Capitulo LXXIV
Al ver que El Albatros se encontraba en pleno descenso, con intenciones de aterrizar en su jardín. Kipo comenzó a sacudir los brazos intentando llamar la atención de James, pero este parecía no prestarle atención. Si El Albatros descendía más, destrozaría el jardín de sus padres o peor aún lastimaría a alguien con las fuertes ráfagas de viento que emitían las aspas de los motores, al mandar a volar algunos de los objetos que adornaban el jardín. Dándose cuenta que sus intentos por llamar la atención de James fueron en vano, y que John estaba lo suficientemente entretenido con lograr que el aterrizaje fuera exitoso, que tampoco se había detenido a ver lo que quería decirle. Ante tales circunstancias, Kipo se vio en la necesidad de mutar en mega, para así, con la inmensa fuerza que le proporcionaba la mutación, empujar por debajo la aeronave con su pata, evitando que siguiera descendiendo.
El Albatros se estremeció en cuanto hizo impacto con la pata del jaguar, alertando a James y casi tirando del mismo a John.
– ¡Oye niña! ¿A Que vino eso? - Grito John enojado con el comportamiento de Kipo.
Sabiendo Kipo, que si volvía a su forma humana en el suelo no podrían escucharla, gracias al ruido de los motores. Lo hizo en las alturas, comenzando una caída libre y ayudándose con el lazo de Lobezna. El cual le había sacado sin que se diera cuenta. Logro engancharlo en un tiro audaz a la compuerta del Albatros, logrando entrar al chocar inevitablemente contra John. Colocando los brazos por los laterales del furioso mut, Kipo se levanta y con una agradable sonrisa de punta a puta que exponía sus colmillos, lo saluda.
– Hola John, no quiero ser grosa pues acaban de llegar y todo eso, pero no pueden aterrizar aquí. No en el jardín de mis padres.
– ¿Qué? Y ¿Por qué no? veo que hay suficiente espacio para hacerlo.
– Porque puedes lastimar a alguien, sin contar que dañarías el jardín y a mis padres les gusta mucho como para que algo le pase.
John sujeta su barbilla y lo piensa unos segundos, para luego contestarle.
– Bien, aremos esto, le diré a James que aterrice en otro lado, pero a cambio tú me bajaras a mi ahora.
Kipo asiente y se pone de pie, dejándole el camino libre. John, tal y como había dicho se fue a la cabina a hablar con James. En lo que Kipo lo esperaba, recogió el lazo y se lo amarro a una de las argollas del cinturón. Perderlo representaría un enojo en su hermana que no sería agradable de tratar. Pasaron unos minutos y John regresaba con una mochila de gran tamaño, un poco extraña. Tenía varios cortes por todos lados, y de los cierres colgaban pequeñas calaveras. Kipo poca importancia le dio, aunque eso no significaba que había perdido el interés por ella, solo tenía otra prioridad en mente, así que cargo a John en su espalda y salto por la compuerta del Albatros. Mutando sus pies para amortiguar el golpe completamente, Kipo quedó inmóvil en el suelo unos momentos hasta que las vibraciones cesaran, dejando en el proceso bajar a John de su espalada.
Lobezna se acercó a ella y de un rápido manotazo le saco su lazo, eso era algo que no le cedería a nadie. Cosa que no le había gustado para nada que hiciera, aunque si se lo hubiera pedido, se lo habría dado, al menos a ella. Kipo se disculpó con su hermana, mientras esta le daba la espalda. Adán se acercó a John para proponerle algo que quizás los ayudarían con el problema de su padre, pero antes de que pudiera decir cualquier cosa, John le roba las palabras y dice.
– Adán, tenemos que hablar. Kipo, ven tú también y a la cachorra si quiere que se sume. Esto se pondrá bueno.
– ¿Es muy urgente? ¿Por qué hay algo que tengo que decirte? Y necesitaremos tu ayuda.
– Créeme soldadito, lo es. Ahora entren a la casa, no hay mucho tiempo que perder.
Entre tropezones John empujo a Adán dentro de la casa, obligando a pasar por la puerta, mientras Kipo y Lobezna lo seguían por detrás. John se estaba comportando un tanto extraño, se encontraba nervioso y ansioso. Algo había pasado, algo realmente malo o eso parecía.
