Capitulo LX

Sunder Gar se liberaba de las ataduras que antes tenía a sus hombres con mucho pesar, pero era algo que tenía que hacer anticipándose a la petición que podría llegar a pedirle Marck. Como general podría hacer casi cualquier cosa, como anciano ordinario, no mucho, esto le trajo cierto alivio el cual agradeció, pero el hecho de dejar el ejército no era tan exacto, renuncio a general dejando su cargo. Ahora seguiría como instructor Miller, bajo su tutela lo convertiría en el mejor, evitando que cometiera todos los errores que él había cometido en el pasado, pero esto sería parte del futuro ahora solo quería encontrar una cómoda cama en la cual poder tomar una larga, larga siesta o un bar para poder desahogarse.

Mientras todo esto pasaba, Kipo, sus amigos y los tres líderes de las Vegas, se encontraban en una reunión en la sala principal, donde se había discutido el tema de los bandidos, solo que esta vez tratarían como seguirían las cosas a partir de ahora.

– Kipo antes de que tengas algo que decir te diré que todo resulto magníficamente, tu viejo amigo está vivo y las dudas que podrían llegar a surgir en un futuro con relación a su palabra estarán arreglados.

Ella golpea la mesa con su puño y exclama enojada.

– Puede que esto se solucionará como dices, pero no se volverá a repetir.

– ¡¿Disculpa?! - interrumpe Kaisser.

– No pueden solucionar todo a base de peleas en un coliseo y esperar que uno de los dos muera o se rinda luego de terminar seriamente herido.

Ahora la interrumpe Quimera.

– Pero son las tradiciones, no podemos arrojarlas a la basura.

– No he dicho que las desechen, pero podemos cambiarlas, tiene que haber alguna forma, si pudimos acabar con su guerra, ahora podemos acabar con esto. En serio chicos, si quieren fundar una ciudad con buenas bases tienen que acabar con esta forma de resolver sus problemas.

Todos toman un momento de silencio para pensar en cómo satisfacer este intrigante problema, si bien eran sus tradiciones ella tenía razón, si quieren progresar habría tradiciones que tendrán que cambiar o simplemente irse por más que les duela. En eso que todos pensaban una forma de acabar con el problema, Adán alza su brazo para proponer algo de lo más interesante, que llamo la atención de Kaisser y Quimera personalmente.

– Creo que tengo una idea que los dejara a todos satisfechos. En Nueva York continuamos uno de los deportes del viejo mundo, en el cual dos luchadores se subían a un ring a pelear por el título de campeón, ambos pelean con unos guantes ligeramente pesados y con ciertas protecciones para evitar algunas lesiones como la perdida de los dientes

– Muchacho tienes mi atención, ¿cómo se llama este deporte? - Pregunta Kaisser mientras que su cola se sacudía a los lados.

– Boxeo señor, si combinan este deporte con su tradición lo único que tendrán que hacer es crear un ring en la arena, agregar más luces y seleccionar jueces que califiquen los golpes de los luchadores, con los cuales se decidirá el ganador, a menos que uno noquee al otro o lo mantenga durante diez segundos en el suelo. Como pueden notar, ahora con estas reglas y accesorios podrán seguir con sus combates solo que sin arriesgar la vida de nadie sin mencionar que ahora será aún más entretenido. Si quieren sumarle otra cosa que jugara a favor, no solo usar esto como una forma de verificar si la persona es digna de ser escuchada sino establecer luchadores entrenados los cuales peleen para ver quién es más fuerte, también será un entretenimiento más para las personas de sus pueblos.

