ACT 17
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Desde ese día que me dedicó aquella canción que no puedo sacar de mi cabeza siento un tipo de energía diferente en mi cuerpo. Por alguna razón no puedo dejar de pensar en él, bueno en realidad, lo pienso mucho más que antes.

Ahora solo quedaban algunas horas para que mi novio volviera de su gira, y yo solo pensaba en él y poder llenarlo de besos, más bien asfixiarlo de tantos besos.

— Tierra llamando a Mindy — las manos de Dan moviéndose frente mi cara me sacó rápidamente de mis pensamientos.

— Ehm si, ¿En qué íbamos? — sonreí avergonzada mirando a los dos hombres frente a nosotros.

— En que puedes firmar para asociarte con nuestra empresa, puedes tomarte los días necesarios para leer el contrato y si tienes dudas de algún punto, llamarnos — sonrió leve el más joven de los dos.

— Y si hay un inconveniente en el contrato lo podemos modificar, porque estamos muy decididos de querer tenerte en nuestra empresa — agregó el que se veía un poco mayor que el otro.

— Perfecto, entonces nos vemos en unos días... — extendí una de mis manos para estrecharla primero con uno y después el otro.

Terminamos por despedirnos, ellos se fueron y nos dejaron completamente solos nuevamente con Dan.

— ¿Por qué estás tan ida? — nos miramos por unos segundos, él tenia una ceja alzada— No respondas, ya me imagino por quién será.

— Lo siento tanto... Pero, todo salio bien... ¿No es así? — mostré una sonrisa nerviosa mostrando el contrato.

— Tienes suerte que ellos realmente te quieren, otros se hubieran marchado por tu forma de ignorarlos — ahora alzó ambas cejas— Recuerda que llegara en la noche... ¿Quieres que les deje la casa sola? — sonrió coqueto.

— ¡¿Ay, cállate?! — le di un golpecito en el brazo, mis mejillas se encendían de la vergüenza.

— ¿No han hecho el "cuchi-cuchi"? — comenzó a subir y a bajar las cejas con una sonrisa ladina.

— ¡No hablaré de esto contigo!

— Oh, vamos, Mindy. Somos mejores amigos desde pequeños... ¿Y ahora sientes vergüenza? — soltó una pequeña risa burlona.

— Bueno... — me rasqué la nuca sintiendo vergüenza de solo abrir la boca— Nosotros no somos esa pareja que necesita de eso...

— Más bien, Bill es muy respetuoso y está esperando el momento adecuado hasta que estés lista.

— No creo... Bill es una masita.

— Por favor, tiene veinte años y no va querer meterla — rodó los ojos— Bueno, claramente va querer meterla, pero es un chico como te dije, que va esperar hasta que tú estés lista.

Apreté los labios preguntándome si eso era cierto... ¿Podría ser que Bill esperará alguna señal mía?... Es que nunca pensé sobre eso entre nosotros, o sea... Si existe esa tensión entre ambos, pero nunca lo llegué a imaginar a algo más...

Tampoco es momento de sentirme insegura... ¿Y si no le gusta mi cuerpo?... ¿Y si le parezco fea así?, oh... Todo se vuelve complicado, no. Yo lo estoy haciendo complicado.

Solo debo mantenerme serena con esto, pensar que hoy volverá mi novio y pasaremos una noche, la primera noche durmiendo juntos... Solos... Él y yo.

[...]

Al llegar a casa me dispuse a releer el contrato, más bien fue un intento de leerlo porque saber que Bill llegaría en tan solo dos horas me estaba consumiendo en nervios. Dan esta noche no llegaría a casa, por una de sus ligues.

Solté un bufido molesta al no poder concentrarme, me levanté del comedor y dejé los papeles importantes en mi escritorio, termine de tomarme de un sorbo la copa de vino que estaba a la mitad y decidí darme una ducha para quitarme de una buena vez por todas los nervios. Me fui en dirección al baño, comencé a quitarme la ropa y antes de entrar a la bañera abrí el agua caliente, por si sola se fue regularizando al punto de quedar a una temperatura gustosa para mi cuerpo.

Cerré mis ojos sintiendo el agua caer sobre mi, intente tener la mente en blanco, pero cada vez que cerraba los ojos lo veía a él con una dulce sonrisa mirándome de la manera más hermosa. Sonreí inconscientemente y volví abrir los ojos, me enjaboné todo el cuerpo con dedicación. Tomé el shampoo y puse una cantidad adecuada a mi mano, la llevé hasta mi cabello y fui masajeando hasta formar espuma.