Entrando todos a la casa, John pasa por al lado de los padres de Kipo casi ignorándolos y dirigiéndose directamente al living de la casa. Adán se disculpa por eso, aunque no le correspondía hacerlo, lo vio necesario, puesto que no quería que se sintieran ofendidos por la mala conducta de John. Kipo se acercó a ellos y les dijo.
– Disculpen a John, pero parece que algo malo ocurrió.
– ¿Que paso Kipo? - pregunta Song consternada.
– No lo sé mamá, me temo que no los dirá ahora. Si quieren, pasen a la sala y escuchen lo que tiene que decir, quizás entre todos encontremos una solución al problema.
Lio y Song se miran para luego asentir a la propuesta de Kipo, pasando todos al living y rodeando a John, quien se había establecido en el medio apoyando su mochila sobre la mesita de estar. Por el golpe que había dado la mochila al solo apoyarla se podía notar que era pesada, lo que traía allí dentro sin duda era pesado.
– Bien hare esto sencillo para todos. - Dice John mientras le quita los amarres a la mochila. - Hay un maldito helicóptero completamente negro viniendo hacia aquí y no sé ustedes, pero no creo que muchas personas puedan tener acceso a esas cosas, si saben a lo que me refiero. - John termina de abrir la mochila y haciendo espacio en la apertura, introduce sus manos retirando de ella un G.T.A.M.
– ¡Espera, Espera un momento John! No planeas derribar el helicóptero. - Le grita Kipo nerviosa.
– ¿Porque no? es de los malos.
– Si tal vez, pero no puedes hacer eso, los mataras.
– Si, ese es el punto de esta cosa.
– No, y no hay discusión para esto. Por cierto ¿Hace cuánto que lo vieron?
– Hace dos días aproximadamente.
– Entonces no puede ser el helicóptero de tu padre Adán.
– Eso estaba pensado en cuanto lo menciono, pero si fue hace poco entonces es imposible que sea él. Dime John, el helicóptero tenía alguna letra pintada a los lados o algún símbolo.
– Mmh, ahora que lo mencionan, no. No esperen, si, si tenía.
– ¿Cómo era?
– Por la distancia fue difícil de distinguir, pero si tuviera que adivinar, era un cóndor o algo así.
– Mierda. - Dice Adán.
– ¿Sabes quiénes son Adán? – Pregunta Lobezna.
– Si, son una fuerza de francotiradores, siempre los despliegan para eliminar objetivos cruciales, pero si están aquí. Sunder Gar, Miller y los soldados que estaban con él durante el ataque a Nueva York están en peligro.
– Espera, y ¿yo no? - Pregunta Kipo.
– No, tu no Kipo, recuerda que te quiere viva no muerta y ellos se especializan en matar no capturar. Tendrías que preocuparte si el helicóptero o vehículo que nos encontremos tiene el símbolo de un reptil o en su igual el de una pantera. Esos sí, son grupos de extracción y búsqueda y captura.
– ¿Estarán con tu padre?
– Seguramente no. Estos debieron ser mandados por Jaxon, aunque si puede que se hallan topado con mi padre para recibir algo de información adicional del terreno.
– Esto es realmente malo. Debemos advertirles. - Dice Kipo.
– ¿Eso quiere decir que traje esto para nada? - Dice John enfadado mientras avienta el G.T.A.M al suelo.
Todos en la sala cerraron los ojos al tirarse al suelo, esperando lo peor, pero en su lugar solo escucharon carcajadas. Al abrir los ojos lo vieron a John que se estaba muriendo de la risa de ellos. El zorro, levanta el G.T.A.M y dice.
– Esto no va a explotar, saben lo inseguro que sería si eso pasara. Miren lo tirare de nuevo.
– ¡No, espera! - Le grita Adán.
Pero ya era tarde, John había vuelto a lanzarlo contra el suelo, solo que esta vez Adán se abalanzó sobre él para atraparlo en plena caída. Al sentir que el G.T.A.M toco sus manos lo levanto y con mucho cuidado lo apoyo sobre el sillón.
– Esto no es un juguete John, debes tener más cuidado con estas cosas. Solo imagina el daño que podría haber causado si se hubiera disparado.
– Tranquilo soldadito, no tienes que gritar, porque para empezar no estaba cargado y segundo tenía el seguro.
– Estas loco.
– Si lo sé, me lo dicen a diario, ahora piensa que hacer con ese grupo que vino a casar a tus amigos yo iré con el mío.
John se marcha por la puerta principal en busca de James, dejándolos a los demás para que puedan pensar que hacer con el nuevo problemita. Kipo toma la iniciativa.
