v. || what if Medusa doesn't lie?
🪷⠀05. ▍¿Y SI MEDUSA NO MIENTE?
⡽ © finnickg1rl⠀⨳⠀
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──Más adelante, esto se convierte en un sendero de sátiros.
──¿Qué es eso? ──Preguntó Percy a Grover.
En resumen, luego del ataque de las Furias en el autobús; se dirigieron al bosque, el cual se encontraba al lado de la carretera. Lo que les llevó a caminar sin rumbo alguno, bueno... ¡Tenían a Grover!, los sátiros son hijos de la naturaleza así que Dorian confiaba plenamente en que él se encargaría de guiarlos hacía... donde sea que tendrían que ir en ese momento.
Todo pasó demasiado rápido para el hijo de Hera y no podía dejar de pensar en ello, como de la nada estaba tan sumergido en sus pensamientos realistas sobre su futuro que; lograron que ahora mismo, estuviese con la realidad alterada y mirada perdida.
¿Cómo es que si quiera había sacado la valentía para derrotar un monstruo? ¿Cómo es que una de esas nunca se le había cruzado en su camino?
La respuesta no era del todo clara para el muchacho en ese momento pero, claro que había una explicación lógica de todo eso e incluso de otros cabos sueltos. ¿Un adelanto? ¡Hera!
──¿Por qué le temes tanto a quien eres? ──Escuchó el pelinegro decir a Annabeth, mientras esta se detenía plantandole cara a Percy. Oh no, ¿de nuevo iban a pelear?
──¿Qué?
──¿Saben?, lo interesante de este sendero de sátiros en particular es que es el que tomó mi tío Ferdinand cuando partió su misión. ──Grover trató de persuadirlos para que no empezaran a discutir, de nuevo.
──¿Qué quieres decir con que le temo a quién soy? No tengo miedo. ──Aseguró Percy, pero su lenguaje corporal lo delataba.
Algo cool de no poder hablar es darte cuenta cuando las personas mienten, tenías que ser muy observador para saberlo de igual manera y bastante inteligente; Dorian era ambas cosas.
──Sí tienes miedo, no eres normal. Un niño normal no hubiese hecho que Hades enviara a sus mejores tenientes para recuperar el rayo, y mucho menos Dorian te hubiese lanzado al río esa vez. ──Le recordó Annabeth. ──¡Eres parte de algo grande! Seguiremos adelante quieras o no.
El pelinegro no quería seguir prestando atención a la pelea, no había caso, ni siquiera podía interferir aunque quisiera; tampoco se perdió de mucho.
──¿Pueden oler eso? ──Preguntó Grover. La respuesta es un no, los sátiros tenían mejor olfato que cualquier semidios.
──Grover, no estoy bromeando.
──No, yo tampoco, cállate. ──¿Okay? ──Hamburguesas. ──Soltó sin más.
Dorian empezó a seguir el paso de Grover un tanto confundido, por consecuencia Percy hizo lo mismo y Annabeth quedó de última.
──Alguien está haciendo hamburguesas en el medio de la nada, en un sendero de sátiros. Quien quiera que sea... es de nuestro mundo. ──El camino por el bosque se detuvo cuando los árboles dejaron de adornar y, empezaron a divisar autos viejos en mal estado que probablemente no funcionen y... ¿estatuas de piedra?
"Emporio de gnomos de la Tía Eme", un cartel blanco y celeste alargado se podía leer perfectamente en la entrada de la casa. ¡Alto! ¿Leer perfectamente?, de seguro estaba hecho para disléxicos... Si era de su mundo.
Caminando un poco más mientras se adentraban al patio del gran lugar, pudieron notar una gran cantidad de figuras de piedra. Monstruos, en especial.
──Oh, vamos... ──Se quejó Annabeth dándose cuenta de quien era la dueña del lugar.
──¿Qué? ──Preguntó Grover confundido y atontado por el rico olor de las hamburguesas con queso. En realidad, solo él podía percibirlo.
──La tía "Eme" tiene un jardín lleno de gente de piedra petrificada. Sí, es alguien de nuestro mundo. ──Confirmó la chica y Dorian se dio cuenta de que sus sospechas eran correctas... ¿Acaso Medusa no disponía del tiempo suficiente para limpiar su jardín? Estaba demasiado sucio. ──¿Alguien sabe qué significa "Eme"?
El pelinegro levantó la mano dando a entender que no era el único que tenía la respuesta, pero no fue del todo relevante.
