Capitulo XLI
Una vez sentados en la mesa del Bar, Kipo aún se encontraba agitada y emocionada por el karaoke.
– No esperaba que cantaras o tocaras así Kipo, parecías una estrella de rock. - Dijo Adán reposado sobre la mesa, mirándola a los ojos, con el corazón acerado tratando de calmarlo.
– Oh vamos, no fui solo yo tú también te luciste, y tenías razón sobre tu bajo suena increíble.
Kipo se recostó sobre la silla mientras se secaba el sudor de la frente con una servilleta y con la otra mano llamaba al mesero.
– Mesero. - exclamo al tomar un buen respiro.
El mesero se acercó a su mesa para pedir su orden.
– ¿Qué quieres tu Adán? - Pregunto aun recostada sobre la silla, pero con los brazos a un lado casi tocando el suelo y la mirada fija en el techo.
– Mm, quiero una cerveza en jarra. – Respondió Adán
Kipo al escuchar lo que pedía se reincorporo y mirándolo le dijo.
– Adán eso es horrible es una bebida muy amarga.
– No seas ingenua, tiene sus trucos. Mira te enseñare pide lo mismo y veras.
Kipo levanto la vista a un lado acompañada de las cejas para contestar
– No puede ser cierto pero me da curiosidad, habrá que intentarlo. - Kipo ahora miro a la camarera. – Señorita deme lo mismo que a él.
– Serán 2 jarras entonces, en un momento se las traigo.
– Gracias.
Dijeron los 2 a la vez, seguido de unas risas inocentes, para quedarse hablando un rato antes de que trajeran lo que habían pedido.
Pasado el tiempo la camarera se acercó a la pareja con 2 jarras de 1 litro en sus manos.
– Aquí tiene jóvenes, que lo disfruten.
Pero antes de que se fuera Adán la detuvo con una solicitud.
– Podría traerme una porción de maní salado por favor.
La mesera confirmo con un gesto de su mano para retirarse.
Kipo estuvo a punto de probarla una vez más, pero Adán la detuvo antes de que sus labios tocaran la boca de la jarra al poner su mano sobre la misma y bajarla a la mesa nuevamente.
– Espera Kipo, espera a que regrese aún no he hecho nada.
– Pero es que tengo mucha sed.
– Entiendo, pero espera solo unos minutos más.
– Está bien, de acuerdo, esperare.
La mesera se acercó con el pedido de Adán en una mano, lo apoyo sobre la mesa y les dijo a ambos con una cara amigable.
– Que lo disfruten chicos. - Para luego retirarse nuevamente.
Adán tomo un puñadito de maníes y le dijo a Kipo que hiciera lo mismo, ahora bebe un sorbo de la cerveza dejándola sobre la mesa.
– Bien Kipo ahora bebe de la jarra.
Kipo sin dudarlo le da un sorbo y la expresión en su rostro lo dice todo, no le gustaba para nada el sabor por lo que le replica a Adán.
– Es muy amarga.
– Si, lo es ahora come algo del maní y luego vuelve a tomar de la jarra dime si cambia algo.
Kipo entre cierra el ojo izquierdo mientras levanta la ceja del derecho y pensaba en como el hacer eso cambiaría el sabor tan amargo de esa bebida pero, que tenía que perder, por lo que le dio una oportunidad, la botana que tenía ya en la mano se la metió en la boca y al tragar bebió nuevamente de la jarra, ambos ojos los tenia bien abiertos el sabor había cambiado, ya no era tan amarga con antes, por lo que este trago fue mucho más largo que el anterior cuando comenzó a sentir otra vez la amargura bajo la jarra dejándola sobre la mesa.
– Entonces Kipo, qué te parece mi truquito de magia.
– ¡Es increíble! ¿Pero porque se tornó amarga de repente?
– Es por el efecto del maní o cualquier botana salada pero no dura para siempre tienes que hacer pausas para volver a repetir el proceso, pero sirve para poder conversar.
Pero antes de que Adán pudiera terminar de hablar Kipo ya estaba volviendo a probar de esta técnica y él aprovecho para darle un buen trago también, después de todo tomarla caliente era algo asqueroso, cuando ella bajo la jarra esta vez casi vacía le pregunto.
– ¿Adán, como sabes esto?
Adán puso su mano sobre su rodilla y con la otra sujetaba el as de la jarra.
– Supongo que la respuesta correcta seria por casualidad. Con mi equipo luego de una larga misión nos dirigimos al bar de la ciudad a tomar algo y despejar nuestras mentes, pero por lo general nunca pedíamos algo particular para poder acompañar las bebidas hasta que me arte de su margo sabor y opte por unas botanas típicas nada extravagante, al probarlas juntas quede con la misma expresión que tú Kipo, que algo tan margo me sepa ahora mucho más suave fue una experiencia a lo sumo interesante.
Mientras Adán le contaba esta experiencia, ella lo miraba con ambos brazos apoyados sobre la mesa y reposando el peso de su cuerpo sobre ellos, para luego preguntarle.
