《 Dos 》




♡  No soporta que no le prestes atención.



Las reglas eran muy claras, todos los híbridos debían llevar una placa para ser identificados.

Aunque a ____________ no le desagradaba la idea, quería hacer sentir cómodo a Kirishima, pensaba que quizás al pelirrojo no le gustaría llevar un collar todo el tiempo, y en verdad quería hacerlo sentir a gusto.

Pero a pesar de sus insistencias, Eijirou se negaba a deshacerse del ajustado collar de cuero, lo usaba en todo momento aunque saliera a la calle o estuviera en casa.

Él era algo... peculiar.

Dieron las seis de la tarde cuando ____________ fue hacia el sofá y se sentó de manera perezosa, hoy vería un nuevo capítulo de Mo Dao Zu Shi.

Wei Wuxian —un pequeño chillido había salido de sus labios cuando vio al hombre aparecer en pantalla.

Había reaccionado tarde sobre sus acciones y en menos de un segundo Eijirou ya estaba recostado entre sus piernas y gruñendo levemente al televisor.

Era una escena demasiado típica, normalmente hacía que Kirishima se quedara dormido para poder disfrutar tranquila de la serie, a su pequeño cachorro no le gustaba que dejaran de prestarle atención y si ella iba a ver MDZS esa sería una petición casi imposible de cumplir.

—Me dejaste durmiendo solo —murmuró el pelirrojo mientras se aferraba a la cintura de la mujer.

Había puesto pausa hace unos segundos para dedicarse a pasar sus manos por el cabello del menor.

Las orejas de Eijirou eran suaves, empezando a relajarse bajo su tacto.

—La última vez que vi esta serie contigo no pasaron ni cinco minutos cuando ya estabas en cima mío, nunca terminé de ver ese capitulo —susurró en un tono algo duro, aumentando la fuerza en su agarre y llegando a tirar con algo de rudeza del cabello del menor—. Y acabó con resultados sexuales.

Las mejillas de Kirishima se habían calentado y sus orejas estaban levemente caídas por la vergüenza.

Aunque de un momento a otro el híbrido se había levantado, poniéndose de rodillas sobre los cojines y mirando a su dueña con el entrecejo fruncido, aunque adorable, y un puchero en los labios.

—Aquí dice que soy tuyo —habló en un tono un tanto arisco y casi balbuceando por el mohín que hacía, estaba señalando la pequeña placa que colgaba de su cuello—. No puedes mirar a otros chicos.

—¿Oh, enserio?

La cola de Kirishima se había empezado a mover con cautela—. Compraste mi collar. Cargaste mis juguetes. Eres mi novia.

____________ soltó una pequeña carcajada al ver la pequeña y adorable nariz de Eijirou estar arrugada, extendió su mano y empezó a acariciar con suavidad la tibia mejilla de su cachorro—. ¿Quieres que nos demos besitos?

—Sí.



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