Tras su propuesta Kaisser acepto sin pensarlo, la idea había lo había maravillado y la otra idea de usarlo como un método no solo de desafío sino de entretenimiento con luchadores entrenados específicamente para eso lo hizo saltar de la emoción dentro de su cabeza. Por su parte a Amelia esto le era completamente indiferente y notando el entusiasmo de Kaisser ella también acepto, solo quedaba Quimera que aceptara, para que fuera unánime, ella ciertamente no dio su respuesta tan rápido como Kaisser, pero siendo franca consigo misma que más podría hacer, Kaisser estaba feliz, Amelia había aceptado y después de todo la idea no era tan mala. Pero algo importante a tener en cuenta era que Kipo no había demostrado que estuviera en contra, pero tampoco que estuviera a favor, pensándolo desde otro punto de vista Kipo era una chicha impulsiva si tenía algo que decir lo diría sin importar las consecuencias que eso acarreara, así que sin más objeciones finalmente dio su voto a favor.

– ¡Esplendido! - Grito Kaisser. – Iré a preparar el lugar.

Al darse la vuelta Amelia le grito.

– ¡Y tú a donde crees que vas!

Lo que detuvo su retirada en el acto, para responder.

– A ninguna parte, bien, sigamos. – Dijo mientras regresaba a la mesa.

Al ver esta reacción de parte de Kaisser al llamado de atención Kipo pensó, Wow ya veo quien es la que manda en el grupo de estos tres, aunque estando en sus zapatos yo tampoco me opondría.

– Bien, ¿qué harás ahora? - Le pregunto Amelia a Kipo

Ella al estar divagando se sorprende por la pregunta volviendo a colocar los pies sobre la tierra y le responde.

– El plan original no cambio, Lobezna, Benson y Davo irán con los refugiados a Las Vistas, mientras que Lexus, Adán, Blex y yo iremos al norte de Nevada.

– Supuse que dirías eso, pero que harás con tu amigo que está en cama, quiero recordarte que no podrás moverlo, al menos no hasta que despierte. Te propongo esto, déjalo aquí en Las Vegas con nosotros, lo cuidaremos por ti y cuando regreses podrás llevártelo a Las Vistas ¿Estás de acuerdo?

– Sinceramente no lo sé, no me malinterpretes no es que no confié en ustedes, es solo que si algo le llega a pasar mientras que no estamos nunca me lo perdonaría.

– No te preocupes por eso, nada le pasara en tu ausencia. Tenemos los mejores médicos y doctores que alguien podría desear, técnicamente es el lugar más seguro en el cual puede encontrarse.

– Tienes razón, después de todo ellos me salvaron Bien lo dejare a su cuidado, mientras nos ausentamos algunos días.

– Perfecto, ¿entonces Alguien tiene algo más que decir o que quiera discutir? esta es su oportunidad.

– Si yo tengo una consulta. - Pregunta Marck mientras se retira la capa revelando su presencia en la conferencia.

– ¡Mocoso entrometido! - Le grita Amelia. – ¿Qué demonios haces aquí?

– Primero abuela, no soy un mocoso, y segundo, que le importa, ¿escucharan lo que tengo que decir o no? - Contesta con intenciones de hacer la enojar lográndolo con éxito, tal fue así que Quimera la tuvo que sujetar con fuerza para que no lo moliera a golpes.

– ¡Como te atreves! cuando te ponga las manos encima

La situación se había tornado un tanto incómoda para el resto de los participantes, y una preocupación general de parte de todos por la salud de Marck cuando Amelia tenga la oportunidad de echarle mano a su pellejo, pero la charla tenía que terminar para que todos pudieran continuar con sus deberes así que Kaisser tomo su pregunta.

– Dime chico, que es lo que quieres decirnos.

Marck sonríe y contesta.

– Sus defensas son escasas y por lo poco que he llegado a ver, Jaxon cuenta en su arsenal de vehículos que lo llevarían hasta aquí en cuestión de días, sin contar que todos en su ejército son híbridos, aunque incompletos siguen siendo tan letales como cualquier otro, imaginen esto solo por un momento, un soldado entrenado en el arte de matar a otros de cientos de formas y todos completamente armados, asusta verdad Bien ahora imagínenlos con los poderes de Kipo - Marck hace una breve pausa admirando los rostros aterrados de Kaisser, Amelia y Quimera para luego continuar. – Eso es algo por lo que de verdad deben preocuparse, pero para su suerte tengo algo que puede ayudarlos.

