#20: Última vez
Una repentina voz por detrás hizo que Katsuki se girase rápidamente, pero que no tuviera tiempo para reaccionar al agarre repentino del cuello.
—Qué triste… Todoroki Shouto —aplicó Dabi con una leve sonrisa mientras levantaba a Bakugou por el cuello.
[...]
El joven de cabello bicolor tenía el cuerpo tan destrozado que le era imposible levantarse.
Simplemente, lo único que podía hacer era observar cómo Dabi se regocijaba al apretar a Katsuki por el cuello y levantarlo con ambas manos.
—No sé qué tiene de bueno, pero… —siguió Dabi inmune a la fuerza que trataba de oponer Bakugou para soltarse—. Si tanto lo aprecias, lo haré mío —finalizó soltando el agarre para, rápidamente, jalar a Katsuki delante y morderle en el cuello frente a los ojos de Shouto.
Cuando un vampiro conseguía morder a alguien, esta persona se veía inmovilizada durante todo el rato que permanecieran los colmillos en su piel.
Todoroki abrió los ojos con odio al contemplar cómo su hermano atravesó la piel de Bakugou con sus colmillos y cómo estaba chupándole toda la sangre en frente de él, sin capaz de hacer nada y siendo testigo de cómo Dabi estaba arrebatándole a la persona que amaba.
[...]
—Veamos… cómo podría llevaros conmigo —comentaba Toga al ser consciente de que no podría cargar dos cuerpos al mismo tiempo—. ¡Ya sé! ¡Tengo una idea perfecta!
Kirishima y Kaminari se mantenían mirándose con una leve sonrisa e impotencia.
Uno por querer protegerle y no haber podido; otro por haber hecho una promesa imposible de cumplir.
—¡Mejor primero os haré sufrir mutuamente! —exclamó con un leve rubor y una gran sonrisa—. ¡Y luego, moribundos, os llevaré al cementerio para que veáis los cadáveres de vuestros amigos!
—Lo dudo —aplicó Kaminari con una fingida seguridad—. La única persona que verá muertos a sus amigos, serás tú.
—Sabes, Denki-kun… —comenzó la vetala mientras se acercaba y agachaba para mirarle a los ojos—. Hay una persona a la que amas, ¿verdad? —siguió, mostrando sus colmillos y haciendo que Kaminari abriera los ojos desesperado—. Y sería doloroso ver a esa persona sufrir, ¿no? —agregó cada vez más feliz al darse cuenta de las reacciones del contrario—. ¡Tu actitud me ha molestado un poco, así que veamos qué tal sienta! —finalizó incorporándose para, esta vez, posicionarse al lado de Eijirou.
—No… —murmuró Denki cada vez más desesperado y aterrado—. No… a Kirishima no… A él no —prosiguió solo pudiendo mirarle a los ojos, los cuales parecían haber asimilado lo que estaba a punto de ocurrir.
—Kaminari, no te preocu…
Pero antes de que el pelirrojo pudiera terminar, el dolor que sintió al verse su piel atravesada por los colmillos de Himiko, le hizo callar.
Apretó los dientes tratando de reprimir gritos de dolor por el veneno que sentía recorrer su pálido cuerpo.
A continuación, el sufrimiento cesó, pero comenzó a notar cómo Toga se estaba alimentando de su sangre.
—¡Kirishima! —gritó Kaminari al ver claramente cómo Toga había mordido a Eijirou en el cuello—. ¡No! ¡Aléjate de él! ¡Suéltalo! ¡Déjalo en paz! —seguía gritando cada vez más desesperado y sin poder hacer absolutamente nada—. ¡Házmelo a mí, pero a él déjalo en paz! ¡Por favor! —rogó siendo testigo de cómo Himiko estaba matando lentamente al joven con el que se había encariñado demasiado.
Encariñado a tal punto de reconocer que lo amaba; que se había enamorado de aquel pelirrojo.
De su amabilidad y de cada palabra que decía.
De esa característica sonrisa y aquellos ojos.
De su alegría y optimismo.
Pero, ahora, Kaminari solo podía gritar con lágrimas en sus ojos mientras Toga le iba arrebatando la vida a Kirishima.
Lentamente, cada minuto que pasaba, Eijirou comenzaba a sentirse más débil. Su piel mantenía un color pálido y verde mientras que su vista se iba nublando.
En aquellos momentos, lo que menos le preocupaba al pelirrojo era estar muriendo poco a poco.
En esos instantes, su única preocupación era Kaminari.
No quería que le ocurriera nada malo.
No quería verle llorar; no quería verle sufrir.
Kirishima quería ver la sonrisa de Kaminari; solamente deseaba que fuera feliz.
Que le sonriera de esa manera traviesa que tanto le gustaba.
Que se aferrase a su brazo por las noches.
Que intercambiaran momentos de felicidad y diversión.
—Kaminari… —murmuró con una leve sonrisa y cerrando los ojos lentamente—. Te quiero...
[...]
El dolor que sentía Todoroki por las heridas en su cuerpo no se comparaban con el que sentía al ver a Bakugou así.
Verle siendo el alimento de su hermano era imperdonable.
