Capitulo LXVI "Una sorpresa inesperada"
La situación entre estos dos se tornaba cada vez más tensa, y la cosa empeoraba al no dirigirse la palabra. Hasta que Adán toma valor y rompe el hielo con el padre de Kipo.
– Discúlpeme señor, pero puedo preguntar su nombre, Kipo olvido mencionarlo al presentarnos.
– Soy Lio. y dime Adán, ¿qué intenciones tienes con mi hija?
Las cosas parecían empeorar en vez de mejorar, luego de haberle hecho esa pregunta. Pero Adán no se echaría hacia atrás, amaba a Kipo y enfrentar a su padre era algo que tendría que hacer tarde o temprano.
– Señor no sé qué está pensando sobre mí, pero tiene que saber que no pretendo nada raro con su hija. La amo y solo quiero lo mejor para ella.
– Mmm, entiendo, conque la amas, ¿Qué fue lo que te atrajo tanto de ella, como para decir eso con tanta seguridad?
Adán ante la mira seria de Lio, piensa que se encuentra en una especie de prueba. Por lo que responde con la verdad, pero para eso tenía que revelarle de dónde provenía. Después de todo, nada es mejor que una larga historia para llegar a un punto en específico.
Pasado el tiempo, Adán termino por contarle su historia y el cómo conoció a Kipo. Omitiendo su pequeño enfrentamiento en el lago. Lio al escuchar cada palabra, supo que el chico sentado frente a él, no mentía y que los sentimientos que tenía por su hija no eran una ilusión. Para seguir con la charla, Lio le dice.
– Pobre muchacho, fuiste valiente al enlistarte a tan temprana edad.
Adán aprieta su puño ante las palabras de Lio. No le gustaba que lo tomaran como una víctima de sus decisiones. Si había algo de lo que no se arrepentía, era del camino que eligió seguir. El que lo asimilaran de esa manera, era como un insulto a su orgullo. De todas formas, Adán prosigue a responderle.
– No había mucho que uno pudiera hacer, y era una manera rápida de poder conseguir una mejor vida para mi familia.
Lio interesado cada vez más en Adán le pregunta.
– ¿Entonces eras un soldado de Jaxon?
– Así es, lo era.
– Y esa cicatriz en tu cara te la ganaste porque Kipo evito que cumplieras tu misión.
– En pocas palabras, así es. Pero antes de que me haga otra pregunta, podría hacerle una yo.
– Claro muchacho, dispara.
– ¿Qué opina con respecto a lo que se hizo en Nueva York?
Lio reposa su espalda sobre el sillón y responde a la pregunta de Adán con otra pregunta un tanto decaído.
– ¿Sabes para que creamos el mutageno?
– Tengo una leve idea.
– Eso ahorrara tiempo. Pero lo importante, es que lo hicimos con la esperanza de que los humanos pudieran regresar a la superficie, sin tener la necesidad de quitarles a los muts lo que los volvía especiales. No esperábamos que se saliera tanto de control. - Lio se cubre los ojos con una mano y prosigue luego de una pequeña pausa. – Lo que ocurrió en Nueva York.... Fue algo horrible, humanos matando muts indiscriminadamente. Siendo casi obligados a inyectarse con algo que no estaban seguros de que funcionaria, o de los daños colaterales que representaba para los pacientes. - Lio suspira a la vez que se reposa sobre sus rodillas. – De seguro piensas que soy un ingrato. - Suspira nuevamente apenado.
– Prefiero juzgar a las personas por mí mismo, más que por su pasado. Señor, quizás hayan hecho un uso terrible de los descubrimientos de usted y su esposa, pero ustedes lo crearon con un propósito noble. No tiene que preocuparse por esas cosas, ya estamos nosotros para encargarnos de ello.
– Ahora puedo ver porque Kipo te eligió, eres un buen muchacho Adán. - Contesta Lio, levantando la mirada, para verlo nuevamente a los ojos.
– ¿Realmente lo cree? Después de todo lo que le conté.
– Creo que, para responderte te citare a ti, "Prefiero juzgar a las personas por mí mismo, más que por su pasado" ¿cierto?
Ante la respuesta de Lio, Adán se alivia de los nervios. Esta sensación lo hizo reír mientras respondía.
– Ja, ja, ja, tiene razón señor.
Lio cambiando de tema a algo un poco menos deprimente, le pregunta.
– Dime una cosa, ¿puedes mutar a voluntad? ¿así como lo hace Kipo?
– Por su puesto.
– Te molestaría mostrarme.
