como siempre, como todo un profesional, y cuando comenzó a caminar por el patio que reconoció ser el de alguna casa, vio un pequeño pote con comida, en donde se concentraba el gran olor.
Pero se detuvo en su sitio, abruptamente cuando todo su cabello se erizó y su instinto lo hizo reaccionar al sentir una presencia en particular.
Era un perro, grande y macizo, incluso tenía esos collares punk como con pinchetas y todo el estilo.
Y al parecer, el perro no era un gran amigo y admirador de los gatos, porque tan pronto lo reconoció el gran animal le gruñó.
El gato calicó quedó quieto como una estatua, sin siquiera respirar, sintiendo el golpeteo de su corazón en sus orejitas, las cuales se movieron ligeramente, una negra y otra naranjita.
Se preguntó cuánto tiempo le tomaría volver a saltar por la pandereta y si acaso el perro alcanzaría a tomarle su larga y colorida cola, o si debería subirse a un árbol y esperar a que se aburriera.
Jimin no alcanzó a pensar en otra opción cuando el animal abrió sus fauces y se inclinó hacia adelante, mostrando los colmillos, los cuales iban directo a su cuerpo.
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Yoongi no era el tipo de persona desesperada, que no sabría cómo actuar en un apocalipsis zombie, y en el cual, probablemente, sería al primero que mataran, convirtiéndolo en zombie y siendo la peor amenaza para la humanidad.
Pero hola, está desesperado, muy, y no es un apocalipsis zombie lo que está viviendo, sino que el extravío de Jimin, su gatito calicó.
—¡Dios! ¡él ni siquiera sabe lo que es un coche, o un camión o algo! —Suelta exasperado, moviéndose por el jardín del edificio, deseando que no se haya ido tan lejos, o peor aun, que por favor sus patitas no hayan jugado un mal movimiento y lo hayan hecho caer de diez pisos de altura.
Imposible.
—Gatito—oye decir a Taehyung a unos metros lejos de él, apuntando con la luz de su celular debido a la oscuridad de la noche—. Minino~, Jiminnie~
—¡Esto es tu culpa! —le grita, pero su voz sale en susurros pequeños—, ¡tu mala vibra lo asustó!
Lo primero que oye en respuesta es un sonido indignado de Taehyung. —¿¡Mi mala vibra!? —enfatizó, y cuando Yoongi se giró a ver a su amigo, el chico arqueaba las cejas molesto y formaba una O con sus labios abiertos, completamente enfadado—. Tú eres el de la mala vibra, ¿¡cómo puedes decir que tengo mala vibra cuando eres tú el que ahuyenta a todos a su alrededor!?
Yoongi no responde algo, sabía que su actitud tonta e infantil hacia él era por el mero miedo de saber qué no encontraría a su gatito.
Era extraño, antes podría darle lo mismo lo que pasara con ese gato que de pronto llegó a su casa y se quedó sin avisar, pero ahora sentía su garganta apretada, sus ojos medios aguados y una roca firme acentuada en el fondo de su estómago, los nervios a flor de piel, el miedo en calándose por cada uno de sus huesos al ver que por más que gritara su nombre, su gatito no aparecía. No respondía.
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Taehyung se fue como a las una de la mañana, cuando llegaron hasta el centro comercial de Seúl en su intento desesperado de búsqueda. El chico hizo pucheros, sintiéndose horriblemente mal por ser medianamente el culpable de que Yoongi perdiera su gatito. Y cuando lo fue a dejar a la estación de buses, Yoongi no perdió oportunidad de volver hacer una búsqueda por todo el perímetro de su vecindario, encontrándose prácticamente nada, ni siquiera una señal de algún gato deambulando por la zona.
Mantiene la mirada agachada cuando vuelve, sintiéndose horriblemente culpable e irresponsable mientras sube por el ascensor del edificio. Y es cuando cae en un estado de completa resignación, que las puertas se abren y lo primero que ven sus ojos cuando alza la mirada, es un bulto grande justo en la entrada de su departamento.
Santa mierda.
