─ 𝗿𝗼𝘀𝗲𝘀 𝘄𝗶𝘁𝗵 𝘁𝗵𝗲 𝘀𝗰𝗲𝗻𝘁 𝗼𝗳 𝗹𝗼𝘃𝗲
ACT 14
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— Cariño, no es tan difícil — me dio unas palmadas en el hombro mientras sonreía divertido.
— Claro, lo dice el señor perfecto — le di una mirada "asesina" mientras seguía intentando andar en bicicleta.
— Mmm, primero lo primero. Tienes un equilibro terrible y de paso no sabes cuál es tu izquierda y derecha — intentaba mostrase serio, la verdad es que estaba a nada de reírse en mi propia cara.
— Realmente no se si eres mi novio o mi hater... — susurré a la vez que él se acercaba para sujetarme.
— En efecto soy tu novio hater — esbozó una sonrisa ladina dejando un casto beso en la comisura de mis labios.
— Entonces eres mi primer hater, ni tus fans me odiaron cuando supieron la noticia de nuestro amorio — reí leve, pero esa risa se esfumó cuando me soltó por unos segundos haciendo que perdiera el equilibro, chillé del susto.
— Se una buena chica y cierra esa boquita — me dio una sonrisa burlona tomándome nuevamente.
— Te odio... — susurré cuando me encontraba nuevamente entre sus manos que sujetaban mi equilibro sobre la bicicleta.
— Ahora harás lo que yo diga... ¿Entendido? — me sujetó con solo una mano mientras peinaba su cabello con la otra mano.
Asentí con la cabeza sin decir ni una sola palabra más, porque si mi novio me decía que debía callarme, lo hago.
— Primero sube un pie al pedal, lo mejor es que sea el que ocupas más. Como eres zurda seguramente te va ir mejor con la pierna izquierda — explicó haciéndome perderme en sus ojos y cada una de sus expresiones.
Solo asentí como una boba, se daba cuenta hasta de los más mínimos detalles porque nunca le dije que era surda... Pero él se dio cuenta por si solo, por culpa de sus acciones estaba cayendo más por él. Tonto niño dulce que hace derretirme de amor.
— ¿Estas lista? — pregunto en un tono más alto, solo asentí.
No escuche ni una sola instrucción más que la primera, algo nerviosa hice el primer paso. Dejé una pierna en el suelo sujetando y la izquierda encima del pedal con un poco de impulso subí mi pierna derecha al otro pedal... Un poco más y comencé a pedalear.
— ¡Estoy andando en bicicleta! — grite con emoción sin quitar la mirada de en frente.
Sentí como Bill venía corriendo a un lado mío, estaba asegurándose que no cayera al suelo como las otras cinco veces.
Al pasar por encima de una piedra hizo perder todo mi excelente equilibrio, la bicicleta de movió de un lado a otro y no podía controlarla, cerre mis ojos para esperar el próximo impacto de mi cara contra el suelo.
— Te tengo — su respiración agitada era presente mientras me sostenía con fuerza de la cintura— Que sería de ti sin mi.
Sonreí como tonta al ver su expresión de superioridad y de cansancio. Enredé mis brazos a su cuello y lo besé con suavidad, por su pequeño saltito pude notar que lo tomé por desprevenido, aunque rápidamente me siguió el beso.
Me sostenía entre sus brazos ejerciendo cada vez más fuerza para tenerme más y más cerca de su cuerpo, sus labios se movían con suavidad... Sus suaves y dulces labios siempre me besaban con tanta delicadeza que me hacían flotar.
Lentamente nos alejamos por esa falta de aire, más por parte de Bill por el hecho que venía corriendo desde hace un buen rato a mi lado por la precaución si me llegaba a caer.
Toqué el suelo y lo miré elevando un poco la cabeza, este me estaba mirando hacia abajo con una sonrisa ladina, su pecho subía y bajaba con fuerza. Estaba agotado... ¿Por qué al estar tan cansado se veía más sexy? Una duda que nunca sabremos.
— Súbete otra vez a la bicicleta — demando apuntando con su dedo la recién nombrada— No nos iremos hasta que aprendas.
— Pero Bill... Ya no quiero más — hice un pequeño puchero implorando piedad.
— Ve.
Fue lo único que dijo, con solo eso sentí mi cuerpo temblar al notarlo tan serio... ¿Por qué esto me gustaba tanto? Me encanta que sea tan demandante.
Finalmente pasamos toda la tarde a que yo aprendiera andar en bicicleta.
[...]
Ya era de noche y nos dirigimos a mi casa, aunque esta vez Bill manejando la bicicleta y yo en el pequeño asiento de atrás mientras me sostenía de su cintura.
— No conseguimos resultados en el primer día, pero mañana será mucho mejor — pude escuchar su tono de voz suave, soltó una pequeña risita divertida cuando escucho mis quejas.
— Hoy acabe derrotada — ni tenia ganas de hablar, estaba muy cansada hasta para eso, posiblemente hasta me dormiría en la espalda de Bill.
