vii. || that lady with a puppy

🪷⠀07. ▍ESA DAMA CON UN PERRITO
⡽ © finnickg1rl⠀⨳⠀
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Después de todo el drama con Medusa, los cuatro chicos tuvieron ━más Percy, que los demás━ la grandiosa idea de enviar la cabeza del monstruo hacía el Olimpo, vía Hermes Express. Y al no sentirse seguros de volver a viajar en un bus, aunque suponiendo que la última advertencia le quedó bastante clara a Alecto, sabían que ella no era una de las hermanas más fuertes.

Compraron tickets de tren con el dinero que tomaron prestado de la casa de la Tía Eme, junto a algunos dracmas y demás. Pero... ¿qué fue lo que pasó para que acabaran en aquella situación?

──Disculpen, ¿podría ver sus boletos? ──Un guardia de seguridad se acercó a la mesa en donde estaban Percy, Annabeth y Grover conversando; y Dorian escuchando. La chica le entregó lo pedido al hombre. ──¿Están en la cabina 17B?

Fueron escoltados hasta llegar a su dormitorio, pero al verlo se encontraron con una no muy grata sorpresa.

Todo estaba totalmente destruido.

──¿Pueden explicar esto? ──Definitivamente no.

El aire entraba por las ventanas con total libertad, ya que, estás se encontraban rotas y los cristales estaban desparramados por el suelo. Tal como sí alguien hubiera estado buscando algo. Las sábanas estaban rasgadas al igual que las cortinas, las almohadas desplumadas y básicamente, era un desastre.

──Espere, ¿cree que nosotros hicimos eso?

──¿Fueron ustedes?

──Digo, ¿cómo? Y, ¿por qué? ──Preguntó Percy entre molesto y sorprendido.

──Señor, cuando fuimos a desayunar, todo estaba intacto. ──Aseguró Grover. ──No sabemos como ocurrió esto.

──Tenemos un testigo aquí. ──Contestó el oficial girando su cabeza en dirección a la mujer que estaba al lado de ellos, declarandole a otra policía. ──Dice que escuchó una ventana rompiéndose y luego voces de niños.

──¡Oh, vamos! ──Protestó el rubio.

──¿A qué hora se fueron de la cabina?

──¿Estamos detenidos? ──Habló Annabeth.

──No creo que quieras hablarme con ese tono, pequeña. ──Amenazó el mayor, y eso enojó a la hija de Atenea.

──¿Estamos detenidos? ──Volvió a decir la chica, más fuerte.

Y eso nos regresa a lo que podemos llamar presente.

Cuatro chicos sentados dentro de una de las tantas salas del tren, siendo vigilados por la policía mientras una extraña mujer que, resultaba ser su vecina de cabina ━raro, no la habían visto subir.━ estaba declarando contra ellos un testimonio supuestamente real. Dorian estaba cansado.

Él sabía que las misiones eran agotadoras y nada fáciles, pero se imaginaba escenarios en su cabeza en donde luchaba contra monstruos o enfrentaba diferentes pruebas que desafiaban su valentía, tal y como los héroes. Ser arrestado por la policía no entraba en ningún lugar de su lista de expectativas.

──Dorian... ──Le llamó Percy suavemente. El pelinegro levantó la cabeza, su rostro reflejaba cansancio; la verdad es que Dorian no durmió casi nada debido a que, Annabeth y Percy estuvieron hablando hasta muy tarde. En parte estaba enojado por eso. ──¿Estás bien?

Respondió con un suspiro, no tenía ánimos de nada. Apoyó sus brazos en la mesa, y su cabeza en ellos. Percy decidió no insistir.

──Entonces, ¿estamos pasando el rato hasta descubrir que ese tipo es como un hombre lobo o algo? ──Continuó el rubio.

──Creo que no es un monstruo. ──Respondió Annabeth.

──Es difícil saber... Si no es un monstruo, ¿qué pasa aquí? ¿Por qué alguien destrozaría la cabina?

──Quizás buscaban algo. ──Contestó Grover.

──Pero no tenemos nada.

« ¿Y crees que ellos lo sepan? »

─Los que creen que tú robaste el rayo, no piensan lo mismo. ──Agregó la chica.

──Es verdad.

« Estoy considerando seriamente en anotar todo lo importante para la misión. »

─Nos ahorraríamos las conclusiones tardías y obvias de Percy. ──Bromeó Annabeth haciendo sonreír al hijo de Hera. Ya no estaba tan molesto con ellos por su falta de sueño.

──Bueno, no van a encontrar algo que no tenemos. ──Mencionó Grover volviendo a lo importante.

──Da igual, no estaremos todo el día respondiendo sus preguntas. ──Aseguró Annabeth refiriéndose a los policías.

« Tenemos que salir de aquí, y rápido. »

La conversación fue interrumpida por la misma mujer que hace unos minutos, los estuvo "delatando" y acusando de manera injusta; tocó el hombro de Annabeth suavemente.

──¿Podría sentarme aquí? ──Nadie dijo nada. Dejó su bolso en la mesa de al frente. ──Oh, pobrecitos... ──Tomó asiento en el mismo lugar que dejó su pertenencia. ──Sus padres no están con ustedes, ¿verdad? ──Su bolso se movió, todos se giraron a verlo. ──¿No es verdad, preciosa?

Dorian tenía un muy mal presentimiento, estaba casi seguro de que aquella dama era un monstruo; siempre llegaban en el momento menos oportuno, este es un perfecto ejemplo.

──¿No se asustan los niños cuando están solos? Está bien, soy madre. Sé que deben estar asustados.

