016
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NO SON NADA
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La pregunta hizo que Eunji se tense en su sitio.
Si no somos nada, puedo estar con quien guste. Eso había dicho él. Y estaba en lo correcto. Ella sabía que estaba en lo correcto, pero no pudo evitar sentir que esa pesadez se instalara en su estómago.
—¿Te gusta alguien?—preguntó.
—¿Es necesario responder a esa pregunta?—Eunji negó.
—No. Y respondiendo a tu pregunta... puedes andar con cualquiera—suspiró mientras se paraba de la silla—. Si llegas a tener pareja; no me busques ni me mires. Has como si yo no existiera.
—¿Por qué? ¿Te pondrías celosa?
Si.
Eunji ignoró la pequeña sonrisa que se había instalado en el rostro de Suho.
—Lo digo por respeto a tu futura pareja. Odio a las personas infieles—lo último hizo que el pelinegro soltara una risa fría.
—Odias a las personas infieles, pero estabas conmigo al mismo tiempo que andabas con Soojin.
—No mantenía ninguna relación formal con ninguno de los dos—respondió la chica lo obvio—. Tampoco te engañaba y ni te hacía creer que estábamos formalizando. Tú mismo me veías cuando salía a citas con otros chicos. Siempre estabas al tanto de que yo no te pertenecía. Así que te lo vuelvo a decir y espero que te quede claro: Odio a las personas infieles.
Los dos se miraron desafiantes. Ninguno de los dos dando a torcer sus miradas.
—¿Es todo lo que querías hablar conmigo, Suho?—el chico apretó su mandíbula. Cuando quiso hablar con ella, jamás quiso tocar aquel tema. Todo se había salido de sus manos—Supongo que sí. Me voy.
Con eso, Eunji se dio la vuelta para alejarse de la ubicación detrás de la institución. La tensión entre ellos seguía presente mientras se separaban, cada uno llevando consigo sus propios pensamientos y sentimientos.
Eunji se bajó del taxi con rapidez. Había recibido la devastadora noticia de que su madre se encontraba en estado crítico debido a su avanzado cáncer, y no dudó en dirigirse al hospital para estar a su lado en ese momento tan difícil.
Al llegar, se encontró con Koo Dongsu, un hombre de presencia imponente y con una mirada que reflejaba la preocupación que sentía por la mujer que él había amado en secreto durante muchos años.
Dongsu, con una expresión sombría en el rostro, fue quien le informó a Eunji sobre la gravedad de la situación de su madre. La noticia había golpeado a Eunji con una fuerza abrumadora.
La visión de su madre tan débil y frágil en la cama del hospital la llenó de dolor y angustia.
—¿Qué debo hacer?—Eunji gimoteó mientras sus piernas cedían en sostenerla y terminó acuclillada afuera de la habitación privada de su madre.
La lucha de su madre contra el cáncer, la complejidad de sus propios sentimientos y las tensiones familiares la tenían completamente sobrecargada. No sabía cómo lidiar con todo ello, y la situación la tenía al borde de la desesperación.
La enfermedad de un ser querido, en especial de una madre, puede ser una de las experiencias más difíciles y desgarradoras de la vida. Eunji lo sabe. Lo siente. Se encuentra en un momento en el que necesitaba apoyo, comprensión y espacio para procesar sus emociones. Buscar ayuda profesional o hablar con amigos cercanos y familiares podría ser un paso importante para lidiar con la sobrecarga emocional que experimentaba.
Pero se negaba a buscar ayuda.
—Lamento que tengas que verla así—las palabras sinceras de Dongsu hicieron que levantara la vista—. Pero te pido con mi corazón, que te mantengas fuerte... por ella.
Eunji lo miró por un largo tiempo.
Nunca había conocido a Dongsu hasta que su madre fue ingresada al hospital. A pesar de la difícil situación, se sentía agradecida de que su madre contara con amigos como él, que estaban dispuestos a preocuparse y apoyarla en esos momentos tan complicados.
La presencia de Dongsu en el hospital ofrecía cierto consuelo a Eunji, ya que sabía que su madre no estaba sola en su lucha contra la enfermedad.
No a comparación de su estúpido padre.