– Claro que no.- responde Adán, mientras apoya su codo sobre su rodilla y con la palma de la mano, mirándolo a él muta su brazo.
– Wow, es verdad. Esto es sorprendente, alguien logro replicar el suero de manera casi perfecta y yo creía que solo Song podía hacerlo. Que ingenuo fui realmente.
– No se confunda, recuerde lo que le eh dicho, solo algunos podemos hacer esto, muchos otros no. Sin contar los problemas psicológicos, realmente ha hecho más mal que bien.
– ¿Habrá alguna manera de ayudarlos a que vuelvan a la normalidad?
– Curioso que lo pregunte, Marck, un científico al igual que usted, que Kipo trajo del viaje desarrollo una cura.
Lio se asusta por la impactante noticia. Luego de lo que Kipo tuvo que pasar hace tiempo, ahora se volvería a repetir.
– Por cierto, su hija tampoco lo tomo de buena manera cuando Marck se lo dijo, y menos cuando admitió probarla en nosotros. Al parecer no tiene efecto en ciertos híbridos, y lo peor es que no sabemos que es lo que nos diferencia con el resto, puede ser cualquier cosa.
Al escuchar lo que Marck había hecho, Lio hace a un lado su miedo y se pone de pie por el enojo. Para así exclamar.
– ¿Que ese hombre hizo que cosa?
Adán se pone de pie también eh intenta calmarlo.
– Lio cálmese, su hija hizo la misma escena, solo que un poco más violeta, tiende a ser muy impulsiva cuando algo la hace enojar. Pero volviendo al tema, no tiene caso enojarse con él, ya que ve las cosas de una manera particularmente extraña. Lo mejor será que lo haga a un lado, ya recibirá su merecido luego, puedo asegurárselo.
Luego de las insistencias de Adán porque se calmará, Lio se sienta, y continúa charlando un rato más con su invitado.
Mientras esta conversación se llevaba a cabo, Kipo y Song tenían las suya propia.
– Kipo, dime ¿dónde lo conociste? – Le pregunta Song intrigada.
Kipo se emociona por la pregunta y sin reservarse nada, empieza a contarle a su querida madre, su pequeña historia.
– Oh que tierno, realmente te ama, y parece que tú también a él.
– Si mamá, y lo quiero en verdad, no solo por las cosas que hace, sino el por cómo es conmigo. Siempre me apoya en mis decisiones, y nunca me deja de lado.
– Me recuerdas a tu padre y a mi cuando éramos jóvenes, siempre unidos y apoyándonos el uno al otro.
– Mamá, nunca me contaste nada sobre su relación.
– Kipo eso es una historia muy larga, creo que será mejor que la guardemos para otro momento. Por ahora, que tal si mejor les llevamos el chocolate a los chiscos, hay algo que quiero contarte junto a tu padre.
– Pero - Antes de que pudiera echar su queja Song la interrumpe.
– No, no, nada de peros, ven, créeme esto te va a gustar.
Pasando a la sala, Kipo se sienta al lado de Adán y Song a un lado de Lio, entregándole respectivamente a cada uno una tasa con el chocolate caliente. Estando los 4 juntos, Lio que se guardó esto durante estas horas le dice.
– Kipo, tu madre y yo tenemos algo que contarte.
– Me dijo Lobezna sobre eso y mamá hace un momento, que era muy importante, pero no entro en detalles.
– Eso es bueno, bien escucha Kipo tu madre esta.
Pero antes de poder decirlo Song lo interrumpe y lo anuncia ella ganándole la noticia.
– ¡Estoy embarazada!
– Oye, yo quería darle la noticia. - Dice Lio indignado.
Ante tal noticia, los ojos de Kipo se iluminaron quedando boquiabierta. Para luego sonreír y gritar.
– ¡¡¡Voy a tener otro hermanito!!!
Song, al escucharla gritar tan emocionada le pregunta.
– Kipo, ¿te gustaría sentir a tu hermanito?
– ¡Si! Claro que si
– Ven, acércate y pon tu odio en me vientre.
Kipo se arrodillo frente a su madre, apoyando su oído en la pancita que se estaba formando, para luego de unos momentos de espera, poder escucharlo.
– Lo escuche mamá, lo sentí, este es mi hermanito, no puedo esperar a que nazca.
El sentir al nuevo integrante de la familia, realmente la alegro, esa era una increíble notica y una que no esperaba en lo absoluto. Después de sentarse nuevamente junto a Adán, se sintió motivada por hacer una serie de preguntas con relación al embarazo.