Dorian agarró el brazo de Percy disimuladamente y lo apretó un poco en señal de advertencia; por otro lado, el rubio lo malinterpretó pensando en que era una muestra de cariño. Raro, uno sentía una increíble punzada de miedo y el otro mariposas en el estómago.

──Disculpe. ¿Le molestaría dejarnos solos? Creo... que los está poniendo nerviosos. ──La oficial de policía simplemente dejó de rondar por ahí y le hizo caso a la mujer. ──Quiero que sepan que en realidad no creo que ustedes hayan hecho ese lío allá atrás. Solo quería estar un momento a solas con ustedes. Hay algunas cosas que necesito que entiendan...

Aquella dama quería mostrar seguridad y transmitir confianza. En cambio, el pelinegro solo notó el gran parecido que la mujer tenía cuando algún extraño en New York se acercaba a un solitario niño... es decir, ella radiaba un aspecto sospechoso.

──Tiene algo en su chaqueta, parecen... cristales. ──Notó Grover. ──Nadie rompió la ventana desde el interior de nuestra cabina, porque alguien la rompió desde afuera. ──Concluyó el sátiro.

Es cuando entonces, el bolso rojo de la señora sospechosa que se encontraba en frente de los cuatro, se movió aún más. Hasta salieron gruñidos, tal y como si adentro hubiera un cachorro.

──Sí, cariño. Lo sé, lo sé... eres impaciente. ──Su dueña se dirigió hablándole en tono cariñoso a lo que sea que hubiese dentro de la mochila. ──Oh, prepárate porque ya casi... ──La mujer se volteó nuevamente en dirección de Dorian y los demás. Manteniendo su sonrisa ━cínica━ por supuesto. ──No es culpa suya. Pero, lamentablemente hoy tendrán que cargar con los errores de sus padres.

Dorian no sabía si era la ansiedad del momento, pero identificó que aquella dama "ablandaba" su mirada cuando lo veía. Era algo difícil de descubrir, aún más cuando solo mantenían contacto visual por dos segundos o menos.

──Escuche, señora, no sé quién es, pero creo saber qué es. Nos hemos cruzado con algunos monstruos como usted y los mandamos a volar. ──Respondió Percy con seguridad. La presencia de Dorian le reconfortaba de alguna manera.

──¿Monstruos como yo? ──Al parecer las palabras del hijo de Poseidón habían herido un poco el orgullo que tenía. ──Bueno... pues claro que son como yo. Eran mis hijos.

──¿Hijos? ¿Qué quiere decir?

──La madre de los monstruos. ──Mencionó Grover con miedo.

──Equidna. ──Completó Annabeth con igual temor.

Y una cosa habían aprendido todos. Si Annabeth estaba asustada, era porque la cosa iba en serio.

El bolso de Equidna se movió con más ganas. El ambiente ya estaba tenso y era obvio que pronto se venía una persecución.

──Shh, shh. Calma. ──Susurró ella acariciándolo. ──Monstruo. Es una palabra peculiar teniendo en cuenta que mi abuela es tu bisabuela y que esta siempre ha sido una historia familiar. ¿No, Dorian?

Todos se giraron rápidamente a ver al pelinegro, quien seguía atado al brazo de Percy. Su rostro era todo un poema sin descifrar, y la mente del chico estaba trabajando demás; Dorian sobre pensaba porque ya dos veces, dos monstruos parecían querer ayudarlo a saber alguna verdad sobre su pasado. ¿Había algún origen oculto sobre su existencia?

──Es una pena que te hayan mentido toda tu vida. Y que aún lo sigan haciendo... los dioses son crueles, ¿no? ──Las palabras de Equidna resonaban como un fuerte eco dentó de la cabeza del hijo de Hera, teniendo similitud con las de Medusa. ──Pero, en lo personal considero que el semidios es la criatura más peligrosa. Disruptiva, violenta y... si mi existencia tiene un motivo, es para interponerme en el camino de los monstruos como ustedes.

Los gruñidos de la bestia/cachorro/definitivamente no gato ━los gatos eran más tiernos━, se fueron intensificando al igual que el temor y la confusión de los cuatro chicos.

──Mi pequeñita aquí. Es solo una cachorra ahora, bendita seas. Hoy... ustedes serán sus presas.

Sabían con seguridad de que era el mejor momento para correr, pero el temor no dejaba hacer que realizaran movimiento alguno. "¿Será que los oficiales estén escuchando simples guau guau?" pensó Dorian.

──¿Ya tienen miedo? Está bien, es lógico. También es esencial para la caza, su miedo, su incertidumbre, su confusión. Necesitaba que entendieran lo que estaba sucediendo para que ella pudiera rastrear el olor. Para que pueda aprender y crecer, porque... eso es lo que hace una buena madre por sus hijos. ──De a poco, el cierre del bolso rojo de iba abriendo por sí solo. Percy, Grover y Dorian estaban temblando; Annabeth tenía un plan. ──Aquí es cuando deben correr.

La criatura se vio liberada, una quimera. Una quimera que atacó directamente a Percy implantado un agujón en su pecho.

Entonces, Annabeth agarró el mismo tentáculo de la bestia y con decisión, clavó su daga en este.

──¡Corran! ──Dorian empujó a Percy dándole impulso y le abrió paso a Grover. Se aseguró de intercambiar lugares con Annabeth para que la chica estuviese a salvo, sabía que ella era de más utilidad dentro de la misión.

Y por alguna extraña razón, el pelinegro notó como la quimera no tenía resistencia alguna hacía él. A diferencia de su amiga, la bestia estaba demasiado quieta. Hasta logró recuperar la daga de Annabeth y pudo notar como Equidna le sonreía de manera no cínica, súper extraño.

Simplemente se fue de ahí rápido porque la policía ya estaba en marcha para buscarlos a él y a sus amigos.

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