Sin embargo, a medida que pasaban más tiempo juntos en el hospital, Eunji comenzó a notar ciertas actitudes y gestos de Dongsu que la hicieron sospechar.
Algo en la forma en que la miraba o la manera en que hablaba de su madre parecía revelar un afecto más profundo. Aunque no tenía pruebas concretas de que Dongsu estuviera enamorado de su madre, las sospechas comenzaron a rondar su mente.
¿Qué hubiera pasado si mamá hubiera dejado a su esposo y hubiera acabado con un tipo como él? Se cuestionó.
Estaba segura de que habría sido toda una historia diferente. Empezando con el hecho de que su madre no estaría internada en una habitación de un hospital.
Pero su madre había decidido seguir al lado de un hombre que ni siquiera la amaba.
—Tu padre...—se pone tensa en su sitio al escuchar la mención de su progenitor—, ¿ya ha venido a visitarla?
No.
Era una respuesta simple. ¿Pero era adecuado revelar ese dato a una persona que solo ha visto en unas pocas ocasiones?
—¿Qué tanto sabe de mi familia, señor Koo?
—Muy poco en realidad—contestó con franqueza—. Pero tu madre siempre hablaba de tu papá como un hombre maravilloso—Eunji tuvo ganas de vomitar, aunque no pudo evitar ver con fascinación la pequeña mueca que hizo el hombre—. Quisiera conocerlo.
Se llevaría una gran decepción cuando vea la verdadera cara de su padre.
Las enfermeras salieron de la habitación antes de que ella pudiera siquiera contestar. Una de ellas avisó que la mujer de la habitación ya se encontraba estable. Esta última expresó el deseo de hablar con su hija, y las enfermeras pidieron a Eunji que ingresara a la habitación.
—Si me disculpa—se excusó con Dongsu, quien la comprendió y le deseó fuerza.
—No te preocupes. De igual modo ya era hora de volver a la empresa.
Se despidieron de manera rápida y Eunji ingresó a la habitación.
Casi de inmediato se llenó de emociones y nerviosismo. Se acercó a la cama de su madre, lista para escuchar lo que tenía que decirle.
—Mamá, ¿Qué pasa? ¿Cómo te sientes?
—Estoy un poco mejor ahora, cariño, gracias a ti y a tu apoyo constante. Pero hay algo que necesito decirte antes de que sea demasiado tarde.
La voz de la señora Choi temblaba, y Eunji apretó su mano con cariño.
—No digas eso, mamá. Estarás bien. Lo sé.
—Sé que has estado lidiando con tanta presión y preocupación por mí, y quiero que sepas cuánto te amo, Eunji. Eres mi tesoro, mi razón para seguir luchando.
Las lágrimas comenzaron a llenar los ojos de Eunji mientras su madre continuaba hablando.
—No importa lo que suceda, quiero que recuerdes lo fuerte que eres, lo valiosa que eres. Nunca olvides que siempre estaré contigo, en tu corazón.
Eunji tomó la mano de su madre y la besó con ternura.
—Te amo, mamá. Y lucharemos juntas hasta el final.
—Lo sé, mi niña.
Eunji permitió que una lágrima descendiera de su mejilla.
—Eunji—la llamó suavemente—. Sé que no estoy contigo siempre, pero he visto cierta actitud en ti y necesito que comprendas lo siguiente—la débil mujer de cabellos negros respiró con esfuerzo—. La vida es una experiencia preciosa, llena de altos y bajos, y el amor es una de las cosas más maravillosas que puedes experimentar en ella. No tengas miedo de amar, de abrir tu corazón a las personas que lleguen a tu vida. El amor puede traer alegría, felicidad y un sentido profundo a tu existencia.
—No—Eunji intentó pararla.
No podía decir aquello. No a ella.
—Sé que hemos pasado por momentos difíciles y has visto el dolor que el amor puede causar, pero también es la fuerza que nos une como familia. No dejes que el miedo al sufrimiento te impida experimentar la belleza del amor.
—No, mamá—se retorció en el asiento.
—Es mi ultimo deseo—la miró a los ojos con demasiado cariño—. Busca un chico que te ame y no cometas los mismos errores de tu tonta madre.
