♦️ 11
La cafetería no estaba llena de personas y eso era un alivio para ella, no necesitaba estar en un lugar que estuviera totalmente lleno, era lo que menos quería, y por el momento lo único que necesitaba era disfrutar de su bebida en el local, se encontraba en una mesa cercana a los ventanales, con su bebida al frente, una malteada de café, la crema batida encima y un poco de canela en polvo encima de esta misma la hacía lucir deliciosa, dejo de darle un sorbo a su bebida para pasar a mirar su celular, no tardaría mucho, debía regresar antes a casa para poder estar con su tía y quizás ver un maratón de películas con ella le haría bien.
Ese día había sido bueno, a pesar de que se había encontrado con Jimin, apretó los labios al pensar en él, todavía le quedaba duda de si en verdad no la conocía o si estaba fingiendo solamente para después hacerle la vida miserable, aquellos tiempos en secundaria por esos días habían sido un martirio, inclusive estuvo a punto de rogarle a sus padres a que la sacarán de su infierno en la escuela, pero resistió un poco, y agradeció a los cielos que sus padres hayan visto que sus calificaciones no eran buenas en la secundaria y ella les mintió diciendo que los profesores no sabían explicar bien, no tardaron en sacarla de aquella secundaria, eso era lo mejor que le había pasado en toda su vida.
Soltó un suspiro, no debía seguir recordando por todo lo que paso en ese lugar, aunque por supuesto algunas cosas son más difíciles de olvidar que otras, y su estadía en la secundaria con los constantes abusos de Park Jimin era uno de esos momentos, uno que seguramente estará en su memoria por un largo, largo tiempo.
Tomo el vaso que contenía su bebida fría y no tardo en llevar la pajilla a sus labios para darle un nuevo sorbo, el sabor dulce y amargo no tardo en inundar sus papilas gustativas y se concentro más en prestar atención al sabor que a su alrededor o sus pensamientos, tanto que ni siquiera se percato cuando Jimin entro a la cafetería, venía con calma, y lo hubiera estado por más tiempo de no ser que su vista fue a dar hacia la chica que tanto le había llamado la atención.
Sonrió, no debía perder el tiempo, se percato de que el sitio frente a ella estaba desocupado, así que necesitaba ir con ella, hablar con ella, pedirle una cita, o dos, o más, Jimin de inmediato no tardo en pedir un café mokaccino y le pidió a la mujer frente a él que se diera prisa, para Jimin en ese momento, cinco minutos significaban una hora, así que a pesar de que la bebida no tardo en estar en sus manos, se quejo en voz baja por que el personal trabajaba demasiado lento para su gusto, en cuanto obtuvo su preciada bebida no tardo en mirar en dirección a Yoonji, quien ahora miraba su celular, Jimin sonrió, al menos no se había ido.
Inhalo profundamente y decidido, camino hacia la chica que se encontraba distraída en su aparato móvil, a pasos seguros, Park Jimin se próximo y en cuanto llegó a la par de la silla desocupada, carraspeo su garganta para llamar la atención de la chica.
—¿Puedo sentarme? —pregunto.
Yoonji abrió los ojos en grande al escuchar aquella voz, y no tardo en levantar la mirada, dejando de lado lo que estaba leyendo en su celular para mirar a la persona que le hablaba, maldijo en sus adentros al ver a Park Jimin parado al lado de la silla frente a ella y con un café en sus manos.
—Sí —dijo Yoonji sin mucha importancia, y en cuanto lo hizo, Jimin arrastro la silla hacia atrás para poder tomar asiento frente a ella, Yoonji regreso su vista al teléfono celular.
¿En qué estaba pensando? ¿Por qué le dijo que sí? Yoonji quería golpearse allí mismo, era una mala idea todo esto, quizás había hablado demás, se hubiera ido cuando lo vio, pero ni siquiera se percato de la presencia del chico hasta que ya lo tuvo frente a ella, apretó el aparato móvil entre sus dedos, quizás si se iba no le diría nada, ¿o sí? No estaba muy segura.
—¿Te gustan las malteadas? —Jimin logro llamar de nuevo la atención de la chica, pero se quería dar una buena bofetada, ¿te gustan las malteadas? ¿Acaso no se le podía ocurrir algo más estúpido? Sonrió hacia Yoonji, esperaba una respuesta.
—Sí, me gustan —menciono ella, se sentía extrañada, y sobre todo con la pregunta, pero lo dejaría pasar, sólo quería ignorar al recién llegado.
