xi. || the protégé of Hephaestus
🛠️🔥🧡⠀11. ▍EL PROTEGIDO DE HEFESTO
⡽ © finnickg1rl⠀⨳⠀
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Luego de recorrer el túnel a gran velocidad y de paso, interrumpir el gran momento de Percy ━o la "salida" de Dorian━, lograron llegar adentro de la habitación en donde se encontraba el escudo de Ares.
Para su sorpresa, el objeto estaba siendo sostenido por las manos de una estatua de oro gigantesca. Claramente era una trampa.
El bote no se detenía, al contrario. Si no saltaban ya, iban a caer por una gran pendiente con destino a quien sabe donde.
──¡Salta! ──Gritó Percy. Y así fue, los dos saltaron directo al agua. Para su buena suerte, lograron nadar contra la corriente ━sin embargo, estaban casi derrotados━.
Dorian no era alguien que estaba acostumbrado al cambio. Todavía cargaba con la culpa de no poder ver a su padre, a pesar de que haya sido este mismo él que lo dejó en el Campamento; nunca había salido más allá del valle. Hasta ahora.
Justamente Percy tuvo que haberlo escogido para ser parte de la misión y era una verdad que tendría que haber aceptado hace bastante, no hasta ahora. No podía darse el lujo de mantenerse con la realidad alterada ━tampoco es que la podía controlar, pero debía resistir━.
Igual no se le puede culpar porque literalmente hace menos de tres minutos se iba a besar con su amigo. Ahora crush.
──¿Cómo bajamos esa cosa? ──Preguntó Percy luego de que ambos recobraran un poco de fuerzas.
Abajo del escudo, se encontraba una silla de oro. Dorian ladeó la cabeza y pensó por unos segundos. Finalmente señaló la estatua, el escudo y la silla, para después hacer una fusión con sus manos.
──¿Dices que todo está conectado?
« Es una máquina. »
──Espera... ──Dijo el rubio. ──Yo sé que es, mi mamá me contó algo sobre esto. Fue un obsequio con un propósito oculto. Hefesto se lo ofreció a tú mamá, pero en cuanto ella se sentó, no pudo levantarse. Todos los dioses lo intentaron, pero la máquina era demasiado lista. Muy fuerte, era demasiado. Incluso para ellos. Al final, dijeron que si Hefesto liberaba a Hera, Afrodita sería su esposa.
El pelinegro sabía la historia a la perfección. De todos los dioses, con el que más simpatizaba era Hefesto. Pero claro, nunca le habló. Probablemente el dios del fuego ni siquiera mantenía una buena relación con sus hijos, quien sabe. De igual manera, ese no era el punto; Dorian solo estaba tratando de engañarse a si mismo en no creer que en realidad esa silla se llevaría a uno.
Pero si Percy pudo descubrirlo, ambos estaban perdidos.
──Uno se sienta, el otro toma el escudo. ──Sin titubear, Dorian se acerca rápidamente para sentarse en la silla. Si Hera había ocupado lugar antes, ¿qué diferencia habría si su hijo es el siguiente? Más Percy lo detuvo. ──¡Oye! El que se sienta no va a salir.
« Exacto. »
──¿Entonces qué haces? ──Poco a poco, la carga de cualquier acontecimiento próximo empezó a atormentar al hijo de Poseidón. Cualquier decisión lastimaría a ambos.
« Tienes mejores razones. »
──No es cierto. ──Mintió Percy.
« ¿Qué hay de tú mamá? »
──¿Y tú papá? ──El rubio sabía que solo estaba perdiendo el tiempo en la discusión. No le importaba. No iba a permitir que por un idiota como Ares, Dorian simplemente se vaya.
« Estaré bien »
──No. Eres más inteligente que yo aún sin hablar, eres esencial para la misión.
« ¿Por qué insistes tanto? »
Dorian no entendía. Literalmente no habían motivos coherentes de que Percy no le permitiese sentarse ahí sin más. La amistad y la oportunidad de hacerce el héroe habían quedado demasiado atrás en este momento.
──No puedo perderte.
« Me perderás de todos modos. »
──¡Lo sé! Y es por eso que ahora prefiero yo estar sentado en esa silla. No puedo permitir que la primera vez en una misión, quedes atrapado. No es justo después de tanto encerrado en la colina y... Tampoco podría vivir sabiendo que el chico con el que sueño se haya sacrificado por mí.
Dorian miraba a Percy sin entender sus palabras. Más si analizaba su mirada, cualquier cosa que saliera de su boca quedaba corta. El rubio estaba sintiendo mucho en tan poco tiempo, y el pelinegro no se quedaba atrás.
──No sé como, ni porqué. Pero cuando mamá me dejaba en esas escuelas privadas, me sentía tan solo y... Las noches eran aún más solitarias, eternas. Habían veces que no podía dormir por miedo a tener pesadillas. Y ahí estabas, convirtiendo las más horribles fantasías en tranquilidad. ──Admitió Percy. Era el momento, ahora o nunca. ──Entonces, déjame tomar ese lugar. ¿Okay?
Y el chico no esperó a una respuesta, simplemente le entregó a Riptide y se acercó con seguridad hacía la silla. Antes de hacer algo, se volteó.
──Prometeme que salvarás a mi mamá. ──Dorian negó, el semblante de Percy cambió a una cara de confusión. No comprendía.
Entonces, el pelinegro simplemente empujó rápidamente al rubio y tomó su lugar en el último minuto.
