021

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VOLVIENDO A LA
RUTINA
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         Poner en marcha nuevamente tu vida, cuando creías que ya todo había pausado, es complicado.

         Levantarse de la cama es todavía una acción diaria que la cansa demasiado.

         Eunji estaba tratando de salir a flote. Aun si ella quería vivir una vida paralizada.

         La vida parecía haber perdido su ritmo habitual, dejándola atrapada en una sensación de estancamiento y desolación.

         A pesar de sus esfuerzos por seguir adelante, el peso de la pérdida y el dolor parecían inmovilizarla, impidiéndole retomar su rutina anterior. Cada paso hacia adelante era un desafío abrumador, y aunque técnicamente podía realizar actividades cotidianas, sentía que su vida se había detenido por completo.

         Podía respirar, comer, beber, dormir, hablar con Nana y con Junjeon. Estaba esforzándose por hacer cosas que no quería.

         Estaba atrapada en un estado de lucha interna entre seguir adelante y permanecer estancada en su duelo. Intentaba, aunque con dificultad, llevar a cabo acciones que antes realizaba de forma rutinaria, aunque cada una de ellas le resultara desgarradoramente agotadora.

         Y así fueron pasando los días. Suho y Soojin fueron las dos únicas personas del colegio que la visitaban todos los días. Y no es que no tuviera amigas ni nada por el estilo. Estaba segura de que, si en la escuela se llegaba a dar a conocer sobre las dolencias que estaba pasando, tendría a gente haciendo fila en la puerta de su casa. Pero lo que ella menos necesita en esos momentos, era más ojos sobre ella.

         Las sombras bajo sus ojos fueron desapareciendo poco a poco. Junjeon estaba aliviado de que pudiera a volver a dormir nuevamente. Lo que no sabía el chico Park era que, por las noches, cierto chico se escabullía por la casa con ayuda de Eunji para dormir en su habitación.

         Llevaban haciendo aquello alrededor de un semana y media.

         La primera noche fue la más dura para Suho. Él se acostó a su lado y la abrazó por la espalda. Con dulzura la cubrió con la manta y la apretó suavemente contra mi pecho. La escuchó llorar y su corazón se partió despacio con cada sollozo. Fue silencioso y la dejó llorar, prometiéndole que después de aquella tormenta saldría el arcoíris.

         Como venía diciendo, Eunji estaba mejorando poco a poco, con cada paso pequeño alejándose de la oscuridad.

         Y así pasó un mes desde la muerte de la señora Choi.

         Los gemidos se escuchaban por toda la habitación, y aunque trataran de ser silenciosos, el mutismo en toda la casa por ser medianoche hacían que los jadeos se escucharan con el triple de fuerza.

         —No te preocupes por otras cosas—habló Suho, guiándola en medio de las sombras—, solo concéntrate en mi voz.

         Suho utilizó su nariz para acariciar el cuello de Eunji, deslizándose hasta tus hombros presionando tiernos besos formando un camino lujurioso.

         —Suho...—susurró su nombre en un suspiro.

         —¿Mhn?

         Una pierna del chico se metió en medio de las suyas, presionando con un poco de fuerza su centro, haciendo que la calentura de su cuerpo se disparara.

         Eunji empezó acariciando los cabellos negros y sedosos de Suho con suavidad, para luego jalarlos hacia atrás, provocando que el chico soltara un jadeo excitado.

         —Parece que te gusta que te jalen de los cabellos—le dijo mientras mordía el sensible cuello de Suho que se encontraba expuesto ante ella.

         —Todo lo que me haces está bien para mí.

         —Mhm... me da gusto escuchar eso.

         Sus labios nuevamente se juntaron, tan húmedos y calientes. La mano de Suho acarició lentamente la espalda de Eunji hasta llegar a su trasero, donde apretó con gusto.

         —Deberíamos dormir—le dijo Suho cuando ella decidió montarlo.

         —Ni se te ocurra.

         —Mañana tenemos que ir a la escuela. Ya es hora de que te presentes a ella.

         Eunji chasqueó su lengua, disgustada.

         —Cállate.

         —Eunji—Suho iba a volver a replicar, decirle que el director ya no iba a ser comprensivo con ella si seguía faltando a la escuela; pero los suaves labios de Eunji sobre los de él le hizo imposible continuar.

         Lo había callado con un beso. De esos que te dejan con las piernas temblando y deseoso de más.

         Eunji empezó moviendo su cadera en círculos. Suho la agarró por la cintura para guiarla, después de todo, la escuela no era tan importante.

         —Eunji—gimoteó Suho desde abajo—. Ah.

         —Si nuestros compañeros te vieran de esta manera—Eunji acercó su rostro hacia Suho, rosando con provocación sus labios—, hecho todo un desastre debajo de mí, ¿Qué harías?

         Suho tiró su cabeza hacia atrás cuando las corrientes de placer bajaron de su vientre hasta su entrepierna.

         —Contéstame, cariño. ¿Qué harías?—Eunji detuvo sus movimientos, ocasionando protestas por parte del pelinegro—Contesta.

        —No haría nada—dijo con desesperación, para luego jadear de satisfacción cuando Eunji empezó nuevamente con sus movimientos—. No me importaría los demás.

         —¿Entonces quién te importaría?

         —Tú.

