Capitulo XXXIV "Masacre en NY"

Así los 4 grupos se separaron del punto de encuentro para completar sus objetivos lo más rápido posible, el escuadrón 1 y 2 rodearon la ciudad evitando las zonas de actividad, encontrándose a 900 metros de la bodega objetivo, ambos escuadrones se dividieron los 5 tirados tomaron posiciones elevadas con visión a sus objetivos, mientras que el escuadrón 2 se lanzó al mar para cumplir con su parte de la misión, al encontrarse a 1 metro del rango de visión de los observadores, los tiradores cumplieron su papel dentro de la misión liquidando con gran precisión y velocidad a los 5 puntos de vigilancia, dado paso seguro al escuadrón 2 solo para así posicionarse y actuar de logística para los grupos en tierra dentro del territorio hostil.

Dentro del almacén los 2 soldados de demolición colocaron las cargas a la munición preparando los detonadores para salir de allí lo más rápido posible mientras los otros 3 los cubrían ante cualquier amenaza que se les presente, al acabar salieron por el mismo lugar de ingreso terminando nuevamente en el agua con dirección al camión. Por su parte el equipo 3 ya se encontraban frente al Federal Hall, a pocos metros del hogar de Crey, si bien la resistencia con la que se encontraron no fue poco, fue sencilla de controlar, gracias a la agilidad y fuerza de Adán todos fueron sometidos, sin llegar a ser algo letal, después de todo habían sido compañeros en un pasado no muy lejano y quizás buenos amigos en el futuro por venir, razón suficiente por la que Adán le había especificado que sean buenos en el combate cuerpo a cuerpo, encontrándose en la puerta de la casa de Crey 4 soldados se posicionaron a los lados de la puerta esperando la señal de Adán, mientras el parado justo frente a la puerta, muto su pierna y de una fuerte patada la arrancó de la pared, los soldados entraron en grupo de 2 rodeando la sala de estar apuntando sus armas a Crey.

– Justo a tiempo chico. - Dijo Crey con una media sonrisa dibujada en el rostro mientras sostenía un vaso con whisky sentado en su sofá.

– Crey tenemos que hablar. - Contestó Adán.

– Si, si supuse que vendrías, al ver tu reacción, pero antes de seguir con nuestra práctica, dile a estos hombres que bajen sus armas, no hay necesidad en esta casa.

Adán bajó y levantó rápido la mirada ordenándose a los soldados que bajen sus rifles, mientras él rodeaba el sofá para sentarse en un banco a un lado del hogar.

– Gracias chico. - dijo Crey mientras le daba un sorbo de su vaso.

– Sabes por lo que vine Crey, dime ¿dónde está?-

– Primero te diré que se encuentra bien, está con Jaxon se fueron a no sé dónde, pero tomó algo de su sangre antes de irse.

– La llevo al laboratorio ¿verdad?-

– ¿Qué? No jajaja.-

– De que te ríes Crey.- Le gritó Adán mientras fruncía el ceño y golpeaba sus rodillas con sus puños, apretándose con fuerza.

– Cálmate chico, si quieres saber la razón, mira sobre la chimenea.-

Adán se levantó del banco y para su sorpresa sobre la chimenea, al lado de los retratos de la hija de Crey y su esposa, se encontraban 2 tubos de ensayo con un líquido rojo.

– Eso es -

– Exacto es la sangre de tu amiguita.-

– Pero ¿porque la tienes?-

– Piensa un poco chico, no te hagas ver a ti solo como un idiota, los ayudare a acabar con Jaxon desde dentro, necesitaran todo el apoyo que puedan conseguir y este es el que yo les ofrezco, llévense la sangre como gesto de buena fe de mi parte y antes de irse Adán pon de nuevo mi puerta en su lugar, ¿quieres?-

– No, tú le entregaras esto a Kipo. - Contestó Adán mientras le lanzaba los tubos a Crey.

Crey al atraparlos con la mano desocupada, se levantó rápidamente para contestarle a Adán con la voz alterada.

– ¿Qué? ¿Por qué? Ya están ustedes aquí, para que quieren que se los dé a Kipo.-

– No te hagas ver más tonto de lo que ya eres Crey.- le contestó Adán sarcásticamente.