— Mañana no será tanto como hoy, al menos ya manejas cual es la izquierda y la derecha... ¿Cierto?... — ahora su tono de voz era preocupante, pero soltó una risa para ocultarlo.
— Claro que si.
— Dime cuál es esta — levantó una de sus manos, yo eleve la mirada para tratar de saber cuál era.
— ¡Izquierda!... ¡No, no, es la derecha! — expresé muy confiada de mi respuesta.
— Izquierda — respondió cansado— Creo que no he sido buen profesor... — soltó una pequeña risita.
— No digas eso... ¡Es que me confunde! Verlas desde distintas perspectivas me da vueltas la cabeza... — deje caer otra vez mi cabeza a la espalda del pelinegro.
— Mañana tendremos que seguir con eso... O mejor, te llevaré a un doctor para que vea que ocurre — al sentir que detuvo la bicicleta de golpe abrí mis ojos con rapidez— Espérame, ya vuelvo.
Me bajé con él con mucha pereza y lo espere, ni me mute a moverme un poco más o levantar la vista, me sentía cansada.
— Para ti... — al escuchar su voz emocionada hizo levantar mi vista y verlo extendiendo un ramo de camelias hacia mi persona.
— ¿Estamos de cumple mes? — pregunte con nervios mirándolo casi asustada, ya me sentía la peor persona por olvidarlo— Mi cielo, lo siento ta-... — se acercó tapando mi boca con su mano.
— Shh — mostró una sonrisa dulce— No es nuestro cumple mes, solo quise regalarte de tus flores... No tiene porqué ser un día en especial para regalarte esto... Pero si es posible todos los días de mi vida te voy a consentir, porque cada día de mi vida estando a tu lado es especial...
Esta vez tomé las flores aspirando de ese único olor... Sonreí nerviosa al escuchar las palabras de Bill, mis mejillas ardían... Y aunque lo conocía ya hace bastante tiempo, me hacia sentir como la primera vez, igual de nerviosa y tonta.
Solté un pequeño suspiro de los nervios y lo besé con dulzura.
— También todos mis días al estar a tu lado son especiales... Aunque ahora no teniendo un regalito para ti me hace sentir fatal.
— Tú eres mi más preciado regalo... — dejó un pequeño beso en mi frente— No necesito más si te tengo a ti.
— Si sigues siendo así de cursi y romántico conmigo no tendrás escapatoria de mi... — me acerqué más haciendo rozar nuestros labios.
— Entonces no tendré escapatoria... — su risita juguetona y ronca hizo erizar mi piel— Vamos que se hace tarde.
Ambos subimos a la bicicleta y seguimos con el rumbo de llegar a mi departamento, no es totalmente mío porque lo compartimos con Dan. Pero se entiende.
Fui todo el camino oliendo las camelias, es que son unas flores tan hermosas que me hacen nunca querer dejar de verlas y aspirar ese dulce y perfecto aroma.
— Hemos llegado, princesa — habló en un tono neutro mientras detenía la bicicleta frente al edificio.
Ahora solo yo era la que estaba bajando de la bicicleta, con las flores en una de mis manos y la otra libre estando frente a Bill, lo tome de la nuca dejando un corto beso en sus labios.
— Adiós, noviecito mío.
— Despídete bien — me acercó con brusquedad al verme irme.
Sonreí nerviosa al ver sus ojos oscuros que atravesaban mi alma... Trague en seco mirando sus ojos que no se quitaban de los míos. Moje mis labios con mi lengua anhelando más de sus besos dulces.
Al tenernos tan cerca uno del otro, solo un poco más y volvíamos a ser uno. Luces por aquí y por allá nos hicieron salir de nuestro momento romántico.
— ¡Bill, Mindy. Posen para la foto! — un paparazzi se acercaba corriendo mientras intentaba tomar una foto tras otra.
— Demosle el gusto... — ahora él me tomó de la cintura volviendo a nuestra anterior cercanía.
Me besó tan suavemente haciéndome olvidar todo lo demás, es que sus besos era la adicción más fuerte que pude llegar a tener. Una de sus manos subió hasta acariciar mi mejilla sus cálidas manos hicieron sentirme como si fuese la persona más especial para su persona, me trataba con una total suavidad.
Ahora se alejó sonriendo ladino, miró a las cámaras mientras aún seguía arriba de la bicicleta, me acercó más a su cuerpo y comenzó a sonreír. A él nunca le gustaron las fotos ni nada de esto o al menos eso me contó cuando nos conocimos, pero ahora cuando comenzó a ser más libre y ser él mismo siempre quería salir en las fotos pero conmigo a su lado.
— Así les queda a todos claro de quien eres, noviecita mía...
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- Yo si que me pongo delulu escribiendo todo esto, no saben la experiencia hermosa que es imaginar todo esto mientras lo escribo. Espero que este fic sea bonito para ustedes, les quiero un montón. (Intentare hacer actualizaciones seguidas) XOXO
— zaam.
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