Capitulo XXXVIII "Promesa de venganza"

Luego de varias horas de viaje el convoy se encontraba en las afueras de Chicago, Kipo aprovecho para decirle a Paix.

– Oye Paix, aquí está viviendo una persona que puede agradarte.-

– ¿A sí? ¿Quién?-

– Se llama Lexus, está loco y es muy enojón, ¿no te recuerda a alguien?-

– Oh cállate Kipo.-

– Jajaja, era un chiste.-

Cuando terminaron de hablar Kipo dirigió su atención en dirección a la ciudad donde se podía distinguir fácilmente un pilar de humo negro de gran dimensión, Kipo detuvo la marcha completamente se levantó el vidrio del casco para poder decirle a Lobezna quien se encontraba justo detrás de ella.

– ¡Lobezna mantenlos a todos aquí, creo que paso algo y diles que estén preparados!-

Acto seguido bajo la pantalla del casco, acelerando de tal manera que la rueda trasera patino moviéndose ligeramente a los lados para salir a gran velocidad, al salir tan rápido y repentinamente Adán no pudo seguirle el paso, pero si alcanzarla para proporcionar ayuda en caso de que sea necesaria.

Con gran destreza y velocidad Kipo evadía los obstáculos que se le atravesaban en el camino, utilizando para ello parte del terreno o incluso su fuerza de mega para realizar saltos o destrozar aquellos que no se podían esquivar.

Mientras más se acercaba al lugar la visión de esa columna de humo era más clara, pero eso no era todo, no, no lo era a esto se le sumaba un fétido olor a quemado, el cual nunca había experimentado antes lo que solo afirmaba su preocupación, tomó apenas minutos llegar a donde residía Lexus con esa manera de conducir y al estar frente al puente que antes conectaba con la isla lo vio todo claramente, lo que provocaba la el humo era el puerto completamente en llamas y lo que generaba ese horrible olor, eran los cuerpos calcinados de quienes antes residían allí, colgados por el cuello en una larga fila de horcas construidas con madera, ya era tarde para ellos todos yacían muertos siendo consumidos por el fuego, en sus rostros aún se notaba sus expresiones finales de terror y desesperación, los ojos ya no se encontraban solo quedaban 2 agujeros oscuros en su lugar. Kipo se bajó de la motocicleta, se quitó el casco y lo dejó caer al suelo, mientras se desplomaba golpeando sus rodillas contra el duro piso de asfalto, con la mierda fija en el fuego que se veía reflejado en sus ojos cristalizados por sus lágrimas. Kipo no podía evitar que esto sucediera por culpa suya, todas esas personas habían muerto por una decisión, una elección.

Adán al alcanzarla y ver lo que ella vio, dejó caer la motocicleta al suelo, se retiró el casco, y se arrodilló a un lado de Kipo para poder decirle.

– Kipo esto no es tu culpa, lo sabes verdad.-

Adán noto por la expresión en el rostro de Kipo que eso era sin duda lo que estaba pensando, pero esto no era cierto, fueron los hombres de Jaxon los que lo hicieron, no ella y era algo que tenía que sacar de su mente, pero al terminar de decirle esas palabras de detrás de ellos se escuchó una voz, una voz familiar.

– Te equivocas muchacho, si fue su culpa.-

Adán volteo a ver quién había dicho semejante idiotez solo para ver a Lexus caminando hacia ellos, con la mitad del torso y cara completamente quemados, la carne y la piel de su rostro se habían quemado de tal manera que dejaban al descubierto la parte izquierda de su dentadura. Lexus camino solo un par de pasos más para finalmente desplomarse en el suelo junto a ellos y decir unas últimas palabras antes de perder la conciencia.

– Me vengare de esto lo juro.-

Kipo también lo había visto de reojo al escucharlo hablar por primera vez, y al igual que con Ifrith tendrían que darse prisa si querían salvarlo, así que Kipo se puso de pie ayudándose con las manos para echarle un último vistazo al fuego, dio media vuelta con el fuego de la isla a sus espaldas bajo la mirada para poder ver a Lexus ahora en el suelo, Kipo cerró los ojos dejando caer sus últimas lágrimas y mutar en mega sin decir una sola palabra más, Adán no tuvo que escuchar ni una sola palabra de Kipo para entender lo que quería que hiciera, así que cargo a Lexus en su hombro bueno y lo subió al lomo de Kipo para llevarlo al convoy donde podrían tratarlo con la esperanza de salvarlo, de esta manera al menos uno habría sobrevivido.