– ¿Qué cosa? - pregunta Quimera.

Marck rebusca dentro de sus bolsillos para luego detenerse, lo que buscaba lo había encontrado, pero curiosamente era lo suficiente mente pequeño como para entrar en su bolsillo, ¿Qué seria esto que tanto guardaba? Se preguntó Kipo, y porque no se los dijo antes, algo le olía raro.

Marck retira su mano y la apoya sobre la mesa dejando en ella un frasco pequeño con un líquido rosáceo dentro. Ella al verlo recordó lo que eso era, pero como él tenía uno de esos, lo que la llevo a preguntar alarmada, mientras sus pulsaciones y su respiración se aceleraban comenzando a transpirar.

– ¿Cómo es que tienes unos de esos Marck?

Adán preocupado por la reacción de Kipo al ver el frasco no puede evitar el preguntarle.

– Acaso ¿sabes lo que es eso?

– ¡Si! - Responde Lobezna, enojada y alterada, mientras se acerca a la mesa para toma el frasco.

– Esta es la cura que Emilia uso en el pasado para atacar a los muts, para quitarles lo que los hacia especiales volviéndolos simples animales.

Adán lo mira a Marck y le pregunta.

– ¿De dónde lo sacaste?

– Lo cree por si resultaba ser necesario luego de que tú y tus raros amiguitos me atacaran.

Mientras ellos discutían Lobezna no pierde el tiempo y destruye el frasco para luego decir.

– Si esta es tu solución al problema, entonces mejor no tenerla, si cae en manos equivocadas podrían causar un gran mal a este mundo que intentemos construir.

Marck la mira y en respuesta a lo que había hecho Lobezna solo se pasa la mano por la frente y dice con orgullo.

– Rompiste la única que había creado hoy, ja, ja,ja, tengo a toda Capsula llena de esas cosas, pero antes de que te enojes, déjame decirte, que estas equivocada, al igual que Kipo, no me dejaron terminar y eso está mal y es irrespetuoso.

– ¡No vengas a hablar de modales, mocoso! - dice Amelia enojada con su nieto.

– Como estaba a punto de decirles, la cura como la llaman es una basura, ataca todo el sistema del sujeto volviéndolo un simple animal, común y corriente siempre y cuando su genética sea plenamente animal. Pero la mía, ja, ja, ja, la mía es distinta, no afecta a los muts normales, solo ataca a aquellos que son parte mut y parte humanos, en pocas palabras afecta únicamente a aquellos con gen humano.

– ¿Con eso podrías quitarme mi mutación? - Pregunta Kipo curiosamente asustada, pues conocía a Marck al menos un poco y sabia de lo era capaz de hacer.

– No, no puede curarte lo eh intentado mientras duermes y parece ser que no resulta, también lo he tratado con Adán, el ruso y Lexus, pero no hubo resultados positivos, no eh encontrado razón para esto, la dosis es perfecta, pero por otro lado si traté con un paciente de prueba hace un tiempo consiguiendo el resultado que buscaba, por eso pensé que funcionaria con ustedes, pero al parecer no es el caso, en fin, con esto podremos curar a todo aquel defectuoso pero los que lograron fusionarse al completo será un problema.

Después de lo que Marck le conto que hizo con sus amigos y con ella no pudo el evitar mutar, revelando sus colmillos, pelaje y sus increíbles ojos brillantes. Subiéndose sobre la mesa para alcanzarlo, Adán muta sujetándola de la pierna evitando así una tragedia, aunque por su cabeza pasa el pensamiento de soltarla y ver qué pasaba después de todo se lo tenía merecido. En lugar de eso prefirió calmarla, pidiéndole ayuda a sus amigos para así lograrlo luego de que casi se suelta en múltiples ocasiones.