Yoongi jadeó en su sitio, sintiéndose tenso cuando entrecerró los ojos, no creyendo por completo lo que sus ojos veían.
Miró para todos lados, cerciorándose de que no estaba ocurriendo algo malo, y luego a pasos ligeros y temerosos se fue acercando hacia su puerta, notando como el bulto comenzaba a tomar forma.
Era un humano, que se abrazaba las piernas, acurrucadas en su pecho y su cuerpo temblaba, sin obviar el hecho de que estaba completamente desnudo, medio sucio y que... Yoongi jadeó nuevamente cuando notó que sangre brotaba cerca de sus costillas, y cuando dejó de hacerle un examen completo a todo su cuerpo se dio cuenta de que algo sobresalía de su cabellera rubia y que había cierto pelito rodeando su cuerpo, el cual se movía libremente, de forma propia y-
Lo primero que hizo, como un humano completamente sorprendido ante lo irreal que se veía la situación, fue cachetearse así mismo, muy fuerte, tan fuerte que su mejilla quedó adolorida y roja ante lo pesada que fue su mano.
No estaba soñando, ¿cierto?
Lo que veía no podía ser cierto pero, él no consumía algún tipo de drogas ni se juntaba con gente de dudosa procedencia que claramente lo drogaría, es decir, Taehyung estaba loco, sí, pero no practicaba esa clase de cosas y fue con la única persona que interactuó en todo el día, pero, dios, era demasiado increíble para ser verdad.
Mierda, mierda, mierda.
Yoongi no estaba teniendo ninguna especie de alucinación. El humano desnudo frente a su puerta tenía orejitas peluditas de varios colores y una cola igual, de distintos colores, las cuales le hicieron fruncir el ceño y arrugar sus ojos, sintiendo una especie de déjà vu al ver que los colores se parecían mucho a-
Rápidamente soltó un grito ahogado. —¿¡J-jimin!?
Hubo un leve quejido como respuesta, el chico acurrucado en el suelo, frunció los ojos, sus párpados seguían cerrados y su cabello rubio esponjoso caía por un lado.
Yoongi puede ser excesivamente trabajador, privándose de horas de sueño y faltando a sus comidas, pero jodidamente NO ESTABA TENIENDO UNA ALUCINACIÓN.
Era su minino, ¡el chico era su gatito! ¡Por Dios, reconocería esa colita de entre todos los gatitos de su raza!
No era tiempo de hacerse preguntas de ciencias, la creación, el mundo, Adán y Eva, la serpiente y el hecho de que provenimos del mono o de un renacuajo asqueroso, lo que sea, no. No era tiempo para replantearse toda su existencia y confirmar la teoría de que en realidad los humanos no estaban solos y que quizás todos somos polvos de estrellas, porque lo único que importa ahora para Yoongi es saber que ese chico es Jimin, su gatito calicó y que está herido.
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Lo primero que Yoongi hizo cuando lo llevó dentro del departamento dejándolo en la cama y trayendo el botiquín para limpiar la herida, fue mensajear a Taehyung, quien en respuesta le había mensajeado de vuelta, con un montón de enlaces de sitios web y referencias de como cuidar a uno gatito como Jimin.
Pero Yoongi estaba cabreado cuando vio cada una de ellas.
Así que ahora mismo, estaba furioso, musitando insolencias y maldiciones en el teléfono, escuchando la voz por la otra línea suspirar.
—Ya cálmate, Yoongi-hyung...
—No, mierda, ¿¡por qué rayos me recomendaste historias de wattpad!? ¿¡Y por qué son como "El lobo y tú nombre!? ¿¡Que mierda significa tu nombre!? ¡Taehyung eres idiota!
—¡¡Y qué quieres que haga, a ver!! ¿¡Mi primita lee de híbridos, hombres como Jimin y no se me ocurre nada más!! —soltó, y ante su tono de voz, Yoongi sabe que estaba sinceramente desesperado, como él, quizás ambos terminarían perdiendo la cabeza—. ¡¿No es como si supiéramos lo que es Jimin y eso de ser un hombre con partes de gato solo lo he leído en la ficción, okey!?