Cuando regresaron con el convoy y los médicos vieron el estado de Lexus, le dijeron a Kipo que era imposible que se salvara, ya era demasiado tarde para él, pero Kipo insistió entre llantos.

– Tiene que hacer algo, por favor, por favor, sálvenlo no pueden dejarlo morir así, no así.-

Los médicos se miraron entre ellos, no podían pasar por alto la solicitud de una muchacha en ese estado, por más que lo que le estuviera pidiendo sea algo imposible de lograr. El medico a quien le estaba pidiendo se dio media vuelta y le orden a los demás que prepararan las cosas aran lo que fuera necesario incluso lo imposible para lograr cumplir con aquella absurda petición. Pero lo que no supo contestarse a sí mismo fue el ¿porque? Nunca habría accedido a hacer eso si otra persona se lo hubiera pedido, lo que le pareció no solo extraño sino también curioso y en cierta manera aterrador, como solo con llantos y una petición sincera lo convenció de hacer eso. Kipo al escuchar eso se secó las lágrimas y salió del lugar sabiendo que no podía estar dentro mientras trabajaban. Al salir de la tienda mirando el suelo y los ojos cerrados con los brazos entre cruzados a la altura del pecho, respiro profundamente, levanto la mirada mientras abría los ojos nuevamente, llevando sus brazos a los lados flexionándolos a la vez que las piernas para luego mutar ambos y dar un gran salto alejándose del lugar. Adán al verla se preguntó si podía ayudarla de alguna manera preparándose para seguirla, pero la respuesta a esto se la dio Heftig.

– Adán, detente ahora, Kipo necesita estar a solas, dale su espacio.-

– Pero no se encuentra bien quizás yo-

– ¡No! Adán, no hay nada que puedas decir o hacer que ahora cambie su estado, déjala estar sola un rato, al regresar podrás hablarle, pero ahora es importante que la dejen sola, para que pueda pensar tranquila.

– Pero, no me gusta que sufra.-

– Lo se estoy en tu mente, pero, lo mejor es que la dejen sola, hazme caso, ve por las motocicletas te aseguro que regresara.-

– De acuerdo solo espero que no te equivoques.-

Kipo al caer del salto corrió por la ciudad mientras aun sentía ese nauseabundo olor, hasta chocar contra la pared del edificio en el cual había senado con Adán hace unos días, al ver hacia arriba aquel árbol decidió subir hasta la cima mutando en mega y luego des transformándose terminando en el techo, una vez allí arriba se acercó al tronco del árbol apoyo su mano en el con la otra llevándosela al pecho y se quedó con su mirada fija en las llamas, viéndolas desde las alturas y pensando, recordado, todo lo vivido en ese lugar, lo malo y lo bueno, por más que las personas que vivan allí no eran todas buenas, nadie merecía ese destino, era algo que definitivamente tenía que acabar. Así Kipo quedo parada aferrada con la mano al árbol y su mirada fija en el fuego hasta que no quedo nada, más que cenizas y escombros.

Las horas habían pasado y la noche se hizo presente, tenía que regresar, aunque aún dolida había personas que necesitaban de su ayuda y una en particular tenía su total atención, así que muto bajo del edificio como llego se fue, en silencio, rápida como el viento se alejó de aquel lugar para no regresar.

De regreso en el convoy nuevamente los médicos la esperaban fuera de la carpa con una noticia, así que cuando la vieron regresar aquel que le había negado su petición en primer lugar se le acerco corriendo ansioso para darle la noticia.

– ¡Kipo!, ¡Kipo! –

Gritaba el medico llamándola, notando en su voz cierta alegría, lo que solo podía significar una cosa, Kipo no espero a que se le acercara para darle la respuesta ella corrió a la carpa, abrió la puerta de la tienda con una gran velocidad y lo vio, Lexus estaba consciente y respirando, acostado en la camilla.

Lexus al escuchar el ruido que genero el abrir con esa velocidad la puerta volteo ligeramente su cabeza para poder ver quien había sido, y al verla la saludo con esa sonrisa característica suya.