Lexus se para de su asiento una vez la situación estaba bajo control y aclara una cosa.

– Entonces nos estas diciendo que con eso podemos quitarles la mutación a los idiotas de los lacayos de Jaxon. Me encanta, ¿Puedes adaptar algunos para mi escopeta?

– Claro, a aquellos que no estén fusionados por completo sí, no será un problema, pero antes tengo algo más que decirles. Iré con ustedes al norte hay algo que necesito y se encuentra en esa dirección.

Kipo ahora un poco más tranquila y tratando de ordenar sus ideas les pregunta a todos.

– ¿Ustedes están de acuerdo con eso?

– No hemos dicho nada aun, pero parece una solución aceptable a lo que está pasando, en la cual nadie saldrá herido, ¿acaso no es eso lo que tú querías? - le contesta Amelia.

Para colmo Adán se suma a Amelia.

– Yo no digo que esté de acuerdo con Marck, pero si lo piensas hay muchos de esos soldados a los que la mutación no les trajo más que problemas, voces en sus cabezas, insomnio, tendencias suicidas por no lograr controlarse, esto podría ser de gran ayuda para ellos, pero también pienso que Jaxon tardara en enviar a sus fuerzas antes explorara el terreno y si nos encargamos de dichos soldados al igual que lo hicimos en Denver lo demoraremos aún más, por lo que no necesitaremos de esto para tirar la balanza a nuestro favor. Así que no te preocupes por esto, podemos dejar que las tengan en caso de que se salga de nuestras manos y la usaran solo en último recurso, además no es como lo que paso en Las Vistas hace 5 años, estos son humanos, humanos normales que técnicamente fueron obligados a esto, puedes verlo como un favor que les estamos haciendo al curarlos y volverlos a la normalidad.

Kipo lo mira a los ojos preocupada, por lo que decía, pero no por desconfianza o temor sino, porque tenía razón, esta cura no afectaba a los muts solo a los híbridos por lo que incluso si ganan esto sin usarlo, podrían ofrecérselos a aquellos que quieran perder su mutación.

– De acuerdo, guarden las dosis, pero prometan que solo las usaran en caso de extrema urgencia y si logran capturar a los exploradores mientras no estamos quiero que los convenzan para que se unan a nosotros y aunque no quieran ofrézcanles la cura, para a aquellos que no quieran cargar con algo que les trae dolor y sufrimiento, quizás así acepten y si no aceptan, pero si quieren la dosis, dénselas, no somos monstruos que les negamos la paz a las personas por querer sacar algún provecho de ella.

– Esta bien, aceptamos esas condiciones.

– Bien, ahora tendremos que irnos si esta todo resuelto ¿no?

– No está todo resuelto, aun no me diste respuesta.

– Dime a que Marck.

– ¿Podre ir con ustedes?

– Oh, eso, si, si puedes venir con nosotros, pero promete que te comportaras, nada de cosas raras.

– Lo prometo.

– De acuerdo entonces no perdamos más tiempo es hora de ir a conocer a estos cazadores, alguien podría ir a buscar a Blex por favor, iré a hablar con Miller y Sunder Gar.

Marsha es la primera en ofrecerse a buscar a Blex y con esto en orden los demás se retiraron para seguir con sus deberes habituales, mientras Lobezna, Benson y Davo llenaban el tanque de la Gran Loba al igual que cargaban algunos suministros adicionales en caso surgiera cualquier tipo de inconveniente.

Adán, Lexus y Marck fueron a darle una mirada a los vehículos para ponerlos en condiciones, quizás no lo parezca, pero transitar por terrenos peligrosos desgasta los neumáticos rápidamente, así que les resultaba sensato el darle una miradita, por si acaso, al igual que recargar los tanques y llenar los depósitos de Capsula con bidones llenos de combustible, el no ir preparados sin saber lo que les depararía el camino era más peligroso que los soldados de Jaxon de cierta forma.

