♦ 01

—¡Listo! —menciono después de que aquella pesada caja de cartón estuviera por fin en el piso, soltó un resoplido, había sido cansado tener que traer todas las cajas de la mudanza—. Creo esa fue la última.

—Lo fue —Yoonji miro detrás de su hombro, su tía, una mujer de cuarenta años le sonreía mientras se disponía a entrar y cerrar la puerta detrás de ella—, no pensé que sería tan difícil, pero lo fue.

—Al menos terminamos a tiempo —dijo Yoonji—, de nuevo en Busan...

—Cariño, no te desanimes —comento aquella mujer regalándole una sonrisa para hacer sentir mucho mejor a su sobrina.

Los padres de Yoonji no estaban pasando una buena situación económica, las cosas se estaban complicando un poco, y la chica no podía siquiera concentrarse del todo en estudiar para su examen a la universidad. Su tía se había ofrecido a cuidarla mientras los padres de ella arreglaban los asuntos económicos, había algunas pequeñas deudas que no debían dejarse pasar, y luego estaba el hecho de que debían de estar al pendiente de que el negocio de su padre no cerrará, Yoonji hubiese querido quedarse en casa para poder ayudar a sus padres, pero sabe que sería un estorbo y que muchas veces le repetirían que debería de estar estudiando en lugar de querer ayudarles.

—En un par de días estarás entrando a la universidad —menciono la mujer haciendo que Yoonji dejase los problemas de sus padres de lado.

—No era necesario que insistieras en una universidad de paga, tía —comento Yoonji, camino un poco para poder sentarse en el sofá más cercano—, mamá pensará que seré una carga para ti.

—No lo eres, cariño —Yoonji sonrió ante el apodo, su tía siempre le decía cariño—, para mí es un gusto, además, con tus notas, estoy segura que te darán la beca completa.

—Eso espero —soltó Yoonji en un suspiro—, ¿puedo ayudarte a cocinar?

—¡Por supuesto que puedes! Entre más manos, es mejor, terminaremos rápido y disfrutaremos de la comida.

Había pasado mucho tiempo, Yoonji recuerda que se había ido de Busan después de dos años de estudiar en una secundaria local, y por supuesto después de que regresase cubierta de vinagre de manzana, ese día había sido el peor de todos, Yoonji no esperaba que sus padres estuvieran en casa de su tía, no creyó que notarían el aroma de sus ropas, pero estaba sumamente equivocada.

Las personas a veces son crueles, Yoonji había pasado una buena parte de su infancia en Daegu, junto a su hermano mayor Yoongi, pero después hubo problemas —para colmo, eran los mismos que ahora—, su hermano busco trabajo de inmediato, y ahora vivía en Seúl, con un empleo estable y mandaba dinero a casa para ayudarles, sus padres estaban muy ocupados como para inclusive querer inscribirla en una secundaria, por lo que tuvieron que pedir ayuda a la hermana de su padre, su tía Min Chaerin, quien gustosa accedió a cuidarla y a darle parte de sus estudios.

Yoonji esperaba casi de todo al entrar en secundaria, esperaba nuevos amigos, esperaba conocer nuevos profesores, y por supuesto aprender cosas nuevas, pero nunca espero que se burlasen de ella, que la ignoraran, que le hicieran bromas pesadas, y que la mayor parte de las veces la hicieran llorar.

Sus padres se habían enterado de lo sucedido dos años después, porque Yoonji jamás le decía nada a su tía, no quería que se preocupara por ella, no quería que por su culpa su tía no pudiera llevar a cabo sus labores en su trabajo, no debía ser una carga para nadie, se guardaba sus cosas para ella sola, hasta el día en que la vieron, por supuesto.

Su tía la dio de baja en la secundaria, y sus padres la habían llevado de regreso a Daegu para que pudiera terminar con sus estudios de secundaria en calma y con las personas que la querían, aunque para ella siempre quedará el recuerdo de esos dos años de martirio en esa secundaria de Busan.

—Tía Chaerin —la mujer miro a su sobrina quien seguía picando la cebolla en cubitos—, sé que me dijiste que no debía de conseguir un empleo, pero me gustaría encontrar uno, ¿sabes de algo?

—Cariño, no es necesario.

—Lo sé, lo sé —sonrió para que su tía no se preocupase—, pero me gustaría ser más productiva, no sólo estudiar, ¿no crees que estaría bien?

—En ese caso, podrías ayudar a una amiga mía, sé que no te gusta mucho trabajar en todo eso de belleza, pero ella tiene un salón de belleza y por lo que sé, tu madre te pago clases de manicura.

—Soy un asco para las uñas.

—Eso no me lo dicen tus manos —canturreo divertida la mujer haciendo que Yoonji soltase una risa corta—, el local de mi amiga está a dos calles cerca de la universidad, así que te convendría.

—Entonces iré.

—¡Esa es la actitud!

Yoonji soltó un suspiro, miro la cebolla sobre la tabla de picar de madera, quizás era por el lugar, pero seguía recordando algunas cosas que pasaron en sus primeros años de secundaria allí mismo en Busan, y sobretodo recordaba a esos niños, sus nombres a pesar de que ella quiera olvidarlos, no puede, no es tan fácil, Kim Seokjin a pesar de ser el más popular, era un maldito tonto, Kim Taehyung siempre se la pasaba riéndose de ella como si estuviera vestida de payaso para hacerlo reír, y el peor de todos ellos era Park Jimin, él se encargaba de hacerle bromas pesadas, dejarla en ridículo, y de mantenerla siempre en su foco de visión para hacerla ver como una torpe.

"Ellos... ¿ellos todavía estarán aquí?" Pensó Yoonji, podría ser una casualidad de que sí, pero también pudieron haberse ido, las mejores universidades están lejos, así que seguramente ellos se habían ido inclusive a la capital para terminar con sus estudios, sí, quizás esos tontos ya no estén ni siquiera cerca, y eso era un alivio.

Yoonji sabe que las cosas serán más calmadas de ahora en adelante, ya no se siente como una niña indefensa y llorona, esa niña ya estaba atrás, si alguien ahora intentaba hacerle algo, no dudaría en darle su merecido.

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