Esto era lo que necesitaba, una relajante ducha para al menos olvidar mis responsabilidades y preocupaciones.

Cuando termine cerré la llave y salí de la bañera envolviendo mi cuerpo en la toalla. Fui hasta mi habitación para ponerme un pijama cómodo. Dándome cuenta, aquí sería donde dormiriamos y era un desastre... ¡No tenía nada ordenado! ¡Ni la cama!

Me altere dejando mi cabello al aire libre para que se secara por sí solo, cambié las sábanas de la cama, la hice hasta que quedará perfecta. Levante una que otra ropa que estaba en el piso y la llevé al canasto de la ropa sucia. Volví a la habitación y rocíe un poco de fragancia, la fragancia que le gustaba a Bill. Claro, para que estuviese cómodo. 

Vi la hora y tan solo quedaban veinte minutos para que él llegara, corrí por uno de los vinos que tenía Dan guardado y dos copas. Creo que es buena idea poder beber mientras me cuenta sobre su gira. ¿Cierto...?

Agarre nuevamente mi copa y serví nuevamente una cantidad adecuada, otra vez de un solo sorbo bebí todo ese líquido embriagador.

Mi cuerpo empezó a temblar cuando escuché el timbre llamar, verifique si todo estaba en orden, me di una mirada al espejo para arreglar un poco mi cabello y corrí hasta la puerta. Miré antes por la pequeña mirilla viendo a un pelinegro moviéndose de un lado a otro. Abrí sin más y me lancé a los brazos sin dejarle reaccionar.

Dejé besos por todo su rostro causando que este comenzará a reír, terminé por mirarlo directamente a los ojos, nos miramos por unos segundos sintiendo mis nervios explotar. O era el alcohol consumiendo todo mi ser.

— ¿Me extrañaste, bonita? — sonrió ladino, se acercó rozando nuestras narices, su respiración se volvió pesada.

— Te extrañé muchísimo, ¿Querías que tu novia muriera de extrañamiento? — hice una mueca triste.

— ¿Extrañamiento? ¿Qué cosas dices? — soltó una risita divertida— No creo que eso exista, amorcito. Pero espero que la espera haya válido la pena, te traje una caja de tus bombones favoritos.

— Mi único bombón favorito eres tu, preciosote — sonreí coqueta, ahora comencé a jugar con el cabello de mi novio. Este no me quitaba la mirada de encima.

— ¿Nos quedaremos fuera toda la noche o estas muy concentrada jugando con mi cabello? — sin previo aviso me agarro de las caderas entrando conmigo al departamento, cerró la puerta empujándolo con su pierna.

— Debes estar muy cansado... ¿Te gustaría ir a la cama?... — reí suave, mis manos tocaban con delicadeza su precioso rostro— Oh, no sé que hice para merecer un novio tan precioso...

— Eso debería preguntarte yo... — se dirigió hasta la habitación sin soltarme.

— Deberías contarme sobre la gira... ¿Cuántas chicas se te abalanzaron?... — sonreí ladina mirándolo con delicadeza, mis manos se posaron en sus hombros.

— Perdí la cuenta de las tantas que fueron. Fue doloroso, porque ninguna de ellas eras tú — me dejó encima de la cama cuando llegamos a mi habitación— ¿Estamos solos?...

Asentí con la cabeza apretando mis labios, los latidos de mi corazón eran constantes y rápidos. Bill se ganó encima mío y mis manos comenzaron a tocar su pecho, él me miraba de una forma donde podría decifrarme con tanta facilidad.

Miró hacia los costados y le seguí la mirada hasta toparse con el vino y las copas. Una pequeña risita juguetona salió de sus labios volviendo su mirada a mi.

— ¿Haz estado bebiendo, Kleare?.... — se acercó hasta mi cuello dejando un casto beso— Sabes que eso no está bien...

— Mmh... — las palabras no querían salir, estaba tan extasiada por sus caricias y sus susurros.

— ¿Qué pensabas hacer esta noche, amor?... — una risita suave soltó cerca de mi oreja, causando un temblor en todo mi cuerpo.

— Solo quería que pasáramos un buen momento...

— Y bien que lo pasaremos.

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- Veo a Bill como una masita, pero fue INEVITABLE no escribir esto es que ?!,*@,@(@,@ miauuuu. Quedé loco, chikis. En fin, les quiero un montón, XOXO.
(Recuerden votar y comentar que les pareció este capítulo)

— zaam.