017

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CELOS
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         El hombre parado frente a ella no era un hombre decente. Estaba casi segura de que ni siquiera conocía el significado.

         El hombre parado frente a ella era un hombre repulsivo. Uno que puede ser encantador cuando le conviene, pero que, cuando se establece en algún lugar, se convierte en una presencia indeseada como la hierba mala.

         —Es un milagro que te aparezcas en casa.

         El hombre rio con gracia mientras se servía un vaso de whisky.

         —Lo que es un milagro es que te interese que esté en mi casa.

         Eunji apretó sus labios. Claro que le importaba un comino cuando él llegaba o salía de casa. Jamás le había importado lo que hacia en la calle, pues prefería conservar parte de su poca inocencia intacta.

         Pero todo había cambiado.

         Su madre se encontraba hospitalizada y su progenitor no se había dignado siquiera en contestar ninguna de sus llamadas.

         —No tengo ningún interés en ti—soltó con frialdad—. Pero mamá pregunta por ti.

         La cara de su progenitor se desconfiguró en una mueca horrible que la hizo tensarse.

         —¿Qué te dije de hablarme con respeto, pequeña perra?

         —Alguien de tu nivel no merece ni una gota de respeto—se movió con rapidez cuando su padre levantó el vaso de vidrio, segundos después el objeto estalló en donde segundos antes había estado.

         —¡No te escondas, puta!—exclamó el señor Min, pero Eunji no dejó que él la alcanzara, poniéndose detrás de los sofás o la mesa de centro de la sala.

         —¡Mamá está en el hospital!—chilló horrorizada cuando vio como su padre pisaba el sofá para llegar a ella. Felizmente la noticia había hecho que se detuviera abruptamente.

         —¿Qué mierda dices?

         —Mamá está en el hospital—su pecho subía y bajaba con rapidez, sus piernas y manos temblaban; era obvio que su cuerpo reaccionaba con miedo a su padre con el recuerdo de su última golpiza. Pero su mirada lo desafiaba, se mantenía firme y no bajaba la mirada.

         —¿Dónde? ¿Cuándo? ¡Por que cojones no me avisaste!

         —Todo está en tu celular—gruñó con molestia—. Te he venido avisando desde hace 4 días. Jamás cogiste una de mis llamadas.

         —Maldita mocosa—la insultó, pero no caminó hacia ella, sino que retrocedió para dirigirse hacia la salida de la casa. Era obvio que iría al hospital.

         Cayó de rodillas cuando ya no visualizó el cuerpo de su padre. Le enojaba que su cuerpo reaccionara con miedo ante su padre. Eunji no se paró del suelo hasta que su respiración ya estuviera controlada. Su mirada era una mezcla de miedo y resentimiento. La presencia de su padre en su vida siempre sería un recordatorio constante de su pasado traumático, y enfrentar sus demonios personales era una tarea que requeriría valor y apoyo.

          Lamentablemente ella parecía no contar con ninguna de los dos.

         Eunji había tratado de dejar de pensar en todos los problemas que le hacían un peso extra en sus hombros. Desde la enfermedad de su madre hasta los estúpidos sentimientos que iban dirigidos a Suho.

         Había tratado de que su día fuera bueno cuando salió de casa. En serio que lo había tratado. Pero parecía que el universo entero estaba en contra suyo.

         Las clases habían pasado con tranquilidad, sin ningún percance. Suho no se le había acercado y Seojun no había abierto la boca para contar que se la había encontrado en el hospital.

         Estaba siendo un gran día.

         Estaba...

         Había llegado la hora del almuerzo. Todo normal hasta ese momento. Había cogido una charola de plata y se había servido la comida del día, con anterioridad, había acordado que se iba a sentar con Soojin y Soah, así que, así fue.

         Una vez ya estando en la mesa, se pusieron a hablar sobre cosas sin sentido y uno que otro chisme que traía Soah. No hizo gesto alguno cuando Jukyung se les unió con su comida, después de todo la castaña no le caía mal.

         Si bien sospechaba que la chica de la cual se había interesado Suho fuera ella, no tenía problema alguno con la castaña. Es más, agradecería si Jukyung le quitaba a Suho de encima. Sería un problema menos para ella.

         Estaba tan concentrada en sus pensamientos que dio un respingo cuando un fuerte sonido se escuchó en el comedor. Para cuando levantó la mirada, se encontró con la sorpresa de que Seojun había tirado la charola de comida de Suho, claramente, a propósito.

         Era bien sabido por toda la escuela que Seojun y Suho se llevaban mal desde la muerte de Seyeon, pero la acción del azabache se había convertido en hostigamiento.

         Para sorpresa de Eunji, el chico de argolla camino hacia su mesa, donde se sentó al lado de Jukyung.

         —¿Es por el casco?—escuchó que la castaña de susurraba al motociclista.

         —No. Quiero comer contigo—evidentemente lo dijo fuerte para que todas las personas en el comedor lo escucharan.