– Lobezna tenemos que advertirles a todos, ve a buscar a Benson y a Davo. Cuéntales lo que paso, luego divídanse y vallan a las casas de nuestros amigos, tenemos que esparcir rápido la voz. Adán, tu vienes conmigo. - Kipo se da vuelta y toma la mano de sus padres. - Debo irme a arreglar esto, pero nos veremos para la cena. - Dándoles un beso en la mejilla a cada uno, Kipo se despide y se va de la casa junto a Adán, pero no sin antes tomar del llavero las llaves de ambas motocicletas.
– Kipo, mientras ellos van con Sunder Gar y compañía, nosotros tendríamos que ir con mi padre, puede que nos diga algo con respecto a esto que nos ayude o puede que no.
– Allí íbamos a ir Adán, si alguien sabe algo de segura es él, además es la vía más rápida para hallarlos. - Kipo le avienta las llaves de su motocicleta-. Ahora démonos prisa, el tiempo es oro.
Abriendo el cobertizo, Kipo y Adán retiran sus motocicletas, poniéndose en marcha a toda prisa al campamento de Thomas. Tal y como había dicho Kipo, el tiempo a premia y perderlo no era opción, olvidándose así, Kipo de cambiarse de ropa y ambos de llevar los cascos que estaban dentro de la casa.
Para llegar al campamento, Adán había atravesado en parte el bosque y pocos lugares los habría recorrido sobre el asfalto, pero al haber ido ya una vez y saber dónde era exactamente, pudo trazar una ruta mental al campamento yendo solo por el asfalta. Tomándoles así no más de veinte minutos el llegar a las orillas del monte. Al desmontar, Adán le dice a Kipo.
– Nos encontramos lo suficientemente lejos de la ciudad como para no causar problemas, si queremos hacer las cosas rápido tendremos que convertirnos en mega.
– ¿Pero no llamara la atención de tu padre, o de los soldados que están con él?
– Si, lo hará, pero es eso o perder mínimo otros veinte minutos, lidiar con los soldados y luego hablar con mi padre. Si vamos con nuestra forma de mega entonces nos ahorraremos algunos pasos y el tiempo de llegada.
– Okey. - le responde Kipo, antes de mutar en mega.
Adán la guía a Kipo por el monte hasta la última ubicación de su padre. Sabia, o por lo menos tenía el presentimiento de que por la charla que había tenido con su padre la noche anterior, lo estaría esperando para recibir su respuesta, por lo que no moverían el campamento del sitio.
Minutos antes, Thomas había terminado de rasurarse la barba y se encontraba listo para hacer una inspección de rutina, en cuanto empieza a sentir que el suelo bajo sus pies temblaba. Solo dos cosas podían cuásar esto, un terremoto o un mega. Dando por sentado que la primera opción era simplemente imposible en donde se encontraban, pensar en la segunda opción sería más que acertado, pero a la vez extraño. Había mandado a los soldados a hacer reconocimiento y no habían captado señales de que algún mega se encontrara por la zona. Lo que lo dejaba con la opción que había descartado antes de siquiera pensar en ella, su hijo. Sería extraño, que se presentara ante él de esa forma, pero si era una emergencia entonces lo ameritaría, por lo que rápidamente alisto a las tropas y poso frente a la hoguera, a la espera, y paciente.
Estando cerca Adán lo ve, Thomas estaba parado aun lado de la hoguera ya consumida por completo, con los brazos detrás de su espalda, una postura firme e imponente y con los soldados a sus espaldas formados y a la espera de órdenes. Adán y Kipo se des transforman a pocos metros de Thomas, mientras se acercan con prisa a él, este le dice a su hijo.
– Veo que viniste acompañado. Está bien, no importa, dime ¿Ya decidiste si vendrás conmigo?
– Hablaremos de eso luego padre, hay asuntos más urgentes ahora.
– ¿Qué puede ser más importante que esto?
– El grupo cóndor, ¿Está contigo?
– Eso, claro, tenía que ser. No, no están conmigo, pero si vinieron a pedir un reporte de reconocimiento.
– Y se los diste.
– Si lo tuviera sí, pero no es el caso ¿Por qué quieres saber?
– ¿Sabes cuál es su objetivo padre?
– Primero responde a mi pregunta hijo. Yo te la hice primero.