– Necesito que le des un mensaje a Kipo, y no confiara en ti a menos que le demuestres que estás de nuestro lado, la conozco hace poco es ingenua pero no estúpida. Tienes que decirle que nos veremos en la formación rocosa en forma de L cerca de la conexión de la carretera 80 con la 280.-

– Pero cómo lo haré? Jaxon está con ella y no creo que la deje sola.-

– No te preocupes por ello, ya hay un plan en progreso para solucionarlo, solo asegúrate de darle el mensaje junto al souvenir.-

Termino de decirle Adán a Crey mientras se retiraba lentamente de la habitación en dirección a la salida. Al salir todos de allí dejando solo a Crey Adán un cronómetro que ya habían sincronizado antes, con el momento de la explosión y justo al salir el cronómetro comenzó a chillar, dando la señal, para acto seguido escuchar la fuerte explosión proveniente del almacén de munición.

Adán pudo ver a sus lados, como todos los soldados de Jaxon se dirigían hacia el sonido y gran hilera de humo negro que se había creado.

– Señores, es hora de irnos, nuestro papel fue cumplido.-

Y así Adán se retiró junto a los 4 soldados al punto de encuentro.

Escuadrón 4.

Dirigidos por Miller los 4 soldados se adentraron en Nueva York rumbo a una de las entradas secretas a la madriguera no muy lejos de su posición actual, pensó Miller que estaría desprotegida ya que muy pocos sabían de ella y que no tenía sentido poner guardas en ella.

Así que tomó rumbo a la entrada que sólo él conocía y algunos pocos más, al pasar por los escombros de la ciudad y unos cuantos soldados que lograr someter con algo de dificultad, llegaron a la entrada y tal como Miller pensaba no se encontraba bajo vigilancia, así que se acercó sin cuidado al panel de la puerta, introdujo el código y dio acceso al interior.

– Vamos muchachos entren, nos queda poco tiempo para que la distracción comience.-

Ni lentos ni perezosos los soldados se adentraron en la madriguera junto a Miller. Una vez dentro recuerdos de su vida pasada de allí dentro les llegaron de repente a sus mentes bajando su moral, al ver que todo seguía tal cual como lo habían dejado, sin sufrir cambio alguno, 2 de los soldados le solicitó a Miller si podía ir a su vieja casa a buscar unas cosas, pero Miller decidido a cumplir no solo la misión sino también a rescatar a su hermanito le respondió sin voltear a verlo ni por un solo segundo.

– Soldado, no es el momento para hacer eso, acaso quieren comprometer la misión por ir a buscar recuerdos, ¡NO! No haremos eso, muchos ahora dependen de que cumplamos con nuestra parte del plan.-

El soldado, aun desmotivado por no poder ir por eso que necesitaba siguió caminando, sin mirar atrás. Miller no podía negar sentirse mal por esa fría orden, pero era algo necesario, si no podía motivarlos tenía que mantenerlos centrados, no perdería esta oportunidad.

Todos siguieron caminando por las calles de esa ciudad fantasma completamente abandonada, hasta que llegaron al laboratorio de la madriguera, pero este lucía un tanto diferente, era del doble del tamaño la estructura con toda un ala esté completamente nueva, al entrar el edificio en sí se dividía en 2 partes, la parte de ingeniería y la parte biológica.

Como el tiempo apremiaba Miller ordenó dividir el grupo en 2, 1 ingeniero y 2 soldados irían a la parte de ingeniería a ver si conseguían algo interesante para dejar todo el lugar en ruinas, mientras que él y un soldado se adentraba en la parte biológica, donde antes se habían llevado a todos los sujetos de prueba que tuvieron alguna falla durante el proceso de mutación.