──Oh... ──Formuló Grover sorprendido por lo realistas que se veían aquellas esculturas.
Más que sorpresa, todos sentían miedo... como si el peligro estuviese frente a sus narices, y detrás de sus espaldas también.
──Salgamos de aquí mientras podamos, por favor. ──Pidió Annabeth asustada. Y por primera vez, todos le hicieron caso sin quejarse; porque una Annabeth con miedo es mala señal.
Tarde. Alecto ya estaba ahí, y no se veía nada amigable. Su mirada estaba totalmente clavada en Dorian y Annabeth, a pesar de que el "ladrón" del rayo era Percy; uno porque apuñaló a su hermana y otra por el supuesto trato fallido.
Percy rápidamente le tendió la caja de madera a Grover, en donde se encontraban los zapatos voladores que Luke le había regalado. Sacó a riptide y se colocó en posición de pelea, tal y como el hijo de Hermes le había enseñado.
──Debiste haber aceptado mi oferta cuando tuviste la oportunidad. ──Alecto se dirigió a Annabeth.
──¿Oferta? ¿De qué está hablando? ──Preguntó Percy confundido bajando la guardia. Dorian le golpeó levemente el hombro para que volviera a estar alerta; el rubio le hizo caso.
──Hoy no, amigos. ──Se escuchó por detrás una voz femenina, y repentinamente la Furia estaba con la vista gacha. ──No en mi Umbral.
Dorian giró su vista, se podía divisar la figura de una mujer entre las esculturas. ¡Tápense los ojos! Medusa está entrando en escena.
──¡Ay no! ──Annabeth y Percy rápidamente se giraron, copiando la posición de Alecto. Dorian no se quedó atrás, pero Percy parecía no entender lo que estaba pasando, así que el pelinegro no tuvo más opción que tapar los ojos del rubio.
──Si tienen algo que resolver, ¿por qué no entran y los ayudo? ──Los pasos de la mujer se detuvieron, era obvio que estaba cerca de ellos. ──¡Alecto! ¿nos acompañarás? ──Silencio total. ──No, no pensé que lo harías.
Dorian sonrió, toda esa situación aterradora le causaba gracia. ¿Un monstruo teniendo miedo de otro? Definitivamente, algo que no se veía todos los días.
──No los molestará mientras estén conmigo; tampoco es que se irá, no si eso significa informar que no pudo llevarse al hijo de Poseidón o al de Hera.
──¿Cómo...? ──Preguntó Percy confundido.
──Un hijo prohibido fue reclamado y enviado a una misión junto a otro, ¿cuánto tiempo pensaste que se mantendría ese secreto? Debo decir que no fue muy inteligente de tu parte escoger al hijo de Hera, siendo que esta misma fue una de las causantes para que los semidioses sean localizados por los monstruos... ──Contestó Medusa manteniendo su tono calmado. Percy miró aún más confundido a Dorian, este último tenía una cara que reflejaba culpa y pena, se sentía mal por no habérselo comunicado antes. ──De todas formas, es un placer conocerlos, hijo de Poseidón y Hera. Soy Medusa.
──¡Percy, no! ──Exclamó Annabeth cuando vio al rubio levantando la mirada con intenciones de ver a la mujer. ──Es un monstruo.
──Todos elegimos a quienes hacemos nuestros monstruos, pero ahora ella quiere arrancarles pedazo por pedazo... y yo les ofrezco almorzar. Decidan. ──Apenas y se escucharon los pasos a lo léjos de Medusa, todos volvieron a levantar la mirada.
──Creo que podemos confiar en ella.
──¿Qué? / ¡Amigo! ──Reprocharon Annabeth y Grover al mismo tiempo. Dorian solo lo miró frunciendo el ceño, aunque en el interior seguía sintiendo culpa.
──No puedo explicarlo, solo... Mi madre solía contarme su historia. ──Respondió Percy. ──El punto era que ella no es lo que la gente piensa, y sin duda confío en mi mamá. ──Está bien, el pelinegro comprendió lo que estaba pasando; todo era un asunto de confianza.
Probablemente Percy se sentía traicionado por él, por Annabeth y hasta por Grover. Así que, relajó su ceño el cual anteriormente estaba fruncido y decidió seguir a Percy, el cual ya se estaba adentrando en la casa de Medusa y, sería una total locura dejarlo solo.
