《 C i n c o 》
♡ Si lo ignoras, él amenazá con llorar.
Durante los fríos días de febrero, Kirishima siempre presenció como ______________ volvía de la escuela con infinidad de bolsas llenas de chocolates.
Por la diferencia de edad entre ambos, nunca pudo presenciar aquello en persona.
Pero este año todo cambió. Eijirou había ingresado a primer año de preparatoria, mientras que ______________ se encontraba en el último.
Ahora podía acompañarla a clases y no simplemente saludarla cuando sus caminos se cruzaban al tomar distintas rutas hacia sus instituciones.
Esa mañana se sintió diferente, ni siquiera tenía idea alguna de qué debía hacer.
Nunca le había regalado chocolates a alguna chica.
Tampoco los había recibido.
Se sintió pésimo cuando vio a muchos chicos y chicas entrando a la institución con lindos paquetes, cartas de amor o pequeños ramos de flores.
—¡Kirishima! —la dulce voz de Mina Ashido se escuchó a lo lejos, venía corriendo con una pequeña bolsa de tela animal print color rosa en sus manos—. ¡Feliz día de la amistad!
Eijirou se quedó descolocado, todo había sido sido tan rápido, ni siquiera sabía en que momento una pequeña caja de color rojo había sido dejada en sus manos.
—¿Eh? Pero, yo... —no había tenido tiempo para decir más palabras, o agradecer tan siquiera, alzó una mano como ademán de espera, pero la chica ya se había ido—. Gracias.
Él y Ashido tenían la misma marca favorita de dulces, Meiji, al parecer compró muchos para todos.
Kirishima vio con curiosidad el empaque, tenía una pequeña nota adhesiva en la tapa, con un mensaje amistoso y una carita feliz.
Dentro de la caja habían tres chocolates con forma de notas musicales.
Se quedó pensando unos segundos.
Eran los primeros chocolates que recibía de una chica.
Sonrió al pensar en aquello, se podría decir que ambos se habían convertido en amigos.
Continuó caminando, hasta toparse con la multitud de chicos en medio del pasillo.
—¡____________! —gritó Eijirou, intentando llamar su atención.
Todos intentaron ponerse en frente de él.
Ninguno había tomado a bien la noticia de su relación, principal razón por la cual era acosado en cierta medida.
Kirishima tuvo que intentar abrirse paso entre las oleadas de personas que estaban ahí en ese momento, aunque era muy difícil el tan solo tratar de inmiscuirse en medio de un par.
Estuvo a punto de llegar a ella, sin embargo la campana para el inicio de la jornada se escuchó entre todos los pasillos. Las personas empezaron a dispersarse y con ellos la (H/C) quien se negaba a mirar atrás.
Eijirou se sintió frustrado ante eso.
Más aún cuando vio el colapsado casillero de su novia, habían chicos que incluso dejaron sus obsequios en el suelo, posiblemente todo el espacio del locket ya estuviera ocupado.
Kirishima se sentía celoso.
Se golpeó mentalmente para alejar esos pensamientos y retomó su camino a clases.
Fue imposible no escuchar los cuchicheos de sus compañeras cuando estuvo ya en su pupitre.
Al parecer en este San Valentín, ______________ había recibido más chocolates y presentes que en los anteriores, la razón era simple, este era su último año en la preparatoria. Muchos chicos al fin se habían animado a confesar sus sentimientos porque ella ya se iría a la universidad.
Este en verdad estaba siendo un mal día para Eijirou.
No pudo concentrarse en clase, solo se dedicó a ver por la ventana, intentando que el cielo le hiciera comprender el por qué de su sentir.
No le agradaba el sentimiento en su pecho.
El pasar del tiempo no ayudó mucho, durante el receso intentó contactar a su novia, sin embargo nada servía. Parecía incluso que ella lo estaba ignorando. No se sentó a su lado a la hora del almuerzo. Tampoco le mandó mensajes en medio de la clase.
Solo quería que el día acabara y pudiera tirarse a llorar sobre su cama.
Estuvo tan absorto con sus propios pensamientos negativos que las horas pasaron rápido, ni siquiera se había dado cuenta del momento en que la campana marcó el fin de la jornada. Mucho menos que el sol había empezado a ocultarse.
Fue el pequeño vibrar de su celular quien lo devolvió al mundo real, tenía un mensaje nuevo.
¿Dónde estás?
6:43 p.m. ✓✓
Kirishima hizo un puchero, conteniendo las ganas de llorar, su novia siempre le mandaba corazones o stickers de gatitos.
Escribió su ubicación y envió el mensaje, segundos después lo marcaron como leído. Guardó sus cosas con lentitud, no tenía ganas de nada en verdad.
Pasaron largos minutos en los que simplemente vio como el aula empezaba a oscurecer, la noche llegaba más temprano en esas épocas.
—Eijirou —esa era la voz de _______________.
No se había dado cuenta de que cayó nuevamente en sus pensamientos, su novia lo exaltó al abrir de forma pesada la puerta, estaba parada bajo el marco, cargando algunas bolsas de tela en sus manos las cuales dejó en la entrada.
Kirishima apartó la mirada al verla acercarse, si estaba lo suficientemente cerca de ella podía llorar.
—Nos vamos a casa —murmuró la (H/C) en un tono molesto.
Antes de que ella se alejara, logró tomarla de la muñeca, haciendo que lo mirara con sorpresa—. ¿Es lo único que vas a decir?
—Sí —murmuró, intentando soltarse.
—¿Por qué me has ignorado todo el día? —preguntó con un hilo de voz.
Él había logrado levantarse, tomando ahora la mano de su pareja entre la suya.
La mirada de la mayor no conectaba con la suya, manteniéndose en silencio.
Estuvo preparado para cualquier respuesta, pero no para aquello.
No podía soportar ver a su novia llorando.
—¿______________? —susurró, preocupado, tomándola entre sus brazos—. ¿Estás bien?
Acunó su rostro con ambas manos, en verdad ella estaba llorando de forma desconsolada.
—Tonto —murmuró, sus palabras fueron apaciguadas por el pecho de su novio en donde descansaba—. Yo quería ser la primera chica que te diera un chocolate.
Intentó consolarla.
Eijirou sintió sus mejillas calientes y su camisa húmeda.
Vio en cámara lenta cómo ella sacaba de su mochila una caja pequeña, era color cereza.
Incluso tenía un tiburón bebé dibujado en la nota adherida a la tapa.
—¿Para... mi? —se sentía extraño, su corazón estaba latiendo con descontrol.
Había una diferencia, entre recibir algo por amistad de algo hecho con amor.
Ella lo vio a los ojos, sintiéndose cohibida, aquellos iris carmín la hacían sentir pequeña—. Eres el primer chico al que le regalo chocolates.
Era increíble cuanto había crecido Kirishima en este tiempo, ahora tenía que alzar la mirada para poder verlo fijamente.
—¿Nunca te diste chocolates a nadie? —susurró, no podía creer que ella se encontrara de cierta manera en la misma situación.
Negó ante la pregunta—. Quería que fuera especial —habló en voz baja, avergonzada—. Cuando era pequeña prometí solo darle chocolates a la persona que amara.
Eso causó una extraña sensación en Kirishima.
Cálido.
Fue como si todo su sistema se desconectada, y sintió una calidez recorrer cada rincón de su cuerpo, su corazón se había vuelto suave y tibio.
—A-Amar...
—Te amo, Eijirou.
Kirishima Eijirou fue su primer te amo.
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