[Kirikami aventuras: ¡madera chafa!]

—¡Amor, soy yo; ábreme!—tocaba con insistencia a la puerta, pero Kirishima parecía no ceder ante su escándalo—. Bueno... Tendré qué recurrir al plan B...— inhala y sostiene el aire dentro de sus pulmones hasta gritar con fuerza para darle emoción al momento; tratando de abrir la puerta de una patada—¡AAAAAAA!—, cosa que no funcionó, pues terminó por romper la delgada madera y quedarse con una pierna atrapada—.

—¡Kaminari, ¿Qué rayos le haces a mi puerta!?!— justo a su lado, un molesto Kirishima le fulminaba con la mirada.

—Ah... Así que por eso no abrías...—ríe con intenciones de aminorar el enojo de su quizá en unos minutos exnovio.

[•°•°•]

Luego que una amonestación, y que los echaran de ahí para poder reparar la puerta, Kaminari buscaba el momento para disculparse, pero como no lo encontró:

—¡Ay, ya! A la chingada, que sea lo que Dios quiera—. Inhala y exhala—. ¡Kiri, perdón por romper tu puerta! Creí que te estabas haciendo wey ahí dentro para no hablar conmigo.

—Estaba en el jardín. Ahí fue el funeral de colmillito. Ni siquiera te presentaste...—murmura con agobio. El corazón de Kaminari se encoge—. ¡¿Y con qué me encuentro al volver?! ¡Con tu "pata" atravesadota en mi virgen puerta!

—¡Perdón! Por favor, perdóname, Kirishima. Te juro que todas esas cosas feas que dije o hice fueron sin intención— súplica casi tirándose de rodillas frente a él, con las manos juntas—. ¡Estaba muy intoxicado ese día! Creí que llamabas para fines no religiosos... ¡Lamento la muerte de colmillito! Sabes que ese pez era como un hijo para mí. ¡Lo amé tanto como te amo a ti! —exclamaba Denki al borde del llanto— ¡Lamento lo de tu puerta! Perdón, perdón, perdón, perdón, perdón, perdóoooooon! ¡BUAAAAAAAAAAAAH!

—¡K-Kaminari, no llores...!— nervioso y conmovido, no hace más que abrazar con todas sus fuerzas y amor contenido a su lindo y descuidado rubio.

Al sentirse ambos en los brazos del otro, se dieron cuenta que eso era todo lo que necesitaban. La calidez mutua que compaginaba perfectamente en sus corazones.

—Perdón...— susurró Kaminari, sorbiendo de su nariz.

—No te preocupes, rayito. Sé que no lo hiciste a propósito— besa con cariño su frente, y Kaminari sonríe, sintiéndose completo nuevamente.

—Vamos a ver a colmillito de camino a los dormitorios, ¿Sí? Quiero despedirme como es debido.

—Por supuesto que sí, cariño.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top