──¡Deben tener hambre! Dejé unos bocadillos en la mesa mientras preparo algo como corresponde.
El interior de la casa de Medusa no era nada comparado a como se veía su jardín, sin duda era mucho mejor. Y por alguna extraña razón, la decoración para Dorian le recordaba a "La sirenita", un extraño pensamiento porque no era nada identica.
──¿Será seguro comerlo? ──Susurró Percy.
Dorian respondió moviendo la cabeza de un lado a otro, básicamente, no estaba para nada seguro y en su mochila ━dato curioso: él fue el único que logró mantenerla a salvo━ no empacó ningún aperitivo por lo cual, estaba muerto de hambre.
──Chicos, no les voy a mentir. Tengo mucha hambre y estoy listo para correr el riesgo. ──Contestó Grover hipnotizado por los dulces.
« Somos dos »
La puerta se abrió dejando ver una Annabeth indecisa examinando el lugar.
──Gracias por venir.
──No es lo mismo para mí que para ustedes.
──¿Te preocupa que te guarde rencor solo porque eres hija de Atenea? ──Medusa llegó con una jarra de jugo en mano. Y los cuatro de inmediato cerraron sus ojos, volteando hacía otro lado. ──No te preocupes, no somos nuestros padres después de todo. Y quizá tengamos más cosas en común de lo que crees... Por favor, siéntense y coman.
Dorian se acercó primero y se sentó. Percy imitó su acción seguido de Grover, los tres estaban sentados al lado del otro y Annabeth... se quedó parada.
──Si no eres un monstruo, ¿qué eres?
──Una sobreviviente.
──Debes ser algo más que eso.
──Una sobreviviente a la ira de los dioses, ¿qué te parece ahora? ──Respondió Medusa mirando de reojo a Dorian, quien extrañamente se sintió identificado.
──Bueno, eso no explica del todo el porqué una Furia parece tenerte terror.
──Porque sabe lo que pienso de ella. No me gustan los hostigadores, y cuando aparece uno en mie entrada, termina pasando allí más tiempo de lo planeado... El regalo que los dioses me han dado es el que ya no me pueden intimidar.
──Lo que mi madre te hizo no fue un regalo, sino una maldición. ──Interrumpió Annabeth bruscamente.
──Tienes razón. ──Admitió Medusa. ──Pero basta de hablar de mí. Estoy segura que alguien de aquí está consciente del parecido que hay entre nosotros... Dorian, ¿no? ──Y el chico nombrado sintió su corazón palpitar aceleradamente, estaba nervioso; y las miradas de sus acompañantes no le ayudaban.
──¿De qué estás hablando? ──Preguntó Percy confundido; si él lo estaba, créanme que Dorian entendía menos.
──Veo que ninguno sabe de lo que estoy hablando... es una pena. Tal vez toda tu vida te han mentido y te hayan dicho que naciste sin la capacidad de hablar, cuando en realidad solo fuiste una cruel víctima de la ira de los dioses. ──El ambiente era pesado y silencioso, las palabras de Medusa parecían ser tan verdaderas para Dorian que en su cabeza, se encontraba formulando alguna explicación lógica para que la mujer no tuviese razón.
──Dorian, no la escuches. ──Habló Annabeth decidida, pero, es fácil decir las cosas cuando no tienes la mínima idea de lo que pasa la otra persona.
──Puedes escoger en creer o no. ──Se apresuró a decir Medusa, viendo como el pelinegro se ponía cada vez más nervioso. ──Pero algo tienes que saber, la verdad saldrá a la luz tarde o temprano y tendrás que tomar una decisión importante.
──¡Deja de meterle cosas en la cabeza a mi amigo! Eres una mentirosa. ──Y así es como Annabeth finalizó la tan intrigante conversación, dejando a un Dorian lleno de dudas.
──Algo se está quemando... ¿Me ayudarías en la cocina? ¡Creo que el almuerzo está listo! ──La tía Eme se dirigió al hijo de Poseidón; Percy se levantó dudoso de su asiento siguiendo a la mujer hacía la cocina.
Dorian sabía que esa era una mala idea, venir a la misión desde el principio lo fue, al menos en su caso. ¿Y si en realidad Medusa no mentía? Se había mostrado tan honesta y sincera, como si hubiese sentido empatía por él; de alguna forma, ambos habían sido castigados injustamente. La diferencia era que Dorian no lo sabía.
──Chicos... prepárense para correr.
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