|-|-|-|-|-|Capitulo 29: Caos en la cuidad|-|-|-|-|-|

|-|-|-|-|-|Capitulo 29: Caos en la cuidad|-|-|-|-|-|

Y ahí estaba el hechicero supremo sonriendo nerviosamente viendo enfrente suya a su querida hermana la cual tenía un rostro de disgusto. El chico trago saliva y temeroso ante la respuesta pregunto.

Kirito: H-hola, Suguha. ¿Cómo has estado?

Suguha: ¿Solo un hola? No me has mandado mensaje desde hace dos semanas, mamá, papá y yo estamos preocupados por ti.

El pelinegro se hizo a un lado dejando pasar a la chica, la cual no dudo ni por un segundo en poner su chamarra al aire, sabiendo ya que algo la sostendría. Y tal y como lo pensaba un perchero apareció sosteniendo la chaqueta de su hermana.

Suguha: Jamás terminare de acostumbrarme a esto.

Kirito: Hmp, pues vete acostumbrando. Ahora así es mi vida.

Suguha: Ahhh. Tienes razón

Se formó un pequeño silencio entre los dos hermanos, Kirito no sabía que decirle, hacía tiempo que no la veía en persona. La última vez había sido después de su condecoración como hechicero supremo, de ahí no se había vuelto a ver con ella o con sus padres adoptivos o mejor dicho sus tíos, los cuales consideraba como sus padres.

Se comunicaba con ellos con cartas o mensajes de texto, pero no se habían vuelto a ver o quedar para una cena en familia. No era porque no quisieran, ambas partes habían presentado entusiasmo por quedar un día a cenar como la familia que son, pero debido al ahora agotador trabajo del pelinegro, el tiempo que tenía era muy limitado.

Ante esto el chico solo soltó un pequeño silencioso suspiro interno, no le agradaba la simple idea de dejar de convivir con su familia, y más ahora que se podría decir que tenía una familia, la cual ansiaba presentarle formalmente a su madre y padre. Y sobre todo a su hermana.

Presentar ante su familia quien era la mujer con la cual el varón menor decidió madurar y llevar una relación sana.

Mientras ese pensamiento venía a la mente del chico, los recuerdos de la pequeña niña vinieron como un golpe directo a los pensamientos del chico.

Abriendo los ojos al recordar, abrió los labios un poco para explicarle lo que estaba sucediendo con su vida en ese preciso instante.

Pero parece que no fue lo suficientemente rápido.

Yui: ¡Papá mira la ropa que me dio mamá!

Como si de un búho se tratase la pelinegra volteo a ver a la pequeña que venía bajando de las escaleras principales tomada de la mano de la castaña.

Kirito: Emm, que bueno... — Trago saliva al notar como la mirada de la chica lentamente volteaba a verle.

Suguha: Creo que necesito una explicación Kazuto Kirigaya...

Kirito: Ehhh... creo que sí.

Los mayores se fueron a una habitación a sentarse, era una pequeña sala rodeaba de estanterías llenas de libros, Asuna le servía un poco de té a la chica la cual lo acepto gustoso agradeciendo con una sonrisa, para después voltear a ver al hechicero el cual estaba como si fuese un niño regañado sentado agarrándose las rodillas con la espalda firme y la mirada baja.

De reojo volteo a ver a Yui la cual estaba leyendo un libro acorde a su edad, de fantasía.

Suguha: ¿Y me explicaran que sucede?

Kirito: Emm, es una larga y corta historia...

Dijo sincero, el hechicero empezó a explicarle lo que sucedía junto con Asuna. Suguha escuchaba atentamente sintiendo lastima por aquella niña la cual tuvo un pensamiento negativo al pensar que su hermano había tenido una hija junto con Asuna y no contar nada ocultándolo a ambas familias.

Pero ahora con la explicación que le proporcionaron, Suguha comprendió todo.

Suguha: Ya veo. Perdón si mi reacción tan mala, al ver a Yui.

Kirito: No te preocupes, entiendo que haya sido un malentendido.

Suguha: Jejeje, es que no me pueden negar que si se parece un poco a ustedes — Ambos hechiceros se vieron de reojo provocando un sonrojo en sus mejillas — Es que digo, el largo cabello de Asuna, el color de pelo de Kazuto y hasta tiene un poco el rostro de él. Cualquier podría confundirse.

Asuna: Cierto, incluso yo llegue a pensar que Kirito había tenido un amorío y dejo a una niña sin padre.

Kirito: ¡¿Perdona?!

Suguha: Sí, también yo me crearía una historia así.

Ambas chicas empezaron hablar como si fuesen amigas de toda la vida, dejando a Kirito en segundo plano el cual estaba estupefacto viendo la imagen que tenían del Kirito del pasado.

Kirito: "No puedo creer, que esas dos tengan esas imágenes de mi yo del pasado. ¿Qué hice yo para merecerme tales comentarios?" — Se dijo en sus pensamientos haciendo su drama del año, fingiendo que lloraría.

