Empujaba con mucha fuerza, como si quisiera que por instinto se convirtiera en TaeHyung y pudiera de esa manera soltar algún jadeo o gemido; sin embargo, al estar ahí con Hyerin, ambos desnudos y frente a frente mientras teníamos sexo no era nada diferente a estar con una muñeca inflable.

No tenía sentimientos de por medio y lo único que hacía era acabar con mi labor y acostarme a su lado, como cada noche antes de conocer a Tae.

Y en momentos como estos es que me doy cuenta que jamás logré tener sentimientos por Hyerin.

Muchas veces tener sexo con alguien no significa que ames a esa persona a morir o que estés esperando por alguien tampoco te convierte en el típico Romeo.

— H-HoSeok... Te amo. — murmuró ella, apegándose más a mí. La miré de reojo y asentí, sin contestarle nada; no podía ser tan hipócrita de decírselo, cuando en realidad me acuesto con alguien más y le declaro mi amor cada que puedo.

— Hay que dormir, mañana nos espera un día pesado.

Ella pareció molestarse porque simplemente no oyó lo que quiso, razón que la llevó a alejarse de mí y comenzar a murmurar lo idiota que era.

No me quedó de otra que suspirar y darle la espalda. Ya no la aguantaba. Quería a Hyerin por el simple hecho de ser la madre de mis hijos, cualquiera lo haría, pero en el físico no me parecía ni atractiva.

Hoy es el final. Regresé de mi hiatus.

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Maratón 4/12