– Tortolito.-

Kipo se acercó corriendo a la camilla y lo abrazo diciéndole entre lágrimas.

– Lexus estas vivo, estas vivo.-

– Niña suéltame eso duele.-

Kipo se levantó con las palmas de sus manos se secó las lágrimas mientras se disculpaba.

– Lo siento, es que no sabes lo feliz que me hace que te hayas salvado.-

– Si, pero no por mucho y mi traje se estropeo, tendré que buscarme uno nuevo, pero antes de que me preguntes cualquier cosa, quiero decirte algo y preguntarte otra cosa.-

– Habla te escucho.-

– ¿Viste lo que ocurrió allí fuera? No contestes no es pregunta sé que lo viste, fueron los hombres de Jaxon llegaron una noche un grupo pequeño de ellos, liderados por un tipo alto con 2 cuchillos masacraron primero a los guardias, para luego acorralar al resto dentro del salón y prenderles fuego, mientras iban saliendo del lugar, se los llevaban a rastras para poder colgarlos y mientras se asfixiaban prendían fuego las hogueras a sus pies para que se quemaran vivos, Kipo estos tipos no son humanos o muts, son monstruos, yo fui el último en salir, no moriría allí aproveche el humo que salía de las puertas para salir con mi arma en mis manos y dispararle a varios de ellos, pero no fui lo suficiente rápido, el sujeto de los cuchillos se me acerco mientras les disparaba sus compañeros y me corto parte del brazo, por el golpe no sé cómo no me arranco el brazo entero, pero supongo que eso solo fue suerte, deje caer mi arma al suelo, desarmado me golpeo la cara para que callera, luego levanto mi arma la miro por los lados y me dijo mientras se burlaba.

– Mmm, linda arma creo que me la quedare.-

– Kipo el maldito se llevó mi arma, luego se fue dejándome tendido en el suelo para que muriera con las llamas o desangrado por el corte, pero yo estaba decidido, no moriría, así que me puse de pie y me acerque a una casa en llamas y apoyé mi brazo en un hierro caliente que estaba allí para cauterizar, con el dolor y mi ira trate de salir de la isla pero la entrada ardiendo se calló sobre mi aplastando mi espalda y parte de mi cara, el dolor, el dolor que sentí era para morirse pero no, no, no le daría la satisfacción a ese idiota y quería mi venganza, por lo que puse ambos brazos a un lado y use todas mis fuerzas para poder levantarme y sacarme esa mierda de encima, finalmente me sumergí en el agua para apagarme el fuego y seguir caminado por el puente alejándome todo lo posible buscando ayuda.-

– Eso fue lo que paso, pero mi pregunta a todo esto es Kipo ¿Puedo ir con ustedes?.-

– Si, a eso hemos venido en primer lugar, quería llevarte a las Vistas para planear nuestra movida contra Jaxon.-

– Bien, me alegro de oír eso, ahora si hazme la pregunta que quieras.-

– ¿Podrás pelear en ese estado? No es por ofenderte, pero no te encuentras muy bien que digamos.-

– No esperaba eso, pero si no te preocupes, podre pelear en cuento tenga un arma en mis manos.-

– De acuerdo, pero no va a pasar, ya discutiremos eso luego.-

– No, como que no, lo hablaremos ahora. Le dijo Lexus enojado.-

Pero Kipo se retiró en silencio para poder hablar con los doctores que se encontraban afuera mientras Lexus aún le gritaba.

– Señores, pueden hacer algo con Lexus para ayudarlo a sanar.-

– Si, hay algo que podemos hacer.-

– Explícame que haran.-

– Podemos cubrir sus heridas con una medicina natural y vendarlo para poder poner sobre ellas una especie de armazón de metal, será incomodo, pero cubrirá su herida permitiéndole sanar, habrá que hacerle cambio de vendaje cada tanto, pero se puede mantener así.-

– De acuerdo, y ¿con su cara?

– Solo podremos poner la medicina con las vendas, no se nos ocurre nada más.-

– De acuerdo hagan eso, pero amarrenlo antes, puede que trate de golpearlos.-

– Pero es por su bien.-

– Si, pero no le importara, no es alguien que entienda razones y puede que se ponga a gritar.-

Kipo al terminar de hablar con los médicos y ellos se pusieran a trabajar, se fue a reunir con Sunder Gar, pero antes fue por Ifrith, Blex, Lobezna y Benson a los camiones.