– ¿Cuándo te enteraste mama, que estabas embarazada?
– Eso creo que fue una semana después de que te fueras Kipo.
– ¿Cuándo nacerá? ¿Ya estimaron el tiempo? ¿Sera como yo?
Al hacer tantas preguntas que necesitarían su tiempo para ser respondidas de forma correcta, Lio opta por responder en lugar de Song.
– Cuantas preguntas Kipo. Pero ya es muy tarde, mañana con más tiempo responderemos todas ellas, si no te molesta tu madre tiene que descansar. Ven vamos querida te acompañare a la cama.
De esta manera, Lio acompaña a Song a la cama para que pudiera descansar tranquila. En eso que sus padres se retiraban, Kipo mira a Adán con emoción y antes de que pudiera decir una palabra. La puerta principal se abre de un portazo, dejando pasar a Lobezna, quien corriendo salta abrazando a Kipo.
– ¡Vamos a tener un hermanito!
– ¡Si! Me lo conto mamá, no puedo creerlo.
Se parándose un poco, Lobezna ve a los alrededores buscando a sus padres, pero no los encuentra.
– Kipo ¿sabes dónde están papá y mamá?
– Están en su cuarto, parece que mamá estaba cansada y papá la acompaño para que pudiera descansar.
– Oh, de acuerdo, entonces iré a mi cuarto, hay varias cosas que quiero preparar para mañana. Además pasear a los megas realmente te agota, ja, ja, ja.
– Espera, ¿no quieres cenar con nosotros antes?
– No gracias Kipo, ya cené con Benson, Davo y Troy, pero gracias igualmente por preguntar.
Dicho eso, Lobezna al igual que sus padres se retira de la sala dejando a Kipo y Adán solos.
– Bueno, creo que eso nos deja solos, ¿quieres cenar algo Kipo antes de ir a dormir? - Pregunta Adán.
– Dejemos eso de lado, tengo una mejor idea para nuestro tiempo a solas, ven acompáñame.
Kipo lo sujeta de la mano y se lo lleva a rastras hacia su habitación. Subiendo las escaleras de madera a g y doblando a la derecha, caminan por un pasillo hasta la puerta del final. Donde al abrirla y encender la luz, una habitación decorada con varios libreros, repletos de libros de ciencia de diversas fuentes, un armario de 3 plazas, un escritorio en el cual sobre el reposaba un diario abierto y una lámpara el cual le daba brillo. Se dejaban ver a simple vista. Mirando a la derecha, las paredes estaban cubiertas por posters del planeta, bandas reconocidas hace mucho tiempo, y el cosmos. Además de una cama de 2 plazas, con un cubrecama azul noche repleto de estrellas. Junto a la cama, una mesita de noche con un reloj digital, y frente a la puerta un perchero, en el cual colgaba ropa diaria. Todo sin dejar de lado la ventana gran ventana en la pared que daba a la ciudad.
Adán, camina curioso por la habitación, parándose frente a la cama. Kipo cerrando la puerta, se queda mirando a la misma con ambas manos apoyadas en ella, mientras murmura.
– Sabes, podemos repetir lo de Las Vegas.
Adán, distraído al observar todo a su alrededor, no le prestó atención a lo que Kipo le dijo. Pero de esto ella no se había dado cuenta, así que se quitó la chaqueta colgándola en el perchero junto a la puerta, a la vez que dejaba a un lado el estuche con la guitarra. Así se acercó a él desprevenido de lo que iba a hacer. Al estar lo suficientemente cerca de Adán este le dice a Kipo.
– Oye, que interesante habitación, me gusta la deco. – Antes de que pudiera terminar el cumplido. Kipo lo besa, frente a la ventana, con el hermoso cielo nocturno de la ciudad de fondo.
– Kipo, no creo que esto sea una buena idea, teniendo en cuenta que tus padres y tu hermana se encuentran a unas pocas habitaciones de distancia.
Apenas separando sus labios de él, Kipo le responde.
– No te preocupes, tiene el sueño pesado. Además, la habitación esta insonorizada.
– Insonorizada, ¿enserio? ¿Porque?
– Te lo contare mañana... ahora cállate y bésame, tengamos nuestra noche tranquilos.
Tras decir eso, Kipo lo besa apasionadamente durante unos largos minutos, en donde sus corazones se aceleran y sus mejillas se sonrojan. Para acto seguido, acompañado de ese ardiente beso, desvestirse mutuamente y disfrutar de una noche morada de amor.
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