Percy tardó menos de cinco segundos en reaccionar y estar de pie frente a su amigo. Lamentablemente para él, ya era tarde; la máquina había empezado a cumplir su función y próximamente, Dorian ya era parte de la estatua. Lo curioso es que ni siquiera lloró, una sonrisa quedó plasmada en su rostro.
A diferencia de Percy, quien tenía los ojos rojos y sus lágrimas acumuladas. Pero no las pudo retener más, simplemente empezaron a caer. Al igual que el escudo de Ares.
No perdió el tiempo, dejó que las lágrimas siguieran bajando en su rostro y no tenía intención alguna de secarlas. Percy rápidamente tomó a su bolígrafo-espada que estaba tirado en el suelo, y se acercó a la parte trasera de la silla. Ahí se encontraba todo el mecanismo.
No es que supiera arquitectura o tuviera pasión por aquel trabajo como Annabeth, mucho menos sabía de como funcionaba cada metal del mundo mitológico. A penas y se enteró de lo que estaba hecha su arma gracias a Dorian, y ahora debía salvarlo.
El tiempo no importaba ahora, el rayo tampoco. Solo quería ir al inframundo para salvar a su madre, y tratar de recuperar al niño más sonriente que había conocido en la vida.
Los engranajes deberían estar conectados de alguna forma entre sí, solo debía entender cual. ¡Que injusto! Era literalmente él, un chico disléxico con TDAH vs Hefesto, el dios del fuego, la forja y los artesanos. Percy estaba pensando en que todos sus intentos eran parte de una pelea perdida, con la derrota asegurada.
Hasta que el sonido de una puerta se escuchó, proveniente del piso de arriba. De ahí, salió un ¿anciano? Señor de mayor edad.
──¿Puedo ayudarte? ──Preguntó aquel extraño. Percy se quedó observandolo y como respuesta, dio un sorbo a su nariz. ──¿Necesitas ayuda para encontrar la salida? ¿O tal vez una caja de pañuelos?
Aquel hombre hizo sonar algo parecido a un silbato, haciendo que una escalera apareciera desde el agua que lo rodeaba.
──Listo, adelante.
──No me iré de aquí sin él. Así que tendrá que aguantarme. ──Contestó Percy. Su aspecto era como el de un gato triste, pero su voz poseía un tono muy seguro.
──Así no es como funciona. ──Habló el mayor.
──Bueno, tendrá que funcionar así entonces. ──Contradijo Percy.
──Es un viaje solo de ida. No se puede deshacer.
──Con todo respeto, ¿y usted qué sabe?
──Porque yo lo construí.
Percy dirigió su vista una vez más al anciano, dios... Bueno, Hefesto. Ahora que lo analizaba bien... No, nunca podría haber pensado que ese señor era un dios. Parece un fenómeno del arte mal vestido, esperen. ¿Existen fenómenos del arte bien vestidos? No serían fenómenos... ¡El caso es que! No parece un dios.
──O-oh. Sí, por supuesto. Eh, hola primo. ¿Cómo estás? ¿Todo bien con Afrodita? ──Luego de decir eso, Percy se dio cuenta la estupidez que dijo a causa de su nerviosismo. Literalmente no estaría en esta situación salvando a Dorian si no hubiese sido por Ares y su amorío con la diosa del amor. ──Bien, iré al grano. No me voy de aquí sin él, así que espero que te gusten las visitas.
──A pesar de todas las historias que has escuchado, no soy alguien a quien pisotear. ──Respondió Hefesto. ──Él lo sabe. ──Apuntó al pelinegro.
──Lo noté. Cuando entramos Dorian estaba totalmente fascinado con cada juego que tú creaste. ──Susurró el rubio sonriendo mientras lo recordaba. ──Entonces, ¿me vas a ayudar a sacar a tu hermano de aquí?
──Sabes, cuando cree esa silla... El único sentimiento que tenía era de venganza. Pero ya te sabes esa historia.
──¿Y quieres qué él sufra lo que Hera no? ¿Ese es tu objetivo? ──Exclamó un poco alterado el chico sin saber muy bien lo que estaba diciendo.
──No, para nada. Mi intención es otra muy diferente y pronto la sabrán, ambos. ──Aclaró el dios. ──Ya comprobé lo que quería.
──¿De qué hablas? ──Percy se levantó y lo miró más confundido. Hefesto simplemente dejó sonar nuevamente el mismo objeto que utilizó para alzar la escalera del agua.
La máquina empezó a funcionar en reverso. El rubio rápidamente se acercó a la silla, esta vez del lado delantero. En muy poco tiempo, Dorian se encontraba de vuelta.
Percy rápidamente lo abrazó y lo ayudó a levantarse de la silla. El pelinegro sintió como si despertara de un ligero sueño, aún tenía la ropa húmeda así que no había pasado ni un día. Juraría que fueron simples segundos.
──Solo quiero que sepas que te estoy protegiendo Dorian. ──Una voz masculina lo sorprendió, el chico mencionado volteó hacía la dirección y pareció reconocer al señor. ──Son buenos niños, sus padres estarán orgullosos. Ojalá pronto nos volvamos a encontrar en alguna circunstancia y ocasión diferente, por ahora es todo.
El hombre estaba a punto de salir de ahí hasta que se detiene.
──Ah, se me olvidaba. Dorian, entre las flores de loto, sigue el camino del sol.
¿Y eso que significaba?
Ambos muchachos se quedaron mirando. Percy ignoró todo y lo volvió a abrazar, muy fuerte. Provocando una sonrisa en el pelinegro.
Y aún quedaba camino por recorrer.
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