xvii. || and kissed the boy

🪷⠀17. ▍Y BESÓ AL CHICO
⡽© finnickg1rl⠀⨳⠀
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Fue difícil, pero no imposible. Por fin se había librado de una carga menos, por fin Dorian le contó a Percy sobre su historia. Específicamente, la parte en que Apolo lo secuestró en el Lotus y Afrodita e Hypnos le contaron la verdad de su origen y maldición. También, por supuesto, la parte del beso ──omitiendo las claras señales que le dieron para imaginar quien sería la persona capaz de poder romper su hechizo.──

Gracias Grover Underwood por ser un rayito de sol y poder hacer que el disléxico de Percy Jackson entienda lo que Dorian quiere comunicarle.

Básicamente, ese fue el resumen del viaje en avión. Contarle la verdad al rubio había sido nada más una pequeña distracción para los cuatro. Ya saben, para no pensar que en cualquier momento el transporte aéreo podía fallar por culpa del dios del cielo, quien claramente los odiaba.

Al llegar a Nueva York, el grupo se disolvió en parejas de dos. Annabeth y Grover por un lado para advertirle a Quirón sobre Clarisse y Ares. Dorian trató de hablar con ella para explicarle su especulación sobre Luke Castellan, pero recibió un "cuéntame después". Al menos sabía que su amiga tenía fe en que él y Percy saldrían vivos del Olimpo, o eso quería creer.

También, no está demás agregar que Grover y Annabeth medio amenazaron a Percy para lograr que calmara su enojo por lo de la maldición de Dorian. Definitivamente ahora el odio era mutuo entre el hijo de Poseidón y su tío.

De cualquier modo, todas estas cosas se quedaron en segundo plano cuando Percy y Dorian empezaron a entrar con paso decidido en la fachada que cubría el verdadero hogar de los dioses. El Empire State Building.

Ambos se dirigieron directamente hacía la recepción. Percy estaba nervioso, no lo demostraba pero así era. Dorian no se quedaba atrás, solo que como siempre, mantenía su semblante sereno y alegre.

──El tour empieza en el letrero. ──Habló el hombre a cargo de la recepción. ¿Dónde quedó la costumbre de saludar?

──No estamos aquí por el tour. ──Contestó Percy de manera seria. Y de manera impulsiva, sacó el rayo de su mochila. Normal. ──Vinimos a ver a Zeus. Sin cita previa.

El recepcionista se les quedó viendo sorprendido y Dorian le sonrió de manera amable. Entonces, los guió a ambos hacía el ascensor e indicó a la máquina ir al piso 600. "Uh, ¿acaso esto es como Hogwarts e iremos a las estación 9 ¾?", pensó Dorian tratando de mantenerse positivo ante la idea de ver al tipo que lo quería muerto minutos después de nacer.

"Dioses, no les quiero pedir de nuevo uno por uno. Ayuda."

Al estar afuera del elevador, los dos chicos quedaron con la boca abierta al ver el Olimpo. ¡Era maravilloso! Los ojos de Dorian estaban agradecidos ver aquel lugar tan espléndido antes de probablemente, morir.

──Es más... grande de lo que pensé. ──Comentó Percy sintiendo como su estómago se hundía por causa de los nervios. Dorian notó esto por el tono de su voz y tomó su mano, hizo un gesto con la cabeza para dar a entender un « vamos ». Ya era hora...

Sería mentira asegurarles que el camino no fue a agotador para ambos. Dorian sentía como sus piernas dolían y por dentro, se preguntaba porqué exactamente el trono de Zeus estaba tan alejado. Creyó saber la respuesta. ¿Entre más alto, más temido? Probablemente.

El clima arriba era más frío, la temperatura había disminuido notablemente al subir todas las escaleras. Era casi como si pudiesen tocar las nubes. Pero eso no era lo importante.

Lo único que importaba es que se encontraban frente al mismísimo Zeus, y no se sentía tan... raro. ¿Será por qué ambos (uno más que el otro) se habían topado con tantos dioses en la semana? ¿No se debería sentir la presencia del padre de los dioses más... fuerte? Dorian estaba confuso, mas no frunció el ceño o algo por el estilo. De hecho, estaba muy calmado y tranquilo. Sentía seguridad y confort, ¿Percy también se sentiría así?

Los dos hijos prohibidos se acercaron hacía Zeus y este se levantó de su trono cuando Percy le extendió su rayo maestro.

──Yo no soy el ladrón. Ni Dorian, o alguno de mis amigos. Lo encontramos y se lo devolvemos. Intentamos traerlo a tiempo, pero...

──Fallaron. ──Su voz gruesa no hizo que Dorian sufriera escalofrío alguno, como él esperaba. No sentía nada, ni siquiera respeto.

──Si. Así es. Aún así teníamos que venir a decirle quién es el ladrón... Fue obra de Cronos. ──Zeus le ignoró, le dio una breve mirada a Dorian y se volteó para volver a su trono. ──Él está detrás de todo esto. ──Percy insistió. ──Está sabiendo del Tártaro, o eso intenta. ¡Recupera fuerzas y viene por todos ustedes!

Dorian colocó una mano en su hombro para calmarlo.

──Puedes irte. ──Contestó Zeus.

──Pero...