– Hay cosas de las que tenemos que hablar. - Inicio Kipo.

– A partir de hoy Lexus se unirá a la caravana viaja con Ifrith y Blex en el mismo camión, para quienes no lo conozcan lo harán mañana cuando emprendamos nuestro camino a Denver, allí conoceremos a un amigo que nos ayudó mucho a llegar a ustedes, él podrá ofrecernos ayuda en esta situación al igual que nuevo equipo para lo que vendrá.-

Sunder Gar tomo la palabra.

– De acuerdo Kipo, pero no creo que nos reunieras a todos solo por eso.-

– Aun hay más, hoy la isla en la que vivía Lexus fue quemada hasta sus cimientos, ya no queda nada ni nadie es horrible lo sé, pero esto no cambiara el objetivo principal, queremos que se opongan a Jaxon no iniciar una guerra o muchos más morirán.-

Dijo Kipo con una mano en su corazón y la otra a un lado de su cuerpo, con los ojos bien abiertos y una voz firme y clara, que inspiraría a cualquiera a continuar.

– El motivo por el cual te traje a ti Blex fue porque te quería preguntar si te unirías a nosotros.-

– Mira señorita, soy un cazador de megas, no un soldado, y no veo como esto me afecta de alguna manera realmente. Pero después de escucharte, seguiré viajando un poco más con ustedes y les daré mi respuesta.-

– De acuerdo, entonces así será, y tu Ifrith antes te traje por la fuerza, pero ahora te lo pregunto ¿Quieres venir con nosotros?.-

Ifrith golpeo ambos puños uno con el otro y respondió con una enorme sonrisa.

– Niñita, no hace falta que lo preguntes 2 veces, claro que iré con ustedes, me gusta como piensas y estoy aburrido en Toledo.-

– Perfecto, con esto dicho podremos seguir ni bien los médicos terminen con Lexus.-

Los gritos de Lexus se escuchan de detrás de Kipo.

– Disculpa niñita pero que le están haciendo exactamente a tu amigo.-

– Oh eso, lo están curando, pero probablemente no le guste lo que le están poniendo, pero, en fin, ya pueden retirarse.-

– Espera un momento, señorita, donde está mi espada y mi cuchillo, los quiero de vuelta.-

– A no señor, no le daré eso.-

– Porque no, si no confías en mi como esperas que yo si lo haga contigo.-

– No es que no confío, es que no sé qué puedas llegar a hacer con eso y no quiero que nadie resulte herido por un descuido de tu parte con esa cosa.-

– Mira al menos dame mi cuchillo, tiene que estar guardado en su funda y a mi lado, es una reliquia familiar.-

– Esta bien, está bien, te daré el cuchillo, pero promete que no lo usaras y se quedara en su funda.-

– Lo prometo ahora dámelo.-

– No sonó muy sincero.-

– ¡Ahhh! Te prometo que no hace nada raro con mi cuchillo y se quedara en su funda.-

– Bien ahora sí, iré por él, espera en el camión yo te lo llevare en un rato.-

Adán hace horas atrás ya había regresado y se encontraba detrás de unos arbustos descansando cerca del lugar donde Kipo estaba hablando con los demás escuchando por accidente su charla y al escuchar hablar a Kipo de esa manera se tranquilizó pues sabía que todo estaba bien.

– Te dije que solo necesitaba tiempo.-

– Cállate.-

– Ja, ja, ja.- rió Heftig

Adán se acercó a Kipo, pero antes de que dijera algo Kipo hablo primero.

– Adán sígueme.-

Adán haciéndole caso a Kipo la siguió hasta alejarse varios metros del convoy llegando a perderlos de vista, en ese momento Kipo se detuvo y si tiro en el pasto fresco de la noche para contemplar las estrellas mientras leves brisas de viento refrescaban su rostro y con unas palmaditas en el suelo a su lado le indico a Adán que se acostara a su lado para que le hiciera compañía para luego no decir ni una sola palabra ninguno de los 2 solo se quedaron callados mirando el hermoso cielo nocturno contemplando las hermosos e infinidad de estrellas durante toda la noche hasta quedar dormidos uno al lado del otro abrazos hasta el amanecer.

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