– ¿Por qué no hablas más seguido de tu antiguo equipo? Por lo que estas contado no todo era malo o ¿sí?
La pregunto qué le hizo no fue bien recibida, pero lo oculto apretando con fuerza su rodilla sin que Kipo le viera y así poder responderle.
– Kipo ¿quieres saber él por qué?
Ella asintió, pero algo le decía que no tendría que haberlo hecho.
– La razón es porque eligieron a Jaxon antes que, a su capitán, dejando bien en claro que nunca fuimos amigos, ni compañeros, solo sujetos con un mismo objetivo.
Kipo cambio su postura, ahora se sentaba firme sobre la silla.
– Pero Adán ¿trataste de hablar con ellos? aunque sea una vez.
Adán apretó aún más fuerte su rodilla al punto de hacerse daño al enterrar sus uñas en la carne, provocando que sangrara.
– Tú me preguntas si hablé con ellos, y sí, lo hice. Por eso te di la respuesta anterior, les ofrecí seguirme a mí o a Jaxon y ellos eligieron, ahora uno de ellos está por atacar nuevamente Denver al igual que lo hicimos antes.
– ¿Qué harás entonces, cuando los encontremos?
Adán sabía la respuesta que tenía que darle, pero no sería la verdad, porque esta no le ayudaría en nada.
– Los atraparemos y luego, veremos qué hacer con ellos.
– Mm okey, veremos. No sé si me gusta mucho ese término pero lo tomare, ahora pidamos otra de estas jarras que ya no me queda, ¡Mesera!
Adán soltó su rodilla para tomar unas servilletas y limpiarse la herida, aunque sea superficialmente para que Kipo no la viera. Luego le dijo.
– De acuerdo Kipo, pero solo una cosa más, nos queda poco tiempo para la misión y no quiero que estés ebria.
Kipo inflo sus cachetes para reclamarle, aunque sabía que Adán tenía razón.
– Que aguafiestas, pero estas en lo correcto y ya se va acercando la hora, así que disfrutemos el poco tiempo que nos queda.
Con esto dicho y las jarras llenas nuevamente los dos se quedaron sentados bebiendo y charlando del pasado, del presente y el futuro hasta que llego el tiempo límite marcado para reunirse nuevamente en el laboratorio.
Ellos fueron los últimos en regresar al laboratorio donde ya se encontraban todos esperándolos. Al entrar Lexus fue el primero en hablar.
– Los tortolitos por fin llegaron, pensamos que nunca regresarían, jajaja.
Kipo ignoro su provocación al ver a Ifrith y Blex todos golpeados, así que con la ceja derecha levantada, los brazos entre cruzados y la voz con una tonalidad más grave les pregunto.
– ¿Y a ustedes 2 que les paso?
Blex contesto por ambos.
– Estuvimos peleando en las afueras de la ciudad.
– ¡¿QUE HICIERON QUE?!
Ifrith se inclinó un poco para que Blex lo escuchara y por lo bajo le dijo.
– Creo que nos acabas de meternos en un problema del cual no podremos salir.
Blex quito su mirada de Kipo y la levanto para ver a Ifrith mientras apoyaba ambas manos sobre su cadera.
– Grandulón, creo que no te equivocas. - Con una preocupación en su interior que le decía que corría terrible peligro.
Al bajar la mirada otra vez para volver a Kipo, esta se le estaba acercando con los ojos ardiendo, el ceño fruncido, moviendo los brazos con agresividad, pisadas firmes he inquebrantables y mostrando los colmillos del jaguar.
Antes de que lo alcanzara Adán se interpuso entre ella y Blex, frenándola por completo. Aun así, no se calmaba quería alcanzarlo mientras decía.
– Te voy a dar una razón para pelear, ¡Suéltame! Adán.
– No, eso sí que no.
Adán la sujeto de las manos y le poniendo una pierna entre las suyas para que no pudiera moverse, mientras ella seguía gritando él prosiguió.
– Entonces, los equipos ya fueron formados. Ahora solo me hace falta un mapa para marcar sus posiciones, ¿Marck?
– Si, dime.
– Tienes un mapa de la zona.
– Claro.
Marck aplaudió 2 veces y de la pared bajo un mapa táctico de todo Denver y sus alrededores.
– ¿Este te sirve?
– Si, es perfecto, gracias.
– De nada, resulta que tengo mucho tiempo libre. - Alardeo Marck.
– Si se nota, ahora, siguiendo con lo planeado.
Adán con su única mano libre se ayudó para mover a Kipo hasta el mapa, y así poder marcar los puntos formando una barrera de distancia para detectar a los invasores.
– Entonces Ifrith y Blex tomaran las posiciones centrales, son los más fuertes físicamente de los grupos. Lexus y Marck tomaran la esquina izquierda. Lobezna y Kipo tomaran la esquina derecha. Benson y yo estaremos entre el grupo de Kipo y el de Ifrith. De esta manera nos aseguraremos de que no puedan pasar sin que los detectemos y, antes de que lo pregunten, a la salida se les entregaran las bengalas. Recuerden una cosa, buscamos capturarlos con vida no muertos.