──Sé donde está Cronos. Yo lo puse allí. ──Zeus los miró a ambos. Dorian por alguna razón, trató de aguantar la risa. ──Sé quién es Cronos porque yo soy su hijo. Claro que está reuniendo fuerzas y claro que viene. Eso es lo que hacemos. Nos enojamos, conspiramos y nos esforzamos. Era solo cuestión de tiempo que volviera a hacerlo. ──Siguió, a diferencia de que esta vez había vuelto a estar en frente de ellos. ──Gracias por la noticia. Es la única razón por la que los dejo irse con vida. Tengo una guerra por delante así que cuando digo que se pueden ir, deben mostrar gratitud y largarse.

──La guerra no puede continuar.

──¡Niño! La guerra procede y concluye con la victoria. Ustedes escapan con vida ese es el premio. No está demás un "gracias".

──¿Gracias? ¿Por qué? ¿Por haberle lanzado una maldición? ──Preguntó Percy irónicamente. Dorian solo lo miró expectante. ──Mire, creí que al menos me iba a escuchar porque... su familia es un desastre. Usted cree que lo apoyan porque lo quieren, pero en realidad todos le tienen miedo y por eso actúan a sus espaldas. ──Percy dudó por unos segundos si delatar a quienes ayudaron a Dorian, pero él no era un traidor. ──Ares, su hijo, se volvió en contra suya cuando apareció alguien más fuerte ¿y cree que será el único? ¿Cuánto miedo cree que le tendrán cuando aparezca Cronos buscando venganza?

Por supuesto que el hijo de Poseidón sabía perfectamente que estaba jugando con fuego... o con rayos. No fue sorpresa que el dios del cielo alzara su rayo hacía él, y en ese momento, solo se colocó delante de Dorian para poder recibir cualquier impacto a causa de sus comentarios impulsivos.

Y, ¡sorpresa! El rayo nunca llegó. Los que sí llegaron fueron otros. ¿Era momento de una reunión familiar o por qué Hera y Poseidón estaban ahí, deteniendo a su hermano de pulverizar a sus hijos?

──Me rindo. ──Murmuró Poseidón evitando la muerte de Percy. Hera se encontraba a un lado de su marido esperando meticulosamente a que bajara el arma para acercarse con total libertad hacía los dos muchachos. ──Yo me rindo.

E inesperadamente, Dorian recibió el primer abrazo de su madre en toda su vida. Luego de doce años. No pudo explicar lo cálido y suave que se sentía el ser abrazado por tu progenitora, no entendía si era por el efecto de su madre al ser la diosa de la maternidad. No lo pensó mucho, simplemente suspiró de alivió y sonrió ante el gesto de cariño. Ser salvado de la muerte no se comparaba a un abrazo de su madre.

──Ten tu victoria, solo perdona a mi hijo. ──Continuó Poseidón.

──¿A tu hijo prohibido qué jamás debió nacer? ──Preguntó Zeus con sarcasmo.

──¿De verdad vas a empezar? No me hagas hablar de tu Thalia. ──Interrumpió Hera separándose de aquel abrazo tan reconfortante. ──Perseo y Dorian mostraron la misma valentía que ella al enfrentarte. ──Y la diosa pudo jurar ver a su esposo rodar los ojos.

Luego de ello, Hera se acercó hacía los dos dioses para empezar una conversación en griego antiguo. Concluyendo con la salida de Zeus, por lo que, ambos padres empezaron una conversación con sus hijos.

──Mi niño, ¿recibiste el mensaje en el Lotus? ──Dorian asintió con una sonrisa de lado. ──Que bueno, es reconfortante saber que Apolo no terminó arruinandolo todo. Se sumó al plan de último aviso. ──Hera quedó en silencio durante unos segundos. ──Sólo quiero decirte que... a pesar de todas las cosas horribles que te digan por ser mi hijo, te aseguro de que no me arrepiento ni por un segundo de ser tu madre.

El pelinegro sonrió un poco más, era agradable ver que su madre no se tenía problemas en mostrar su lado vulnerable con él. No por nada era la imagen de una figura maternal.

Por otro lado, Percy estaba teniendo una conversación de lo más sentimental con el dios del mar.

──Creo que ya deben irse. ──Anunció este mismo mostrando que en su palma tenía dos perlas para cada uno. Parecidas a las que usaron en el Inframundo. ──Pero antes, sabes que aún te queda algo por hacer. ──Miró finamente a su hijo, el rubio solo asintió y tomó ambas perlas.

──Dorian. ──Percy llamó a su amigo acercándose hacía él. Hera sólo sonrió levemente y se apartó para darles su espacio. ──Mira, sé que tenemos muchos conversaciones pendientes y en verdad estoy harto de que Grover tenga que estar en medio solo para hacerme entender lo que me estás diciendo. Así que... no pierdo nada con intentarlo, ¿verdad?

El pelinegro lo miró confundido, y no tuvo tiempo de reaccionar para cuando se dio cuenta que Percy lo estaba besando.

En los labios.

Lo besó.

Ahí mismo.

En el Olimpo.

Zeus los iba a matar.

A los dos.

Pero no iba a enterar, ¿verdad?

Y sin pensarlo tanto, Dorian le correspondió. No con la esperanza de volver a hablar, sabía qué en parte el argumento de Percy era una excusa para hacer del momento menos vergonzoso. Puesto a que, sus padres ──dos deidades divinas──, les estaban viendo.

Ambos tenían sentimientos de por medio, y lo sabían.

Al separarse, rápidamente Percy lanzó las dos perlas al suelo. No pensaba mirarle la cara a Poseidón después de todo eso.

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