Al entrar en el ala biológica las luces estaban apagadas, prendiendo las linternas de sus armas pudieron ubicarse para llegar a la llave y encender toda la sala en la que se encontraba, la sala en sí misma parecía una recepción que daba a un pasillo no muy largo con 2 puertas automáticas de acero lo suficientemente gruesas como para no pasarlas de una simple patada, pero las mismas no representaron un verdadero reto, en la sala de recepción, debajo del escritorio luego de buscar por unos momentos, encontraron un interruptor el cual al presionarlo deshabilito el cierre permitiéndoles entrar, primero pasaron por la sala de la izquierda la cual tenía un pequeño cartel con una sola palabra Solución un nombre corto pero confuso si no se entraba en contexto o se sabía del tema, pero esto a Miller no le importaba, tenía que encontrarlo a toda costa, por lo que entro, pero dentro no había nadie, ni una sola alma, lo único que había eran todo el instrumental de trabajo con varias muestras y trabajos iniciados, pero únicamente eso, ni una sola persona. Miller salió rápido de allí con la esperanza de que en la siguiente puerta lo encontraría, tenía que ser así no había otra opción.

La segunda puerta tenía también un cartel con una sola palabra Sujetos al pasar la segunda y última puerta los encontró por lo menos 30 de ellos, 30 científicos parados 1 por mesa de operaciones con un paciente cada uno, los estaban abriendo del tórax al estómago revisando sus intestinos y tomando muestras, Miller levantó su arma apuntando al techo y realizar 3 disparos, uno detrás del otro, para que se detuvieran y le prestarán atención. Los científicos asustados, dejaron de trabajar para voltear a verlo.

– ¡Qué diablos están haciendo! ¡Se suponía que iban a curarlos no a matarlos malditos enfermos!-

Uno de los científicos dio 2 pasos más alejándose de su mesa de operaciones, dejando ver el cuerpo del hermano de Miller tendido sobre ella, su pobre hermano se encontraba con la caja torácica abierta, aun respirando. Miller se acercó a él corriendo, para sujetar la cabeza de su hermano con ambas manos y decirle al oído con los ojos brillantes cubierto por sus lágrimas a punto de desbordar por la imagen que estaba presenciando.

– Hermano te dije que volvería, me tarde un poco pero aquí estoy.-

El hermano de Miller levantó ligeramente la mirada para poder ver a su hermano por última vez, pero no pudo hablar. Miller aun con sus manos sobre su hermano volteo para ver al científico y gritarle.

– Tienes que dejarlo como estaba, ¡AHORA!-

– Pero no hay forma señor, ese chico morirá pronto.-

Miller volteo para ver a su hermano nuevamente.

– No lo escuches, yo te sacaré de aquí, lo prometo, solo solo espera un momento, veré como sacarte lo prometo.-

Se repetía Miller una y otra vez desesperado al no saber qué hacer para arreglar esto, la voz cada vez se le tornaba temblorosa, los labios no paraban de temblar, sus ojos iban y venían sin rumbo alguno, cuando ya no supo qué más hacer, separó sus manos de su hermano y golpeó la mesa con sus puños con todas sus fuerzas, mientras estas le sangraban por el golpe.

De un momento a otro, su hermano muy pero muy bajo le dijo entre cortado.

– M mata. Me Por favor.-

Al escucharlo Miller ya no pudo tolerarlo, con sus manos ensangrentadas sujetó la cabeza nuevamente de su hermano y apoyó su frente con la de él para comenzar a llorar. No podía hacer eso, no podía, no a su hermano. El ingeniero que lo acompañaba se acercó, se agachó a su lado y le dijo.

– Señor tenemos que irnos ahora, no hay nada que podamos hacer por él.-

Pero aun así no pudo separarlo de su hermano.

– Señor por favor, déjelo ir.-

– ¡NO! No volveré a dejarlo.-

Pero de un momento al otro, el cuerpo de su hermanito, comenzó a tornarse frío, Miller levantó la cabeza para poder verlo bien, sus ojos ya no tenían brillo, su hermano había muerto en sus manos, sin que él pudiera hacer nada para salvarlo. Esto lo llevó a su límite, Miller tomó su arma del suelo, la apuntó al científico que estaba con su hermano y antes de que el ingeniero pudiera terminar una sola frase Miller tiró del gatillo disparando un solo disparo directo en la sien, mientras su mirada enrojecida por las lágrimas permanecía fija en el final de la mira de su fusil, sus lágrimas que aún brotaban de sus ojos se escurrían por su cara pasando por la culata del arma, para finalmente caer en el suelo, otras seguían su recorrido hasta llegar a sus labios e introducirse en su boca, la cual tenía abierta apretando los dientes apenas dejándolos ver.