Kipo llegando a las barracas se encontró con Miller en la puerta por lo que aprovecho a preguntarle por Sunder Gar a lo que este contesto un tanto angustiado con la voz decaída.

– Sunder Gar está en un bar a pocas cuadras dijo que no quería que lo molestaran, pero si llegabas a venir te enviara con él.

Kipo notando que el tono de su voz era apagado y no como de costumbre solía ser le pregunto.

– ¿Ocurrió algo?

– Sunder Gar renuncio al ejército.

– ¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!

– Para resumírtelo, nos habló sobre los problemas que surgieron últimamente tras un largo discurso y que esta era su oportunidad para retirarse de las fuerzas pues según él es demasiado viejo como para seguir peleando, dejándome a cargo a mí.

– Mmm, entiendo, entiendo, iré a hablar con él, pero antes de que me olvide, Miller ya que estas a cargo de los soldados. Necesito que les pidas a todos que se preparen se irán en una hora a Las Vistas, Lobezna y Benson los guiaran.

– ¿Y tú Kipo?

– Iré al norte como lo planeamos cuando llegamos, los planes no se han modificado y como no estar allí cuando lleguen quiero desearles suerte, espero puedan asentarse cómodamente en Las Vistas.

Al terminar de hablar Kipo se echa a correr siguiendo las indicaciones de Miller para llegar a dicho bar, pero en eso que se alejaba recuerda decirle algo por lo que para no detenerse se da vuelta corriendo hacia atrás y le grita.

– ¡Miller!, ¡Cuando llegues pasa por el observatorio y diles a mis padres que llegare pronto!, ¡Nos vemos!

Ahora si todo estaba listo, Miller y los que ahora eran sus soldados se prepararon para partir enlistando a los civiles quienes paseaban por la ciudad, para luego ir a las afueras de Las Vegas donde Lobezna y Benson los esperaban dentro de la Gran Loba.

Por su parte el grupo que iría con ella tenían a los vehículos preparados y listos solo faltaba el regreso de Kipo, quien para entonces ya se encontraba frente al bar dispuesta a hablar con Sunder Gar por lo que había sucedido, tenía que decirle que por eso no sería excluido de una vida tranquila o visto como el villano.

Con eso en mente abrió la puerta de par en par, viéndolo sentado en la barra bebiendo una jarra de cerveza fría. Se acercó a él y procedió a sentarse a un lado pidiéndole al cantinero una igual haciéndole compañía.

– Sabia que vendrías tarde o temprano. - Dijo Sunder Gar sin apartar su mirada de la jarra.

Kipo siendo repetitiva le dice.

– Lo que hiciste estuvo mal, pero quiero que sepas que no serás juzgado en Las Vistas por lo has hecho antes.

– Quizás tú lo veas así, pero las personas hablan y para serte franco no es algo que me interese, tengo mi edad y preocuparme por ello con el tiempo que me queda de vida no es algo que planee hacer, los hechos son hechos por una razón y yo ya dije toda la verdad, por otro lado, no creo que solo hayas venido a hablar de eso, ¿o sí?

Kipo preocupada por lo que fuera a hacer luego de decir esas palabras mantiene el silencio.

– Vamos ve al punto, no me queda mucho tiempo para que los muchachos estén listos para irse.

– Espera un momento, ¿iras a las Vistas?

– Claro que iré, no pelee en ese duelo por nada.

– Uff, pensé que abandonarías la idea de ir. - Suspiro.

– ¿Que te hizo pensar eso?

– La forma en que Miller me lo conto, parecía que te irías para siempre, o algo así, no entro en muchos detalles.

– Quieres decir que viniste a decirme que fuera a las Vistas.

– En pocas palabras, sí.

– Entonces no te preocupes estaré al frente de la caravana en un rato, por lo que puedes irte tranquila.