Suguha: Incluso, estuvo en una relación amorosa con una modelo una tal Marin Kitawaga — Kirito escupió su bebida al oír que aun la chica recordaba el nombre de una de las exnovias de él.

Asuna: ¡¿Enserio estuvo con ella?! Pensaba que habían sido rumores.

El pelinegro no sabía qué hacer, pensaba que la castaña detendría la conversación, pero parecía que hasta ella le llamaba la atención los antiguos chismes y rumores que surgieron de la vida pasada del chico.

Suguha: Oh claro que no era un rumor, la llevo un par de veces a la casa, también salió con otras modelos, pero no duraba más de tres meses con ellas. La más duradera es la relación que lleva contigo Asuna.

La castaña sonrió para sí misma, viendo de reojo al pelinegro el cual estaba tomando té viendo a otro lado, su vista se enfocó en la niña la cual parecía estar maravillada con aquel libro. Parece que entre todas las mujeres con las que ha estado el chico, ella había sido diferente, ella había robado el corazón genuinamente del chico.

Y eso le gustaba y mucho.

Suguha: ¡Cierto! — Todos en la sala voltearon a ver a la menor de los Kirigaya — No me presentado formalmente ante ti, Asuna. Me presento soy Suguha Kirigaya. Tengo 17 años y soy la hermana menor de Kazuto.

Asuna: Cierto, tampoco me presente formalmente. Mi nombre es Asuna Yukki tengo 19 años y soy la novia de Kirito.

Kirito observaba como ambas chicas se llevaban bien, eso le alegro. Ya que parecía que tendría días tranquilos al lado de su novia e hija. Sonriendo bebió un poco de té para después levantarse yendo hacia donde estaba su hija. Dejando a las dos chicas hablar tranquilamente dejando que se conozcan más, ya que ahora eran cuñadas.

Horas más tarde, Suguha estaba en la puerta despidiéndose de la pequeña familia, debido a que tenía practica de Kendo.

Kirito: Ten cuidado, Suguha — Dijo cargando a una Yui la cual estaba plácidamente dormida en los brazos de su padre.

Suguha: Sí. Avisare cuando llegue a casa. Y tu deberías visitarnos más, mamá y papá estarán contentos de poder cenar al lado de Asuna.

Asuna: Y yo estaré encantada de acompañarlos en esa cena.

Suguha: Bueno es una promesa. Me tengo que ir no quiero que me regañen por llegar tarde, nos vemos hermano, adiós cuñada y adiós, pequeña Yui — Se despidió de todos tocándole la mejilla a la menor la cual sonrió aun estando dormida.

La pequeña familia observo como, Suguha se iba con prisa hacia su clase de kendo. Al verla ya lejos, regresaron adentro. Sin saber que alguien observaba con detenimiento lo que sucedía.

(...)

Esa misma noche en la carretera una mujer conducía mientras estaba en el teléfono.

¡Ya te dije! ¡Quiero los papeles en mi escritorio mañana temprano! — Exclama con enojo cuando de repente sintió que algo atrás la choco, la mujer dio un grito silencioso viendo a su derecha para ver un ser extraño.

El ser era de largos cuernos sin ojos de piel roja y de largas manos con uñas enormemente largas. La mujer al ver esto grito y acelero a la máxima velocidad que pudo su auto, pero mientras más avanzaba veía más mismos seres como los que había visto hacia unos minutos.

Ante esto la mujer vio la solución más sencilla empezar atropellar a los que podía para su mala suerte los seres llegaban a esquivar e incluso alguno llego a subirse a la parte delantera del auto, la mujer rápidamente giro haciendo que el ser se cayese.

La mujer estaba a punto de volver acelerar, pero algo la detuvo. Haciendo que la mujer se fuera para delante impidiendo que saliese volando por el cinturón de seguridad. Al ver quien la había detenido observo a Lisbeth la cual tenía un rostro de molestia.

La mujer asustada salió del auto y se acercó a la heroína.

Heroína, heroína. Sálveme. Sálveme de ellos — Suplico acercándose a ella abrazándola.

Lisbeth: ¿De quiénes?

De esas criaturas, están por todas partes ¿no los ve? — Dijo con desesperación.

La heroína voltea a ver el desastre y por inercia, la mujer voltea viendo el caos y desastre que causo. Lo que había visto no era lo que parecía, había causado accidentes atropellando a personas inocentes.

Sin entender que paso, la mujer voltea a ver a Lisbeth.

Lisbeth: Solo veo uno... — El enojo de la chica era obvio la mujer que tenía ante ella la cual suplicaba ayuda era la misma que había provocado demasiadas lesiones y posiblemente muertes.

En otra parte de la cuidad en una escuela un niño hiperventilando y sudando estaba en la orilla de una escuela viendo el precipicio como única salvación que tenía.