Adán dirige su mirada a Lexus con el ceño fruncido, sin dejar de hacer fuerza para que Kipo no se suelte.
– En especial para ti Lexus, no sé qué has hecho con Marck en el laboratorio, pero no lo usaras para matar a nadie, este entendido.
– Tortolito, no he hecho nada allí debajo de lo que preocuparse.
– No importa, promete que no mataras a nadie.
– ¿Y esa promesa es para siempre?
– Si quieres seguir con nosotros, sí, será para siempre.
– En estos momentos preferiría estar solo, pero me agrada mucho Marck. mmm de acuerdo prometo no matar a nadie.
– No sé porque algo me dice que no lo dices en serio, pero créeme te arrepentirás si lo hace.
– ¡Uh! él niño rudo se enojó, basta de tonterías. Vamos a cazar a esos idiotas.
– Ahhh en definitiva ya todos tiene sus posiciones, ahora a trabajar. Por otro lado, Lobezna, ¿podrás llevarte a Kipo?
– ¿Qué? No, mejor que se vallan ahora Ifrith y Blex, aunque no puedo prometer que no los seguirá. - Dijo mirándolo a los lados.
Blex he Ifrith tragaron saliva y salieron corriendo por la puerta yendo al punto que le había marcado Adán.
Lobezna miro a Adán y dijo.
– Guau, no esperaba que le tuvieran tanto miedo.
– Kipo puede dar mucho miedo cuando quiere hacerlo, jajaja. Dijo Adán mientras se le escapan unas carcajadas, para luego soltarla.
Ni bien la soltó Kipo corrió a la puerta, pero no los siguió más allá, solo se quedó hay parada mirando en dirección a donde habían corrido. De tanto enojo no se había dado cuenta que muto también la cola del jaguar, la cual estaba moviendo a los lados demostrado su enojo.
– Kipo es momento de irnos. - le dijo Lobezna mientras le sujetaba una mano y la sacaba de allí.
Y así, el resto de los grupos se alejó del laboratorio para colocarse en sus posiciones y esperar a que la noche caiga para así hacer su movida.
Al caer la noche, los 4 grupos se encontraban en poción y listos a la espera de la detección de alguno de los intrusos, pero el tiempo pasaba y la noche era larga, pareciera que no fuera a pasar nada esa noche, lo que sería un alivio para los ciudadanos de Denver.
Lastimosamente, eso no pasó. El primer sonido de bengala venia de donde se encontraba Ifrith y Blex. Kipo miro al cielo nocturno para confírmalo y, efectivamente así había sido, pero no solo fue la Ifrith, sino también la de Adán también se dejó ver, al notar la segunda sintió el aroma de alguien cerca de ellas. Ella también disparó su bengala mientras pensaba que algo andaba mal, se suponía que solo era un grupo, como era posible que se detectaran en todos lados. Tampoco podía ser que se separaran porque Kipo de pronto comenzó a detectar a más y más.
La situación se estaba tornando en su contra, en este momento cada uno de los grupos se encontraba solo. Mientras tanto el grupo de Lexus.
– Lexus mira el cielo, parece que no era un grupo solamente, y nos están superando en cantidad, tenemos que ir a ayudarlos. - Dijo Marck.
Pero Lexus no movió ni un dedo, solo sonrió y saco su escopeta.
– Marck, nosotros tampoco estamos solos.
Cuando termino de hablar, Lexus salió del arbusto apoyando el cañón de su arma en la cabeza de uno de los soldados de Jaxon, mientras presionaba el cañón de su arma lo hizo retroceder unos pasos, para que él pudiera salir y dejar ver su rostro sonriente y deformado.
– Hola, y adiós.
Acto seguido jalo del gatillo esparciendo los trozos de su cráneo y cerebro sobre sus compañeros, entre la conmoción y el miedo, Lexus recargo el arma llevándola a su cintura para repetir los disparos mientras tiraba de la palanca secuencialmente, asestando todos en sus blancos, arrancado piernas, brazos o simplemente impactando en sus pechos, dejándolos caer secos sobre el suelo.
Mientras lo hacia el fogonazo del arma iluminaba su rostro por cada disparo sembrando el miedo en el corazón de aquellos soldados. Al acabar con los 8 de ellos que se presentaron en su zona llamo a Marck.
– Marck, ven.
Marck sale del arbusto para contemplar los cuerpos mancillados de los soldados.
–Ni una palabra de esto, a nadie.
– No te preocupes, eso no será un problema.
Ambos se miraron sonrientes.
– Me alegra que nos entendamos.
Lexus apoyo el cañón de la escopeta en su hombro y comenzó a caminar en dirección a Ifrith, con Marck a su lado mientras ambos tarareaban una tétrica canción dirigida al bosque y su dulce casería.
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