Eunji había salido de la habitación. Se sentía mal. Podía sentir como la bilis quería subir por su garganta ante el recordatorio del deseo de su madre. Caminaba por uno de los pasillos del hospital, perdida en sus pensamientos, cuando de repente se encontró con Seojun a mitad del pasillo, quien había ido a visitar a su madre, al igual que ella.
—Seojun, ¿Qué haces tú aquí?—preguntó Eunji con sorpresa, reconociendo al chico de su escuela. Sin poder evitarlo, recorrió su mirada por el cuerpo de su compañero, solo para darse cuenta de que no portaba ninguna herida ni lesión visible.
Seojun la miró de igual manera.
—Curiosamente me pregunto lo mismo—respondió el motociclista con seriedad—. ¿Estás bien?
—Lamento informarte que no responderé a tu pregunta hasta que respondas la mía.
El chico de argollas chasqueó su lengua con disgusto.
—Vine a visitar a mi madre. Está en el mismo hospital—respondió él.
El rostro de Eunji cambió completamente cuando escuchó la mención de la progenitora de Seojun, pasando de sequedad a uno afligido.
—Siento mucho por escuchar eso—murmuró despacio—. Espero que tu madre se recupere pronto —dijo Eunji sinceramente, su voz llena de empatía.
—Se encuentra fuera de gravedad. Ella ahora está bien—se apresuró a decir Seojun ante la mirada desolada de Eunji—. Ahora respóndeme a mí. ¿Tú que haces aquí?
La pelinegra se removió inquieta en su lugar.
—Mi madre también está aquí—musitó por lo bajo.
Seojun dejó su rostro serio para mostrar uno apenado. Él sabia mas que nadie lo que era tener a una madre enferma. La carga que se sentía sobre los hombros y el peso en el corazón eran demasiado grandes cuando se trataba del decaimiento de la salud de una madre.
—Espero que se recupere pronto—lo dijo con sinceridad, pero Eunji quiso reír amargamente ante las palabras de Seojun porque sabia que su madre no tenía oportunidades de recuperarse. En cambio, solo agradeció.
—Gracias.
Eunji, al ver que Seojun se dirigía hacia la salida del hospital, decidió acompañarlo. Después de todo ella también iba de salida.
Mientras caminaban juntos, se sorprendió al ver la motocicleta de Seojun de cerca. Siempre había notado la moto desde lejos en la escuela, pero jamás de cerca como lo estaba ahora. Quedó impresionada por su aspecto.
Era una motocicleta elegante y llamativa, con un diseño moderno y deportivo. Los colores y las líneas de la moto destacaban, y Eunji no pudo evitar mirarla con admiración.
—¡Omo! ¡Tu motocicleta es increíble, Seojun!—exclamó maravillada.
En sus cortos 18 años jamás se había subido a uno de ellos. Tenía cierta enviada por Han.
—Aigoo, claro que sé que es increíble. No tienes por qué decírmelo.
—Intentó ser amable contigo, pero tú lo arruinas todo—lo miró mal, sacándole una sonrisa a Seojun—. Bueno me voy—levantó la mano en modo de despedida, pero antes de que se diera la vuelta completa, retrocedió—. Por cierto... No le digas a nadie de la escuela sobre que me viste aquí, ni el motivo.
Seojun arrugó su entrecejo, pero terminó asintiendo.
Eunji, ya un poco más relajada, tomó un taxi para que la llevara a su casa. Tenía que pensar aquella tarde, desde el interés que el señor Koo mostraba por su madre, hasta el último deseo de la susodicha.
Pero parecía que el destino estaba empinado en arruinarle sus planes. Especialmente cuando entró a su casa y se encontró con la persona que menos quería ver.
—Padre—su voz salió mucha más fría que de costumbre.
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¡Annyeonghaseyo!
❝안녕하세요❞
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¿Suho tendrá a alguien que le gusta?
¿Será Jukyung?
¿Dongsu enamorado de la señora Choi? 🧐
¿Ese acercamiento con Seojun es normal? ¿Habrá más entre ellos dos?
¿Habrá drama en el próximo capítulo debido al progenitor de Eunji?
Muchas preguntas... tal vez las responda con el siguiente capítulo
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Este capítulo está dedicado a AliciaRdz13
Gracias por comentar y votar en mi historia, linda 💖
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