Yoongi suspiró, su ceño mostrando enojo a pesar de que no era visto. No quería preguntarse por qué rayos Taehyung leía ese tipo de novelas, y a su vez prefirió enfocarse en lo arrepentido que se sentía de haberle pedido su ayuda.
Ante su silencio, se escuchó un murmullo inaudito de Taehyung. —Mira, en los libros dice que son como los humanos, solo que tienen esta parte animal, quizá cuando despierte te entienda y todo eso.
—No le vamos hacer caso a un jodido libro de wattpad, por la mierda, Taehyung.
No siguió discutiendo con él, sabía que la conversación iba a llegar a nada. Solamente, decidió cortar el teléfono y refregarse el rostro con sus manos, sin saber qué hacer y demasiado cansado como para realmente pensar en una solución.
Fue hasta su habitación, la luz tenue de su lamparita de noche estaba encendida y pegaba justo en el rostro del chico. Sus orejitas estaban hacia abajo, una de color negro y otra de color naranjito, como las de Jiminnie, su gatito.
Si Yoongi lo observaba bien, el chico lucía extremadamente joven, aunque bueno, Jimin tenía alrededor de un año, no es que lo haya tenido desde siempre, el veterinario se lo había confirmado en una de sus tantas evaluaciones médicas.
Así que supuso tendría unos veinte años, quizás menos.
Era Jimin, ¿cierto?
Era inevitable no preguntárselo, viéndolo ahí, durmiendo plácidamente como un humano, pero con aquellas orejas peludas y esa colita características de un gato calicó.
Ahora vestía sus prendas, Yoongi trató sus heridas y lo arropó con su hoodie favorito y un pantalón de chándal suelto. El chico no había emitido ruido o queja, y Yoongi solamente confirmaba que estaba vivo por el movimiento sutil que hacía su pecho en cada respiración.
Sin embargo, en ese momento, mientras lo estudiaba, no se esperó el hecho de verlo abrir los ojos y fue tan malditamente terrorífico que lo haya encontrado espiándolo desde el umbral que, Yoongi no pudo hacer otra cosa que quedarse quieto en el mismo lugar, sin saber qué decir o como reaccionar ante la mirada que Jimin le daba.
—Me iré en la mañana... —es lo único que dice el gatito y Yoongi no sabe a qué se refería—. Ahora estoy muy débil para hacerlo.
Jimin volvió a cerrar los ojos, y Yoongi se preguntó si acaso le habló dormido, de todas formas, cerró la puerta, dejándolo solo y sin ser consciente de que debería estar sorprendido sobre el hecho de que hablaba su idioma. A su vez, se deslizó con una manta en el sofá, recostándose en el acolchado y blando sillón, su mirada fija en la nada cuando estaba más perdido en sus pensamientos y en las palabras que aquella voz, con entonación dulce, había dicho.
¿Por qué tenía que irse?
¿Esta era su casa o no?
Un sentimiento extraño creció en su pecho, pero al final, Yoongi, demasiado agotado simplemente terminó por cerrar los ojos, sin pensar en nada más.
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Yoongi se despierta abruptamente cuando escucha la cerradura de la puerta siendo abierta. Rápidamente se sienta en el sillón, mirando para todos lados y luego se coloca de pie, caminando hacia el pasillo de la entrada, donde logra divisar a Jimin, mirándolo, quieto, quizá sorprendido de haber sido pillado cuando estaba saliendo a hurtadillas del departamento.
Y es en ese momento, cuando lo ve observarle con los ojos en grande, claramente asustado de lo que él haría, llega la frase que anoche le había dicho.
Y no sabe si fue porque aun estaba durmiendo, o porque realmente lo quería así, pero tragó saliva y sintiendo su garganta rasposa logró decir:
—Jimin, no quiero que te vayas.
—Yo...
—Eres mi gatito. —Y cuando dice aquello, Yoongi se encuentra totalmente despierto porque ve a Jimin jadear sorprendido ante eso.