Por un momento Miller se mantuvo en esa posición sin mover un solo músculo hasta que dio una sola orden.

– Soldado, retírese ahora mismo de la sala.-

– ¿Que va a hacer señor?-

– Soldado le di una orden, salga de la sala ¡AHORA!-

El soldado asustado se retiró rápidamente de allí. Miller bajo el cañón de su arma apuntando al suelo, solo para voltear a ver al resto de los científicos y decir.

– Este fusil carga con 30 disparos en total, me quedan 29 y quedan 29 de ustedes, comiencen a correr.

Los científicos del miedo paralizante generado por la ejecución de uno de sus colegas no se movieron, y Miller sin titubear ni una sola vez, levantó el cañón de su arma nuevamente apuntándole a otro de los científicos directo a sus cabezas y disparó, para mientras lo hacía decirles a gritos.

– Corran malditos cerdos, corran, les gusta tratar a las personas como objetos yo los trataré igual, ahora ustedes son mis muñecos de práctica, sigan corriendo.-

Pero, aunque lo hicieran no podían escapar del cañón de su arma y su increíble puntería, disparo a disparo, los científicos fueron masacrados por Miller y su arma, mientras que el soldado permaneció a un lado de la puerta escuchando los gritos desgarradores de aquellas personas y el sonido de los disparos que no cesaban, sin importar que tanto gritaran o rogaran.

El pobre soldado lo único que pudo hacer fue esperar mientras escuchaba todo y se tapaba los oídos, esperando porque todo acabará pronto.

Al cabo de un rato cuando el cronómetro llegó a 0 y comenzó a pitar el resto del escuadrón lo encontró, sentado al lado de la puerta quien aún seguía esperando por Miller.

– Soldado ¿qué pasó? ¿Dónde está el oficial Miller?-

El pobre soldado con la voz temblorosa le contestó

– Miller está dentro, terminando algo.-

Al terminar de hablar las puertas se abrieron, dejando salir una gran cantidad de sangre y los cuerpos de los científicos que se habían estampado contra la puerta no pudiendo salir, solo para que Miller pisando sus cuerpos y cubierto por sangre de pies a cabeza saliera de ese lugar.

– ¿Señor que ocurrió ahí dentro?-

Preguntó uno de los soldados horrorizado por lo que estaba contemplando.

– Si quieren saberlo echen un vistazo ustedes mismos, pero, antes que nada, encontrarán algo para demoler los laboratorios.-

– Sí señor. - respondió uno de los ingenieros, mientras se acercaba con un pequeño artefacto.

– ¿Qué es esto?-

– Es una granada de napalm, la tiramos dentro y que arda todo.-

– Perfecto, lánzala dentro, y larguémonos de aquí, ya nos quedamos sin tiempo.-

El ingeniero, asintió, se acercó a la puerta y antes de poder lanzarla, contempló el interior del laboratorio, al hacerlo inmediatamente vomito a un lado de la puerta.

Los demás al ver su reacción se preocuparon por lo que se acercaron también para ver lo que llevó a tener esa reacción por parte de su compañero, después de todo, todos ellos fueron soldados y estuvieron en situación donde hubo muchos muertos, pero nada que los llevará a actuar de esa manera.

Al ver con sus propios ojos la escena de esa sala, la expresión de horror en sus rostros era casi inhumana, como había ocurrido algo así. Mientras Miller se alejaba de ellos, uno que pudo reaccionar le preguntó.

– ¿Señor esto lo hizo usted?-

Miller volteó su cabeza un momento para responder.

– Que cosa, los cuerpos sobre el piso o los tendidos en las camillas?.-

– Ambos, señor que diablos paso?.-

– Verá soldado, a los científicos que ahora se encuentran en el piso les pareció buena idea abrir como puede ver a humanos aún con vida para usarlos de objetos de prueba y retirar sus órganos como muestras, así que los mate.-

– Pero señor esto no fue lo que vinimos a hacer.-

– No me importa soldado, estos tipos eran unos monstruos y tenían que morir ahora cállese y lancé esa maldita granada tenemos que irnos.-

El soldado obedeció, pero preocupado por su oficial, siguieron su camino, dejando detrás de ellos un edificio que ardía en intensas llamas rojas sacadas del mismo infierno.

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