Shouto no podía soportarlo. La ira y el odio le estaban consumiendo; ya todo le daba igual.
Pero, por más que tratara de levantarse, era en vano.
Su cuerpo no respondía. Las heridas estaban afectándole cada vez más, siendo consciente de que, quizás, todo terminaría en aquel lugar.
—¡Kacchan! ¡Todoroki-kun!
La voz de Izuku llamó la atención de ambos vampiros y del joven lobo, los cuales dirigieron su mirada hacia el lado del que procedía.
A continuación, Dabi soltó a Katsuki de repente, haciéndole caer al suelo, y se giró al notar una presencia que le resultaba familiar.
Un espectro estaba utilizando su habilidad y el vampiro de cabello negro se hallaba sufriendo el efecto del terror.
Su cuerpo se inmovilizó por completo y cayó de rodillas abriendo los ojos con desesperación; aquello le había pillado por sorpresa.
Midoriya había ido a pedir ayuda cuando Bakugou le dijo que se largara.
Aquel fantasma recordó que Tooru Hagakure, un espectro, le gastó hacía tiempo una broma pesada de la que luego se arrepintió, pero que Izuku perdonó y restó importancia.
Aún así, en ese momento, Midoriya no tenía a nadie más al que acudir.
Aferrándose a la posibilidad de que aceptara, le suplicó a Hagakure que le ayudase, a lo que esta dudó, pero terminó aceptando.
Por suerte, Tooru estaba en una vieja casa cercana al cementerio, así que el de cabello verde le dijo que viniera lo más rápido que pudiera ya que parecía estar ocupada con algo.
Y, al final, consiguió llegar a tiempo.
—¡Kacchan! —volvió a exclamar Izuku acercándose a su amigo de la infancia, el cual se fue incorporando lentamente.
Ver que Bakugou no se encontraba en una mala situación ya que Dabi no tuvo el tiempo suficiente para arrebatarle la mayor parte de su sangre, hizo que Todoroki pudiera suspirar con una leve sonrisa de tranquilidad.
—¡Todoroki-kun! —gritó Midoriya al escuchar un ruido y ver que Shouto estaba tirado en el suelo con los ojos cerrados.
—¡Creo que ya está! —exclamó el espectro que se había encargado de Dabi, el cual ahora estaba dormido en el suelo—. ¡Con esto estamos a mano!
—¡G-Gracias, Hagakure-san! —agradeció Izuku despidiéndose de la joven que, una vez cumplida su parte, se estaba alejando.
Bakugou, ya de pie, se acercó hacia el cuerpo de Shouto que yacía en el suelo y sin moverse.
Nuevamente, había vuelto a hacer lo mismo.
Había vuelto a dañar a otra persona más; había vuelto a hacer daño a alguien a quien quería.
—¡Todoroki-kun, resiste! Iré… iré a buscar ayuda… —animaba Izuku acercándose a Shouto y con una triste sonrisa de falsas esperanzas—. Solo… espera… —siguió, siendo consciente de que el tiempo era mínimo.
El cuerpo de Todoroki estaba realmente destrozado.
Bakugou le había llegado a arrancar trozos de piel y le había arañado la espalda con heridas de gran profundidad.
La exagerada cantidad de sangre que rodeaba su cuerpo solo significaba que no le quedaba mucho tiempo.
—¡N-No tardaré! —finalizó Izuku alejándose rápidamente y con la mínima esperanza de que alguien, fuera quien fuera, se apiadara de la situación y le ayudase.
Katsuki no sabía cómo reaccionar.
Frente a sus ojos se hallaba el cuerpo de una de las personas a la que amaba y a la que, básicamente, había asesinado.
Aún de pie, solo podía observar con desesperación, rabia y culpa al joven incapaz de levantarse.
—Bakugou… —murmuró haciendo todo el esfuerzo que podía en alzar el rostro para poder ver mejor a Katsuki—. ¿Puedes… quedarte conmigo?
Cada palabra que decía, cada sonido que salía por su boca, lo único que provocaba en Bakugou era mucho más dolor.
El rostro ensangrentado de Todoroki y aquellos ojos sin luz que le miraban, hacían que Katsuki sintiera una fuerte presión en el pecho.
Sin ser consciente de ello, las lágrimas comenzaron a formarse en sus ojos y a salir mientras seguía observando al joven de cabello bicolor.
Las circunstancias y el difícil momento que estaban pasando ambos, hizo que Bakugou no pudiera percatarse del nuevo olor que se percibía fácilmente a unos cinco metros.
De repente, el fuerte sonido de un disparo provocó que Todoroki abriera los ojos desesperado.
—¿Bakugou…? —murmuró al ver cómo el cuerpo de Katsuki caía al suelo.
—Oh… parece que aquí termina todo.
Shigaraki Tomura se encontraba observándoles, a pocos metros, mientras sonreía y sujetaba una pistola negra cargada con balas de plata.
[...]
1500 palabras
†††
Hice este pequeño vídeo porque me encanta esa canción y siento que le pega a Bakugou (?)
Alguien random: Las cosas ya no pueden empeorar.
Yo: ¡Tonterías!
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