Talló las paredes y plantó los jardines
😱😱😱😱 Se me pasó subir el capítulo en su horario 😭, pero espero les guste esta siguiente aventura de Kirioshi :3. ¡Les agradezco muchísimo estar aquí!
🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸
La niña siguió caminando, finalmente, así es como había encontrado al pianista. Estuvo un buen rato sin hallar a nadie, así que tuvo el tiempo suficiente para poder pensar en lo extraño del momento en que se encontraba. No precisamente por el hecho de que hubiera visto a una persona tan melancólica ser feliz y luego desaparecer; sino porque, haciendo memoria, cada una de las palabras que había pronunciado, no parecían pertenecer a sí misma. Por el contrario, parecían provenir de algún tipo de extraña posesión, como si otra persona hubiera estado en su garganta, absolutamente ajeno a lo que ella podría responder.
Kirioshi agitó la cabeza confundida y suspiró para seguir caminando.
Paso a paso, Kirioshi finalmente se cansó y tomó asiento en la nada. Suspiró agotada y estuvo unos minutos así, hasta que un pequeño sonido nuevamente llamó su atención. Era algo sumamente discreto, como una hoja de papel de arroz acariciando a otra.
Kirioshi levantó la vista y observó otra mancha negra húmeda que se iba haciendo más grande, dando la impresión de acercarse a ella. La niña guió su cuerpo en tal dirección, pues era lo único medianamente interesante que podría hacer.
Cuando su silueta arribó, quedó claro que aquel sonido eran los pasos de aquella extraña. Una geisha que portaba una preciosa sombrilla, parecía hecha con trazos muy preciosos, seguramente usaron herramientas muy especiales para diseñarla. La niña sonrió un poco al darse cuenta de lo bonita que era y después se hizo a un lado cuando notó que ella también quería descansar.
Kirioshi admiró cómo la nada parecía adaptarse a la mujer y, a pesar de que parecía que estaba sentada en el suelo; el elegante y maravilloso cuerpo de la mujer reposaba con suma elegancia, luciendo aún más su magnífico kimono, seguramente carísimo.
La niña quería saludar, pero una oleada de melancolía se lo impidió; así que se limitó a mirarla con camaradería, simplemente asumiendo que sería acompañada sin ser vista.
—Eso creería ella cuando la primavera otorgase su corazón envuelto en invierno —dijo la mujer procurando que Kirioshi volteara para escucharla más claramente—. Y lamentará el cuidado de su amor porque el corazón no lo deseó así.
—¿Cuándo será? —La pequeña le preguntó.
—Cuando el bosque susurre que no la ama, pero sus ojos demuestren lo contrario —respondió la geisha sorprendida por la pregunta.
Había girado su cuerpo hacia Kirioshi y la mirada estaba muy atenta. Ella casi podía ver su rostro reflejado en las pupilas de la mujer.
—¿Has estado aquí mucho tiempo? —preguntó Kirioshi, pero aquella pregunta parecía incomodar a la mujer y se volteó inmediatamente para ausentar su mirada una vez más.
—Ya llueve en poco tiempo —asintió lentamente y después reflexionó un momento.
—¿Lloverá por mucho? —cuestionó confundida.
—Así lo hará y mantendrá su mirada en el horizonte; pero intentará entender el viento, porque le traerá un memoria —afirmó la mujer, que para ese instante ya había vuelto su rostro cerca del de Kirioshi, como si aquella fuera una curiosa criatura que escudriñaba.
—¿Qué mensaje le traerá el viento? —continuó la niña.
Ahora sí sentía a su verdadero ser haciéndola hablar. Ella respondió basándose en lo que la geisha declamaba. Parecía ser la primera en entender que hablándole dentro de su discurso es como ella se permitía pronunciar cada palabra. Aquello le hacía creer que la pobre mujer llevaba mucho, pero realmente mucho tiempo sin hablar con nadie.
—Eso será un misterio porque la visitante parecía extranjera aunque quizá pronto otra cosa descubrirá —respondió emocionada la mujer extendiéndole el puño tan rápidamente que Kirioshi pensó que la golpearía.
Los ojos de la niña se abrían lentamente, pues los había cerrado por la impresión, y pudo admirar que la mujer abría lentamente su mano para dejar mostrar dos pétalo de sakura en perfectas condiciones.
—¿Serán poco para mí estos pétalos? —preguntó Kirioshi admirando las belleza de aquellos.
—Cuando ella lo elija, podrá el mensaje descubrir —respondió la mujer sonriente.
Kirioshi estaba a punto de elegir un pétalo pero su compañera cerró su puño con brusquedad al tiempo que fruncía el ceño.
—Ella no lo elegirá sino es con el corazón. Una sola opción tendrá la dueña de su propia canción.
La niña se quedó admirando los pétalos en su mano, o al menos eso parecía, porque si uno prestaba suficiente atención podría saberse que examinaba los detalles en la mano de la geisha. Y no es porque Kirioshi acostumbrara a prestar atención en esos detalles, sino porque la piel de aquella dama era impresionantemente perfecta. De hecho, no parecía ser de carne y hueso, sino como de algo parecido a la porcelana pero dibujada sobre el papel; seguramente, con una tinta común.
La mirada apresurada de la mujer sacó a Kirioshi de su ensimismamiento y volvió toda su atención a los pétalos frente a ella.
Intentó elegir uno con sabiduría aunque era realmente difícil, porque no conocía el atributo de ninguno. Fijó los ojos fuertemente en cada una de ellos y después señaló con toda seguridad el que estaba más inclinado a la izquierda. La mujer asintió con su cabeza indicándole que podía tomarlo.
La niña le regresó una sonrisa, muy en el fondo sabía que lo había logrado, así que simplemente se despidió con el corazón de la mujer y en cuanto tocó el pétalo, un remolino de éstos llegó de la nada para rodear a su nueva amiga.
Desapareció.
🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸🌸
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top