—Gatita —hablo de nuevo Jimin al ver que la intención de la chica era ver de nuevo su celular—, bueno, yo —llevo su mano hacia su nuca, sintiendo el nerviosismo regresar a su cuerpo en cuanto la mirada de la chica se poso sobre él—, q-quería saber si estarás libre e-en estos días...
Jimin se mordió la lengua con fuerza mientras se repetía mentalmente que era un completo tonto por haber tartamudeado de ese modo, ¿qué pensaría ella? Seguramente ahora se estaba burlando de él, estaba completamente seguro de eso. Pero Yoonji en lo único que pensaba era en ¿por qué le decía aquello? ¿Acaso quería hacerle algo? ¿Humillarla como antes? O peor, Yoonji apretó sus labios, debía mentirle o sino terminaría pasando lo de hace algunos años, y definitivamente no quería volver a pasar por todo eso.
—Tengo planes —dijo Yoonji.
—A-ah, ya veo —dijo Jimin y se permitió soltar el aire tranquilamente, su corazón no dejaba de latir en desenfreno, esa chica le estaba provocando un ataque cardiaco y ni siquiera se percataba de ello, eso solamente la hacía mucho más atractiva ante sus ojos—, y ¿q-qué te parece después de clases?
—No creo poder —volvió a evitarlo Yoonji.
—Gatita —Jimin soltó un suspiro—, no quiero obligarte a nada y —Yoonji lo miraba a los ojos—, entiendo que creas que estoy yendo demasiado rápido, pero quiero conocerte.
—¿Conocerme? —Yoonji frunció levemente el ceño.
—¡Sí! —dijo animado Jimin, regalándole una sonrisa a la chica—. Me interesas.
¿Qué?
Yoonji no sabía que pensar al respecto, ¿en serio acaba de escuchar al chico que le decía que era horrenda y que jamás le gustaría a ningún chico en el planeta, decirle ahora que está interesado en ella? Eso definitivamente debía ser una broma, una de muy mal gusto.
—Me gustaría conocerte y salir contigo —dijo Jimin con más confianza—, sé que apenas nos conocemos y...
—No —dijo Yoonji, ya era suficiente para ella, Jimin la miro con algo de sorpresa por su respuesta—, no es cierto —dijo Yoonji—, ya me conoces.
—Gatita —Jimin negó con la cabeza—, no, en verdad no te conozco.
—Deja de fingir —Yoonji trago saliva, se estaba exasperando, pero quería dejar de ver esa actitud de Park Jimin, ella lo conocer bien, se lo dejo muy en claro en secundaria—, por favor, sólo deja de fingir que no me conoces.
Jimin no entendía lo que estaba pasando.
—Pero, en verdad no te conozco —dijo Jimin en voz baja, Yoonji sonrió ladina mientras negaba con la cabeza.
No podía creer que esto le estuviera pasando, pero ya no quería estar más allí, ya no quería escuchar a Jimin, ya era suficiente, esos coqueteos suyos, esos apodos dulces, y esas sonrisas y todas esas tonterías, ella no es tan tonta como para caer en algo así, ya era suficiente.
—Me conoces, Park Jimin —dijo Yoonji—, no sé que te pasa, pero deberías dejar de fingir.
—No estoy fingiendo, no sé quién eres, gatita.
Yoonji sonrió levemente.
—¿Cerda Min, te dice algo?
Aquella pregunta solamente hizo que Jimin sintiera como un pequeño escalofrió pasaba por su cuerpo, y miro a la chica, la miro con detenimiento, no, no podía ser ella.
—¿Y-yoonji? —dijo él.
La mencionada soltó un suspiro en cuanto escucho su nombre salir por los labios de su antiguo agresor.
—Veo que no eres tan tonto —Yoonji tomo su bebida y se levanto de su sitio, dejando a Jimin solo en la cafetería.
Mientras que ella se disponía a salir, Jimin se quedaba allí sentado, quería detenerla, en verdad quería hacerlo, pero parecía que su cuerpo no le respondía, y es que simplemente se había quedado pensando, ¿por qué no la reconocí? ¿Tan cambiada estaba? Era algo que ni siquiera él podía creer, Min Yoonji, aquella chica a la que molestaba porque le desagradaba todo de su ser, aquella a la que había hecho salir de la secundaria, aquella con la que jamás pudo disculparse, es su gatita, es ahora esa chica linda que tanto llamo su atención.
Llevo sus manos a sus cabellos, y cerro sus ojos con fuerza.
—Min Yoonji —dijo en un susurro—, maldición, maldición, maldición —apretó os dientes con fuerza, mientras recordaba lo que paso en secundaria, todo el mal que le hizo a ella.
Necesitaba arreglar sus errores.
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