– Gracias, oh y si no te resulta una molestia cuéntale a mis padres lo que está sucediendo fuera de las Vistas, todo no omitas nada, ellos sabrán qué hacer con la información que les des.

El cantinero deja la bebida de Kipo sobre la barra frente suyo.

– Aquí tiene su bebida jovencita.

– Gracias señor.

– Oye, si tienes que partir ahora que aras con eso.

– Mmm, esto.

Ella se para con una mano en su cintura levanta la jarra helada y se bebe su contenido de un solo trago apoyando la jarra de golpe en la barra, dejando boquiabierto a Sunder Gar.

– Para que pregunte niña, tendrías que tener cuidado con esas cosas si vas a conducir.

– Tranquilo, una jarra no hará daño, quien sí tendría que tener cuidado es usted, ¿no está demasiado viejo para beber?

– Puede ser, pero si me muero será bajo mis términos y no me limitare en mis gustos solo por la probabilidad.

– Que forma horrible de verlo.

– Cuando llegues a mi edad sabrás de lo que hablo, ahora vete, y deja a este viejo disfrutar de su néctar.

Kipo se retira del bar, pero no sin antes saludarlo con un abrazo y unas palabras.

– Recuerde que hay personas que se preocupan por usted, valla con ellos, lo están esperando.

Ahora si dicho esto, lo suelta y se retira del bar dejándolo con la jarra en las manos sin poder beberla, mientras pensaba. Esta niña, en fin, será mejor que me valla. Apoya la jarra a medio tomar en la barra y se retira también del bar tomado camino a las barracas.

– A veces eres una piedra en los zapatos Kipo, pero eso es bueno que seas así. - Susurro Sunder Gar alejándose del lugar.

Kipo al reunirse con su grupo de viaje, quienes ya estaban reunidos y listos para partir noto que Marsha seguía con Blex, quizás solo quería despedirse de ella pensó, por lo que se acercó para que pudiera hacerlo, pero cuando lo hizo Marsha la sorprendió.

– Quiero ir con ustedes, sé que puedo ayudar. Le dice entusiasmada.

Kipo desvió la mirada unos momentos para pensarlo, para luego responderle.

– Lo siento Marsha, me gustaría en verdad que vinieras con nosotros, pero.

Marsha la interrumpe enfadada.

– Me dirás, que es peligro, que soy muy joven para esto.

– No, no es nada de eso amiga, de ser posible me gustaría que vinieras con nosotros, pero. Te necesitan aquí, este es tu hogar y tendrás que defenderlo, si te vas perderán a su guardiana, ¿segura que quieres dejarlos solos he indefensos, solo por acompañarme?

Marsha baja la mirada apretando su puño, pero Kipo se agacha y le levanta el mentón ante la reacción de la joven.

– No tienes por qué estar triste, nosotros regresaremos antes de que te des cuenta, así que ¿Qué me dices? ¿Nos ayudaras protegiendo a todas estas personas, como la gran y feroz loba que eres?

La mano de Marsha se calma liberando la presión y así responder a las preguntas de Kipo.

– Lo hare Me quedare, pero prométeme que regresaras a salvo.

Kipo aun arrodillada sin quitarle los ojos de su mirada triste y angustiante le responde.

– Claro que regresaremos, nada podrá detenernos.

– ¡Prométemelo! Promete que regresaras.

Kipo respira hondo y con una actitud serena y tranquila le dice.

– Prometo que regresaremos a salvo. – Le contesto a la joven que yacía ahora con ojos rebosantes de lágrimas.

Marsha escuchando la promesa la braza con fuerza mientras deja salir sus llantos, Kipo contestaba su abrazo y tratando de calmarla con una voz suave y serena.

– Ya, ya Marsha, todo va a estar bien, te lo prometo.

Ambas se quedaron abrazadas durante el tiempo necesario que fue requerido para que la jovencita se encontrara en paz y los dejara ir, así podrían continuar con su peligroso, pero emociónante camino.

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