         Eunji soltó una risita de satisfacción. Sus ojos brillaron con lujuria.

         —En ese caso, lo que me quieres decir es que no te importaría hacerlo en público.

         El rostro de Suho se calentó, aun así, no negó nada.

         —Quien diría que el tímido chico podía ser tan pervertido—lo molestó Eunji, acercándose nuevamente a él para enredar sus lenguas nuevamente en un baile sensual.

         Decidió salir de su habitación después de haber ayudado a Suho a escapar de su cuarto antes de que su Nana ingresara a despertarla.

         —Le he preparado su desayuno favorito para que tenga fuerzas de regresar a clases—le dijo la mujer mayor mientras ponía los platos de comida sobre la mesa.

         —Gracias, Nana—agradeció, sonriendo ante los platillos frente a ella—. ¿Tiene alguna información sobre mi padre?—cuestionó al mismo tiempo que se llevaba a la boca una porción de fideos.

         —Todavía no ha regresado, señorita.

         Eunji asiente conforme. Es mejor que su padre no se encuentre en casa. Le estresa que siempre este reclamándole por no ir con el abogado para reclamar la herencia de su madre.

         Sabía que en algún momento su padre explotaría y la llevaría de los cabellos hacia el bufete de abogados. Debía hacer una nota mental de llamar al señor Koo para que la acompañara, pues el hombre se había ofrecido el día del velorio en ayudarla en todo lo legal, tanto por parte de la empresa como por el tema de la herencia.

         —Me voy a la escuela, Nana—se despidió con un gesto de mano antes de abandonar su casa.

         —Hasta luego, querida.

         Eunji sabía que su llegada al colegio iba a ser incomodo, pero jamás pensó que lo fuera tanto.

         Eunji se sentía abrumada por la atención y las miradas compasivas que la rodeaban en la escuela. Cada paso que daba era seguido por susurros apagados y miradas de solidaridad. Aunque apreciaba el apoyo de sus compañeros, también ansiaba un poco de normalidad en medio de su dolor.

         Cada rincón del lugar estaba impregnado con la noticia de su pérdida. Las expresiones de tristeza y compasión de sus compañeros pesaban sobre ella, recordándole constantemente su propia angustia y la magnitud de su pérdida.

         Soltó un suspiro y empezó a caminar a pasos apresurados por los pasillos para llegar a su aula. Con fe y los demás alumnos no se pondrían a cuchichear afuera de su salón.

         Estaba cansada, cada vez que se encontraba con la mirada compasiva de alguien, sentía la necesidad de reprimir sus emociones para no mostrar su vulnerabilidad.

         A pesar de las buenas intenciones, el ambiente lleno de simpatía y compasión era abrumador para Eunji. Anhelaba encontrar un espacio donde pudiera procesar su dolor sin sentirse observada o juzgada.

         No pudo llegar al aula.

         Corrió hacia los baños higiénicos y se escondió allí mientras tratada de regular su respiración.

         Cerró sus ojos mientras recargaba sus manos en el lavamanos y se cuestionaba el motivo de haber regresado a clases.

         —No debí de hacerles caso a Suho y a Soojin.

         Quería regresar a su casa, esconderse en su habitación y no salir. Quería hacerlo, pero sería botar toda a la basura cuando le costó subir al autobús y aguantar la ansiedad y las ganas de vomitar que había tenido desde que salió de su casa.

         —Ya estas aquí—se habló a ella misma mirándose en el espejo—. No puedes retroceder. No eres una maldita cobarde y ahora sale al exterior.

         Cogió el picaporte y su mano tembló. Cerró los ojos y suspiró. Debía de lidiar con las miradas.

         Giró el picaporte y salió.

         Esperó los ojos sobre ella y los murmullos, pero no hubo nada de eso. El pasillo estaba vacío,

         Sacó su celular de su bléiser para mirar la hora. Le extrañó el hecho de que el pasillo ande vacío cuando todavía no había tocado la campana de inicio de clases.

         —Eunji—se sobresaltó cuando escuchó la voz grave de un chico a su lado derecho.

         —Seojun...—murmuró. No había visto al chico desde... desde ese día—. ¿Dónde están todos?—cuestionó, mirando a ambos lados del pasillo.

         —Hice que se fueran todos—traducción: "Los amenacé".

         Eunji miró confundida al motociclista.

         —¿Por qué harías algo así?

         —Te veías incómoda con todas las miradas sobre ti.

         La pelinegra miró agradecida al azabache por el acto. Sus ojos se cristalizaron, así que bajó la mirada antes que Seojun se diera cuenta de ello.

         No te atrevas a llorar, Eunji. Se dijo a sí misma. No aquí.

         —Gracias, Seojun—lo dijo con sinceridad. Sin saber que Suho mira su interacción sin una pisca de humor.

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¡Annyeonghaseyo!
❝안녕하세요❞
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Eunji está volviendo a ser la chica que solía ser antes 7v7

Pero ya vieron ese acercamiento de Suho y Eunji 👀 están recordando viejos tiempos nuevamente

¡Dios! Y Seojun, Seojun es el estándar!!

Comprendo lo celoso que se pueda poner Suho en el siguiente capítulo, después de todo estamos hablando del mismísimo Seojun

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Este capítulo está dedicado a patotective127

Gracias por comentar y votar en mi historia, hermosa. Te lo agradezco bastante

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