– Mis amigos pueden correr peligro por culpa de ellos y no hay mucho tiempo que perder, se sabe perfectamente que cuando se lidia con ellos el tiempo es crucial, antes de que sea demasiado tarde. - Le dice Adán alterado.
– De acuerdo, escucha con atención, fueron desplegados con una misión clara, eliminar al general enemigo Sunder Gar y recuperar un objeto de vital importancia del laboratorio de Las Vistas.
– Espera, ¿Recuperar? Esa no es la labor del grupo cóndor ¿Qué esta pasado?
– No es normal, pero se integraron a último momento tres individuos de tu antiguo escudaron, y junto a ellos la segunda parte de la misión.
– ¿Tienes alguna idea de lo que recuperaran?
– No.
– ¿Como que no? Eres un general nada está por encima de tu posición, más que Jaxon, por ahora.
– Exacto, Jaxon está por encima y debe de ser algo nuevo en lo que está trabajando. Aun así, eso a mí no me incumbe, solo lo hace mi hijo el cual vendrá a casa. ¡Soldados! - Chasquea los dedos.
– Espera. - Dice Kipo.
Thomas levanta su mano deteniendo a los soldados que se acercaban a Adán.
– Si quieres llevártelo tendrás que vencernos en el duelo de mañana, hasta entonces no podrás tocarlo, o es que estas cosas no valen nada para ti. - le dice Kipo con tal de dañar su orgullo.
Cuando Kipo dijo eso se podía notar en Thomas las venas de su cuello y frente como se hinchaban. Sin duda Kipo había dado en el blanco. Thomas cerro su mano llevándola a su cintura, para luego abrirla, dándole a sus hombres la simple orden de retirarse y dejarlos solos. Esta situación ciertamente a Kipo la hizo sudar de los nervios, el sujeto frente a ella era peligroso, pero orgulloso y sabia como lidiar con personas así.
– Niña, realmente me haces enojar, pero tienes razón y ten por segura que mañana me llevare a mi hijo de este lugar, así que disfruta del poco tiempo que te queda con él.
Adán se acerca a Kipo para llevársela del lugar, ya que si los deja hablando a estos dos solos unos minutos más las cosas se iban a salir de control, por no decir que unas narices rotas seria lo mínimo que se rompería.
– Vámonos Kipo, mañana tendremos tiempo para lidiar con él.
Al colocar sus manos sobre Kipo, Adán pudo sentir que se encontraba tensa y a simple vista por su cuello se podía ver que el pelaje de jaguar iba tomando lugar, además que ya comenzaba a emitir gruñidos internos que apenas se escuchaban en el exterior. Indicios claros para él y para quien estuviera cerca de que estaba enfadada.
– Oh sí que lo aremos, pero antes déjame decirte Thomas que eres un estúpido, podrías ayudar a tu hijo como lo haría cualquier buen padre en lugar de amenazarlo con llevártelo lejos a un lugar al que claramente no quiere regresar, piénsalo.
Adán termina por llevársela a los tropezones, ya que Kipo insistía con acercarse para poder enseñarle en el momento de lo que era capaz de hacer. Todo hasta en el instante en que Adán le susurro algo al odio, que no solo la calmo, sino que también la centro en el motivo real por el cual habían ido allí en primer lugar y como ya tenían lo que querían podían irse sin más. Kipo y Adán mutaron en megas y se fueron de allí en un parpadeo, dejando a Thomas y sus hombres solos a la espera del gran día de mañana. Hacía tiempo que nadie me habla así pensó Thomas, mientras retiraba un cigarro de la caja que guardaba en el bolsillo trasero de su pantalón. Se lo llevo a la boca, mientras rosaba un fosforo por su chaqueta para encenderlo, le dio una inhalada lo suficientemente larga como para consumir la mitad del cigarro, para luego dejar salir una pequeña nube de humo por la boca.
– Esta chica realmente dará vuelta su mundo. - Dijo Thomas nostálgicamente, emitiendo una pequeña carcajada. Al cerrar los ojos y darse la vuelta, les da unas órdenes a sus soldados, para irse al lugar designado de la pelea y preparar todo lo necesario para que se lleve a cabo sin interrupciones. Mañana seria el día en que recupere a su hijo o quizás, en el que gane algo más.
Las piezas de juego ya estaban sobre el tablero, sin nada más que esconder, Kipo y sus amigos tendrán que actuar rápidamente si quieren evitar que el grupo de francotiradores lleven a cabo su cometido y que esta pequeña integración al grupo cóndor libere a la afamada doctora.
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