          —¡Han Seojun!—fue una sorpresa que Suho gritara y alzara a Seojun el saco y lo zarandeara.

         Qué mierda está pasando. Se cuestionó Eunji, intercalando su mirada entre las tres personas implicadas en todo ese alboroto.

         Pronto comprendió todo. Seojun intentaba hacer enojar a Suho acercándose a Jukyung, fingiendo interés en ella.

         Que mezquino. Pensó sobre Seojun, pero eso no significaba que no admirara la jugada.

         —¿Crees que se vayan a los golpes?—le susurró a Soojin, quien se encontraba a su costado.

         —Suho es incapaz de golpear a alguien. Jamás en su vida lo ha hecho—le respondió—. En todo caso, sería Seojun quien lanzaría el primer golpe.

         —Mmm... interesante.

         Quería ignorar esa pequeña molestia que se le había instalado en el pecho cuando vio el interés de Suho sobre Jukyung. Pero el disgusto parecía aumentar conforme la tensión también lo hacía.

         Estaba a nada de pararse de su asiento y abandonar el comedor cuando Seojun lanzó el primer golpe y dejó a Suho en el suelo.

         —¡Ay, dios!—dio un pequeño brincó en la silla cuando sucedio el puñetazo. Era obvio que su cuerpo no reaccionaba bien ante las muestras de violencia.

         —¿Estás bien?—le preguntó Soojin cuando vio como sus manos temblaban notoriamente.

         —Sácame de aquí.

         Debió de haber sonado lo suficiente asustada como para que Soojin acatara la orden de inmediato. Solo rezaba a cualquier divinidad que existiese, que su miedo no se viera reflejado en su rostro.

         Felizmente había logrado calmarse. El temblor en sus manos había cesado cuando salió del baño.

         Quería ir a la clase y recostar su cabeza sobre el escritorio, pero el profesor Han tenía una idea diferente. Quería que ayudara a Hyungyu a llevar los cuadernos a la sala de profesores.

         Genial. Pensó sarcásticamente.

         Grata fue su sorpresa e irritación cuando vio que Seojun y Suho estaban siendo regañados por el subdirector en aquel lugar.

         —Han Seojun, ¿Qué clase de chico eres?—era evidente que el subdirector se encontraba disgustado—Estabas corriendo, tratan de convertirte en un idol y luego lo tiraste.

         Eunji no puedo evitar abrir los ojos y voltear a mirar a Seojun sorprendida.

         Si bien en una época había ciertos rumores en la escuela sobre que Seojun era un aprendiz de una empresa reconocida, no pensó que fuera real. Había creído solo eran rumores sin fundamentos.

         —¿Ahora estás intentando ser un pandillero?—siguió el hombre sin parar—¿Cómo se atreve un estudiante a lanzar golpes en una escuela sagrada?

          Sagrada decía. Ninguna escuela era sagrada teniendo adolescentes hormonales. En cada rincón oscuro o sin supervisión había parejas. Que los profesores fueran lo suficientes ciegos no hacia que la escuela fuera nombrada sagrada.

         —¿Verdad, profesor?—interrumpió Hyungyu—Yo también me sorprendí mucho. Estaban peleando a puñetazos frente a mí y yo, de verdad, pensé que un grano de arroz saldría de mi nariz.

         Que asco. Arrugó la nariz Eunji.

         —¡Vuelve adentro, mocoso!—soltó molesto el subdirector por la interrupción.

         —Si, señor—Hyungyu hizo una pronunciada reverencia y se marchó. Eunji maldijo mentalmente. Ahora ella se encargaría de ordenar todos los malditos papeles sola porque el tonto de su compañero no podía mantener la boca cerrada.

         —¿Qué pasa si el comité de violencia escolar se reúne?—el profesor se giró nuevamente hacia Seojun y Suho—¿Quieren ser expulsados?

         —Yo comencé la pelea—se echó la culpa Suho de inmediato, causando que Eunji hiciera una mueca ante tal mentira.

         —Ay, Suho, ¿Por qué estas protegiendo a este chico?—se giró hacia Seojun y utilizó un tono más tosco—Bien hecho para alguien que se tomó un permiso de ausencia de la escuela debido a su madre enferma. ¿Cómo podría no enfermarse cuando su hijo anda por ahí causando problemas?

         Antes de que el profesor Han se acercara para salvar a Seojun, un ruido fuerte hizo que todos se giraran hacia atrás.

         —Lo siento—dijo Eunji apenada—. Se me cayeron los cuadernos.

         Para cuando los profesores volvieron a posar su mirada en ambos alumnos, el rostro de Eunji dejó aquel aire penoso solo para afilar su mirada y taladrarla en el subdirector y su maldita boca.

         Suho y Seojun se dieron cuenta de eso, quienes eran los únicos que tenían vista de ella. Suho arrugó su entrecejo sin comprender porque había desviado la discusión del subdirector y miraba con tanto enojo al susodicho.