Silica: Aléjate puede ser peligroso — Advirtió apareciendo detrás del chico, este volteo a verla.

El rostro de la chica era uno tranquilo, lentamente se acercó a donde se encontraba el chico el cual al ver que Silica se acercaba dio un paso atrás. la castaña al darse cuenta de ello se detuvo retrocediendo con las manos arriba.

Silica: Tranquilo, no te hare nada malo. Lo prometo, solo quiero ayudarte ¿me dejarías?

¡Nadie puede ayudarme de ellos!

La chica se quedó confusa, pero su confusión no duro mucho al ver como el chico puso uno de sus pies fuera del edificio cayendo de él.

Silica rápidamente corrió hacia la orilla del edificio y salto creando un brazo de energía el cual logro alcanzar al chico, ya con el chico sostenido creo una plataforma de energía, empezando a bajar lentamente junto con él.

Silica: Todo está bien, tranquilo — Dijo intentando relajar al chico el cual estaba pataleando intentando liberarse del agarre de la chica, cosa que no estaba sirviendo.

¡No déjame, ellos vienen por mí! — Dijo con desesperación viendo a todos lados con miedo.

Silica: ¿Quiénes?

¡Todos ellos! — Silica miro a sus lados buscando quien podría estar siguiendo al chico, pero el lugar estaba vacío, solo estaba el chico y ella.

Regreso a ver al chico el cual lloraba con la respiración pesada.

Por favor, mátame no quiero que me sigan persiguiendo...

Lejos del lugar arriba del tejado de una iglesia una mujer sostenía un bebe llorando, esta lo mostro hacia delante con intenciones de lanzarlo al vacío.

Sinon: Déjame ayudarte.

La mujer vio detrás suya viendo a la chica la cual mantenía una mirada tranquila y amable.

Huh, no es mi culpa. He dado la luz a un monstruo — Exclamo viendo el aspecto del bebe el cual era una criatura extraña de piel escamosa roja con cuernos en vez de ojos y de largas garras en vez de manos — Es un monstruo.

Sinon: Estas cansada, dame a la bebe. No querrás lastimarla — Dijo acercándose a ella.

La mujer miro de nuevo a la bebe con ojos cansados. La criatura se volvió a transformar en un hermoso bebe el cual lloraba desconsoladamente pero rápidamente otra vez la figura de la criatura apareció y por instinto defensivo al ver que la criatura estaba extendiendo sus garras la mujer lo lanzó al vacío.

Rápidamente Sinon se aventó junto con la bebe sosteniéndola en brazos al tenerla ya en brazos disparo una pistola con un gancho subiendo a un edificio aun con la bebe en brazos.

La agente miro a la bebe por unos segundos cuando su atención se dirigió hacia el sonido de algo cayendo, con miedo al pensar que había sucedido volteo viendo que la mamá de aquella bebe estaba tirada en el suelo sin vida aun con ojos abiertos llenos de ojeras. Sinon miro a la bebe y con tristeza exclamo.

Sinon: Lo lamento.

En una parte urbana de la cuidad los gritos de un hombre se escuchaban no eran gritos de lamento, eran gritos de enojo.

¡Te lo preguntare por última vez! — Se lograba escuchar cómo se recargaba una escopeta — ¡¿Qué hiciste con mi familia?!

Una mujer respondía con miedo ante la pregunta del hombre.

Steven, soy yo Gloria soy tu esposa. Estos son nuestros hijos — Ante la vista del hombre la cosa que tenía delante era algo extraño y viscoso con tentáculos y tres ojos.

¡No eres mi familia! ¡Tú los mataste! ¡Igual que a los otros! Agh ¡Igual que a los otros! — El hombre disparo, pero antes de que llegara a darle a alguien un escudo apareció protegiendo a lo que le iba a disparar.

Posteriormente Kirito apareció por un portal quitándole el arma al hombre haciéndola pequeña hasta hacerla un pedazo de metal sin algún uso posible.

Kirito: Esta noche nadie muere aquí.

¡Kirito! No es a mí a quien debes detener es a ellos míralos.

La puerta se abrió rápidamente entrando varios policías que sometieron al hombre rápidamente.

Míralos, Kirito

El hechicero miro de reojo a lo que le iba a matar el hombre viendo que era una mujer y dos niños pequeños que se abrazaban mientras lloraban.

Igual que a los vecinos. Ve a mi cobertizo, veras que tengo razón.

Como lo dijo el hombre, Kirito se dirigió al cobertizo quitando la puerta de un solo movimiento de dedos, al ver su interior se horrorizo por lo que veía, cuerpos sin vida de varias personas envueltos en bolsas de plástico y otros colgados.

Kirito aun sorprendido no termino de entender. Pero eso sería para luego volteo a ver al hombre y con enojo le preguntó.

Kirito: ¿Qué ha hecho?

El hombre sin comprender miro a las personas que mato aun confuso.

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Próximo Capitulo:

Altercados Mundiales.

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