—Creí que... —Jimin tragó duro, y lucía una mirada atemorizada, y dios, ¿estaba mal que Yoongi piense que lucía extremadamente tierno?
—Si es... —Yoongi intenta formular, arrastrando las palabras, sintiéndose demasiado ansioso y nervioso por dentro, su voz siendo difícil de alzar cuando tenía aquella mirada humana encima, aquellos ojos tiernos de Minnie encima—, s-si es porque te cambié la comida... lo siento, pensé que te gustaba el pescado y —rápidamente su ceño se frunce, y sus pensamientos van a otros, y en realidad un montón de dudas surgen en su cabeza en ese momento, pero solo puede mirarlo y decir—: ¿puedes comer esa comida? porque yo puedo cocinarte comida de humano, no soy experto, pero puedo y-
Hay un movimiento rápido en las orejitas que cubren la cabeza de Jimin, y luce tan agraciado que no pudo evitar callarse cuando la vista se concentró en eso y luego en la pequeña sonrisa que el chico tenía en la cara, sus mejillas sonrojadas, haciéndolo ver más infantil de lo que ya lucía.
—Puedo comer comida de gato en mi forma de gato.
—T-tu puedes... —comenzó y se sentía tan estúpido de preguntar cosas tontas como "¿ves con los ojos? ¿comes con la boca?" se sentía ridículo de preguntar cosas así, pero realmente Yoongi era un montón de dudas en ese minuto—. ¿Tú puedes volver a tu forma de gato?
El chico asiente pequeño, tímido, con miedo y Yoongi no sabe por qué, pero quiere decirle que no debía temerle a él, es decir, Jimin era su gatito y Yoongi no querría nada en el mundo más que verlo feliz.
—¿Quieres ver? —preguntó quedito, y algo en Yoongi hizo como "wow" en su estómago, pero de todas formas, traga saliva y asiente pequeño.
—Solo si tu.. puedes... y uhm... bueno, no... no duele... No quiero que hagas algo si te duele.
—No duele.
Jimin no dijo nada más y Yoongi casi chilla alto cuando un destello deslumbrante rodeó el pasillo, haciéndole cerrar los ojos por la fuerte luz del resplandor. Hubo un crujido, y como tela desgarrándose, luego de eso, la luz desapareció bajo sus párpados y cuando abrió nuevamente los ojos, tuvo que agachar la vista hacia el suelo al notar que Jimin ya no estaba y que un bulto se movía por las ropas que Jimin llevaba segundos atrás.
Y ahí estaba, su gatito contorneándose de allí para allá, mirándolo desde lejos, temeroso de cómo reaccionaría.
Yoongi no tenía palabras en la boca para describir como se sentía al ver lo que estaba sucediendo. Pero salió de su trance estupefacto, cerrando la boca que en algún momento abrió y levantando las manos, inclinando su cuerpo hacia abajo, en dirección a Jimin.
—Ven... —le llamó—, está bien, ven Minnie~
El gatito no esperó ser llamado más veces, corriendo fue hasta él y Yoongi lo tomó por debajo de sus patitas delanteras, rodeando todo su cuerpo con sus grandes manos y lo alzó para atraerlo a su pecho.
—Mierda, creí que realmente te había perdido —susurró chiquito y fue hacia el sofá, para sentarse con Jimin dando vueltas en su regazo, varias veces hasta por fin dejarse descansar en sus piernas—, yo te cuido ¿si? —le dijo, su voz suave mientras acariciaba el pelaje sedoso del animal—, así que por favor, no te vayas.
Hubo un ronroneo por parte de Jimin, un ronroneo fuerte, el gatito cerró sus ojos y se dejó querer por su amo, y si Jimin hubiese estado ahora mismo en su forma humana, abría calor en sus mejillas y lágrimas en sus ojos, sintiendo el aroma de Yoongi envolverlo, su calor recibirlo y su suave voz darle caricias.
Su dueño lo quería, pese a la forma en como era, lo quería con él.
Después de todo, Jimin pensó, Yoongi no era un humano tan tonto como él creía.
¡Gracias por leer! ♥
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