         Y era evidente que no lo pudiera comprender. Suho no estaba enterado del estado grave de la mamá de la pelinegra. No sabía que el comentario del subdirector la había afectado en parte.

         Eunji no había sido una buena hija, bueno... desde que ocurrió su adolescencia. Nunca había sido una niña que se quedara callada ante alguna injusticia. Le había causado dolor a su madre cada que venía a contarle la mujer diferente que había traído su padre para encerrarse en su habitación por horas.

         Eunji no era una buena hija, porque aborrecía a su padre. Muchas veces intentó deshacerse de él, lamentablemente ninguno de sus planes llegaba al final.

        Eunji no era una buena hija, porque aquel odio por su padre llegó a alcanzar a su madre. Tenía cierto disgusto por el amor que su madre profesaba a su padre, como si contara con una venda en los ojos y los oídos tapados.

         Eunji no era una buena hija, porque dentro de ella existía odio por los dos.

         No era una buena hija, pero ¿Quién lo sería en esas condiciones?

         Suho no conocía toda la historia de Eunji. No sabía porque era así ni porque actuaba como tal. ¿Le seguiría atrayendo cuando se enterara de todo? No conocíamos la respuesta; sin embargo, él seguiría observándola desde lejos.

         Demasiado molesto cuando, después del castigo que les puso el subdirector, vio como Seojun se acercaba a ella montado en su motocicleta cuando Eunji se encontraba en el paradero.

         —¿Irás al hospital?—preguntó el chico de argollas, recibiendo una asentimiento por Eunji—También iré hacia allá. Puedo llevarte—señaló el asiento trasero de la moto.

         Eunji se encogió de hombros, intentando no mostrar la emoción que sentía por subirse por primera vez a uno motocicleta.

         —Bueno.

         Seojun le pasó el único casto que tenía. Al menos si ocurría un accidente, la cabeza de Eunji estaría protegida.

         Suho apretó los puños cuando los vio irse juntos. Le molestaba mucho más que Seojun se acercara a Eunji que a Jukyung.

       Para cuando ambos adolescentes llegaron al hospital, no trataron de conversar ni averiguar cosas del otro. Eunji le agradeció y Seojun la dejó ir, siendo consciente que él también tenía a una madre que los esperaba en alguna habitación de aquel hospital.

         Eunji llegó al dormitorio de su madre cuando dejó atrás el ascensor. Pudo ver como una de las enfermeras la miró y se apresuró a buscar a alguien. Eunji no le tomó importancia, solo quería ver a su madre.

         Lamentablemente la señora Choi se encontraba durmiendo. Dejó sus cosas en el suelo y ella se sentó en el pequeño sillón al lado de su madre.

        Sin embargo, tuvo que pararse de inmediato cuando vio al doctor entrar a la habitación con una expresión seria y compasiva.

         —¿Doctor, sucede algo?—no le gustaba aquella expresión en la cara del profesional.

         —Tome asiento—señaló el sillón.

         Eunji se sentó nuevamente, insegura.

         —Señorita Min, lamento mucho tener que decirte esto, pero la condición de su madre es muy grave. Según nuestras evaluaciones, solo le quedan un par de semanas de vida.

         Eunji sintió que el mundo a su alrededor se derrumbaba. Las palabras del médico resonaron en su mente, pero le resultaba difícil comprender la magnitud de lo que estaba escuchando. Las lágrimas llenaron sus ojos mientras intentaba asimilar la realidad de la situación.

         —Pero se ve tan tranquila—murmuró mientras su mamá dormir.

         —Los sedantes hacen su trabajo para que su madre no sufra—le explicó el doctor.

         La habitación del hospital parecía un lugar más sombrío, y el sonido de las máquinas médicas y las conversaciones distantes de otros pacientes se desvanecieron en el fondo. Eunji se sentía abrumada por la angustia y la tristeza, y el miedo al inminente adiós a su madre la invadió.

         El médico continuó explicando el estado de su madre y los cuidados paliativos que recibiría. Mientras escuchaba las palabras del doctor, Eunji se aferraba a la esperanza de que tal vez, de alguna manera, la situación podría mejorar, pero en lo más profundo de su corazón, sabía que el tiempo que le quedaba con su madre era limitado.

         Eunji se encontraba en medio de una tormenta emocional, enfrentando una de las noticias más dolorosas que alguien puede recibir.

         —Mamá...

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¡Annyeonghaseyo!
❝안녕하세요❞
┖─────«❀»─────┚

Ya fue, tenemos pocos días para estar presentables para el funeral 😔✊️

Solo pido que Suho la consuela como solo él sabe hacerlo 🥺

Y esperemos a que Eunji cumpla el último deseo de su madre

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Este capítulo está dedicado a Taegihy

Gracias por comentar y votar en mi historia, linda ❤️

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● Kriss-sama

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